Empecé jugando y terminé de puto IV - citasgay.org

Empecé jugando y terminé de puto IV

Caminaba pensativo y sin prisas, no tenía miedo de que Paco se enfadara por lo de Ismael pero si me preocupaba ya que no quería que ninguno de ellos se enfadara. El que yo fuera maricón y me gustara la verga no significaba que tuviera que hacer lo que a ellos se les ocurriera, y menos si se trataba de organizarme la vida. Quizá ese fuera el motivo de que mi hermano me gustara tanto, aunque a veces nos peleáramos pero nunca intentaba imponerme sus opiniones. Yo era tranquilo y no me gustaba la bronca pero sentía coraje si alguien me decía el camino debía tomar.

Llegué a la casa y como siempre Paco aún no se había levantado, desde fuera se escuchaba en el patio a la doña gritando su nombre para que bajara.

Hola doña Leonor.

Ay hijo, que dolor con el muchacho este, mira tu como espabilas y ya estas levantado.

Francisco! volvió a gritar y sin esperar se encaminó hacia la cocina.

En la salita encontré a don Ernesto.

Buenos días tío, a veces lo llamaba así como hacía mi madre, pero me daba mucho respeto y prefería no decirlo.

Buenos días chico, llegas justo para el desayuno.

Ya lo he tomado en mi casa antes de salir. Repliqué. Me senté en una silla pegada a la mesa, don Ernesto se puso a mi lado en un sillón de brazos, se le veía sonrosado, en camisa y chaleco que lo tenia suelto mostrando su gran tripón, mi mirada descendió para volver a mirar aquel inmenso bulto que mostraba en la entrepierna, parte de aquel bulto se iba por una pernera del pantalón mientras lo que parecía su verga bajaba por la otra. Don Ernesto se dio cuenta de mi mirada y sin escrúpulos llevó su mano y se lo colocó acomodándolo, pero no por eso se veía más menguado.

La doña entró con una bandeja llevando el desayuno, colocó un humeante tazón de leche enfrente de mi.

Desayuna chico que a ti aun te quedan crecederas. Y poniendo una cesta de bollos de magdalenas en el centro de la mesa se sentó al otro lado. Y entonces apareció en la la puerta mi primo, llegaba con el pecho al aire y solo llevaba puesto el calzoncillo.

Estas hecho un marrano, llegas tarde y sin vestir, mira al muchacho y toma ejemplo.

Venga abuelo, Sebas no es un extraño.

Lo que está bien está bien. Refunfuño el viejo y a continuación me preguntó si ya había salido al viaje mi madre.

Por eso he venido don Ernesto, a ver si doña Eleonor me invita a comer, mi madre no volverá hasta la tarde.

Qué mujer, siempre dispuesta a trabajar, tu debías tomar ejemplo de ella. Dirigiéndose a Paco.

Con lo hablado yo daba por supuesto que ya estaba invitado y la conversación cambio a los preparativos de las fiestas, cuando Paco dijo que esperaban que su madre también vendría observé como su abuelo dejaba de comer para mirarlo con enojo.

Acabamos y Paco me dijo que subiera con él ya que tenía que contarme algo, ayudamos a recoger la mesa y nos subimos a la plata alta. El entrar en la habitación ya iba preparado para escuchar las quejas que Paco me dijera, pero sin más preámbulos me tiro sobre la cama y me bajó los pantalones dejándome con el culo al aire.

Espera, espera Paco, qué haces? Le miré y estaba sonriente pero no era una sonrisa que me tranquilizara.

Tu que piensas putito, quiero ver como de abierto te ha dejado tu culo el cabrón del negro. Se abalanzó sobre mi y me sujetó las manos por encima de la cabeza.

De golpe sentí como me daba una nalgada bien fuerte que me dolió y grité.

Ayyyyy! deténte, por qué me pegas?

Como respuesta recibí otra nalgada y volví a gritar de nuevo.

Calla puto, quieres que todos se enteren que te dejas coger por el negro, eso quieres?

La tercera me llegó aumentado el dolor que ya sentía, no pude contener las lágrimas a pesar de estarme mordiendo los labios con rabia.

Déjame ya cabrón de mierda!

Para qué abrí la boca?… una sucesiva cascada de golpes comenzaron a caer sobre mis nalgas ya doloridas…

No te dije puto marica que eras mío?

Te odio, yo no soy de nadie y menos tuyo. Mi cuerpo se sacudía en hondos sollozos cuando Paco se dejó caer sobre mi espalda con su barbilla en mi cuello, respiraba agitado y yo lo sentía como sus labios empezaban a besarme el cuello.

Perdona Seba, me ofuscaste, pero no es tuya toda la culpa, no tenía que haberte dejado solo con él.

Me has golpeado ya no te quiero. Hipaba y aunque el dolor se había ido me picaba mucho el culo.

No voy a poder ni sentarme por tu culpa. Paco se levantó un poco de mi para mirarme las nalgas.

Pero si no tienes nada, solo las tienes un poco rojas, pareces un niño llorón. Dicho esto se desplazó y me las besaba haciendo que el picos aumentara.

Solo ha sido una azotaina por portarte mal.

