YO 28 AÑOS, ELLOS HERMANOS DE 14 Y 16 AÑOS (Segunda Parte)
Siendo aficionado a leer relatos eróticos, muchas veces me encuentro con relatores, que empiezan diciendo “esto es una fantasía” o bien, “lo que relataré es producto de mi imaginación” y cosas por el estilo,
lo que resta toda emoción al relato, y por ello es que aclaro que lo que he escrito y seguiré haciendo ES ABSOLUTAMENTE REAL y me solazo al recordar esos ricos momentos vividos.
Y siguiendo con mis historias con los hermanos Cristian y Pedro, a quienes inicie en el sexo gay a sus 14 y 16 años respectivamente,
estas relaciones se desarrollaban periódicamente, para beneplácito de todos y ya se me había metido el bichito curioso de hacer algo los 3 juntos.
A poco tiempo de aquel inicio relatado antes, me trasladé a una ciudad cercana donde nadie me conocía dentro del vecindario, por lo que a nadie extrañaba que recibía todas las semanas la visita de ambos chicos de forma alternada,
quienes iban vestidos de su uniforme de secundaria, lo que añadía otro poco de morbo al sexo con ellos, ya que me excitaba de sobremanera meterles mano aun vestidos de colegiales, para llevarlos a mi cama y tener el mejor sexo que se puede tener con chicos liceanos, en plena adolescencia y con las hormonas saliendo por los poros.
Ni que decir que ya desnudos las hacíamos todas, y Pedro que con sus 19 cm al principio me hacía sufrir, pero ya el contacto semanal me fue adaptando al tamaño de su pene y me follaba con mis piernas en sus hombros llevándome al cielo de la lujuria.
Por supuesto que era toda una sesión de sexo con unas 3 o 4 folladas, con las cuales el quedaba muy satisfecho y con sus huevos prácticamente drenados del semen juvenil.
Por otro lado, con Cristian, que de un principio se mostró más abierto al sexo, fue llegando a hacer 69, la pose donde no se ven las caras, para finalmente también aceptar que yo le follara a él, con lo que, si bien su pene de 16 cms no me llenaba tan bien como su hermano,
tenía la ventaja de poder vaciar el contenido de mis huevos dentro de su culo, que recibía gustoso mis 16 cms.
Y así pasaban los meses, y yo me fui a trabajar a Santiago, la capital, y en principio viajaba regularmente los fines de semana, dado que el viaje no demora más de 2 horas, y así tenía mis encuentros con ambos chicos, uno el día sábado, el otro el domingo.
Uno de esos días, Pedro el mayor me comenta que tiene una “polola” (novia) y me pidió le permitiera llevarla a mi casa a follar, lo que obviamente le concedí entregándole una llave para que pudiera ir con ella durante la semana a sabiendas que yo no estaría.
Lo que sí, con el compromiso que igual yo tuviera mis “dosis” de fin de semanas, a lo que se comprometió.
Y cuando se produjo su primer encuentro, y llegó mi fin de semana, le pedí me contara con lujo de detalles lo que había hecho, lo que para mí deleite hizo mientras clavaba su verga en mi culo, y que a él también excitó de sobremanera al recordar esa primera sesión, que según me señaló no fue del todo grato para ella dado que era su primera vez y también ( como me ocurrió) esa primera penetración fue dolorosa dado el tamaño de su verga y a su situación virginal, por lo que el resultado también fue sangriento pero dentro de lo normal dada la desfloración.
Por supuesto considerando mi mayor experiencia en la vida, le aconsejé que ella tomara anticonceptivos que no era prudente un embarazo dada su condición de estudiantes.
Y volviendo a mis relatos con Cristian, que ya había comprobado su mayor disposición al placer, que yo le insinuaba que sería rico tener sexo con su hermano,
a lo que me respondía que él me mataría con su herramienta, sin saber que ya hacia un buen tiempo también me llenaba los intestinos con semen.
Por supuesto yo insistía en que sería rico aquello, para así ir preparando el camino a lo que tenía en mente, y que la verdad a él también le daba morbo tal situación.
Por la situación laboral, me traslade a vivir definitivamente a Santiago ya que era doble gasto tener una casa en cada ciudad.
Cuando les comenté ellos se lamentaron, pero les dije que igual podrían visitarme los fines de semana (insisto todo eso por separado) y ya en la última semana, le comenté a Cristian que ya hacía tiempo tenia sexo con su hermano,
y que si él se atrevía podíamos hacer algo de 3 en Santiago, que sería aún más discreto el encuentro siendo todos completamente desconocidos en el barrio en que me había instalado.
Cristian se emocionó de deseo cuando le comenté lo de Pedro y me preguntaba detalles de cómo, desde cuándo y en especial que tan bien le soportaba el miembro en mi trasero,
lo que lo súper excitaba por la fuerza con que me follaba al ir relatando mis experiencias con su querido hermano.
Y así fue como planeamos hacer el trío. Habiéndome visitado ambos un par de veces en mi nueva residencia, pusimos en marcha el plan,
para lo cual un día sábado llegó Pedro a quien recibí en el terminal de buses cerca de las 11 am, rápidamente nos dirigimos a mi casa, mientras en el viaje yo dirigía mi mano a su prominente bulto alternando con la pasada de velocidades de mi auto haciendo que se notara en su pantalón.
Mientras con mi mano izquierda sostenía el volante, la derecha hurgaba en su cremallera hasta sacar el objeto de deseo para poder acariciarlo y masturbarlo suavemente preparándolo para el momento de llegar a casa. Lo sentía muy caliente, duro como roca, y su cabeza húmeda de precum, que yo sentía aumentaba en la medida que yo lo masturbaba.
