Empecé jugando y terminé de puto V

Caminábamos sin prisa, sentía como Lu con la mano apretaba mi hombro, a veces acariciaba el lóbulo de mi oreja causándome cosquillas, se mostraba más cariñoso de lo habitual.

Era una noche muy tranquila, una inmensa y plateada luna iluminaba el cielo y las calles con su luz lechosa, un manto de estrellas la acompañaban llenando el cielo de puntos refulgentes, el viento cálido apenas soplaba. Recosté la cabeza en su brazo y pasé el mío izquierdo por su cintura estrechándola.

Oye Lu, no te ha parecido que mamá ha vuelto rara?

No, por qué lo dices?

No se bien pero no me ha mirado en todo el tiempo, otras veces pregunta como he estado, no se…, algo me parece extraño.

Bueno, estará preocupada pensando de donde sacará el dinero para pagar el camión, además de que ha decidido arreglar un pajar de los abuelos y convertirlo en almacén.

Sí tu lo dices…

No te preocupes enano, no va contigo.

Se me hizo corto el camino y cuando llegamos entre los dos comenzamos a preparar la mesa para cenar.

Enseguida llegaron, Alfredo venía bastante alegre, seguro que se había pasado con la bebida, prendió la radio e hizo movimientos de baile mientras reía, pasó el brazo por el hombro de mi hermano haciendo que bailara con él para al final terminar derrumbado en la mesa, la voz de un cantante de moda atronaba desgarradora el aire cantando el Angelitos negros de Machín.

Lu y yo ayudamos en la cocina a mamá, en mis viajes de la cocina al comedor llevando la comida los veía cuchichear, se callaban cuando yo me acercaba, algo de decían que no querían que escuchara.

En la cena mamá intentaba hablar con Alfredo sobre temas de su viaje pero terminó dejándolo ante su falta de interés, el opresivo silencio que reinaba terminó cuando comiendo la tarta de manzana mamá levantó la vista para mirarme.

Mira Sebastian, ya se que estas deseoso de saber sobre tu padre. Que me llamara por mi nombre completo me puso en guardia.

Igual es el momento de que lo conozcas, he encargado a mi prima que lo intente localizar, yo hace años que no se de él. Yo la miraba expectante y me di cuenta de que Alfredo y Lu me miraban curiosos.

No va a ser fácil que acepte saber después de trece años que tiene un hijo, y tampoco estoy segura de que quiera conocerte.

Pero mamá, no sabe que existo?

No, no lo sabe, tuve mis razones para actuar como lo hice. Mamá estaba a la defensiva.

Pero…, pero no tenías derecho. Me miro malhumorada.

No me digas lo que tuve o no que haber hecho, si su familia no me quiso recibir en su casa, tampoco lo iba a hacer contigo.

Pero eso no lo sabes, solo pensaste en ti mamá, fuiste una…, una egoísta.

Se acabó discutir sobre lo que no se puede cambiar, ahora toda la familia esta de acuerdo en que quizá sea bueno para ti conocerle. Miró sucesivamente a Lu y a Alfredo. Por lo tanto, si se puede, le daré a conocer que tiene un hijo.

De pronto se levantó marchando por el pasillo, volvió al minuto con un sobre en la mano. Lo lanzó encima de la mesa a mi lado.

Ahí puedes ver a tu padre como era entonces, ahora habrá cambiado como todos. Miré aquel sobre de color sepia manoseado y con las esquinas arrugadas.

Las lágrimas se agolparon en mi ojos, mamá tenía fotos de mi padre y me lo había ocultado. La miré con los ojos empañados, allí de pie, estirada, con una mano en su cadera sin manifestar el menor sentimiento maternal.

Cogí el sobre y salí corriendo hacia la habitación, me tiré en la cama sollozando. No se el tiempo que estuve así, sentí el sobre en mi mano húmedo y lo coloqué bajo la almohada, lentamente me fui calmando y escuchaba las voces que me llegaban de la cocina, la de Lu elevada de tono, la de Alfredo más tranquila y sosegada, de mamá no recibía señal alguna.

