El vigilante
Soy un tipo profesional de 36 años, dicen que bien parecido, muy masculino, 1,72, 78 kg, moreno claro y cero plumas,
desde muy joven siempre me han gustados los hombres, a pesar de que hoy en día estoy casado.
Soy independiente y tengo mi oficina en sociedad con otro colega.
Un día ya eran pasadas las 6:00pm, llegaba al centro profesional donde se encuentra la oficina,
ese día había sido de mucho trabajo y no alcancé llegar temprano para atender a varios clientes que tenía citados.
Al llegar a la entrada del edificio me detuvo el vigilante, era un muchacho muy joven como de 22 años, bien parecido,
mide como 1,75, ojos negros, piel morena, manos velludas, bien afeitado, muy varonil y sobre todo muy atento y educado; pues él tenía pocos días laborando en el edificio y poco lo había visto;
y me dice: -Dr. hoy usted, estuvo muy solicitado, vino muchas personas a buscarlo.
-Gracias joven, ¿me puede informar sí mi secretaría se retiró? -Hace aproximadamente 20 minutos Dr.
-Gracias de nuevo joven.
Yo no había tenido conversación con ese vigilante, solamente me había saludo tal como lo hacen otros vigilantes, cuando me disponía ir al ascensor para subir al piso el continuó hablándome: -Dr. si se le ofrece algo con todo gusto se lo puedo hacer.
En ese momento no sabía a que se refería el vigilante, entonces le pregunté: -algo como que muchacho? -Algún café Dr, o refresco o jugo… usted dirá Es que lo veo muy cansado y su secretaria no está, …. no lo vea mal, solo lo haré si usted lo pide, y será bienvenida cualquier propina… usted sabe la cosa esta muy dura y hay que rebuscarse sin hacer nada malo..
Ya entendía el interés del joven……
-Ok. No es mala idea, que tal y vas me buscas un jugo y algo de comer, puede ser un croissant… pero cuéntame algo ¿con quien dejarías la recepción? -No se preocupe yo cierro mientras voy, ya en el edificio no queda ni propietarios ni clientes… solo usted y yo.
-(le entregué dinero para la compra y le dije) Ok. Que bien, también cómprate lo que quiera para ti.
-¿Lo puedo hacer Dr.
-SeguroEn ese instante decidí subir a la oficina, y al llegar allí no se me salía de la mente lo que me había dicho el vigilante que solo estábamos los dos solos. Al poco rato y transcurrido unos 20 minutos me tocan el timbre, -Dr. aquí le traje -Pasa, que bien creo que tengo mucha hambre -Creo que abusé un poco pero compré lo mismo para mi… ¿no se molesta? -Para nada, ¿pero donde está lo tuyo? -Lo dejé en la recepción… tomé su vuelto -Por que no lo subiste? Deberías acompañarme -Me pareció mucho abuso Dr, ¿no cree? -Anda dale y sube -Ok… espéreme por favor unos o dos minutos
El vigilante bajó, y yo me quedé entusiasmado a que él subiera rápido, en esos pocos minutos me puse a pensar si le estaba dando mucha confianza al joven que apenas conocías, pero también me pareció muy humilde y honesto y a la vez muy lindo el gesto de confianza, yo no había tenido amistad con ningún vigilante del edificio. A los pocos minutos subió; yo lo esperaba para comenzar a comer al mismo tiempo, al llegar el joven se había quitado su corbata y alcancé ver parte de pecho y cuello muy poblado de vellos, se veía muy varonil; eso me inquietud un poco, porque pensé que el muchacho estaba siendo muy volátil para insinuarse, pero al final no parecía, así lo noté muy respetuoso.
-Dr, ¿no se molesta porque me quite la corbata? -No para nada, yo haré lo mismo – ( en ese instante procedí a quitarme la corbata) – -Dr, pensé que había comenzado a comer.
-Esperaba por ti hijo -Ah bueno muchas gracias, Usted, es muy joven para que me llame hijo Dr.
-¿Tu crees? Tengo 36 años -Aparenta menos pero sin embargo sigue siendo joven Dr.
Mientras hablamos habíamos comenzado a comer, yo no le quitaba el ojo al vigilante la verdad que estaba mejor de lo que pensaba.
-Pues si.. y tú que edad tienes? -Tengo 22 años Dr.
-Y que grado de instrucción tienes? -Soy bachiller Dr, no pude seguir estudiando,
porque me fui al servicio militar y cuando salí decidí trabajar para ayudar a mi madre y mis tres hermanos menores que ahora están estudiando.
-Eres muy joven y si quieres puedes seguir estudiando,,, estas casado ¿ -No dr, ¿y como? Usted sabe ahora la cosa esta muy dura para mantener a una mujer y ellas exigen mucho.
-Eso es verdad -Y ¿usted está casado? – Si….
Seguíamos hablando y cada vez que tenía la oportunidad podía apreciar todo lo que por encima se le veía al muchacho. Él creo que llegó a notar que lo miraba mucho pero no decía nada. Terminamos de comer.