Dame un poco de la crema que le quitaste a la doña a ver si se me calma.

Paco me obedeció y salto de la cama, le pude ver como su polla se había hinchado y la cabeza le salía por la cinturilla del calzoncillo, pensé que haberme golpeado lo excitaba. Volvió con la cajita metálica en su mano y procedió a extender aquella crema por mis doloridas nalgas, enseguida noté un frescor y como el picor desaparecía.

Ummm, es una maravilla esa pomada, luego me la llevaré para darme en casa si vuelve el picor. Observé como la cerró y la dejó sobre la mesita sin hablarme, luego volvió a tumbarse a mi lado, yo me giré hacía él, mantenía los ojos cerrados.

Para que lo sepas y te enteres, Ismael no me folló, pero si lo hubiera hecho no tienes derecho para pegarme, no eres mi dueño. Entonces abrió los ojos y me miró apenado.

Lo se Sebas, de verdad que siento haberte golpeado, eres muy valiente, también eres un niño muy terco. Se volvió hacía mi y quedamos de cara. Le notaba de verdad arrepentido.

Me acerqué a él y puse mis labios sobre los suyos sintiendo un espasmo en mi tripa, aparte del daño que me había hecho también me había gustado verle así enfadado, de verdad que ni yo me entendía. Paco abrió un poco su boca y asomó la lengua, me estaba devolviendo el beso.

Puso la mano bajo mi barbilla y comenzó a besarme. pasamos así unos minutos, luego pasó el brazo por mi cintura y me dio la vuelta. Sentí su verga pegada a mi culo haciendo que sintiera como me quemaba. Me mordía con los labios el cuello y la espalda. Se quitó el calzoncillo y se subió sobre mi.

Yo ya estaba boca abajo y Paco seguía mordisqueando mi espalda. Bajó despacio lamiendo cada parte de mi cuerpo hasta llegar a mi culo dolorido y empezó a pasar la lengua por ellas, lamiendo milímetro a milímetro la carne herida.

Me abrió las nalgas y dejó caer saliva en mi ano, sentí como me estremecía.

Ponle crema Paco, por favor. Volvió a coger la cajita, la tapa saltó al apretarla y se untó dos dedos con los que me comenzó a acariciar la entrada y luego a meterlos uno a uno. Me tenía derretido y ya deseaba que me la metiera, pero en su lugar Paco se sentó en mi pecho poniendo su verga en mis labios, yo comencé a chuparla.

Vista en esa postura la veía muy grande, bueno era realmente mucho más grande que la mía, arrodillado y con sus muslos a mis costados empezó a mover la cadera para ir metiendo y sacando el capullo de entre mis labios, estaba comenzando a follarme la boca, pero fue un tiempo breve.

Volvió a mi culo y escupió de nuevo, después de lamerlo unos instantes fue metiéndome su polla poco a poco, cogí una almohada y la apreté con los puños. Paco inició un movimiento de mete saca muy lento y al poco rato empezó a hacerlo más rápido y con fuerza. Notaba su verga resbalar muy suave por mi intestino, su roce me daba mucho gusto y empecé a gemir.

Ahhh, sí Paco que gusto como me la das, así me gusta Paco.

Mi primo se agachó y me metió la lengua en la boca, yo sentía delicioso que por un lado me diera su polla en el culo y a la vez su lengua me llenaba la boca. Volvió a ponerse de rodillas y sujetándome de las caderas me dio la vuelta poniéndome boca abajo pero sin que su verga saliera.

Ahora sentía todo su peso sobre mi, el poco vello que le salía en el pecho y sus tetillas me hacía cosquillas en la espalda, lo sentía como si fuera un tigre dominando a su presa, me agarraba cada mano con las suyas y con las rodillas me hacía que abriera más las piernas empujando las caderas para que su polla me entrara más, cambio y paso a sujetarme las dos manos con una suya por encima de mi cabeza, la otra me la puso en el cuello como ahogándome y pasando luego a cogerme del pelo tirando para atrás, era un completo salvaje que no paraba de moverse follándome el culo a lo bestia.

Ahhh, ahhhh Paco me matas de gusto primito, dame duro, hazme tuyo…

Toma, toma verga por puto y maricón, vas a aprender quien es el que manda aquí.

Se recostó de lado llevándome con él, así levantó mi pierna y la sostuvo con la suya, me agarro de la polla y empezó a masturbarme.

No, no Paco, vas a hacer que me corra. Pero no le importó mi opinión, mis gemidos eran incontenibles, me sentía muy caliente y entregado, ahora si que Paco era mi macho.

Me voy a correr Paco, haces que corra…

Eso le animó a darme más duro, me sujetaba del cuello con una mano mientras que con la otra me pajeaba con salvajismo.

Ya no podía contenerme más y empecé a dar fuertes gritos y el también rugía con fuerza en mi oreja, los dos estábamos en un punto de no regreso. Su verga entró más al fondo de mi culo y el semen me comenzó a salir con fuerza, pero mi primo no dejaba de pajearme y entonces le sentí como se corría dentro de mi culo. Los dos gritamos al unísono.

