Dos en uno
Mi nombre es Francisco, ahora tengo 27 años soy huérfano de padre ya que murió cuando tenía 5 años, mi madre se llama Mélida por ese entonces tenia 25 años, y mi hermana Sofía de 7 años.
A los dos años de su fallecimiento dejamos el pueblo rural donde vivíamos para irnos a vivir con mi tía política Aurora y tío carnal Marco de 37 y 39 años,
dueños de un taller industrial y de una tienda de abarrotes muy surtida en la ciudad, mis primos se llaman Aurora de 20 años que recién se casaba,
Marco de 17 años que estudiaba en la capital, Melania de 15 años que se había ido de la casa con su enamorado de mal vivir y Luis por ese entonces de 10 años el engreído de mis tíos,
delicadito en la forma de caminar, de mover su cuerpito, de hablar y de actuar con las manos, era afeminado, muy apegado a su madre,
le ayudaba en la tienda de abarrotes junto con un muchacho de nombre Rolando de 15 años, yo ayudaba a mi tío en el taller industrial, mi mamá con mi hermana hacían los quehaceres domésticos en la casa de mis tíos.
Parecía que todo iba normal hasta que después de un buen tiempo de permanecer allí que una tarde mi tía Aurora me pidió que fuera a acompañar a Luis a las ventas,
salí corriendo y allí estaba Luis con Rolando me pidieron que atendiera a los clientes que en el mostrador estaban los precios ellos se iban a la bodega a ordenar la mercadería,
los clientes llegaban en buen número salían y entraban hasta que me tocó de atender a 4 clientes al mismo tiempo, ya había pasado buen rato de la ausencia de Luis y Rolando,
mi desesperación hizo que los buscara, empujé la puerta de la bodega, no se abrió, estaba cerrada, toqué, al no escuchar sus voces, miré por la ventana,
allí entre cartones se encontraba Rolando desnudo que le ayudaba a subir el calzoncillo a Luis que también estaba desnudo, desde adentro me gritaban sin verme que ya salían pero pude ver claramente como se vestían, la verga de Rolando era trigueña,
velluda y muy grande en comparación con la de Luis que no tenía pelos pero era bien blanca, corri y los esperé en el mostrador, llegaron agitados atendiendo a lo que los clientes pedían.
Esa escena en la bodega quedó para siempre grabada en mi mente fue el inicio de mis inquietudes sexuales.
Pasó un rato y nuevamente se fueron a la bodega, esta vez vi por la ventana a Luis que se desnudaba para después acostarse sobre unos cartones que habían hecho como cama,
acostado muy sonriente mostraba el culo moviendo sus cadera para arriba y para abajo sobre el cartón, llamaba a Rolando con las manos,
enseguida Rolando se quitó el pantalón y el calzoncillo se monta encima de Luis moviendo las caderas, más me impresionó ver la verga de Rolando entrar y salir por el culo de Luis,
había descubierto una nueva faceta de mi primito, le gustaba lo que Esteban le hacía, a mi edad me sorprendió eso que hacían, pero al ver la cara de satisfacción de Luis y Rolando, se formó mi curiosidad por saber qué sentían al hacer eso.
Mi pecho aceleró más cuando vi a Rolando mamarle la verga a Luis que gemía de placer, ambos cuerpos se unieron con abrazo al acostarse sobre los cartones,
ahora Luis le pasaba la verga por el culo de Rolando mi verga se enderezó, inconscientemente me pasé las manos por mi verga agitándola y apretándola sentí un gusto extraño me imaginaba que eso sentían ellos,
de repente que Luis alza la mirada a la ventana donde estaba lo hace a un lado a Rolando y señala con dirección a donde estaba,
ambos al verme encogieron sus piernas tratando de cubrirse rodeándolas con sus brazos y con cartones, salí corriendo de allí, lo que me sorprendió de ellos fue que cuando llegaron a la tienda me miraban cabizbajos,
avergonzados y no me dijeron nada después jugamos a los dados del parchís amistosamente hasta que llegó mi tía y mi mamá a cerrar la tienda.
Durante la noche, en el cuarto que compartía con Luis, se acercó a mi cama y me rogó que no dijera nada de lo que vi a mis tíos porque le causaría gran pena y le pegarían duro, le dije que iba a guardar el secreto.