-Dr, ahora si bajo porque creo que lo estoy molestando -No para nada, si quieres quédate y hablamos ya pude ver las notas que me dejó la secretaría y no hubo nada importante.
-OkEstuvimos como 20 minutos hablando de todo un poco, yo dándole consejos para que siguiera estudiando, le decía lo importante que era estudiar. En eso me dice: -¿la verdad que no le molesto Dr.? -No, si tú me caes muy bien muchacho..
Él de inmediato parecía que se había sonrojado a la vez mostró un sonrisa muy tímida y tierna muy bella sonrisa por cierto, pero también sentía que él estaba a gusto conmigo -Gracias Dr, usted también me cae bien.
En ese momento me quedé mirando, él fijo también la mirada en mis ojos, todo quedó en silencio como por 10 segundo, cuando de repente apartó la mirada con mucha pena. Solo nos dividía el escritorio de vidrio que estaba de por medio, y que con mucha cautela pude apreciar el gran bulto que se le notaba entre piernasLe dije: -Disculpa ¿hice algo malo? -No Dr, no nada, nada.
-No me has dicho tu nombre.
-Me llamo Eduardo -Bueno Eduardo disculpa ahora soy yo que no te quiero incomodar, disculpa si hubo algo malo de por medio, cuando quieras puedes venir, y contar conmigo si llegas a tener algún problema.
-No Dr, usted no incomodó, disculpe (él se paró y para irse) -Espera, pero si no te he incomodado entonces no te retiresÉl avisó con su bella sonrisa, al parecer esperaba que yo reaccionara, se quedó parado, yo me levanté y me acerqué a él, y le toqué el hombro.
-no te tienes que ir sino no te incomoda.
-Para nada… más bien me siento muy a gusto con usted.
Me quede mirándolo de nuevo, y no pude aguantar mas y le dije -eres muy guapo Eduardo -gracias dr. Usted también es muy elegante e interesante Yo estaba impresionado en ese instante no sabía que hacer, y en los pocos segundos que pude pensar decidí hacer lo que deseaba; en ese instante acerque mis labios a los de él, le di un beso suave, y retiré mis labios esperando la reacción de él, que de inmediato no dejó seguir pensando porque seguidamente me tomó y me dio un largo beso. Yo no lo podía creer pero era cierto el vigilante más bello, y todo un macho que había pasado por el edificio me estaba besando.
Ya era grande lo que estaba pasando y sentía su bulto atropellando el mío, decidí quitarle la camisa del uniforme, su pecho era perfecto, velludo con los pectorales bien definidos su espalda ancha y velluda, comencé a besarlo todo hasta llegar a su ombligo le desabroché la correa y se la quité, le bajé los pantalones, él tenía puestos unos interiores cortos, sobresalía de él un enorme bulto, para mi sorpresa era una verga aproximadamente de 20cm, parecía perfecta, de esas vergas bonitas que parece más bien tallada, con unos vellos pubicos bien definidos, inmediatamente me llevé su verga a la boca y comencé a mamar, él me decía: – lo hace muy bien doctor, que rico, Por favor dele así, más, más
Yo seguía mamando esa enorme y bella verga, el vigilante estaba jadeando de placer, parecía que iba a reventar de placer. Le pedí que se quitara por completo los pantalones, el cual realizó sin ningún problema… le dije que se volteara, y me preguntó ¿para que? que no quería que lo penetrara, yo le dije que no se preocupara que solo quería mamarle el ano… a él no le gusto la idea… yo insistí y le dije que si no le gustaba que yo pararía. Pues así hicimos, pues lo contrario, él se acomodó y se apoyó al escritorio y yo comencé a mamarle el culo, pues al parecer nunca nadie se lo había hecho, pues comenzó inmediatamente a gemir y jadear de placer, estaba en éxtasis pues gritaba diciendo que lo hacía muy bien… -dele doctor q
ue vaina tan buena
Yo seguía mamando su ano, y a la vez me masturbaba, yo no podía creer lo que estaba pasando… ese vigilante si me gustaba muchísimo…- luego de unos minutos me dijo que me quería coger, yo asentí que si y me prepare… me volteé y me apoyé sobre el escritorio para recibir le verga de ese hombre. Él comenzó a penetrarme lentamente me dolía mucho, casí que le decía que lo sacara, sentía un gran dolor…. Pero él seguía parecía que estaba disfrutando al igual que yo… -le gusta mi verga doctor? -Si que rica está esa verga, Dale.
-Él comenzó a cogerme como si fuera yo una mujer, yo estaba en pleno éxtasis, me gustaba como el vigilante me cogía. Tanto me dio que acabó dentro de mí, yo me masturbaba y acabamos casi juntos. Sentía su leche dentro de mí. Luego que terminó la sacó, y me dijo: -doctor ¿le gusto? -Si y me gustas tú.
Él sonrío…y me dijo -espero que se repita.
-Cuando tú quieras.. le di un beso y él respondió. Terminamos y se retiró. Ahora de vez en cuando nos vemos.
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Un comentario:
Tadeo
marzo 8, 2023 at 12:10 am
Muy bueno el relato y breve.