De como inicie a dos hermanos, primero individualmente, pero despues……………….
Los conocí cuando se mudaron a la casa vecina de mis padres, yo tenía unos 12 o 13 años y ellos eran pequeños, y así los vi creciendo y yo viviendo una sexualidad escondida, dada la intransigencia de aquellos tiempos (al menos ahora ha cambiado ).
Tanto así que ya mas entrada la adolescencia tenia mis novias o “pololas” como decimos en Chile, lo que alternaba con escarceos con chicos de mi edad más o menos, un par de primos, un compañero de colegio (será tema de otros relatos).
Y así sin darnos cuenta es que los vi crecer y el mayor siempre se veía más serio y formal, el menor algo desordenado, dicharachero.
Todo empezó primero con el menor, de nombre Cristian a sus 14 años, ya con las hormonas alborotadas, nos hacíamos bromas sobre tener sexo ambos, pero todo era en una forma liviana, que yo al principio solo lo tomaba con humor.
Pero al pasar los días, ya me entró la “maldad” y decidí dar un paso más allá, y de una vez por todas invité a Cristian, que es el nombre del menor, a dar un paseo en auto,
a lo cual aceptó y nos fuimos a un sitio alejado del pueblo, muy obscuro. Por ahí me estacioné y rápidamente llegamos al tema sexual, desafiándolo a hacer “algo” lo que, por supuesto aceptó, no sin antes comprometerlo a guardar en secreto el asunto.
Y así fue, que rápidamente estiré mi mano hacia su entrepierna, donde de inmediato sentí un bulto producto de la excitación.
Baje su cremallera y saque un pene, de buen tamaño para su edad, unos 16 cms y del grosor adecuado para mi gusto, el cual rápidamente me incline a mamar y sentir ese sabor algo fuerte pero deseable,
mientras yo estaba en ello, el hábilmente se bajó los pantalones hasta la altura de sus rodillas para permitirme una mejor degustación de sus partes pudendas, las que yo mamaba ansiosamente, mientras acariciaba sus huevos alternadamente, sacando gemidos de placer,
Estaba en ello entusiasmado, cuando sin mediar aviso, me lleno la boca de su leche caliente, la que no desperdicié y engullí ávidamente, sintiendo un sabor salado y fuerte, pero agradable al paladar.
Cuando terminó esa primera acabada, emitió un fuerte suspiro de placer y agradecimiento.
Pregunte ¿Qué tal?, un lujo me respondió.
No pasó mucho tiempo antes que su pene nuevamente estuviera en posición de ataque, por lo que ya me atreví a mas, y le invité a bajarnos del auto, no sin antes observar en todas direcciones, y no había luces salvo las estrellas.
Nos pusimos a un costado del motor, y yo me bajé los pantalones apoyado sobre el motor aún tibio de mi vehículo mientras él se puso detrás mío y sentí la dureza de su pene que buscaba mi agujero anal.
Me puse un poco de saliva y acercó la cabeza del pene igual lubricado con su precum, y se dispuso a clavarlo en mis entrañas,
lo cual hizo con rudeza producto seguramente de la excitación y su falta de experiencia y en un par de embestidas ya me entró entero y empezó con el correspondiente mete-saca mientras me afirmaba de las caderas y hasta me levantaba en su intención de metérmelo hasta lo más al fondo posible,
yo al principio me mordía los labios por el dolor que me produjo la violencia inicial, pero poco a poco me fui relajando y ya disfrutando de sus embestidas.
Las estrellas eran testigos mudos de aquel desvirgamiento (el de él, obvio) y escuchaban seguramente sus gemidos y gruñidos mientras me follaba, y yo solo disfrutaba en silencio de esas clavadas, y el sonido de su pelvis al chocar con mis nalgas.
En esta ocasión, la follada además de placentera fue más larga, ya que al haber eyaculado en mi boca la vez anterior, ya la segunda vez resultó más extenso el placer para ambos, y luego de unos minutos que no sabría decir cuántos fueron, lo sentí apurar el ritmo, y de pronto una clavada a fondo y se quedó en esa posición, mientras yo sentía que algo tibio me inundaba las entrañas, y escuchaba su jadeo y respiración acelerada, junto a unos espasmos de su pene, mientras lanzaba los últimos chorros de su semen juvenil y caliente.
Yo busque en mis bolsillos un poco de papel higiénico, que precavidamente había preparado, lo compartimos para asearnos un poco y abordamos el auto para regresar a nuestros domicilios.
A poco tiempo de ocurrido la primera vez con Cristian, me encuentro una tarde con Pedro, el hermano mayor que tendría 15 casi 16 años.
El un chico introvertido, más serio, pero que igual tenía su confianza abierta hacia mí. Y así, que conversando más “en confianza” le saque el tema del sexo, y en especial del tamaño del pene.
El tema no fue casual, ya que además de haberme percatado que su calzado era bastante grande, mayor de lo común a esa edad, su hermano Cristian me había mencionado que su hermano tenía una herramienta considerable, o sea, más grande que sus 16 cms lo que lógicamente atrajo mi atención.
El asunto fue que entre bromas por lo del tamaño, lo desafié a que mi pene era de mayor tamaño que el suyo, dado que yo al ser mayor que él era lo que correspondía, lo que él me discutía entre sonrisas pícaras, sin saber que lo estaba llevando al terreno que yo quería.