Ohhhh Paco. ohhhh, ohhhh…

Toma, toma maricón, toma la leche de tu macho Agggggghhhh…

Quedamos los dos postrados, respirando agitados, su polla aún se estremecía dejando los últimos regueros de semen que le salían en mis interiores. Soltó mi verga y vi que la tenía manchada del esperma que me había sacado.

Estuvimos así un rato quietos tranquilizándonos. Había sido una poderosa cogida la que me dio y me sentía con el culo lleno, de su verga que no terminaba de bajarse y de la cantidad de esperma que había derramado en mi intestino.

Lentamente su polla resbalaba saliendo de mi culo y moviéndome terminó de salir con un chorro de semen que salió detrás de ella. Me moví para quitarme la pierna con la que Paco me tenía apresado y me di la vuelta para mirarle.

Paco tenía cerrados los ojos como si durmiera, de repente los abrió, un color rosado le apareció en la frente y las mejillas.

Voy a lavarme los dientes. Sin más y como estaba, desnudo como Dios lo trajo al mundo, salió al pasillo hacia el cuarto de aseo. Esperé su vuelta apretando el culo para evitar que más semen se me saliera. Cuando regresó yo lo imité, pero por la poderosa necesidad de vaciarme el semen que no podía contener dentro de mi y salí al pasillo como él había hecho.
Estuve un rato expulsando el semen que Paco me había inyectado, cuando me levanté pude ve la gran cantidad de leche que me había metido, me limpié bien el culo y en el gran espejo que tenían me miré analizándome. A pesar de las nalgadas y el daño que me había hecho, no tenía marcas visibles que delataran la zurra que había recibido aunque el picor persistía, también me lavé la boca con su cepillo, el único que había y volví a la habitación.

Paco estaba en la cama completamente desnudo, se le veía tan divino, tan varonil y macho que sentí un cierto cosquilleo de mi entrepierna. Me acosté a su lado.

Deberíamos bajar no?

Como has dicho que vas a quedarte a comer aún queda tiempo.

La doña va a subir a limpiar, volverá a vernos en pelotas.

Que suba, ya está acostumbrada.

Me di la vuelta dándole la espalda y Paco abrazó mi cintura pegando su pecho a mi espalda. Tengo que reconocer que me sentía muy bien, así envuelto en su abrazo y sintiendo su poderoso cuerpo pegado a mi.

Por qué no podemos estar siempre así? Sentí sus labios en mi espalda.

Así solo pueden estar los matrimonios, marido y mujer. Le respondí entrecortado.

Pero yo te quiero Seba, si fueras chica me casaría contigo, te haría mi mujer y serías mía de verdad.

Y como no lo soy…, nada podemos hacer Paco.

Antes decías que tu mamá igual vendría para las fiestas.

Sus labios no cesaban de besarme la espalda y el cuello produciéndome pequeños escalofríos.

Eso dice en la carta que envió con tu madre, pero vete a saber si lo cumplirá, mi abuelo no esta muy contento de que venga.

Pero ya se llevan bien, se hablan, no?

Entre ellos sí pero en las fiestas vendrá mucha gente, tus tíos sin ir más lejos, ellos culpan a mi madre de llevarse a la tuya con ella.

Nunca he conocido su historia y la de mi madre en detalle, todos pensáis que soy un niño aún, al que no se le pueden contar los secretos de familia, y tan mala no será digo yo.

Tampoco yo y Luciano sabemos todo, la verdad es que nunca cuentan demasiado.

Pero conocéis más que yo que no se nada. Tu podías decirme al menos lo que sepas.

Que no es mucho, no te creas Sebas que nos aclaramos demasiado.

Venga Paco cuéntame algo, por favor.
Nunca digas que yo te he contado, promételo.

Prometido, juramento de primos, vale?

Las dos se escaparon a la ciudad y eran muy jóvenes, sin dinero ni medios para vivir, no podían aguantar más. Tu abuelo y el mío las buscaron sin éxito. No volvieron hasta que tu madre regresó trayendo dos bebes en sus brazos dos años después, éramos Lucio y yo, mi madre no quiso regresar. Paco se quedó en silencio, su mano izquierda acariciaba mi cintura.

Sigue Paco, que pasó esos dos años?

En realidad no lo se bien, solo por comentarios que escuchaba a mis abuelos y una vez que escuche hablar al abuelo con tu madre, en el velatorio de mi abuela cuando murió, ellos pensaban que yo dormía.

Tenían que vivir de algo, se hicieron a la mala vida, siendo sinceros y breve te diré que se hicieron putas.

Puta mamá?, no puede ser. Paco eso es mentira. Sujeté la mano que tenía en mi cintura con fuerza.

Ves como no tenía que haberte dicho nada, no lo vas a entender Seba.

No dudo de que tu lo oyeras Paco, pero pudiste escuchar mal…

Quieres que siga, o ya no quieres escuchar lo que no te gusta?

Sigue, no volveré a interrumpirte.

Bueno la verdad es que no hay mucho más que contar, tu madre me entregó a mis abuelos y ella se quedó para criar a Lucio, dos años después tu madre volvió a enfadarse con tu abuelo y se volvió a marchar llevándose a Lucio con ella.