El viaje se hizo casi interminable, apenas llegamos rápidamente nos dirigimos al dormitorio, sacándonos la ropa mientras caminábamos, y en el cuarto nos abrazamos y el me agarraba las nalgas con fuerza mientras nos besábamos.
Yo igual tocaba su trasero y sentía la dureza de su verga apretada contra mi pelvis.
Terminamos de desnudarnos y con ansias llevé mi boca a lamer, chupar y mamar su sexo, y asimismo a sus huevos grandes y con pelos, pero sin llegar a oso, me lo introducía hasta lo más al fondo que soportaba y cuando ya casi me ahogaba lo sacaba.
Quiero meterlo, me dijo, así que me puse de costado, mientras me untaba con lubricante intimo mi agujero, preparándome a ser invadido por aquel estoque de carne que ya hervía,
el que también fue lubricado abundantemente, momento en el cual me empezó a clavar y a entrar sin compasión, como ya tantas veces habíamos hecho.
En dos o tres empellones, me lo metió por completo, y ya adentro esperó unos segundos a que mi ano se adaptara al invasor, y empezó en el clásico mete y saca, mientras con su brazo libre me agarraba desde el bajo vientre atrayéndome a su cuerpo para lograr la máxima penetración.
Luego de algunos minutos, simplemente me lo sacó y se acomodó para poner mis piernas sobre sus hombros, lo que yo asentía sin decir palabra. Vi su pene erguido, húmedo, brillante, y sentí cuando nuevamente lo acerco a la entrada de mi culo, y de un solo golpe lo clavó hasta los huevos.
Junto con ello acerco su rostro a mi cara y me dio un beso profundo, junto con una clavada también profunda, y me dijo, “me encanta tenerte así”, iniciando un movimiento ascendente en ritmo que no sé cuánto duró, sino que solo tuve consciencia cuando empezó a gemir y yo sentir los chorros de leche caliente que se vaciaban dentro de mi culo, uno y otro y otro, hasta que finalmente me lo sacó y se recostó a mi lado, jadeando, pero sonriente.
Ya había pasado el mediodía y venía la segunda parte del plan, mientras estábamos desnudos en la cama, se sintió que alguien tocaba a la puerta.
Me levanté y fui a abrir, sabiendo que se trataba de Cristian, el hermano menor, quien rápidamente entro y se dirigió al dormitorio.
Saludó a su hermano quien estaba rojo de vergüenza y mostrando un estupor entendible dada la situación.
Pero su hermano me hablaba del viaje mientras empezó a desnudarse, y prontamente se acomodó junto a mí con su pene erguido y me lo acercó a la boca, a lo que yo inmediatamente empecé a chupar y mamar como si fuera un borreguito,
su hermano solo observaba en silencio.
Luego de un par de minutos y ya suficientemente calentado el ambiente, me pidió me pusiera boca abajo, con un almohadón bajo mi pelvis, con lo que elevaba mi cola,
ante lo cual se ubicó y de un solo golpe me clavó la verga, ya suficientemente lubricada con mi mamada, y mi ano dilatado y lubricado con la follada de Pedro, poco tiempo antes ocurrida,
y me empezó a bombear mientras me daba mordiscos suaves a las orejas y nuca, y así a poco andar, ya aceleró el ritmo para acabar profusamente dentro mío.
Algunos gemidos y ya, se acostó a mi lado, mientras su hermano se ponía los bóxer y salía de la habitación.
Con Cristian nos miramos y nos sonreímos ya que la situación estaba clara, y su hermano ya sabía en qué idea estábamos.
Nos levantamos, me fui a asear al baño y regresé junto a ambos al living y les invité unos refrescos, sentándonos en el sofá, yo al medio, mientras puse un video porno.
Pedro estaba en silencio, miraba la película como un recio varón enculaba a una chica rubia, y yo le hice un gesto a Cristian, y dimos el segundo paso,
al yo arrodillarme frente a Pedro, y le busqué el pene que estaba muy erecto, por efecto del video que miraba, y sin más preámbulo me lo metí a la boca y empecé a chupar y masturbar, mientras su hermano Cristian, se puso detrás mío y acomodando su pene me lo introdujo de golpe, empezando a follarme.
Su hermano seguía viendo la tv, si bien ocasionalmente miraba como yo era follado por su hermano, lo que indudablemente le calentaba y que se notaba en su pene, cada vez más duro y en los movimientos sexuales que lo delataban,
y así sin previo aviso, empezó a descargar su leche caliente en mi boca, nuevamente en gran cantidad confirmando lo excitado que estaba, y sus gestos y gemidos terminaron de asegurarlo, ante lo que Cristian también empezó a llenarme, y por segunda vez, mi culo, él sin limitarse en sus expresiones de placer con gemidos, y palabras que señalaban su gozo.
Ahí ya se relajó el ambiente. Pedro reconoció que le había gustado lo vivido, y entre risas nos decía “ustedes par de huevones tenían todo preparado” a lo que nosotros reconocimos y la situación se distendió.
El resto de la tarde seguimos follando, un rato con uno y otro, o bien uno por el culo el otro por la boca, y cambiándose, en una tarde de lujuria total.
Respecto a Cristian y por razones obvias, cumplí mi promesa de no mostrar intención de follarlo yo, ya que ese si era nuestro secreto.
Y así, fue ese primer trío con los hermanos, lo que se repitió muchas veces y más adelante se iban por sábado y domingo en donde dábamos rienda suelta a nuestra calentura sin restricciones.
Espero les haya gustado. Pueden comentar en la misma página hacer sugerencias o a mi correo sergiosst2021@gmail.com y ya publicaré otras experiencias interesantes de relatar, y para mi lindas de recordar. Responderé cualquier mensaje.