La primera vez que me besaron y me eyacularon dentro
Mi primo y yo tenemos relaciones constantemente desde hace alrededor de un año,
él es mucho más grande que yo, que apenas empiezó a descubrir los placeres del sexo,
la experiencia que les voy a contar fue hace como dos meses, cuando un día me quede a dormir en su casa.
Ese fin de semana llegue bastante alegre de tan solo estar pensando lo que seguramente iba a pasar,
esperando a que la acción empezará en cuanto antes, sin embargo en cuanto llegue a la comida familiar en su casa él no se encontraba,
pregunté por él y me dijeron que había tenido un compromiso,
yo me puse de malas a pesar de que ese día me iba a quedar a dormir, porque ya estaba desesperado y habido de tener sexo con él.
Llegó la hora de ir a la cama y el no llegaba así que me sentí un poco triste pues ya que no nos podemos ver tan seguido deberíamos de aprovechar todos los momentos que tuvieramos juntos.
En la madrugada entre sueños sentí que alguien estaba en mi cama,
era él,
cuando me di cuenta de la situación me alegré,
el me dijo soy yo y rapidamente puso sus manos en mis nalgas mientrás yo aceptaba gustosamente sus caricias.
Me desabrocho el pantalón y me comenzó a masturbar lentamente mientras repegaba su pene a mis nalgas,
me lo tocaba delicadamente mientras sus manos poco a poco empezaron a bajar mi pantalón de la pijama,
alternaba levemente sus caricias entre mi trasero y mi pene de una forma muy rica,
hasta que me inque en la cama y nos empezamos a quitar la ropa mientras nos reconociamos nuestros cuerpos gustosamente.
Nos quedamos completamente desnudos y me coloco en la posición clásica de perrito,
me ensalibo el ano y poco a poco su pene intento penetrarme por detrás,
el me tomaba con firmeza las nalgas mientras presionaba fuertemente contra mí pero su punta apenas pudo insertarme un poco,
lo llevamos con calma ya que mi ano no es tan ancho y generalmente le cuesta trabajo ser penetrado por su pene por lo que mientas intantaba hacer esto me levantó y me masturbaba con una de sus manos
mientrás que con la otra recorría todo lo largo de mi cuerpo.
Se levantó y se sentó en el borde de la cama,
yo al igual que él me pare,
se abrió de piernas y pensé que quería que me sentará encima de él, pero cuando me acerque me tomo la cabeza y la dirigio directamente hacia su miembro,
me di cuenta de lo que deseaba y a pesar de que no me gusta mucho decidí chuparselo,
hice movimientos delicados con mi lengua a lo largo de este,
se lo acaricié y me dio mucho gusto reconocerlo y ver cuál es la parte de su cuerpo que tanto me hace gozar.
No aguante más y me senté sobre él,
el me cargo prácticamente y me intentó insertar poco a poco,
me agarraba de las nalgas y se dio un agazajo grande mientrás mis piernas lo rodeaban y mi ano se dejaba querer.
Creo que se lastimo un poco con esta posición así que me recosté de nuevo en la cama y deje que fuera él ahora el que me lamiera mi pene,
lo hizo de muy buena forma, realmente me hizo vibrar,
su lengua me lo recorría por completo y dado que el mío no es tan grande le cabía tan bien en la boca que me lo alcanzaba a succionar por completo.
De repente su boca empezó a subir a lo largo de mi cuerpo y me siguio lamiendo hasta los labios donde me dio un beso, creo que sentí un poco raro pero lo acepté y se lo devolví,
no llegamos a darnolos de lengua pero si estuvo bastante rico,
después de esto su boca se despego de mis labios pero su cuerpo siguió frotandose con el de él, incluyendo su miembro contra el mío.
Me volteó sobre la cama, quede completamente boca abajo y el se coloco dandome por detrás,
como mi pene estaba erecto, me empeze a lastimar un poco con la cama,
así que nos giramos un poco de lado, de repente despego su pene de mi trasero y me empezo a meter los dedos por el ano, intentando que este diera de sí.
Lo logró, primero metió un dedo, luego dos y luego acomodó su pene para meterlo con cuidado en mí.