Luis en su cama movía sus caderas como lo hizo en los cartones, yo no dejaba de mirar su culito redondito rellenito que se amoldaba al pijama,
se levantó de su cama con dirección a la mía, nunca olvidaré sus blancos piececitos bien formaditos con uñas bien cortaditas pisar el entablado, el pijama mostraba la verga de Luis bien parada,
se sentó en el filo de la cama sobándome mis brazos, mi pelo, mis mejillas y mi pechito, me dijo que no me moviera, suavemente me quitó el pijama,
él también se lo quitó, se montó encima mío, nuestros pies se frotaban, sus pies rozaban deliciosamente mis piernas sus labios casi tocaban los míos, sus manos frotaban mi cadera y costillas, sentí gran parte del peso de su cuerpo en mi verga y estomago,
su cadera subía y bajaba sobre mi pene nuestras vergas estaban bien unidas frotándose mutuamente,
Luis me preguntó si sabía que era eso que me hacía, a mi edad no entendía asi que le dije que no, me respondió que eso era culiar y que si me dejaba la iba a pasar más rico,
por mi curiosidad acepté, me dejé hacer eso, quería sentir lo que Rolando y Luis sintieron en la bodega.
Observé plenamente mi verga que estaba parada por su culiada, Luis me dijo que no sintiera vergüenza y que me la estirara con mis manos al rato ya estaba bien parada,
me dijo con sonrisa que yo era virgen porque no se me veía totamente el glande, la boca de Luis se abrío chupándome la verga, su lengua me lamia hasta mis pelotas, era muy rico eso,
sentí cosquillas en mi piel, quería más de eso, no quería que parara, su verga blanca a toda plenitud estaba bien parada, su glande se podía ver totalmente me hizo voltear al filo de la cama,
sus dedos se metían en mi culo sentía primero molestia después un gustito enorme que me hacia con las yemas de sus dedos, Luis se dio cuenta de mi exscitación lo cual fue aprovechado para meterme algo de su glande por el ojo de mi culo.
Le decía a Luis que me dolía mucho eso que me estaba haciendo, gemí duro,
Luis se detuvo, se levantó, me cubrí con las sábanas,
Luis amistosamente y juguetonamente me quitó las sábanas, me abrió las piernas en lo sentado que estaba en la cama me mostró su verga me dijo que era la de un hombre y que si quería tenerla así lo dejara que me mamara la verga y corra mi pellejo de la verga,
Luis me acercó su verga para que se la tocara era tan dura y tan caliente pero pequeña con un gran glande, al sentirla en mis manos acepté con recelo, Luis mamaba y mamaba yo sentí rico,
de repente Luis escupió mi glande ya estaba lubricado y me desforró con suavidad, sentí dolor y me ardía, se acercó con una crema poniéndola sobre mi rojo glande y seguía estirándomela suavemente.
Las noches seguidas hacia lo mismo con mi verga hasta que consiguió desforrármela con una mezcla de ardencia y gustito sexual porque terminaba mamándomela.
Me decia que pronto iba a ser suyo mi lindo culito y pajarito.
Cada vez que lo hacíamos era mejor, los dedos de Luis penetraban de a poquito mi culo que me lo escupía con saliva o me aplicaba con nívea,
lograba lubricarlo para después mandarme su glande que ya iba entrando, me decía que afloje el culo, hasta que después de muchos intentos entre metidas y sacadas en una noche en la que ambos estábamos mamándonos las vergas estaba tan excitado que yo mismo le pedí que me la metiera toda,
su verga tenia liquido preseminal estaba bien mojada, sentí todo el tuco de su verga en mi culo, sus pelotas bailaban en los cachetes de mi culo la sangre salía de mi culo pegada en el glande de Luis que metia y sacaba la verga suavemente dentro de mi sentí el semen de su verga que se mezclaba con mi sangre
al principio me asusté después sentí dolor y preocupación de lo que me había pasado,
Luis satisfecho se recostó junto a mí y me dijo que nos pertenecíamos y que así Esteban le había roto el culo hace mucho tiempo en la bodega,
me dijo que eso pasaba con crema, un buen baño, beber limonada y que no contara a nadie.
Seguimos culiando muy rico las noches siguientes, el hueco de mi culo se agrandaba más y más cada vez que me perforaba la verga de Luis,
nuestras ganas de estar juntos crecían cada vez más, ambos nos mamábamos las vergas después nos metíamos las vergas por nuestros culos, el semen de Luis quedaba dentro de mi culo o siempre pegado en mis piernas, a veces estomago y pecho,
mi cuerpo deseaba el cuerpo de Luis.
