CON MI PRIMO EN EL BAÑO (PARTE FINAL)
Hola. Vengo a contarles la segunda parte de mi relato de cuando cogí con mi primo en el baño. Esta historia pasó, ya hace muchos años atrás, pero que sigo recordando como si fuera ayer.
Más abajo dejaré el enlace de la primera parte. Ahora procedo a narrarles la continuación de mi historia.
Como les había contado en la primera parte, con mi primo fuimos al rezo de un santo del barrio, en una casa vecina.
Camino a dicho lugar, debíamos cruzar un sendero con árboles y fue ahí, en el medio de la oscuridad, donde casi me había cogido y yo a él porque también quería meterle la verga por el culo y no ser yo el único pasivo.
Pero, creo que los nervios, la oscuridad o que sé yo, hizo que ni él ni pudiéramos hacer nada, salvo intentar meter nuestras pijas, por turnos, en el culo de cada uno.
Cuando nos dimos cuenta de que llevábamos al menos unos diez minutos intentando meternos mutuamente, decidimos dejar las cosas e irnos a rezar.
Pasaría el tiempo y ninguno de nosotros volvió a tocar el asunto pero, ambos sabíamos que, un día, íbamos a coger.
Y ese día llegó en mes de abril, meses de otoño, fresco, donde los adultos duermen largas horas la siesta y los niños jugábamos mientras ellos dormían.
Obviamente, mi primo y yo éramos de esos chicos que jugaban a la bolita, los barriletes, la peonza. Nunca dejaba de tirar la indirecta de ir a orinar cerca, buscando que vaya con él.
Y un día, en la que soplaba un viento del sur, fresco, los demás chicos se fueron dejándonos solos, supimos que ese momento sería el que debíamos usar para coger.
Obvio que no nos decíamos así las cosas, sino que hablábamos de cosas triviales, pero, cuando yo demostré interés por una piecita que tenían como depósito, me dijo: “andá a mirar”. Le di la espalda y fui a mirar; había demasiadas cosas que nunca supe que ocultaba dicho depósito.
Pero, apenas estuve de espaldas, él se acercó a mí, me tocó el culo (como otras tantas veces) y me dijo: “te voy a coger”. “Vamos a coger, Fulano”.
“Me vas a coger pero yo también te voy a coger”, le respondo sintiendo la excitación, los nervios, la adrenalina y mi pija en mi pantalón corto y su pija dura en sus shorts frotándose por mi culo.
Confieso que por un momento creí que diría que no a mi propuesta de que también yo le dé verga por el culo. Pero, para mí sorpresa, volvió a aceptar: “dale. Vamos al baño”.
El baño estaba ahí, pegado a la casa. Pero era en ese entonces una letrina que tenía un inodoro sin cadena, con el característico olor acre de pis y caca. Para rematar, tenía unas bolsas de lona como puerta.
Pero los dos estábamos decididos a coger.
Sabíamos que debíamos hacerlo sí o sí en ese momento. Nos metimos en el baño y el “cerró” las bolsas que estaban a modo de puerta.
“Yo primero te voy a coger”, me dice y veo que se saca la pija; era enorme, media unos 17 o 18 cm, según mis cálculos actuales. Era gruesa, negra con una cabeza roja y redonda.
Me apoyo contra la pared y me bajo el pantalón hasta las rodillas y le abro las nalgas para que vea bien mi culo. Miro hacia atrás y veo como escupe por mi culo y su pija. Me toma de las caderas y pone su verga por mi culo y presiona para meterlo.
Me duele. Me duele el culo y los dos lanzamos ciertos quejidos, pero, la excitación hizo su trabajo y su pija entra dentro de mi, me abre el culo y me lo mete toda bien adentro.
Siento como entra y como me abre y sus huevos chocan con mi culo. TT (letras que uso como nombre de mi primo), empieza a meter y sacar, con ritmo pausado, con embestidas tranquilas.
Siento como respira agitado y sus gemidos guturales se mezclan con los míos y mi dolor inicial se convierte en una sensación placentera.
Me la mete y saca por espacio de cierto tiempo (el tiempo en mi historia es algo relativo ya que no recuerdo exactamente cuánto duró sus metidas de pija a mí y yo a él).
Hasta que yo le digo: “TT, es mi turno.”
TT me saca la verga.
Siento mi culo caliente y abierto pero mi pija estaba al palo y con unas ganas de meterle bien adentro. Veo su verga húmeda, caliente y gorda.
Acto seguido, el se pone por la pared. Baja un poco las caderas para que pueda alcanzar su culo abierto (era más alto que yo), y yo pongo mi pija por su culo y hago presión. Se la meto hasta el fondo y los dos soltamos jadeos guturales de dolor y placer.
Sentir mi pija en su culo me pareció lo más; era espectacular. Sus nalgas abiertas para que le meta, mis manos en sus caderas, nuestros gemidos, el riesgo de que nos pillen cogiendo en ese baño mal oliente…
Empecé a meterle y sacarle, con ritmo, mientras a él le temblaban las piernas y a mí, más.
Nuestra respiración parecían bufidos, y a cada embestida mía, su culo se sentía más caliente y sabroso.
Hasta que él me pide volver a cogerme y yo obedezco. Se lo saco y veo su culo abierto y húmedo de saliva y fluidos.
Me pongo contra la pared y, esa vez, su pija entra más a gusto y con menos dificultad que la primera vez. Y me la mete y saca, mete y saca. Luego, le aviso que se la quiero meter. Y él se deja coger.
No sé cuánto seguimos así. Se sentía fantástico.
Hasta que, cuando le estaba cogiendo yo, sin que me venga a cuento nada, el placer explota en mí y le lleno el culo de leche; dos tres o cuatro chorros de leche.
Es aquí donde se produce en mí el susto y la vergüenza. Recordé las veces que GG me había violado y llenado el culo de su semen o largado en mis nalgas.
Fue como verme de nuevo acostado boca abajo y a GG dándole con todo a mi culo hasta explotar en mí y amenazarme a qué no se lo contara a nadie.
Fue tal el susto que me metí la pija en el shorts y salí corriendo, dejando a TT con el culo abierto y con el semen derramándose de él.
Cuando fue a buscarme, ya no quería nada. Y él se resignó y me dejó solo.
Lo que viene ahora son reflexiones que hice a posteriori si es que continuaba TT congiéndome hasta acabar.
Una es que hubiéramos repetido, una y otra vez, nuestra entrega mutua de culos y vergas.
Otra, que hubiera pasado si TT me cogía primero y no me daba la oportunidad de hacerle lo mismo a él. Tal vez me iba a llenar el culo de su leche y me dejaba ahí, después.
En fin. TT al final se casó, se separó, tiene una hija y está obeso e irreconocible. Yo tuve mis aventuras con mis amigas con derechos.
Creía que era un heterosexual hecho y derecho. Pero no lo soy.
Reconozco que me gustan los culos y las vergas, pero de femboys, travestis y transexuales. Creo que eso me hace un bisexual.
Reconozco que me gustaría chupar una linda verga de una femboy, transexual o travesti, hasta hacerla acabar y luego lamerle el culo y penetrar, gozar los dos en una cama.
Espero que les guste mi historia. Gracias a todos los lectores y esta será mi última entrada porque, después de lo de GG y TT, ya no he tenido una experiencia similar. Espero un día tener oportunidad con una femboy, trans o travesti.
Pero eso solo el tiempo y las ocasiones lo dirán.
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