Así fue que le dije que le hacia una apuesta, el que la tuviera más grande ganaba y el otro debería hacerle una mamada. El alegremente aceptó sabiéndose ganador desde un principio, y a que además dado que estaba en plena adolescencia, la sexualidad indudablemente le atraía, así que de buena gana aceptó el juego, no sin antes comprometernos mutuamente a guardar el secreto fuera cual fuera el resultado del ganador.
Y así, llegó un momento que yo estaba solo en casa y él fue con alguna excusa a verme (obvio iba por lo de la apuesta) y yo ni corto ni perezoso apenas llegó le saque el tema y nos fuimos al dormitorio.
Ahí ambos nos bajamos los pantalones y se dio el resultado esperado. Su pene de un muy buen tamaño (yo creo 19 cms al menos) y el mío de 17 cms. indudablemente fue el perdedor, así que puse una cara de semi contrariedad por haber perdido (jejeje) y le dije que pagaría de inmediato la penitencia, reiterándole lo importante de la discreción.
Así que se acostó en la cama, con los pantalones a la altura de las rodillas, y yo le agarré el pene con una mano, y lo sentí palpitar y el grosor además de lo caliente, me dio una gran calentura, pero disimuladamente lo masturbé suavemente y pase mi lengua por la cabeza roja de aquel estoque, aparentando cierto grado de molestia y hasta asco, lo que de a poco fui dejando atrás para empezar a mamar a gusto, metiendo lo más que podía ese trozo de carne a mi boca, y junto con masturbarlo y con la otra mano acariciar sus grandes huevos, ir sacando los primeros gemidos a mi amigo Pedro quien de ojos cerrados disfrutaba del placer prodigado, y respondía que SI cada vez que yo preguntaba si lo hacía bien.
Similar a lo ocurrido con Cristian, no pasó mucho tiempo hasta que lo sentí que levantaba la pelvis y su pene se engrosó más, y él me advirtió que tuviera cuidado, cuando saltó el primer chorro de leche caliente en mi boca, seguido por un segundo tercero y hasta cuarto, mientras yo trataba de tragar todo y no desperdiciar ni una gota.
Una vez que terminó de soltar su leche caliente, pregunte que como estuvo y me respondió que estaba todo delicioso. Ahí me aproveché de la situación y le pregunté si lo había “metido” alguna vez, y me respondió que no, y le propuse lo intentáramos que así sería nuestra primera vez para ambos (¿mentira piadosa podríamos decir? Jajaja) A lo cual aceptó para mi fortuna y placer.
Consciente que, dado el tamaño de aquel pene, es que me había preparado, y tenía un ungüento aceitoso para bebes, y le pedí nos desnudáramos y nos acomodamos en la cama, de costado ambos y el lógicamente detrás mío.
Y así es que primero me aplique abundante ungüento en mi culo, y asimismo en su pene y se acomodó para empezar a clavarlo dentro de mí.
Aquí sí que fue un sacrificio doloroso la empezada, y el al igual que su hermano, caliente a mas no poder, me forzaba para entrar más y más, y yo soportaba estoicamente, al borde de las lágrimas, pero en silencio, salvo a ratos que le decía “despacio, por favor, despacio”, al no ser masoquista, a ratos pensé en decirle que ya no más, pero no lo hice y aguanté hasta que me lo clavo entero.
Ahí le pedí se quedara quieto un poco mientras me acostumbraba a su tamaño, lo que hizo, y luego de unos minutos empezó suavemente un mete saca, mete saca, que ya mi culo dilatado soportaba de mejor forma y así hasta llegar a un ritmo normal.
Tal como ocurrió con su hermano, esta follada fue mucho más larga, fuimos acomodando posiciones, en principio pase mi pierna por sobre la suya y conseguíamos una penetración completa, mientras yo por entre las piernas acariciaba sus huevos, luego me puso boca abajo con una almohada bajo mi pelvis y me monto a su regalado gusto.
Me sugirió hacerlo piernas al hombro (según dijo había visto unas fotos porno hetero con esa pose) a lo que me negué que ya sabía seria sufrir de nuevo así que siguió montándome clavándome muy a fondo, hasta que se empezó a acelerar en el ritmo terminando de llenarme nuevamente, esta vez mi culo, de aquella leche joven y caliente.
Lo sentí acabar profusamente, mientras daba unos saltos de placer encima mío, y sentía el sudor de su cuerpo que me humedecía, producto de la excitación de lo vivido.
Luego se empezó a salir de mi culo, su pene ya fláccido, lo envolví con papel higiénico mientras limpiaba mi culo, y pude notar unas manchas de sangre que daban cuenta del sacrificio que sufrí en busca del sublime placer de ser follado por un chico de 16 años.
Nos dimos una ducha, y se despidió. Le pregunté si le gustaría repetir, y me dijo que por supuesto que sí.
Así que ya seguiré contando otras deliciosas aventuras con estos hermanos, y también cuando hicimos el primer trío, y el plan que hice para reunirlos, ya que en un principio ellos desconocían lo que yo hacía con el otro……y eso, espero sus comentarios sergiosst2021@gmail.com
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