Mi nombre es Raúl, tengo 25 años, soy especialista en planos de ingeniería civil, trabajo para una empresa constructora, por lo general siempre estoy solo y tengo pocas amistades. Desde niño siempre fui retraído y no me gustaba ir a fiestas o reuniones sociales. Cuando ingresé a la universidad escogí una profesión en donde no se participe mucho en grupo, y ahora trabajo en una oficina yo solo, y mi jefe es un gerente de unos 40 años. No me gustaban las mujeres y me agradaba mirar de reojo las braguetas de los pantalones masculinos; imaginándome el tamaño de su verga, su grosor o su sabor, nunca di un paso para dar a conocer estas emociones, en el trabajo me concebían como un sobrado o un autista; mejor para mí.
Un día, mi jefe Carlos; se acerca y me dice:
Raúl te invito un fin de semana a mi granja en la sierra, estaremos tres días feriados.
Yo: No sé, tengo algunas cosas que hacer.
Carlos: No seas así, tú me caes bien y contigo la voy a pasar muy contento… que dices.
Yo: Bueno, pero no me exijas mucho… si?
Carlos: está bien, nos vamos el jueves saliendo del trabajo.
Pasaron los días hasta que llego el día citado, yo guarde ropa de campo, y tenía mucho temor de mis expresiones o de lo que pueda pasar allá.
Carlos: Okey, vamos en mi carro, trajiste tus cosas o vamos a tu departamento?
Yo: si las he traído.
Carlos: Vamos pues. Ya en el carro él conversaba muchos temas, yo solo le seguía la ruta, de reojo note que el miraba mi bragueta; yo me atemoricé…
Yo: falta mucho todavía?
Carlos: No, 10 minutos más y estaremos durmiendo en la granja, vamos a compartir la misma habitación.
Yo: si, está bien.
Y así fue llegamos rápido y ya en la granja salieron sus empleados, tenía corrales de gallinas, una caballería y los campesinos eran muy amables, la mayoría eran mayores de edad, solo había uno solo un poco extraño, era joven y muy desordenado en su vestir, pantalones anchos y muy holgados, de hablar muy parco, casi como yo; su apodo era “burro”.
Porque le llaman burro, pregunté;
Carlos: mañana lo veras cuando vayamos a visitar la laguna de los patos.
Yo: que pasa allí?
Carlos: todos los obreros se bañan desnudos junto con los caballos, burros y patos, se divierten mucho.
Al cambiarme noté que se detenía a mirarme las nalgas, por el espejo yo le miraba su verga, él se sobaba los huevos, a mi me picaba el ojete. La tenía regular. Yo esa noche casi no dormí, pensando que hacia allí, pero ya estaba hecho; muy temprano la luz del día nos despertó, fuimos a desayunar, y al terminar a conocer las instalaciones, habían muchos animales, Carlos disfrutaba de sus propiedades, hasta que llegamos a la laguna, ya era mediodía y hacía calor, todos los hombres estaban desnudos en el agua, cuando de repente
Yo: Ohhh que es eso?… era el peón silencioso, tenía una pinga enorme que en estado flácido le llegaba hasta los muslos, parada como seria, me imaginé muchas chupadas, digo cosas… hasta que Carlos me saco de ese ensimismamiento.
Carlos: ves ahora por que le dicen burro; muchas mujeres le han querido pagar para que se las cache, pero él tiene miedo, solo una persona se la ha chupado, porque tiene miedo que se la meta.
Yo: pero es enorme.
Nos fuimos a la casa todos juntos, nos duchamos, y en el cuarto mientras nos vestíamos, mi verga estaba un poco dura, producto de la excitación de ver una pinga enorme, mi primera verga en persona.
Carlos: que pasó, con la pinga del burro.
Yo: nada, que no es normal.
Carlos: Más tarde te contaré algunas cosas.
Almorzamos y nos fuimos a pasear por la pradera y en el camino vimos dos burros cachar, el macho se enchufo una pinga de 80 cm. A la zorra de la hembra, ella paraba la cola para que se le acomode mejor, yo imaginaba a la verga del peón entrar en mi culo; y disfrutaba con esa visión, Carlos, hablaba y hablaba; yo no le hacía caso… me estaba arrechando.
En la noche, después de cenar conversamos en la sala un rato y nos fuimos a descansar.
Carlos: que pasó te impacto esa verga tan enorme o te dio ganas de tenerla, donde te hubiera gustado tenerla: en la boca o en el culo?
Yo: que pasa Carlos, yo soy hombre
Carlos: no te hagas, te he estado observando y tú y yo somos iguales, a mi gusta meterla y que me la metan; a ti también.
Yo. Esteee…
Carlos: ves, yo diré nada, si quieres hago traer al peón para que te la meta; o prefieres debutar conmigo, si quieres métela primero tu y después yo te la meto, mañana los dos cachamos con el peón y si quieres otra; uno para cada uno.
Yo: nunca lo hecho, no sé si me gustará?
Carlos: entonces empieza conmigo. Me desnudó todo, me hizo hincar y me puso su verga en mi boca
Carlos: Chúpala muy despacito, como si fuera una mamadera. Empecé mi primera noche de sexo gay.
