El orgasmo de próstata sigue siendo un tabú. Distinto al orgasmo de pene, básicamente porque se centra en el exterior, este orgasmo nos abre otra dimensión del placer además de sensaciones inéditas.
“No sabía que existía”, confiesa Marcos. “Respiraba y volvía a empezar”, comenta Julián. “¿Estamos hablando de la famosa energía sexual?, pregunta Jorge. En general, el orgasmo está relacionado con la eyaculación, es decir, con una manifestación externa. Sin embargo, la versión prostática es radicalmente distinta, ya que es más interna. “Los hombres experimentan un orgasmo más profundo, casi un éxtasis, muy parecido al orgasmo femenino. Es más abstracto y la sensación se extiende por todo el cuerpo”, explica Nathalie Giraud-Desforges, sexoterapeuta. Las sensaciones son distintas y los medios para alcanzarlo, también. Los hombres están de acuerdo en una cosa: el orgasmo de próstata debe aprenderse y dominarse.
El truco del orgasmo prostático
La próstata es una glándula que contiene el líquido seminal. Está situada debajo de la vejiga, justo delante del recto y, por lo tanto, debemos pasar por un tacto rectal para estimularla. Esto puede hacerse con el dedo o incluso con un juguete sexual específico para este uso. Las sensaciones que provoca este orgasmo se extienden por el interior del cuerpo, a diferencia del orgasmo de pene, cuyas sensaciones van hacia el exterior.
La buena postura para estimular la próstata
El acceso a esta zona (si no estamos con nuestra pareja) es más fácil en ciertas posturas. Dado que la relajación es importante, intenta encontrar la postura que más te conviene. Las más indicadas para los hombres son las siguientes:
- La postura de la cucharita, con las rodillas cerca del pecho y ambas manos disponibles;
- Tumbado boca arriba, con las nalgas sobre un cojín y las rodillas dobladas o apoyadas sobre el pecho.
¿Cómo estimular la próstata?
Una buena estimulación requiere ciertas precauciones de uso, es decir, una higiene de la zona anal, al igual que los dedos. Uñas bien cortadas preferentemente, para evitar hacerse daño. Prevé tener un lubricante a mano. Trata de acercarte poco a poco, con preliminares. El masaje debe ser externo. Apóyate en la zona del periné (situada entre el sexo y el ano). Después masajea el ano para abrirlo, con pequeños movimientos circulares, sin dañar las mucosas, que son muy sensibles en esta zona. Después empieza a masajear la próstata, con un dedo en el recto. Esta zona está llena de vasos, que reacciona al calor y al movimiento del vaivén. Cuidado, la próstata está cerca de la vejiga, así que tal vez te entren ganas de hacer pipí.
Permitirse disfrutar
Es una zona llena de tabús. Suele relacionarse con una zona “sucia”, “homosexual”, o incluso “médica” por el tacto rectal que suele hacerse para diagnosticar el cáncer de próstata. La principal clave del placer está en permitirse investigar la zona y pasar de ser el hombre penetrante al hombre penetrado. Solo así podrás disfrutar plenamente. Otro elemento importante: “Si eres heterosexual, realizar esta práctica y disfrutar de ella no va a cambiar tu orientación sexual”, asegura la sexoterapeuta.
La respiración
¡Presta atención a tu respiración! “Es posible que, de forma inconsciente, aguantes la respiración, o que sea entrecortada. Intenta respirar hondo para que así la energía circule por todo el cuerpo”, aconseja Nathalie Giraud-Desforges. Las virtudes de respirar bien son más que conocidas: permite relajar la mente, centrarse en las sensaciones y dejar a un lado las inquietudes y preocupaciones cotidianas. Respirar también te permite concentrarte en ti: los efectos de la relajación se amplifican, favoreciendo así el acceso al placer.
Centrarse en las sensaciones
Las sensaciones habituales relacionadas al placer masculino son externas, con la noción de excitación creciente. Ahora bien, en el caso del orgasmo prostático, las sensaciones son totalmente nuevas, las contracciones son rectales y las micro-sensaciones sorprendentes. Si no estás acostumbrado a este tipo de placer, te dejará sin aliento. “No se trata de una explosión inmediata, sino progresiva”, precisa nuestra experta. Esto requiere paciencia, perseverancia y no tirar la toalla a la primera de cambio.
Disfrutar sin el pene
Tal vez, en un momento dado, tengas la tentación de recurrir a lo conocido, de palpar tu sexo. Intenta contenerte y sigue explorando esa zona. Deja el pene de lado, al menos de momento y centra toda tu atención en esa zona. Tómate tu tiempo y deja que las micro-sensaciones lleguen al cerebro y se extiendan por todo tu cuerpo para disfrutar al máximo de la experiencia.
El punto G, ya sea en solitario o en pareja
Lo mejor para empezar es explorar el orgasmo prostático en solitario, para así disfrutar de estas nuevas sensaciones a tu propio ritmo. “Dedícate tu tiempo, explora sin prisa, pero sin pausa”, insiste Nathalie Giraud Desforges. Se trata de una exploración lenta, que requiere cierto tiempo. Si decides compartir esta experiencia con tu pareja, puedes hacerlo. Pídele que te preste atención y que avance poco a poco, según tus sensaciones.
El sex toy: modo de empleo
El masaje de la próstata en solitario, con el dedo, no siempre es fácil. Ni cómoda. “Para algunos, un sex toy adaptado les permite eliminar todos estos problemas”, explica nuestra experta. Elige un sex toy adaptado a tu anatomía, preferiblemente sin vibrador, para empezar. No debe ser demasiado grande, ni demasiado grueso, ni demasiado curvado. Pide consejo. Los más conocidos son los estimuladores prostáticos, diseñados precisamente para esta práctica.
Modo de empleo: Evita los vaivenes manuales que centran su atención en la zona rectal y no en la próstata. Debes intentar relajarte. Introduce el sex toy y deja que haga su función; no intervengas. Las contracciones del esfínter realizarán un movimiento de vaivén natural. Las sensaciones vendrán por sí solas.
¡Cuidado con las vibraciones!
Los juguetes sexuales con vibrador deben utilizarse con moderación. Cuando introducimos la vibración, el resultado está garantizado, sobre todo si la utilizamos a gran velocidad e intensidad. Puede aportar mucho placer en esta zona. Sin embargo, existe el riesgo de “querer siempre más” y, a la larga, anestesiar ciertas sensaciones. Lo mejor es alternar este tipo de juguetes y saborear la diferencia.