YO 28 AÑOS, OTROS DOS HERMANOS, Segunda Parte - citasgay.org

YO 28 AÑOS, OTROS DOS HERMANOS, Segunda Parte.

Insisto que mis relatos son vivencias, 100% reales y que me trae gratos recuerdos el escribirlos y compartir con ustedes.
Como ya señalé, la relación con Janito resultó muy placentera y nos reuníamos con bastante frecuencia a follar, y le llegó el tiempo de cumplir con el servicio militar, que en aquella época era obligatorio,

por lo que me daba un morbo adicional que me visitara con su uniforma de conscripto, en un par de ocasiones le pedí folláramos con su uniforme puesto, que, aunque algo incómodo, tenía un plus adicional en la vestimenta.
La época en que paso esto, Chile aún sufría el mandato del dictador Pinochet, y en ocasiones mi amigo me comentaba que estaría de guardia en unas instalaciones ferroviarias, a modo de prevención por posibles ataques terroristas (que solo existían en la mente de los desquiciados gobernantes)

y yo le visitaba previo aviso obvio, que podría haber sido peligroso acercarme de noche a su ubicación.

Ahí y con conocimiento del oficial a cargo, compartíamos entre todos un par de botellas de pisco que yo llevaba, y servía para capear el frio y acortar la noche.

Ya avanzada la madrugada me retiraba a mi casa, feliz de haber compartido con ellos.


Una tarde, Jano en la conversación pos-coito, me dice que un primo suyo, que a la época no cumplía aun los 13 años, quería perder la virginidad sexual, y le gustaría que fuera yo quien lo ayudara en dicha tarea.

Me sorprendió gratamente la invitación, a Jorge yo lo conocía de vista, chico apuesto, un poco alto para la edad, lindas facciones, delgado. Todo un manjar.

Obviamente le dije que SI ( así, con mayúsculas).


Llegado el día del acontecimiento, compre algunas cervezas, cosas de comer, y esperé que llegaran, lo que ocurrió cerca de las 9 de la noche, pero además de Jorge, les acompañaba otro chico, soldado igual que Jano, de apellido Mondaca (no me acuerdo su nombre) a quien había visto en mis visitas nocturnas a su guardia.


Decidimos dado que la noche era joven aun, ir a una discoteca cercana, y al ser tan temprano casi no había público. Pague una propina extra al portero para que entrara el chico menor de edad y estuvimos bailando entre nosotros un par de horas.

Los soldados se pasaron un poco de tragos, por lo que ya antes de medianoche llame un taxi y nos retiramos a mi casa.


Ahí se preparó algunos tragos y sándwiches, y Jorge y yo nos fuimos a uno de los dormitorios.

Le pregunté al chico si estaba seguro de lo que quería y me aseguró que Si, por lo que empecé a desnudarme y el también.

Apague la luz y solo nos alumbraba el brillo del alumbrado callejero.

Sin más preámbulos empecé a acariciar el virginal cuerpo que tenía a mi disposición, junto con abrazarle y darle unos tenues besos en el cuello, cara y boca, mientras mis manos se iban a agarrar su culo y pene.


El cuerpo del chico, blanco como su primo, escaso de vellosidad, con apenas un poco de vello pubiano, castaño claro rodeando un pene blanco, no tan grande, quizás unos 15 cms, pero al igual que sus primos de una forma uniforme, es decir el mismo grosor parejo en toda su extensión.

Bajé entremedio de la ropa de cama y empecé a lamerlo y chuparlo, lo que de inmediato ocasionó un escalofrío y un gemido al chico, demostrando así el placer de la nueva experiencia.

Seguí chupando, lamiendo, y me introducía el pene totalmente en la boca, sintiendo cuando tocaba mis amígdalas, mis manos, una acariciando su delicioso culo y la otra apretando suavemente los huevos para aumentar su placer, mientras yo lo masturbaba con mi boca.


Para hacer una mejor experiencia prima a Jorge, dejé su pene y me puse de espaldas a él, y tomé su pene y lo acerqué a mi trasero, él busco su acomodo y una vez en posición, se apretó hacia mí y sentí como su pene me llegó al fondo de un solo golpe.

Junto con ellos una exclamación salió de su boca. ¡Ohhhhh!
Como ya dije su verga no era de un gran tamaño, normal considerando su edad, así que me preparé a gozarlo a full, para lo cual lo hice me montara y empezara a cabalgarme en el tradicional mete-saca, lo que a poco andar ya tomó ritmo y lo hacía cual un experto logrando el placer de ambos.

Todo ello en la semipenumbra de la habitación, solo se escuchaba sus jadeos y el crujir de la cama con el movimiento sexual, lo cual, contra mi esperanza de eternizarlo, se acabó con un fuerte gemido suyo, y la inundación de mi interior con ese semen casi infantil, que por vez primera se vaciaba dentro de otro cuerpo.


Se mantuvo unos minutos encima de mí hasta bajarse y recostarse a mi lado.

Yo aún muy excitado le insinué la posibilidad de follarlo yo a lo cual se negó rotundamente por lo que no insistí.


En un momento, sentimos voces al lado de la puerta y fue abierta y encendida la luz por los dos soldados, quienes sonrientes nos miraban y preguntaban a Jorge si ya había gritado ¡Viva Chile! Y él respondió que sí, a lo que ellos le pasaron un vaso de licor para celebrar.

Lo recibió, bebió un poco y les pidió que salieran, que venía la segunda parte, por lo que ellos se retiraron y empezamos nuevamente con el juego previo, caricias, besos y mamadas para volver a penetrarme dos y tres veces más, luego de lo cual dormimos un poco.


Lamentablemente para mí, a las 7 a.m. Janito nos despertó y le dijo a Jorge que debían estar temprano en casa, por lo que se vistió y rápidamente salieron, sin darme tiempo a una despedida más ad-hoc a esa primera experiencia.


Y al tener en mi casa otro soldado, pues no quise desperdiciar la oportunidad, ya que Mondaca no se fue con los otros dos, así que me cambié a la cama donde él dormía y sin mediar invitación le empecé a hurgar en la ropa en búsqueda del manjar que se escondía ahí, a lo que él me decía que quería dormir, pero yo insistía en masturbarlo y en darle unas mamadas a su pene que al final, me dijo que bien, que me follaria con tal que lo dejara dormir otro poco,

así que terminó de desnudarse y me clavó su estaca, que la sentí muy dura y caliente, montándome un rato hasta vaciarse dentro mío. Lo malo fue que se durmió encima mío, por lo que tuve que bajarlo y acomodarlo para que durmiera tranquilo, Total yo había conseguido mi objetivo.


Ya avanzada la mañana, despertó, lo invite al desayuno y se fue de mi casa. Fue primera y única vez con él, que después solo lo vi de pasada en la calle para perder completo contacto hasta ahora.


Respecto de Jorge, lamentablemente también fue entrada y despedida. Esa noche quedamos de acuerdo de reunirnos el fin de semana siguiente, pero yo trabajando en Santiago no pude regresar el día convenido, lo que el consideró un agravio por lo que ya no me quiso hablar y hasta ahí llegó todo.


Como sea, creo que me queda el consuelo de aunque poco algo se dio, y confirma el dicho popular que más vale comer poco que no comer.


Espero les agrade este relato, ya regresaré con otras sobre mis vivencias de sexo gay, que aún hay sabrosas narraciones (recuerdos) que iré desarrollando. Espero sus comentarios sergiosst2021@gmail.com

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