Ella ya no se dedicó a la prostitución, mi madre había prosperado, ya controlaba varias casas de citas sexuales donde solo iban hombre ricos, allí la dio un trabajo a tu madre pero sin tener que ver con la prostitución.

Entonces fue cuando yo nací, volvió a ser puta otra vez?

No Sebas, no, te equivocas. Creo que tuvo una aventura con un cliente, un chico se enamoró de ella, no lo se muy bien, fue un día allí a divertirse con sus amigos, era un estudiante y muy joven, debía tener 17 o 18 años, entonces tu madre decidió regresar, se que el chico la buscó pero tu madre nunca quiso saber de él… Y no te puedo decir más porque no se.

Lo que Paco me terminaba de revelar fue una gran sorpresa todo ello, que mamá hubiera sido puta y como tuvo a sus dos hijos me había dejado impresionado, así también saber que mi padre no sabía de mi existencia, pensé que debía ser aún muy joven si tenía esa edad cuando estuvo con mamá, ahora no debía llegar a los treinta y cinco, seguramente se habría casado con otra y tendría hijos, también mis pensamientos me pusieron triste.

Paco me acariciaba con dulzura muy pegado a mi haciendo que sudáramos.
Ya lo sabes todo Seba, pero si llego a saber que te lo tomabas así no te lo hubiera contado.

No Paco, tu has hecho bien, me servirá para no hacerme ilusiones, siempre soñé que algún día vendría a buscarme y lo conocería. Me di la vuelta separándome y le acaricié la mejilla.

Paco se aproximó hasta unir nuestros alientos.

Eres tan guapo Seba, quizá tu papá sea tan guapo como tu.

Todos decís que me parezco a mi mamá.

También en algo te pareces a tu papá. Paco me cogió la polla y tiro de ella. Ambos no pudimos evitar soltar la carcajada. Comenzó a moverla haciéndome una suave paja yo la tenía encogida, todo era pellejo y Paco metió un dedo por el prepucio.

Es muy bonita Seba, yo solo he tocado vergas de familia, la de Lucio, la tuya y la mía jajaja, ya es suficiente pija no crees? Se le veía tan alegre intentando que olvidara sus palabras que me lancé a besarle la boca.

Paco me soltó la polla para abrazarme apretándome contra él.

Cómo te deseo Sebita, me dejas que te la vuelva a meter? Sin dejar de besarle bajé la mano y encontré su polla dura y babeando, joder con mi primito, lo que le gustaba joderme.

No prefieres que te la chupe? Y no tuve que preguntar más, me besó con una pasión incontenible y sentía como la polla se le ponía más dura. Me deshice de su abrazo y baje por su pecho con mis labios besándolo, lamí su polla dejándole bastante saliva y comencé a masturbarlo, rápidamente los gemidos de Paco se escuchaban ahogados.

Se sentó en la cama y sujetando mi cabeza me metió la polla en la boca, empezó a follármela dando pequeños brincos sobre su trasero. Me sentía atragantado pero me gustaba, me encantaba el sabor y sentir que Paco lo disfrutaba como juguete nuevo. Me cogió las manos y las sujetó a mi espalda, no me quedaba de otra que aguantar sus estocadas.

Sentía sus movimientos y solo pensaba en lo mucho que deseaba tenerlo contento y satisfecho.

En un momento que me dejó la boca libre le dije:

Acuéstate, quiero hacerte feliz. Me llevó hacia él y me besó la boca lamiéndola para sentir el sabor de su propia verga.

Sí, es mejor, no quiero hacerte daño metiéndotela.

Volví a tragar su polla, colocó una mano en mi cuello y comenzó el va y ven. Me follaba la boca con consideración, a veces me lo hacía rápido pero sin ahogarme, así también yo disfrutaba de su polla pasando por mis labios y lengua.

Paco se las ingenió para girarme y llegar con su mano a mi culo, empezó a meterme los dedos, yo tragaba con lujuria su polla. Sentía mover la mano entre mis nalgas y luego volvía a meterme los dedos cuando de pronto me agarra mi pene y comienza a masturbarme, creo que yo gozaba el doble que él, otra vez volvía a mi culo, yo lo echaba para atrás buscando su mano.

Creo que me voy a venir, le dije sin aire en el pecho.

Sí Seba, yo también, me dijo entre jadeos.

Agarré su verga y me la metí hasta el fondo, tocando con mis labios los pelos de la base y sus huevos. Mi polla comenzó a soltar trallazos de semen, chorros de líquido blanco que salpicaban las sábanas y su pierna.

Paco comenzó a descargarse en mi garganta, soltado gritos ahogados y sin darse cuenta empujando su verga para metérmela, lo que ya no podía por tenerla entera metida en mi boca.

Fui retirando mi boca según sentía como paraba de escupir el esperma dentro de mi estómago.

*
Decidimos bañarnos juntos en aquel enorme cuarto de baño.

En la bañera se abrazo a mi espalda.

Te quiero Seba.

También yo a ti Paco, por algo eres mi primo preferido.

El resto de la mañana pasó muy rápido hasta la hora de la comida donde la doña pegó desde el patio el grito de costumbre para que bajáramos.