Bajo mi cara, a través de la almohada, notaba el papel del sobre, ahora temía cogerle y abrirlo, intentaba meter la mano bajo la almohada y era como si me quemara.

De pronto se encendió la luz y vi a Lucio apoyado en el quicio mirándome sonriente.

Ya te has lavado para dormir? Pasé los puños por mis ojos y me levanté. Fui hasta la puerta y Lu me tendió los brazos, notaba como me besaba el pelo.

Tranquilo enano, anda ve al baño.

Aún no me había lavado después de lo que pasó con Ismael y terminé dándome una ducha rápida de agua templada, metí los dedos en mi culo y extraje restos de semen de mi interior, terminé relajado y me miré en el espejo para ver que tenía los ojos rojos.

A la vuelta Lu estaba sentado en mi cama, había sacado el sobre y lo había colocado sobre la almohada, al verme se levantó.

Ahora es mi turno, aprovecha para ver lo que contiene. Me señalaba el sobre.

Cuando regresó el sobre permanecía en mis manos sin abrir. Lu volvía con la toalla secándose el cabello, me miraba curioso con una sonrisa en su cara.

Y tantas ganas que tenías de conocerle y ahora no lo quieres ver…

No se Lu, me da miedo.

Miedo de qué? Se sentó a mi lado y me cogió el sobre de la mano.

Al final voy a tener que abrirlo yo. Abracé su cuerpo desnudo y posé mi cara en su torso.
Sí quizá sea mejor. Mi voz era un quedo murmullo, Lu me abrazó de la cintura apretándome hacía él, procedió a abrir el sobre extrayendo de él media docena de fotos en blanco y negro, solo una había de color. Las colocó en la mano como si fueran cartas de una baraja para ver una tras otra.

En la primera se veía a un joven bajando de un auto de choque en una atracción de feria. Se veía muy joven, hubiera dicho que no tenía quince años, era alto y delgado pero se le notaba fuerte, el cabello le caía ocultándole la frente hasta los ojos. La foto estaba tomada de lejos y además estaba borrosa.

La siguiente mostraba a mamá de medio cuerpo, a su lado se apreciaba al mismo muchacho que la tenía sujeta de la cintura con un brazo. Era el mismo chico de la foto anterior, ahora se le veía bien la cara, tenía la nariz recta, el mentón cuadrado, los ojos se le veían reidores entre la cortina que formaba su pelo, lo más bonito la sonrisa que mostraban sus labios llenos y generosos, dejaban ver los blancos dientes en una sonrisa deslumbrante que le sacaba hondos hoyulos en las mejillas. Los dos reían a la cámara.

Hacen buena pareja no? Dijo Lu pasando a la siguiente.

En la tercera aparecía un grupo de jóvenes, entre ellos la madre de Paco, mamá y ella se agarraban cada una de un brazo del hombre que era mi padre, detrás de ellos caminaban dos muchachos con otra chica. De fondo se podían ver varios barcos y en el centro del paseo un monolito de piedra.

La siguiente, la única de color era una foto de estudio retocada, estaban los dos, estáticos, posando delante de un paisaje que enseñaba una fuente con pajaritos y flores.

En la anteúltima estaba solamente él y solo enseñaba su cara, se la cogí a Lu de la mano para mirarla mejor. Él estaba muy repeinado a raya, con el pelo tirado hacía atrás y sin su característico mechón, enseñaba la frente amplia y despejada pudiéndosele ver los ojos adornados de largas pestañas y tupidas cejas, no sonreía y miraba a la lejanía, sentí en su gesto un deje de cierta nostalgia. En una esquina estaba escrito “César, con amor”

La última era de mamá sosteniendo a un bebé en brazos que supuse sería yo, estaba sonriendo y mirando embobada la cara del bebé.

Y bien, qué te ha parecido? Preguntó Lu.

Bien…

Solo bien?, jajaja, tu padre es muy guapo y un buen mozo.

Bueno, la verdad si que lo es…

Lu me abrazó y caimos en la cama, se colocó sobre mi y cogiéndome la cara me soltó:

Pero no tanto como tu. Me besó apasionadamente en la boca.

