MI PRIMO MAYOR
Hace mucho tiempo que quería mandar un relato, pero hasta hoy me animé.
Mis experiencias siempre han sido con un primo mayor que yo.
Actualmente tengo 26 y seguimos viéndonos aunque no con la misma frecuencia.
La experiencia que les voy a contar sucedió hace 2 semanas.
Teníamos rato de no vernos así que nos pusimos de acuerdo en vernos en un supermercado cerca de mi casa y de ahí nos íbamos a ir a casa de su hermano que se encontraba fuera de la ciudad.
Fui por él a la hora acordada y ya estaba ahí.
Así que se subió a mi carro y nos dirigimos a la casa.
Yo acaba de salir del gym así que primero que me di un regaderazo antes de empezar para quitarme el sudor.
El se fue directo a la recámara y se acostó en la cama.
Salí de bañarme yo traía un bóxer ajustado de color blanco y la toalla amarrada en la cintura.
Él traía un short negro y una playera de color azul.
En cuanto entre al cuarto él se quitó la ropa y pude ver su cuerpo desnudo que tanto me gusta.
Es un cuerpo de hombre, enorme, moreno, con una pequeña pancita y vellos en el pecho y abdomen, una piernas fuertes, morenas y velludas tal como me gustan.
Así que me subí sobre él, tirando la toalla a un lado y sentí su cuerpo caliente, empecé a besarle una oreja, luego bajé por el cuello y subí hasta la otra oreja.
Bajé de nuevo a besarle el cuello y más abajo hasta llegar a las tetillas,
las cuales chupé una y luego la otra como a él le gusta tanto.
Me decía: “chupame la verga, quiero que me la chupes toda” Después de recorrer su cuerpo con mis labios y lengua por fin le di lo que me pedía.
Me metí su verga en la boca y la comencé a chupar con todas mis ganas.
Primero toda, luego se la lamía de arriba abajo, luego solo la puntita, otra vez toda en la boca y el se retorcía de placer.
Un rato después de chupársela me acosté a un lado de él y se subió encima de mi, me encanta sentir todo su cuerpo apretándome y empezó a moverse hacia adelante y atrás, luego subí mis piernas y las puse en sus hombros y acercaba su verga a mi culo sin penetrarme.
Y me besó las tetillas y bajó hasta mi abdomen y así me tenía bien caliente.
Luego me metió la verga en la boca una vez más pero ahora él sobre mí.
Se la chupé una y otra vez y veía como lo gozaba y también veía en un espejo su espalda y sus nalgas, era algo súper erótico.
En eso me pidió un condón, yo lo había puesto a un lado de la cama junto con un tubo de lubricante. Se los pasé y primero le pedí que me metiera el dedo.
Me empezó a penetrar el culo con su dedo y yo sentía lo máximo, así estuvo un rato luego se puso el condón,
subió mis brazos a sus hombros y se acomodó hasta que me la pudo meter.
De primero sentí un dolor pero conforme se acomodó empecé a sentir el placer. Me encanta ver su cara retorcerse de dolor y decirme:
“Papi que rico culo tienes, me encanta lo apretadito que lo tienes”
y yo le decía: “tu sabes que es tuyo y de nadie más, métemela toda”
Un rato después cambiamos de posición y ahora lo hicimos de misionero.
Tenía mi cuerpo entre sus piernas y a mi me faltaban manos para acariciar su espalda,
su cabeza, sus nalgas, sus piernas y cuando podía le chupaba el pecho o las orejas.
Mientras estábamos así de repente el se levantó y me dijo: “tengo mucho calor”
y la verdad es que si se sentía mucho calor y sudábamos a chorros. Entonces se fue al baño y abrió la regadera.
Entonces por fin ví la oportunidad de cumplir una de mis fantasías, así que me metí con él a la ducha y ahí seguí besándolo y acariciándolo.
Y me metí la verga en la boca hasta que él me pidió que me volteara,
y así apoyado en los azulejos del baño él me penetró por atrás y se movía tan delicioso,
me tomaba con sus manos de las nalgas y luego con una mano me empezó a masturbar. Estuvimos un rato y el cada vez m&a
acute;s caliente diciéndome cosas como: “Este culo es mío” “Te quiero coger por siempre” hasta que por fin sentí que me apretaba con todas sus fuerzas y sentí salir su leche caliente y depositarla en mí.
Entonces siguió masturbándome hasta que yo también terminé.
Estuvimos un rato en la regadera para tratar de enfriarnos un poco,
luego le pasé una toalla, nos secamos,
nos vestimos y lo fui a dejar a donde pasé por el.
En el camino me iba diciendo que era el mejor palo que nos habíamos echado y que le había gustado mucho.
De eso hace dos semanas y todavía no nos hemos visto para coger de nuevo. Espero que de esta semana no pase.
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