La habitación estaba hecha un desastre, sobre todo la cama con las sábanas manchadas de nuestros fluidos, olía muy fuerte a sexo y dejamos la puerta de la galería abierta para que se ventilara. Doña Eleonor, con su buen criterio, no había querido subir a hacer sus labores esa mañana, evitando así encontrarse con aquellos dos jóvenes follando como animales.

Después de comer tranquilamente en el sombreado patio de la casa de Paco, don Ernesto se retiró para echar la siesta y luego ir descansado a jugar su partida, nosotros nos quedamos adormilados en sendas butacas, la doña tatareaba una canción regando las plantas.

Le dije a Paco que tenía intención de ir a ver como capaban al toro y le pedí que me acompañara, pero él dijo que prefería llegarse en la plaza y ver si Lucio estaba libre, yo sospecho que subía para ver si mi mamá había regresado. A pesar de estarse follando al hijo no cejaba en sus deseos de hacer algo con mi mamá. Paco al final siempre sería un puro semental.

Antes de marchar subí para lavarme la cara, coger y guardar en el bolsillo la cajita de la crema mágica que tan bien me hacía y a la que ya mi culito se había acostumbrado.

*

Pasé primero por la cochera para ver si encontraba a mis amigos, a pesar de haber quedado con Emi de vernos donde iban a castrar al toro. No había nadie y al pasar por la plaza mi hermano salía del bar, me acerqué para preguntarle si mamá había regresado.

Aún no ha vuelto pero tú adónde vas ahora con estos calores? No quería que se enterara de donde iba y le dije que estaba buscando a mis amigos. Ya sin más me dirigí hacía donde el padre de Ismael tenía la herrería.

El camino era tortuoso y calles estrechas pero favorecía para cobijarse a la sombra de las casas del cruel y abrasador sol de esa hora.

Pensaba en lo que Paco me contó, sobre la huida de nuestras madres a la ciudad y también, no podía evitarlo, del padre que no conocía. Había tenido ganas de comentarlo con Lucio pero pensé que mejor en otro momento que estuviéramos más tranquilos. Sobre mi desconocido padre se me ocurrían mil cosas, le ponía cien caras y solo me hacía preguntas sobre como sería, la vida que llevaría, posiblemente estuviera casado y con hijos, vaya que mis ganas de saber de él y conocerle aumentaban cada día.

Un tropel de chiquillos salía por el camino de las casas de ladrillo blanco, venían andando rápido, el viento que soplaba favorecía que el polvo se levantara creando una nube a su alrededor. De pronto se elevó un grito.

Ya lo llevan!, correr, vamos rápido! Gritaban a la vez que emprendían la carrera.

También de otras calles llegaba gente dispuesta a sufrir el calor y disfrutar del espectáculo, entre ellos llegaban Jacin y Leoncio y me uní a ellos.

Al doblar la última esquina ya se veía el tinglado que utilizaba el herrero para su trabajo de herrar caballos, un pabellón destartalado de donde, en una fina voluta, salía el humo de la fragua, a su izquierda cuatro columnas de granito formando un cuadrilátero, unidas en la parte superior por recios maderos con poleas.

Al fin llegamos donde se agrupaba un nutrido grupo de gente, la mayoría eran muchachos.

Un enorme e impresionante toro, de al menos 600 kilos y cuernos como cuchillos, estaba siendo llevado hacia el cuadrilátero que formaba las columnas, se resistía y bufaba luchando contra dos imponentes negros que tiraban a cada lado de una cuerda sujeta a su cuello, también otro hombre a caballo tiraba de él con una soga sujeta a la cornamenta.

El caballo caracoleaba elevando nubes de blanco polvo, el jinete tenía el rostro cubierto por un pañuelo hasta los ojos para no respirar la polvareda, entonces me fijé más y vi que el jinete era Ismael, a veces a contra luz solo se le podía ver la silueta, iba a torso descubierto, elevaba las manos tirando de la soga y dando gritos para arrear a la bestia.

Entre los tres, más el padre de Isma que azuzaba al toro pinchándole en las ancas con un largo palo puntiagudo, iban lentamente enjaulando al animal entre las cuatro columnas.

Cuando lo consiguieron otros hombres pasaron dos anchas
bandas bajo el animal anillándolas en las poleas superior. Lentamente iban elevando al toro hasta que perdió pie quedando suspendido por la tripa, a pesar de ello los cabezazos que daba eran ciertamente peligrosos, lo elevaron como un metro en el aire, las sogas que tenía al cuelo las fijaron en cada columna delantera, Isma tiró la suya por encima del madero cruzado en las columnas y luego lo ató del mismo modo.

Ya lo tenían sujeto, el pobre animal mugía y grandes cuajarones de espuma le salían de la boca, los hombres se limpiaban con sus camisas el sudor que les resbalaba de los pechos.

Del techado pabellón salió un hombre delgado de largas piernas, llevaba en cada mano un caldero, todos le abrieron paso y se dirigió a la parte de la cabeza del toro, el público se arremolinó hacía aquel lado, seguramente iban anillar al toro aprovechando la ocasión, ya lo había presenciado, yo no me moví ya que no era nada agradable ver como perforaban la nariz del toro para colocarle la argolla.