Su boca se fundió con la mía y nuestras lenguas empezaron a jugar. De inmediato mi polla se me puso dura y notaba la suya haciéndose grande. Seguimos sin apartar nuestros labios.

Te quiero enano, te quiero.

Su verga estaba tan dura que me hacía daño en el costado, fui con mi mano a cogérsela y no pude ocultar una pequeña risa de felicidad.

La tienes muy dura Lu.

Tu me la pones así. Sus labios volvieron a los míos y sin dejar de besarnos mi mano acariciaba aquel hermoso y caliente palo, empezando desde sus huevos y seguir hasta llegar al húmedo glande.

Conseguí deshacerme de sus brazos y bajé besando su cuello, la pronunciada nuez de adán que me ponía tan cachondo, saboreaba cada centímetro de su piel y le subí un brazo para meter mi cara en su sobaco, después continué lamiéndolo todo hasta llegar a su verga que aún sostenía en mi mano.

Te la mamo Lu?

Joder no me preguntes enano. Cuando lamí la punta del glande gimió muy cachondo.

Lu alargó su mano y me cogió la polla.

En esto si que eres igual a tu viejo jajaja.

Como respuesta metí más verga en mi boca degustando lo sabrosa que me sabía, dándole intensos chupetones que hacían estremecer a Lu

Él seguía masturbándome con delicadeza.
Vaya sorpresita que tenemos, caray que es grande para un nene tan pequeño. Me seguía acariciando la polla hasta que me dio la vuelta.

Y tu culito?, esto no lo tendrá, seguro que no tan bonito.

No podía esperar más, quería y necesitaba volver a tener su gran polla en mi boca. Y ahora fui yo quien lo empujó para que se tumbara en la cama y pude admirar esa verga en todo su esplendor.

Ya se la había visto en repetidas ocasiones, particularmente la pasada noche, pero nunca la había visto tan gorda y dura cayéndole gotas de líquidos que le salían de la boquita.

Me había quedado quieto admirándola cuando Lu me sujetó la cabeza y me la acercó sin hacer fuerza a la verga diciendo:

Venga nenito, no te lo pienses tanto, estoy muerto de ganas para correrme en tu boca.

Y no tuvo que forzarme más, de inmediato comencé a chuparlo desde la peluda base hasta la punta. Así estuve chupando un buen rato, gozando de los suspiros de satisfacción que le arrancaba a mi hermano, Lu a veces no se podía contener y me follaba la boca, así estuvimos un tiempo que no puedo determinar pero que lo disfruté muchísimo.

Después de chupársela tanto tiempo las piernas de Lu empezaron a temblar, por sus estremecimientos descontrolados supe que estaba a punto de correrse y que iba a ser un orgasmo de clase superior. Intensifiqué la mamada y cuando pensé que era inminente que se corriera me comí toda su verga metiéndola hasta hacer tope con el vello de la base con mis labios.

Enano me corro, me corro. Suspiraba con voz ronca y le cogí de los huevos estirándoselos un poco.

Ahhhhh enano, ahhhh…

Cuando sentí la primera descarga me apreté contra él para que me tirara el semen muy dentro, nunca había notado tanto desespero cuando había mamado una verga, estaba dejando en mi garganta cantidades ingentes de esperma.

Lu se corrió soltando tan gran cantidad de leche que me atragantó y a lo último tuve que sacarme su pene y dejar solo dentro el capullo para que soltara de una vez todo lo que quisiera, me sabía delicioso y me lo tragué todo.

Aún mantuve en mi boca su polla por un rato hasta que se le fue bajando y la dejé salir chupando con suavidad en su prepucio para sacarle los restos.

Lu me acariciaba el pelo pero luego me retiró de su polla, seguramente la tendría muy sensible por el tiempo que me había tirado chupándosela. Le miré a la cara y me llenó de felicidad comprobar lo mucho que había gozado y su sonrisa me confirmaba que se lo había pasado en grande con mi mamada.

Te ha gustado Lu? Tiró de mi para unir nuestros rostros y me lamió los labios.

Ha sido increíble Seba, nunca nadie me la había chupado así, gracias enano.

