De acuerdo con un estudio de la Universidad de Toronto, tu rol sexual se te podría notar en la cara.
El famoso gaydarha dado mucho de qué hablar entre la comunidad LGBT+ e incluso en los heterosexuales cisgénero. En términos generales, el gaydar consiste en la capacidad de las personas LGBT+ para darnos cuenta de si alguien es de nuestra manada con solo verlo. Para ello nos basamos en ciertos patrones de comportamiento asociados con cómo creemos que debe comportarse una persona LGBT+. Pero ¿podrían los rasgos faciales usarse para distinguir no solo si una persona es LGBT+, sino también su rol sexual?
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Esto es lo que un estudio de la Universidad de Toronto dice al respecto.
El estudio fue conducido por los investigadores Konstantin O. Tskhay y Nicholas O. Rule, del departamento de psicología de la Universidad de Toronto. De acuerdo con ellos, el rol sexual está relacionado con conceptos generalizados de género que son, además, binarios. Es decir, lo que se nos ha impuesto como masculino o femenino influye en la expresión de nuestra sensualidad. De tal forma que el rol de pasivo está más asociado con prácticas sexuales consideradas como “femeninas”, mientras que el activo con prácticas sexuales consideradas como “masculinas”.
Y, de acuerdo con un estudio previo en el que se basaron, estos estereotipos relacionados con el género también se trasladan al aspecto físico. Incluso hay investigaciones que reportan un alto rango de precisión al distinguir a un hombre como activo o pasivo con solo ver su cara.
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¿En qué consistió el estudio?
Para corroborar lo anterior, los investigadores reunieron a un grupo de 23 personas (7 mujeres y 16 hombres) y descargaron 200 fotografías de hombres gays (100 activos y 100 pasivos) de distintas apps de citas. Los criterios de selección para las fotografías fueron:
- Solo de hombres que se identificaran como activos o pasivos, no versátiles
- Que la persona estuviera mirando directo a la cámara sin hacer ninguna pose
- Que no hubiera ningún tipo de adorno
Todo esto para no dar ninguna “pista” sobre el rol sexual de los fotografiados más que su cara. Después se recortó la cara del sujeto, se pusieron todas las fotografías en una escala de grises y luego fueron pegadas en un fondo blanco. Nuevamente, todo esto con el fin de que el único criterio para determinar si el hombre era activo o pasivo fuera su cara.
En la primera parte del estudio, se les mostraron las fotografías a las y los participantes y se les pidió que categorizaran a cada persona como activo o pasivo.
Para la segunda parte del estudio, se les preguntó a las 23 personas si su decisión de categorizar a alguien como activo o pasivo había sido influenciada por qué tan masculinas o femeninas eran sus facciones.
¿Qué encontraron?
Respecto a la primera parte del experimento, los investigadores concluyeron que las personas identificaron a los hombres activos y pasivos con gran precisión. Demasiada como para que haya sido solo buena suerte al adivinar. Y respecto a la segunda parte del estudio, reportaron que la asignación de la categoría de activo o pasivo fue dada según “la masculinidad” de los rasgos de los fotografiados.
Conclusión…
De acuerdo con el estudio, los investigadores concluyeron que las personas confían en las características estereotípicas de género femenino-masculino y relaciones heterosexuales para identificar el rol sexual de una persona en una relación del mismo sexo.
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Los resultados de este estudio nos dan la idea general de que todo está dado por estereotipos. Y estos no son necesariamente malos, ya que nos ayudan a clasificar y entender las cosas. Pero tampoco podemos dejar que sean nuestra pauta a seguir para todo.