Terminó su trabajo y regresó a la parte trasera, el toro se había quedado quieto después de revolverse mugiendo por el doloroso tratamiento.

Unos de los negros llegó con un cesto de mimbre, el hombre alto, que debía ser el veterinario, le indico que lo colocara bajos los testículos del animal, cogió un cuchillo de unos de los calderos y con un certero tajo rasgó la bolsa escrotal, los enormes testículos quedaron colgando, suspendidos en el aire por los conductos seminales, entonces los sujeto en su mano cortándolos en un rápido movimiento, cuando escuché golpear los testículos en el cesto un mareo me nubló la visión, hubiera caído al suelo si alguien no me sujeta.

Un brazo fuerte me agarró pasando por mi pecho.

Ven conmigo, por poco besas el suelo.

Casi en volandas me llevó a la entrada del pabellón, me dejó sentar sobre algo muelle.

Al momento tenía en mi labios un vaso de agua fría.

Bebe y mantén la cabeza baja entre las rodillas. Una mano fuerte me sujetó de la nuca mientras sorbía el agua, luego me coloqué como me indicó.

Al rato me sentía mejor, Isma pasaba la mano por mis hombros y espalda.

Ya estás mejor?

Ufff!, no se que me pasó.

Estás bien?, mírame.

Elevé la mirada, aún no podía centrar muy bien la imagen pero solo fue un instante.

Sí, ya estoy bien, me he mareado. Isma dejó salir una risita.

Será por el calor, las damitas también se marean si ven espectáculos sangrientos. Sentí que me ponía intensamente rojo, miré a mi alrededor, afortunadamente estábamos solos, me había llamado “damita”, odiaba esa actitud de superioridad, pero Isma enseguida retomó la conversación.

Es igual por lo que haya sido, lo importante es que has venido a verme.

Para Isma, solo he venido a ver lo del toro con mis amigos, lo del mareo será por el calor o me he sentido mal, pero gracias por estar allí y sujetarme, ufff, creo que me duele la cabeza.

Anda, anda, que solo te oigo quejas. No le pude responder ya que se sentó a mi lado y me abrazó pasando a besarme la cara y luego la boca, yo me dejé hacer y que me besara, luego puse la mano en su pecho para separarle, justo sobre su pezón, entonces caía en la cuenta de donde estábamos, aproximé mi boca y se lo chupe, tenía un fuerte sabor a sudor y estaba polvoriento.

Te debías lavar Isma.

No tienes más hambre?, siguió Isma en broma. Toma más tetita, mama y calma el hambre. Me cogió la cara y la apretó en sus pectorales, aunque Isma está delgado tiene lo suyo en todo el cuerpo y los pectorales abultados y llenos.

Venga chupa!, me decía riendo y haciéndome reír también, me oponía a seguirle el juego.

Venga bebé, también tengo aquí mi leche para darte, con una mano me apretó las mejillas obligándome a abrir la boca y su pezón quedó contra mi lengua.

Chupa bebé, saborea mi leche, me apretaba contra él y no podía apartarme y sacar el pezón de la boca.

Como no había de otra lo lamí y chupé, enseguida perdió el sabor a salado, mi lengua no dejaba de rozarlo y comenzó a endurecerse.

Dejé de resistirme y me dispuse a disfrutar de aquella carne con mis labios y dientes, esperaba que se cansara y todo se terminara, estaba muy a gusto abrazado a su fuerte cuerpo, chupándole el pezón, no me daba cuenta de donde nos encontrábamos, en aquel cuartucho al fondo de la fragua donde cualquiera podría aparecer de un momento a otro.

Presté atención, el ruido de la calle, se iba debilitando, los espectadores debieron cansarse y abandonaban el lugar, mi lengua continuaba lamiendo su rico pezón, mordiéndolo algunas veces, sacando a Isma murmullos de aprobación.

En un momento dejé de chuparle y él me ocupó la boca con su lengua.

Ya te has cansado?, no pares bebé, lo haces de maravilla, mamas como bebe hambriento, entonces cogió mi mano y me la llevó a su polla. Bajo el pantalón se le notaba muy dura, mientras se la sobaba por encima se las arregló para bajarse el pantalón dejando libre su polla, volvió a agarrarme la mano y me forzó a que se la cogiera, dudando la rodeé con mis dedos.

Mis ojos se desviaron a una sombra que cruzó como un relámpago por la puerta. Detuve mis movimientos y contuve la respiración.

Puede venir tu padre, mejor lo dejamos para otro momento.

Va, no te preocupes, mi padre pasará un buen rato recogiéndolo todo.

Yo no dije nada pero si sentía miedo, sería terrible que su padre nos sorprendiera haciéndolo.

Pajéame un poco bebé. Isma hablaba y a la vez me iba quitando la ropa y me acariciaba la cabeza.

Le miré y le vi sonriente y animándome a que le hiciera lo que me pedía.

Me decidí y empecé a darle una masturbación suave, disfrutando yo también del tacto de su verga, intenté acceder a sus testículos pero el pantalón me lo dificultaba, entonces Isma se puso de pie, y a la vez que me ordenaba quitarme lo que me quedaba, se quitó su pantalón quedando totalmente desnudo, yo hice lo mismo.