Me abrazó fuerte manteniendo mi cabeza en su pecho y escuchando los latidos de su corazón me quedé dormido.

*

Desperté sintiendo frío, Lu estaba de espaldas con las piernas abiertas y cruzadas, busqué la sábana para taparnos y me acurruqué pegado a él y así entrar en calor.
Pensaba que Lu tenía razón en que mi papá era muy guapo, yo le había quitado importancia pero de verdad lo era, claro que los hombres que había tenido mamá siempre eran varoniles y atractivos, también Alfredo lo era y el papá de Lu por las fotos que había visto, lo lógico era que mi padre siguiera la misma tónica.

Ahora le daba vueltas a si la madre de Paco lo encontraría, y si así fuera me aceptaría. Ahora que ya lo conocía me sentía aún más huérfano, el síndrome de abstinencia de padre me dominaba y deseaba conocerle, verle cara a cara, quizá abrazarle. También pensaba lo bien que se había portado Alfredo apoyándome. Con esos pensamientos volví a quedarme dormido abrazado a mi hermano.
Me desperté por las sacudidas que Lu me daba.

Vamos perezoso que es tarde y el desayuno está listo.
Desayunamos y después de lavarnos emprendimos el camino hasta la plaza, Lu había quedado con Alfredo para ayudarle a llevar algunos materiales de obra donde ya trabajaban en el pajar de los abuelos. Decidí acompañarles ya que Alfredo conduciría el camión recién comprado, fuimos hasta el almacén donde lo cargaron y partimos camino del camposanto lugar de la obra.

Aproveché un momento mientras descargaban y Alfredo había quedado solo.

Tenía que darte las gracias. Se volvió retirando el cigarro de sus labios.

A mi las gracias, por qué? Me miraba detenidamente de arriba abajo con una sonrisa cínica.

Bueno, no te opusiste a que Lucia mandara buscar a mi padre.

Ah, tu lo consideras un favor?

Sí, para mi lo es y quiero agradecértelo.

Cuando quieras puedes hacerlo, de la misma manera que se lo agradeces a tu hermano jajaja.

Qué quieres decir, qué insinúas?

Nada que pueda preocuparte, en mi tienes una tumba, y te daré un consejo que espero no te moleste, pero para otra ocasión mejor que cerréis la puerta de vuestro cuarto. Me puse intensamente rojo, sin duda escuchó y pudo haber viso lo que Lu y yo hacíamos.

De todas formas te lo agradezco.

Pues a ver si tu cumples con tu parte… La conversación se interrumpió ya que Lu y los obreros se acercaban.

*

Así llegamos al viernes y las fiestas comenzaban el sábado; en todo el pueblo había un movimiento inusitado la gente llenos de prisas. Llegó la tía Mauri con ocho de sus hijos, sí ocho de los diez que tiene, dos hembras y ocho machos, todos dicen que es una coneja a la que el tío Genero tiene preñada cada dos años. El tío con los dos mayores se habían quedado en el pueblo para atender el negocio que tienen, una enorme posada que esos días la tenían a rendimiento pleno. Pasé a saludarles y ayudar a subir lo que traían al piso de los abuelos.

De todos los primos el que más me interesaba era Tomás, unos meses mayor que yo, también me llevaba bien con mi prima Belén, este año había hecho la primera comunión y lo pasé estupendamente en ella.

Llegó el sábado lleno de festejos, los cohetes anunciaron la primera corrida de vaquillas a primera hora, la misa mayor a las doce, hoy teníamos la comida familiar en casa de don Ernesto. Habían despejado el patio de tiestos y apenas cabíamos en mesas corridas, aun de noche había llegado mi otro tío con su familia, algunos se había tenido que alojar en cuartos de don Ernesto.

Durante la comida saludé a la mamá de Paco, doña Teresa, la más elegante de todas las mujeres, tan guapa como mamá si no lo era más, únicamente me dio un beso diciendo que me veía cambiado y que había crecido mucho.