Aquella tarde, fui a dejar el almuerzo a mi tía me acompañaba Luis,
no se encontraba Rolando, aprovechando eso, Luis me pidió que lo acompañara a la bodega estando allí nos desvestimos rápidamente me senté sobre unos cartones,
Luis primero decidió que se la mamara, me besaba la espalda, después me acosté sobre los cartones dejándole mi culo a Luis para que metiera su verga el movimiento de nuestros cuerpos era delicioso,
no nos dimos cuenta de cerrar la puerta y al voltearnos vimos sonriente junto a nosotros a Rolando que le decía a Luis que ya había enseñado a culiar a su primito,
pero dijo que yo no conocía el tamaño de una verdadera vergota así que cerró la puerta poniendo unos cartones sobre las ventanas haciendo casi oscura la bodega.
Todos estábamos desnudos, fue el momento en que Rolando se pajeaba su verga hasta salirle liquido preseminal, me acostó montándose encima,
escupió saliva en mi culo su verga era más grande que la de Luis así que sentí un poquito de dolor que luego se convirtió en placer, era rica su verga dentro de mi culito,
nos detuvimos, Luis puso cartones sobre mi pecho, abrió sus piernas, sus rodillas llegaban a mis hombros acercó su verga a mi boca para que se la mame,
Rolando otra vez me metió su verga sentí deliciosa la verga de Rolando tanto así que mientras me la metía desfogaba mi placer mamándole al mismo tiempo la verga a Luis que gemía como loco,
le dije que hiciera silencio que mi tía nos podría descubrir pero Rolando nos dijo que estaba conversando y comprando joyas con sus amigas y me ordeno que arregle toda la bodega con ustedes.
Rolando se sentó sobre un banquito de plástico, me llevó a su cuerpo me alzó un poquito me sentó sobre él al momento en que entraba su verga en mi culo,
me recosté sobre su pecho agitado, sentí más placer que la primera vez que me embistió, pero más rico se hacía al hacerme caballito, me levantó y lo sentó a Luis haciéndolo cabalgar y tumbándose ambos al piso revolcándose y besándose, sus piernas se enredadban entre si,
Luis procedió a darle verga al culo de Rolando, yo parado miraba la escena estirándome mi verguita y con mi dedo sobándome y sacándome liquido dilatado de mi culo.
Ambos me sujetaron suavemente, ahora Luis me daba por el culo y al mismo rato le mamaba la vergota a Rolando su glande era muy grande y hacia las delicias de mi paladar y amígdalas,
Luis me la metía muy rápìdo que sentí el semen que salía de su verga dentro de mi culo,
Esteban cogía mi cabeza su verga se movia deliciosamente en mi lengua y cavidad bucal hasta que de la verga de Rolando salía su semen algo tragué y el resto lo escupí.
Nos limpiamos con papeles y salimos a la tienda vimos a mi tia seguir admirando joyas,
pasaron unas horas cuando Luis y Rolando dismuladamente se tocaban la verga y el culo me hicieron señas que volvamos a la bodega,
llegando allí nos desvestimos, esta vez quien primero me penetró el culo fue Luis mientras Rolando puso el ojo del culo delante de mi cara,
con mi lengua lamia su culo velludo que cada vez se me acercaba más a mi cara, algo alcanzaba a lamer sus pelotas, sentí nuevamente el semen de la verga de Luis en mi culo,
se levantó. Rolando se me montó metiéndome su vergota este si me hacia gemir placer le pedia que me la metiera todita más adentro, Rolando me decía arrecho culión.
Rolando se vistió y salió a la tienda a los gritos del llamado de mi tia,
Luis ya no quería culiar pero le rogué que me dejara culiarlo un ratito más, aceptó, y rapidito le meti la verga hasta sentir un gustito de mi liquido preseminal,
abaracé fuerte las costillas de Luis y al acabar mi gustito le chupé el cuello, nos vestimos y salimos de la bodega.
Fueron desde ahí las culiadas más ricas que hicimos,
lo lindo de todo que lo hacíamos sin burlas ni ofensas, eramos tres chicos que culiabamos en secreto compartido,
al tiempo supe que Rolando aprendió a culiar de un primo que pasaba vagando en los prostíbulos y aprovechaba en culiarlo cuando lo cuidaba a él y a sus dos hermanitos más pequeñitos mientras sus padres salian durante la noche a trabajar vendiendo comidas rápidas, caramelos y cigarrillos.
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