Nos quedamos observándonos, miraba su cuerpo en detalle, lo miraba sorprendido por la belleza de su cuerpo de piel negra y brillante, no era un super dotado, pero sus veinte centímetros y el grosor de aquel cetro de carne impresionaba.

Se abalanzó sobre mi cayendo los dos sobre aquel catre que crujió para romperse. Ismael se frotaba sobre mi cuerpo cambiando la paja que yo le hacía por el roce de nuestros penes, soltaba aire con fuerza por la boca, resoplaba, hacía con tanta fuerza los roces como si quisiera meterme la verga por el ombligo, realmente era como si me follara pero sin meterme la polla.

Él me miraba a veces, nuestras miradas se sostenían, dejó de moverse y se inclinó para llegar con los labios a los míos.

Eres precioso bebé, me encanta tu cuerpo. Miré mi mano apoyada en su pecho, el contraste era muy bello, a pesar de que mi piel estaba ya morena, contrastaba con la suya más negra.

Me abrazó pasando las manos a mi espalda, apretándome contra él, me retenía así cubriéndome con su cuerpo totalmente, su verga pegada a mi abdomen la mía pegada a sus huevos, empezó a moverse de nuevo, los líquidos que le salían embadurnaban mi vientre, luego bajo las manos a mis nalgas y me las agarraba con fuerza amasándolas, menos mal que ya no me dolía la golpiza de Paco. Me abría los cachetes tirando de ellos.

Sus dedos comenzaron a pasar por mi agujero con suaves caricias rozándolo levemente, y poco a poco se hacía más brusco intentado meterlos en mi interior.

Te gusta bebé, te gusta. Murmuraba en mi oído empujando los dedos pretendiendo entrar en mi.

Me encanta, pero espera un momento. Deslicé la mano buscando mi pantalón y cogí la cajita de crema.

Ponte esto en los dedos, entrarán mejor.

Qué es esto?

Crema para suavizar la entrada, para que no me hagas daño.

Pareció entender y la abrió, agarró una buena cantidad y me la frotó bien en la entrada, luego apoyó un dedo que me entró con facilidad, mi culo poco a poco se iba haciendo a recibir visitantes.

Lógicamente aunque ya había recibido bastante verga, de mis amigos, de Paco, de Lu, la polla de Isma era ligeramente más larga y gorda que cualquiera de las otras que me han metido, y yo no quería sentir dolor, o el menos posible.

Aquello era fantástico, sentía su dedo pero sin sentir dolor, tampoco con el segundo tuvo impedimento, ya al tercero me quejé.

Te hago daño, avísame para parar.

No, tu sigue, no tiene importancia, me está gustado mucho Isma, quiero que sigas. Nos miramos a los ojos, Isma sonreía.

Yo sentía el cuerpo ardiendo y no era por el calor, estaba gozando todas sus maniobras, que por cierto lo hacía con delicadeza, y deseaba que el semental de Isma me dominase como lo que él es, un alfa semental, lo miraba hacer y me admiraba como resaltaban sus músculos, los rulos del pelo pegados a su frente sudada.

Estaba deseando que aquel macho profanase mi cuerpo, que me hiciera suyo, sentirlo encima de mi con todo su peso.

Y pronto se iban a cumplir mis deseos ya que me sujetó del pelo tirando mi cabeza hacía atrás, iba a pegar un grito que Isma evitó tapándome la boca con la suya. Invadió mi boca con su lengua. Nos fundimos en un caliente beso de lucha de nuestras lenguas.

Mientras nos besábamos Isma no paraba de meterme los dedos, ya tres me entraban con facilidad y hasta un cuarto intentaba meterme.

A pesar de tener la boca ocupada con su lengua, protesté.

Ahhhhggg Isma, ya es suficiente, no quiero tu mano dentro.

Dejó de besarme para sacar una alegre risa, y no por eso me sacó los dedos, estaba abriendo mi culo a base de bien, dilatándome como un buen amante que sabe hacerlo, para luego encularme su verga tan dura y rica en mi goloso culito.

De repente me puso boca arriba, me abrió las piernas con las suyas empujando, dejando mi ano expuesto a lo que Isma decidiera.

De rodillas como estaba rodeó con sus piernas las mías y mi culo, me levantó las mías hasta mi pecho, buscó la cajita de crema y se la extendió en toda la verga, dejó caer un choro de salida que dio justo en mi agujero.

Sujetó su polla con una mano y la enfocó en mi ojete, en la mera entrada de mi ansioso y dilatado culo.

Listo bebé? Voy a metértela.

Con cuidado al principio Isma, por favor.

Sentía la presión de su herramienta intentando forzar la entrada, hacía mucha presión, si no se contenía a tiempo me la metería toda de golpe, puse mis manos en sus muslos. Ya le notaba impaciente.

Isma fóllame ya, métela. Apreté los dientes y me dispuse a aguanta lo que viniera.

Te amo bebé, perdóname si te hago daño.

Y sin más empujó con tanta fuerza que se le aumentaron los músculos de los hombros.

Ahhhgggg, ahhhhh. Para Isma.