Después de la comida todos partieron para echar la siesta, debíamos descansar para lo que llegaba a la tarde. Paco me cogió de la mano y me dijo que le siguiera, estaba ansioso por follarme pero no se pudo, Tomás no se nos despegaba ni un minuto.

Luego continuaron los festejos, con bailes corridos por la calle mayor, pasacalles. Encontré a Ismael entre un grupo de bailarines y me enlazó de la cintura acompañándolo unos metros, no hablamos casi pero vi que no estaba molesto por la despedida que tuvimos. Entre los festejos habían traído las cámaras y proyectaban cine que era para los pequeños, pero también había público de todas las edades e incluso ancianos.

Rogelio se encargaba del orden en el patio trasero de la tienda, ponía orden con energía entre los más traviesos que no cesaban de molestar a los mayores sentados en sillas.

Todo el ruido se calmó de pronto con las primeras imágenes, Roge cuando se sentó me cogió y me puso sobre sus piernas, los espadachines luchaban y solo se prestaba atención a la sábana blanca que hacía de pantalla.
Enseguida sentí, como otras veces, el bulto de la verga de Roge entre mis nalgas, yo me movía acomodándolo hasta tenerlo perfectamente encajado. En esta ocasión sentía como Roge, en lugar de permanecer quieto se movía con lentitud, me agarraba de las piernas elevándome, y creo que fue en mitad de la película cuando me apretó contra su pecho y sentí como temblaba, notando a continuación la humedad entre mis nalgas. Roge se había corrido dentro de su pantalón quedando en paz y descansado.

Rogelio llegaría a más conmigo el lunes último día de fiestas, el grupo de música que habían contratado solicitó en último momento mas dinero para su actuación hasta fin de la verbena y al no llegar a un acuerdo se marcharon, se desencadenó casi una guerra donde los apedrearon.

Como último recurso decidieron colocar los altavoces, como otras veces, en las ventanas altas del bar y la tienda, los que pertenecen a la casa de mis abuelos; toda mi familia estaba donde don Ernesto celebrando la última cena como despedida de los festejos, yo no tenía hambre y comí muy poco, quería marcharme en parte por la insistencia de Paco en llevarme a su habitación sin importarle que Tomas estuviera delante, y es que el muchacho estaba que no aguantaba más sin descargarse los huevos, le dije a mi madre que me adelantaba a la plaza, había venido solo y cuando vi prendida la luz me subí al piso, estaba solo Rogelio terminando de conectar los altavoces, le saludé y me asomé a una de las ventanas apoyado los codos en el alféizar.

Al poco tiempo comenzó a sonar la música, estaba entretenido mirando a los primeros que comenzaban a llegar y como aumentaba la afluencia de más gente de las calles que desbocaban allí, cuando Roge se pone a mi lado, le siento que pone su mano derecha en mis nalgas jugando con ellas.

Para Roge, no tengo ganas de juegos ahora.

Era como si saltase de la sartén al fuego, de Paco a Roge que deseaba lo mismo y los dos estaban que ardían de ganas de cogerse a alguien.

Pero Roge no hizo caso, y en lugar de soltarme se me colocó detrás bien pegado.

Seba…, yo…, yo…, quiero Seba. A su media lengua acompañaba los movimientos de cópula que imprimían sus caderas. Estaba muy claro lo que me pedía, y no es que yo no quisiera ya que tanto tocarme me había apuesto caliente, pero sabía el tamaño de sable que guardaba, porque ya lo había sentido aunque con ropa, y por lo que me había contado Emilio.

No Roge, no, no quiero hacerlo.

Yo…, yo Seba, yo quiero. Me volví a mirarle, en su cara se reflejaba la luz de la calle, en este caso veía la parte no marcada de su cara. Rogelio era muy grande, me llevaba al menos medio metro y aunque delgado sabía de su fuerza por cuando me cogía para elevarme a cualquier sitio que quisiera. No sentí miedo alguno, prácticamente había estado en sus brazos desde muy pequeño y me quería, quizá como si fuera un juguete para él, pero siempre había sido cercano.