Me comenzó a doler cuando en ese instante se escucho un ruido, nos acostamos rápidamente y nos tapamos intentando hacer el menos ruido posible aunque nuestras respiraciones estaban muy agitadas.
Vi una luz de alguien que en la noche se había parado al baño, pasó, solo había sido un gran susto pero
eso nos motivó a que comenzaramos de nuevo con calma.
Me abrazó y me dijo que no había problema,
me gire de lado y le pase una pequeña lamparita que se encontraba en el escritorio de a lado de la cama,
la encendió y por debajo de las cobijas alumbró nuestros dos miembros, yo sé lo tocaba a él de la misma manera que él a mí,
nos abrazamos de frente y comenzamos a juguetear rozándolos ambos con una frecuencia constante.
Comenzó a subir mi agitación,
me voltié, me dieron muchas ganas de que siguiera repegando su pene a mis nalgas,
esta vez no me penetró solo lo mantuvo ahí,
grande erecto y dándole un pequeño masaje a mi ano.
Estaba realmente feliz, en ese momento llegue a un extasis largo y placentero,
me impresionaba como me podía excitar tanto sin siquiera penetrarme.
Me comenzó a besar y me dijo que quería que ahora yo se lo metiera,
se puso de lado y con sus manos separó sus nalgas para que yo pudiera colocar bien mi pene dentro de él, lo logré y se lo metí por completo,
lo mantuvé ahí torpemente porque cuando lo sacaba me costaba mucho volverlo a penetrar,
me dijo que había estado bien pero que mejor regresáramos a como lo sabíamos hacer mejor así que me acostó boca arriba en la cama,
subió mis piernas hasta sus hombros y me empezó a penetrar en una de mis posiciones favoritas.
Su pene era el que ahora no se mantenía en un solo lugar,
hasta que de repente no sé como lo logro colocar que me penetró más de lo que nunca lo había logrado,
sentí un cúmulo de sensaciones en ese momento, dolor, pasión, excitación,
por lo que un pequeño grito salió de mi boca,
él me la tapo con su mano y me preguntó si me estaba lastimando,
le dije que sí pero que siguiera solo que con un poco más de cuidado,
me hizo caso y nos mantuvimos un buen rato así hasta que de nuevo decidimos dascansar un poco.
Nuestro juego de tocarnos era sensacional, muy divertido y relajante,
una serie de caricias que siempre recuerdo cuando quiero prenderme,
me empezó a acariciar el ano con su dedo, con suavidad, me preguntó que si estaba lastimado,
le dije que todavía aguantaría más, pero le dije que me dejará ahora a mí tomar la iniciativa.
Lo acosté en la cama y me senté encima de su pene, él lo tomaba con firmeza mientrás yo hacia movimientos hacia arriba y hacia abajo,
me gustó mucho de esta forma, porque podía controlar hasta donde me gustaba y jugar un poco con el rango de cuando me empezaba a doler.
Me dijo que se iba a venir y que si lo dejaba eyacular en mí, nunca lo habíamos hecho pero para cerrar esa noche con broche de oro después de una hora de sexo decidí experimentarlo.
Me coloqué de lado, él me abrazó para darme seguridad, colocó su cabeza en mi hombro y empezó a masturbar su pene entre mis nalgas con movimientos de adentro hacia afuera y no tardo mucho tiempo para que por fin todo su semen se depositará en mi trasero.
La experiencia de sentir un chorrito de líquído caliente y pegajoso en tu ano al principio es rara, pero luego se tornó placenterá al sentir como por medio de su abrazó me compartió su orgasmo.
Nos quedamos acostados durante un largo rato así, de cucharita, el abrazándome y dejando descansar su pene en lo largo de mis nalgas, me siguió acariciando durante largo rato hasta que me quedé dormido.
Cuando estaba por amanecer me despertó, me dijo que me vistiera y que él se iría a su cama, al verlo rápidamente me pasaron ideas excitantes por la cabeza, pero las tendríamos que dejar hasta la tarde de ese mismo día.
Te puede gustar: Follando con un guardia civil
Un comentario:
Tadeo
marzo 8, 2023 at 12:20 am
Excelente relato.