Como pensaba no había podido contener la ganas, cuando me toqué la entrada del culo noté que no me la había metido entera pero si la mitad de un solo golpe.

MI culo notaba aquel objeto extraño que le hacía estirarse a más no poder, era una sensación de plenitud, de sentirme lleno de repente, con ganas de ir al aseo de inmediato y sacar lo que tenía dentro. No sentía dolor, o al menos no un dolor que no pudiera aguantar, era más bien una presión en el culo y el abdomen, parecía que la polla de Isma me hubiera atravesado el cuerpo y aún faltaba la mitad.

Lo siento bebé, lo siento mucho, quieres que la saque?

Ni que se te ocurra ahora que ya esta dentro, vete empujando más despacio.

Tu relájate y no cierres el culo, que me la vas a cortar si aprietas tanto, ahora iré más despacio.

Empezó a hacer pequeños movimientos, sentía como lentamente me entraba más y más, su polla palpitaba, yo procuraba relajarme y solo sentir como me entraba. Ismael gozaba de la metida, a veces suspiraba, sudaba a mares, sus gemidos guturales me encantaban, hasta que con un hondo suspiro se detuvo, meti los dedos entre los cuerpos y ya no quedaba verga que meter, la tenía toda dentro de mi, en mi intestinos.

Estuvo unos segundos parado, mirándome sonriente, orgulloso de haber vencido la resistencia de mi cuerpo a su incursión dentro de él, pero no tuve que decirle nada ni rogar que me follara ya que comenzó a bombear, lentamente al principio, era una maravilla sentirla tan dura y potente raspando mis paredes, cada embestida me hacía sacar un gemido que iban aumentando de nivel.

Con una mano me agarró del pelo, la ora la colocó en mi cadera y me puso de rodillas.

Te quiero Seba, pase lo que pase que sepas que te quiero.

Comenzó a darme duro, como todo un macho semental le da a su hembra, sin compasión alguna disfrutándolo los dos, lanzando gritos salvajes sin pensar que nos pudieran escuchar. Pasó el brazo por mi pecho mientras me taladraba desde atrás, bajó la mano y cogió mi polla que la tenía chorreando jugos.

Mi bebé, mi bebé… Empezó a masturbarme sin dejar de cogerme con cortos recorrido de su verga en mi culo.

Isma fóllame, dame duro, dame más verga…

Aumentó el ritmo de la follada, me levantaba prácticamente en el aire, su mano se movía en mi pene con frenesí, recibía placer por ambos lados, por el culo con su polla y en mi pene con su mano.

De repente dejó de masturbarme, la mano que antes me pajeaba la llevo a mi cuello, me presionaba ahogándome, dominándome.

Isma explotó dentro de mi culo dando un grito animal, me preñaba dejando claro quien de los dos era el macho, y a continuación comencé a sentir las convulsiones que anunciaban mi intensa corrida.

Ambos respirábamos con dificultad, el aire no llegaba a llenar nuestros pulmones, cuando se nos pasó nos quedamos allí tumbados, Isma encima de mi aún montándome y con su polla sin terminar de salir.

Ha estado muy rico bebé. Me besaba el cuello haciéndome cosquillas. Yo permanecía aún temblando por ese orgasmo profundo que había tenido.

Me ha encantado Isma como me has follado, tan bien que he visto el cielo abierto.

Lentamente su polla abandonó su refugio, cerré el culo para evitar que su semen se saliera y no manchar aún más el lugar más miserable donde me han podido follar.

Allí no había lugar para podernos limpiar en condiciones e Ismael me entregó una toalla mugrienta que no usé, nos vestimos y al salir del cuchitril pude observar, en una chapa metálica tirada en el suelo, una gran mancha de fluido blanco.

Estaba todo en silencio, caía la noche.

Mi padre parece que se ha ido a casa sin avisarme. Comentó Isma, yo ya comenzaba a andar cuando me dijo:

Te acompañaré al pueblo, a estas horas y por aquí no hay buena gente.

Hicimos el camino de vuelta en silencio, él unos pasos por delante de mi, al llegar a las primeras casas me detuve. Él hizo lo mismo girando la cabeza.

Ya estamos en el pueblo, ahora que no corro peligro es mejor que vaya solo.

No quieres que te acompañe, que alguien te vea conmigo?

Será mejor así Isma. Iracundo dio una patada en el suelo.

Tienes razón…, entonces hasta mañana si nos vemos.

Así fue la despedida. Personalmente no me importaba que me acompañara, pero no sería bueno para ninguno de los dos que alguien nos viera juntos a esas horas de la tarde.

*

Cuando llegué a la plaza, frente a la tienda había un viejo y pequeño camión, mamá estaba en la tienda con Lucio, Domingo y Rogelio, ya estaban recogiendo para echar el cierre.

Pasamos por el bar donde Alfredo, junto con unos amigos suyos, bebían y charlaban, Lu y yo nos fuimos adelantando camino de casa y mamá se quedó hasta que Alfredo terminara.

Cómo ha estado la fista del toro?

Bien…, bueno sabes que no me gusta mucho ese tipo de festejos.

Lu pasó un brazo por mis hombros y así caminamos el resto del camino hasta llegar a casa.

jaime.iriarte92@gmail.com

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