Elevé la mano y la pasé por la parte dañada, aunque no la veía notaba las rugosidades de su piel y el hendido del hueso en su frente y ceja. El hombre me daba mucha lástima, aunque también recordaba las palabras de Emilio diciendo lo bien se lo pasaba cuando Roge lo cogía. Y casi sin pensarlo dije lo que dije.

Vale Roge, pero solo la tendré entre las piernas, sin meterla en el culo, vale?

Uhhhmmmmm sí… Ummmhhhh sí Seba. Afirmaba dando cabezazos.

Impaciente y nervioso comenzó a moverse, le ayudé bajándome yo mismo los pantalones, él me cogió de la cintura y me los casó de un tirón, me abrió de piernas y se puso tras de mi arrodillado, enseguida vio que para lo que deseaba hacerme necesitaba que yo estuviera más alto, no se de donde sacó un taburete y me subió en él.

Se bajó el pantalón y no llevaba ropa interior, Dios que susto me dio verle la pija, ya la había sentido apoyada en mi culo pero verla en vivo era diferente, aquella verga no tenía nada que ver con todas las que había visto, y la tenía empinada, le llegaba más arriba del ombligo, también era bastante gorda, los huevos muy prietos en la base eran como mis puños y todo lleno de vellos negros que brillaban.

Tampoco me dio tiempo para mucho más ya que justo ahora de rodillas mi culo caía a la altura de su cara, tiró de mis nalgas con fuerza separándolas y metió su cara.

Comía el culo muy rico, yo se lo sacaba y me abría para facilitarle la cogida de lengua que me estaba dando, tenía que gemir para dejar escapar el calor de mi lujuria, miraba abajo en la plaza bailar a la gente pero la vista se me nublaba, me tenía que agarrar muy fuerte a la barandilla para que no me tirara. Nunca pensé que Roge comiera el culo de aquella manera tan rica, ahora entendía que Emilio acudiera rápido a sus llamados. Después de mamarme un rato comenzó a meterme los dedos, el primero entró muy fácil aunque sus dedos no con comparables a los que haya conocido. De vez en cuando gruñía de satisfacción, se notaba que comer culos le gustaba, hasta que de pronto se puso de pie y cogiéndome de los sobacos me puso en el suelo, me metió la enorme verga entre las piernas y yo las cerré para que me follara entre ellas como habíamos quedado.

No le resultaba muy fácil ya que al ser más alto que yo se tenía que agachar demasiado y a veces me sentía en el aire de la fuerza con que me empitonaba, también se divertía sacando la polla y dándome golpes con ella en las nalgas.

Yo me sentía en la gloria disfrutando su barra de carne tan caliente rozando mi ano al pasar, tiraba tanto precum que servía de lubricante y resbalaba delicioso, me fui animando y pensé que si Emilio se la aguantaba yo lo podía hacer también.

Roge, tu me la quieres meter? Enseguida movió la cabeza afirmando.

Mira Roge, tu verga es muy grande y no se si la aguantaré, tu te sientas en el taburete y yo me la voy metiendo a ver si aguanto, pero si te digo que vale, tu la sacas, conforme?

El muchacho afirmaba a todo lo que le decía, estaba nervioso y eso también me preocupaba, que no me fuera a hacer caso, porque miedo si sentía pero eran más las ganas de probar si podía meterme aquella polla como hacía mi amigo.

Se sentó como le había pedido abriendo y estirando sus piernas, los huevos le quedaban al filo de la banqueta y su pito quedaba más alto que mi culo, tuve que ponerme de puntillas para encajar la punta. Me fui sentando y me dolía, entonces pensé que mi tía tendría aceite en la cocina y fui a buscarlo. Al segundo intento y con su rabo bien untado en aceite conseguí sentarme y meterme la cabeza, aquello era otro mundo al que mi culo no estaba acostumbrado, volví a sacármela y y vertí un buen chorro de aceite en su polla, también me puse en mi culo, el aceite le chorreaba y caía al suelo manchándolo, le pedí que recogiera las piernas, así yo podía poner los pies sobre los suyos y encajar mejor el pene en mi hoyo.

