Pero de repente el cielo se despejó, la luz deslumbradora se apagó, el descomunal caño dejó de serlo tanto, la generosa fuente se agotó, definitivamente todo se consumió, y en pocos instantes mi becerro, más becerro que nunca, bajó de su pilar y se acercó a mí, creyéndome todavía que venía a fundirse conmigo en un gran […]