Orgía en la piscina
Tengo 17 años y estoy en el equipo de natación de mi colegio.
Cuatro veces a la semana, madrugo a las seis de la mañana para nadar casi dos horas.
Pero el esfuerzo vale la pena.
Somos unos 40 chicos, 12 chicas guapisimas y 28 chicos muy sexys en sus bañadores Speedo ajustados y húmedos, que transparentan sin muchos tapujos los paquetes más bonitos y variados.
Las duchas están debajo de la piscina, en una gran sala sin separaciones,
no demasiado iluminada, que se llena enseguida de vapor cuando la utilizamos todos a la vez.
Evidentemente nos duchamos en bolas, y a la mayoría de los chicos se les pone dura no sé muy bien por qué: ver tanto tío desnudo, el agua caliente, la relajación tras el esfuerzo,
no lo sé.
Desde hace algún tiempo, me pajeo con uno de los chicos que entrenan conmigo, Julián, cada vez que nos quedamos a solas.
No es muy alto, tiene 16 años, pero su polla es gigante: 19 centímetros que con su estatura (aproximadamente 1,70 metros) parecen aún más.
Le encanta sobre todo comerme el rabo.
Esta misma mañana, estábamos solos en la sala de duchas, todos los demás ya estaban secándose en el vestuario; comentaba con Julián lo bueno que estaba uno de los nuevos,
un chaval de 15 años que me la ponía dura sólo de verle:
muy alto para su edad, cara de crío y un buen bulto bajo el bañador de competición,
que al quedarse en bolas se convertía en una hermosa polla casi sin pelos;
siempre se le ponía dura a los dos segundos de estar bajo el chorro del agua.
En la penumbra y en medio del vapor, Julián se sonrió y se arrodilló delante de mí para mamármela con su habitual buen estilo.
Le encantaba hacerlo hasta que me corría en su garganta, le volvía loco tragárselo todo.
No aguanté mucho para regarle la boca con varios chorrones de lefa.
Le besé con todo el cariño y mi lengua agradecida lamió mi semen en sus labios.
Al día siguiente, en medio del vapor, Julián me hizo un guiño y a pesar de que había más chicos duchándose, se acercó y empezó a masturbarme
primero, cogiéndomela sin reparos, y a chuparla después.
Yo me cagué.
Creía que nos iban a montar un pollo si se daban cuenta de lo que estábamos haciendo en un rincón de las duchas.
Pero para mi sorpresa, fue alucinante: los 12 chicos que estaban en las duchas se sumaron al rollo.
Fueron dándose cuenta de nuestra jugada, y comenzaron a masturbarse sus rabos hasta ponerselos duros a tope mientras algunos se acercaban con descaro.
Yo cogí el rabo de Federico, un tiarrón de 18 años que tenía el pene totalmente duro y se había puesto a acariciarsela a nuestro lado,
y me lo metí sin reparos en la boca, ante la sorpresa de Julián.
A la vez, Andrés, un tío de COU, se meaba en mi culo mientras me decía burradas al oído, y aprovechaba su orina para lubricar su dedo índice que buscaba mi orificio.
El ambiente en las duchas estaba aún más caliente que el vapor que salía de los grifos.
Felipe, un chaval musculoso moreno y el más velludo del equipo ( le llamábamos “el osito”),
se tumbó en el suelo debajo de mí mientras yo me agachaba para que los dedos de Andrés trabajaran mi ano, y empezó a lamerme los huevos.
El nuevo, mi fantasía, se puso delante de mí y su pene erecto quedó a centímetros de mi cara.
No pude aguantar y se lo comencé a mamar a saco.
Me encantaba ese cacho polla, tan duro y grande y casi sin vello.
Julián mientras frotaba su rabo por el culo de Santi,
otro chico del equipo que también iba a nuestra clase y que gemía como loco al sentir un rabo por primer vez rondando su culo.
Andrés ya tenía dos dedos metidos en mi agujero, y me pidió al oído permiso para follarme.
No le pude decir que no, mientras sentía su capullo apoyado en mi ano.
Como su polla era más bien finita, no tuvo porblema en entrar y empezar a culearme lubricado con su orina y el jabón que aún cubría mi cuerpo.
Felipe, bajo nosotros, nos lamía las bolas por turno.
Julián y Santi jodían a nuestro lado, mientras en la bruma del vapor veía como el nuevo se dedicaba a hacerle una mamada a Federico.
El resto se la estaba meneando viendo el espectáculo.
No se atrevían a más pero no parecía disgustarles.
Para la mayoría yo creo que era su primera experiencia con otros chicos.
Ese día el erotismo de tanto tío de 15 a 18 años había explotado a la vez, y aunque yo creo que la mayoría no son gays, no pudieron evitar añadirse al acto.
Algunos grititos de dolor delataban que había mucho culo virgen esa mañana.
Los más atrevidos follaron y chuparon como animales,
mientras que los tímidos se corrieron masturbándose mientras disfrutaban del show.
Andrés explotó en mi culo, después de bombearme casi durante 5 minutos,
y yo no pude evitar hacerlo a la vez, con todo mi cuerpo tenso por la excitación del momento.
Julian sacaba su polla mojada de presemen y se corría en la cara de Santi,
y pude ver entre el vapor la cara del nuevo barnizada de leche mientras Federico se relajaba bajo el chorro del agua caliente.
Y todo con el morbo de verse a través de la bruma del vapor, y en una sala en penumbra,
como si fuera un baño turco o un cuarto oscuro con niebla artificial;
sólo que todos éramos unos adolescentes, deportistas y desnudos.
Una orgía total.
Desde entonces, se ha convertido en un ritual después de cada entreno.
Estas orgías las recordaré siempre como uno de los momentos más excitantes de mi vida.
Lo peor es que creo que aunque se trata de un gran placer sexual para todos los chicos, creo que no es gay casi ninguno; ni yo mismo sé si lo soy.
Eso sí, las chicas tienen un mosqueo por saber por qué se tarda tanto en ducharse últimamente.
A lo mejor algún día una se aventura a entrar en las duchas para ver qué pasa.
Igual la orgía se convierte de homo en bisex.
Es una locura irrealizable, pero coño, ¿y lo de nuestra orgía repetida día tras día?
A ver quién se lo hubiera creído si lo comentamos antes.
Ni siquiera el comepollas de Julián se lo habría creído.
Me voy. Hay que dormir pronto que mañana se madruga.
Tengo entrenamiento de natación.
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