A Roge le veía muy nervioso agarrándose con ambas manos en los laterales del asiento, yo me sujeté en sus rodillas y comencé a dejarme caer, esta vez la cabeza de la verga entró sin casi sentirla, parecía que hacíamos un número de circo, y de pronto mi pie resbaló sobre el suyo y mi cuerpo cayó a plomo.

El gritó que pegué seguro que algunos de la plaza lo oyeron, acababa de clavarme su enorme pija hasta quedar sentado sobre sus huevos. También Roge pegó un grito, no se si del susto o porque me había sentado en sus huevos.
Se levantó como un rayo sujetándome con sus brazos bien pegado a él, clavado entero en su estaca de carne y vi que hacía intención de sacarla, pero se lo pensó mejor y con enorme facilidad me dio la vuelta quedando cara a cara, todo ello sin que su verga saliera, en ese giro sentí un dolor agudo que me hizo gemir y pegarme la cara a su pecho.

Me sujetó de las nalgas y yo me abracé a su cuello pasando las piernas por su cintura quedando colgando, se acercó a la mesa y apoyó su culo quedando quieto.

Ohhh! Roge, duele, me duele mucho, no te muevas por favor. Así abrazado a él estuvimos unos minutos, tener su polla dentro era un calvario, mordí mi labio y me levanté un poco, el gran dolor se iba pasando, y entonces Rogelio hizo una cosa inesperada, levantó el culo de la mesa y allí me sentó a mi con mi culo al borde, y pude descansar los brazos y las piernas.

Al cabo de unos instantes hizo que me tumbara y colocó mis piernas en sus hombros, me di cuenta de lo que se proponía, follarme teniéndome tendido en la mesa, agarró mi polla que se perdía en su mano y que además la tenía encogida y comenzó a acariciarla sin mover sus caderas ni un milímetro, me di cuenta de que esperaba mi autorización para cogerme.

Ya Roge, vete cogiéndome poco a poco. Volví a sentir dolor al sacarla pero me lo aguanté, salvo por una mueca en mi boca que lo detuvo.

Dale que ya no me duele. Y si que inició la cogida, lo veía disfrutar cuando la metía y también sus suspiros al sacarla, pero llegó un momento que despertó la bestia que dormía en Roge, su cogida se fue haciendo más fuerte y violenta, yo empecé a sentir algo de placer pero era más el dolor, las lágrimas me salían entonces. Así estuvo durante minutos dándome por el culo bien duro, yo cerré los ojos y lo dejé hacer hasta que de pronto, tiró fuerte de mis piernas pegándolas en su pecho, su pija clavada todo lo que le permitía la mesa, ya que el filo pegaba en sus huevos y no podía meterla más. Allí comenzó a temblar y abrir la boca mirando al techo, solo sentía los chorros de esperma que le salían disparados con fuerza dentro de mi culo, fueron una sucesión de disparos que se fueron volviendo menos potentes hasta que terminó lanzando un rugido y temblando.

Poco después su polla salió de mi, mi culo que la apretaba a la vez la iba expulsando, de mis adentros salieron varios chorros de semen que cayeron en el suelo. Yo no había llegado a venirme pero lo que más deseaba en ese momento era que me sacara la verga.

Roge salió de la habitación para volver al momento, traía unos trapos blancos, me entregó una toalla y se puso a recoger el desastre que habíamos organizado, al limpiarme me di cuenta de lo abierto que me había dejado, mi puño se me deslizaba dentro, también vi la toalla manchada de sangre. Había vuelto a ser desvirgado, solo que ahora había sido por un hombre de verdad y con una herramienta que me había roto.

*

Se terminaron las fiestas, el martes vendría mi tío Genaro a buscar a su familia. La tía Mauri me invitó para pasar unos días con ellos, solo por mi primo Tomás acepté. Quería estar presente por si Teresa, la madre de Paco, decía algo sobre mi padre, pero marché sin tener noticias. A mi vuelta diez días después Teresa se había marchado.

En esos diez días que estuve fuera mi culito se fue curando, pasé algunos días donde apenas podía sentarme y tuve que inventarme que me había caído y dañado el pompis, así disimulé por las preguntas que no terminaban de hacerme.

