Mi primera vez…
Llegamos del instituto justo para ver a su abuela irse por la puerta, me abrace a él y le bese,
extrañaba tanto estar entre sus fuertes brazos que a la mínima ocasión corría en su busca,
me dirige hacia su habitación y me tumbe en la cama a leer un libro mientras el se duchaba.
Desde allí tumbado podía escuchar el agua corriendo y su voz cantando alguna canción sin ritmo con la letra improvisada.
Cerré los ojos imaginándome su cuerpo desnudo bajo el agua, recorriendo su bronceada piel y sentí el impulso de acompañarle.
Salió de la ducha cubierto con una minúscula toalla de manos anudada a la cintura cubriendo escasamente sus genitales, dejando ver unos muslos robustos y fornidos,
las gotas resbalaban por su pecho moreno para morir en un incipiente bello rizado alrededor de su ombligo,
se acerco a mi y me abrazo, nos tumbamos en su cama mirándonos a los ojos pidiéndonos permiso para aquel paso, que por falta de ocasión y miedo habíamos estado posponiendo,
yo temblaba de terror y deseo ante su sonrisa picara, comenzó a besar mi cuello desabrochando mi camisa lentamente,
pasando su lengua caliente por cada centímetro de piel que quedaba al descubierto,
entreteniéndose en mis pezones que relamía con saña, mi respiración comenzó a acelerarse y volví a sentir aquel chorro de sensaciones desconocidas en mi cuerpo,
me retorcía entre sus labios gimiendo de placer, siguió su camino bajando por mi pecho imberbe hasta llegar a mi cintura, en un punto que creí explotar de placer paro y subió de nuevo a mi boca,
cogiéndome la cabeza entre sus fuertes manos en un acto desesperado, me levante y me desprendí de mis pantalones quedando de pie con mis negros boxer apretados,
marcando una excitación que era imposible ocultar con mis temblorosas manos.
Se levanto y me apretó contra su cuerpo sintiendo su miembro chocar contra el mío palpitante, su toalla cayó al suelo y me separe unos centímetros para observarle maravillado,
aquel pecho duro daban el resultado de sus horas de gimnasio,
soltó una sonora carcajada al veme allí frente a él embobado y me apretó contra su cuerpo susurrándome un «te quiero» que me atravesó el alma.
Me despojo de la prenda que aún vestía y comenzó de nuevo a besar mi cuerpo, lamiéndolo todo a su paso,
rodeando mi bello púbico, bajando a mis muslos hundiendo su cabeza en ellos, dejándome sentir su acelerada respiración en mis inglés,
cogió mi verga y comenzó a masajearlo con suavidad, pasando su dedo por mi capullo lubricado, iba subiendo poco a poco la intensidad de sus movimientos guiado por mis gemidos,
mis manos revolvían su pelo introduciendo mis dedos entre su mojada melena, acariciaba mi pecho apretando mis pezones,
le cogí la cara entre mis manos y le subí para besarle con pasión, introduje mi lengua en su boca, sentí la suya buscando la mía entrelazándose desesperadas.
Le agarre por la cintura firmemente y me puse de rodillas ante él, alcé la cabeza y le mire a los ojos, para a continuación introducirme su miembro en la boca,
chupaba con ansia clavando aquel capullo sonrosado hasta el fondo de mi garganta, cuanto más hondo llegaba más gemía y se retorcía ante mi,
provocando que me excitara más aún, acariciaba mi cabeza empujándola al ritmo de sus embestidas,
acelere mis movimientos masajeando su esfínter con un dedo que pronto se abrió paso en su ser.
-«Voy a correrme»- dijo jadeante con los ojos cerrados echando su cabeza hacia atrás.
Acelere mis movimientos hasta que me apretó contra su vientre inundándome con el olor de su bello púbico, sentí los chorros calientes de su esperma llenando mi boca,
resbalando por mi garganta y escapando por la comisura de mis labios, durante unos instantes me resulto desagradable aquel sabor,
pero al instante relamí hasta la última gota de su ardiente néctar deseoso de más.
Se sentó en la cama jadeante, apartando el sudor de su frente con la toalla que había terminado en el suelo,
miro mi verga a punto de explotar y se la metió en la boca de un golpe, al instante ya estaba empalmado con su miembro apuntando al cielo pidiendo guerra,
me giro apoyando mi cuerpo en la cama y abrió mis nalgas para meter su cabeza entre ellas,
sentí su lengua alrededor de mi ano mojándolo y abriéndolo lentamente, su lengua se introdujo en el con movimientos circulares provocando que mis gemidos subiesen de tono,
hundí mi cabeza en la almohada apretando mis nalgas contra su cara susurrando palabras inaudibles,
se coloco detrás de mi e introdujo el capullo de su verga, un fuerte dolor invadió mi cuerpo volviéndose placer casi al instante,
moví mi cuerpo hacia atrás y me lo introduje de golpe ante su sorpresa,
comenzó a moverse rítmicamente con movimientos lentos,
recorriendo mi espalda con sus manos, acariciando mis nalgas, masajeando mi verga palpitante,
poco a poco iba incrementando su ritmo dejándome sentir como entraba y salía de mi cuerpo,
me agarro fuertemente las caderas embistiéndome como un poseso,
me levanto sin sacar su miembro y pego mi cuerpo al suyo buscando mi boca,
mordiendo mi lóbulo, besando mi cuello. Yo me movía sobre él mientras me masajeaba la verga apretándola con fuerza.
-«Me corro»- volvió a decir mientras inundaba mi culo de esperma caliente. Al mismo tiempo que sentí la primera descarga mi polla comenzó a soltar su líquido sobre su mano.
Nos tiramos abrazados en la cama, jadeantes, sudados y pegajosos, besándonos, riendo, para a continuación dirigirnos a la ducha.
Aquella primera vez sería inolvidable en mi vida y se repetiría a menudo después de descubrir los placeres del sexo.
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Un comentario:
Ricardo
mayo 23, 2023 at 5:20 am
Como me gustaria algo asi. Pero mi timidez no me deja