El verano iba apretando, cada día hacía más calor, solo lo aliviaba los baños en el río.

Terminó Julio y me desesperaba al no tener las noticias esperadas. Agosto se presentaba igual a Julio o peor, al menos los primeros diez días. Gabriel y Jacinto se habían echado novia en mi ausencia, ya jugaban menos con nosotros, en realidad solo quedábamos Leo y yo, Emilio salía poco, su tío lo tenía ocupado, nunca me hizo mención a lo que pasó con Rogelio, o sea que Roge sabía guardar los secretos.

En tres ocasiones Ismael me buscó en el río, me subía río arriba y en lugares ocultos que él conocía me daba unas cogidas tremendas, en la calle procurábamos no hablarnos.

Varios días a la semana me llegaba a la casa de Paco, yo me decía que era por si habían llegado noticias de su madre, pero también para que me follara bien a gusto en su cama, y por supuesto que Lu me la metía casi todas las noches, o a las mañanas si no tenía que levantarse temprano. Me sentía satisfecho, bien servido por mis machos, sin cuestionarme lo que hacía, me gustaba y así estaba bien. Roge se insinuó un par de veces pero no le di pie a más cogidas, una vez repuesto del todo y pasados los dolores pensaba que me había gustado, pero de momento no estaba dispuesto a volver a pasar por aquello, esa verga era demasiado para mi pequeña cola.

Estábamos a mediados de Agosto y ya pensaba que mis ilusiones no se cumplirían cuando un día mamá, al volver de la tienda, me cogió aparte diciendo que quería que fuéramos a dar un pequeño paseo. Aquello era un poco raro, no recordaba la última vez que mi madre hubiera perdido conmigo su tiempo.

Cogimos el camino del cementerio, donde aún estaban con obras en el viejo pajar de los abuelos, así aprovechaba para echarles un vistazo. Y de sopetón me lo soltó.

Hemos localizado a tu padre. Me quedé aturdido, no podía dar un paso.

Que qué?

Vamos, no te detengas que este sol no hay quien lo aguante.

De verdad mamá, tu prima ha dado con mi padre?

Ella y una agencia de detectives, que buen dinero me ha costado. Hemos hecho un trato.

Un trato…?

Sí, hemos llegado a un acuerdo, él se va a ocupar de ti y tus estudios desde ahora.
Entonces, si quiere verme? Nos detuvimos mirándonos.

Claro que quiere conocerte, es un buen hombre, qué pensabas?

Y va a querer que viva con él?

Ese es el acuerdo, ya es hora de que asuma su responsabilidad, además sigue soltero y tendrá tiempo para enderezarte. Así de fría lo presentó todo.

El día 25 de Agosto esperaba en la tienda con mi maleta lista para ser recogido, a pesar de haberme despedido de mis amigos con antelación todos quisieron estar para el adiós, como si fuera a marcharme para toda la vida.
A las 11:00 apareció un enorme automóvil americano enfilando la calle principal, del asiento delantero se bajó un imponente hombre trajeado en azul e hizo intención de ir a abrir la puerta trasera, no tuvo tiempo cuando otro hombre ya salía, lo reconocí al instante, había cambiado mucho de las fotos que me entregara mi madre, pero indudablemente aquel era el hombre que me dio la vida, estaba diferente pero a mejor, vestía un traje blanco y zapatos azules.
La gente había quedado impresionada al llegar el automóvil, pero cuando mi padre apareció se levantó un murmullo de aprobación, alguna señora se santiguaba pretendiendo espantar alguna brujería…

Mamá se adelantó y el hombre la dio un abrazo, le beso con delicadeza estudiada los labios, después me hizo una señal para que me acercara.

Este es tu hijo. El hombre se volvió hacía mi y la sonrisa que me dirigió me dejó en suspenso.

Vaya, así que tu eres Sebastián? No supe responderle, solo quería llorar. El hombre me miró curioso.

Hermoso muchacho me entregas, gracias Lucía y seguido se dirigió a mi.

Soy César…, tu padre. Le extendí la mano como saludo, él tiró de mi y me envolvió en sus brazos.

jaime.iriarte92@gmail.com

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