Tenía una verga suavecita, con sabor especial, me gustaba hacerlo, de rato en rato palpita más y más, él la saco y me dijo: Métemela, ahora…
Se puso de cuatro y coloco mi verga regular en su ojete, empujo para atrás y se la metió toda.
Carlos: ahora muévete a mi ritmo…
Al rato él se corrió.
Carlos: Te toca voléate.
Me puso de pie y puso frente a él para chuparme la pinga, lo hacía con una delicadeza única.
Carlos: yo la chupé al peón. De pie me volteo y me la clavó
Yo: ohhh que rica entrada… No me la saques. Él se movía de atrás para adelante con un ritmo cadencioso,
Carlos: te gusta?
Yo: siii… más rápido por favor. El me la metía y yo me pajeaba hasta que sentí un chorro caliente dentro de mi…
Carlos: tú también córrete… Tomo mi verga y se puso a pajearla yo no sabía que agarrar… y yaaaa que rico es esto. Esa noche fue mi primer descubrimiento anal.
Al día siguiente, los dos estábamos un poco cansados, es que dormimos poco, recibí tanta pinga, y él también gozo con la mía, nos duchamos juntos, en la ducha me la encajó con el jabón en el culo y entro más rápido, creo que hasta sus bolas entraron, yo quise metérmelas, me gustaba más sentirlas en mi culo, que rico era ser cachado… tanto tiempo perdido.
Carlos: nadie se tiene que enterar de esto en la empresa de acuerdo?
Yo: sí. Desayunamos juntos y nos fuimos al campo, por el camino conocí a la mayoría de peones, hasta que llegamos donde “el burro”.
Carlos: burrito te necesito para un trabajo especial esta tarde.
Burro: No puedo señor, puede ser por la nochecita?
Carlos: Esta bien.
Yo: porque lo has llamado.
Carlos: Tú no quieres probar su verga? yo sí pero que me la meta por el culo con tu ayuda…
Yo empecé a soñar con esa verga, mi culo un poco dolorido, se empezó a excitar. Seguimos paseando por el campo, miraba todo lo que podía, pero mi culo ya estaba inquieto, todos estos años sin conocer lo que es una verga en carne y directo, se había desatado y ya quería todas. Después de un largo recorrido regresamos algo sudorosos y directo a la ducha, ya era tarde y, prepararnos a cenar.
Después de cenar vimos televisión, calculando la llegada del Burro; nos fuimos a una cabañita muy discreta cerca de la casa central, había un solo cuarto con una cama muy ancha, creo que entraban cuatro o cinco; nos pusimos cómodos con ropa ligera, hasta quien tocaron a la puerta, era el Burro.
Carlos: Hola Burrito, estás listo.
B.: Si, me he bañado.
Carlos: Sácate la verga, mejor desnúdate.
B: Si.
Yo: que rica verga.
Carlos: Te gusta verdad?
Yo: Si.
Raúl: empieza tú a mamarla.
Empecé a tocarla, era enorme, mis dos manos resultaban chicas para rodearla toda, abrí lo más que pude, pero no llegaba a meterla en mis labios, estaba caliente muy caliente; Carlos me metía los dedos en el culo, para arrecharme más, yo seguía acariciando esa carne caliente y tenía un olor exquisito, solo la lamía como si fuera un helado; el burro ya se estaba arrechando y preguntó: A quien me cacho primero?
Carlos: A mí.
Acto seguido, se embadurnó con vaselina el culo, cogió la cabezota, se la puso en el hueco anal, tomo mi verga y se puso a mamarla, así tenía una verga en la boca, y otra en la puerta del ojete.
Carlos: Empuja Burrito… empuja… Vino el empujón y se la metió toda de un golpe… adentrooo… Ayyy grito Carlos… apretó su boca a mi pinga… y me dice: Ven ponte debajo de mi, quiero meterte la verga a ti… yo le hice caso, me coloque debajo de Carlos y este colocó su verga en mi culo y yo abrí mis nalgas, y también me entro todita por el propio peso de los dos, empezamos un movimiento cadencioso; arriba y abajo. Que rico hacer un trío de esa manera, yo sentía mi verga dura y me la pajeaba hasta que Carlos empezó a soltar su leche en mi culo, y el burro aplastó más nuestros cuerpos, se la había metido toda esa verga en el culo. De repente tocan la puerta. Nos asustamos; el burro dice: le dije a mi hermano menor que viniera por si acaso; si no quien lo dejo ir, su verga también es dura y gorda, pero no es larga como la que se están comiendo:
Yo: si déjalo entrar.
Los cuatro estábamos arrechos, Carlos con el burro que lo cabalgaba duro y parejo, se había dado dos orgasmos al hilo, yo empecé a mamarle la pinga al hermano, sí que la tenía gorda, pero rica tan caliente, y venosa que me daba miedo que entre en mi culo, pero me arrechaba la idea que me lo rompa de una vez… me puse de cuatro, como perrita, y él con maestría echo saliva a mi ojete, coloco su cabeza en él y se dejó caer y ayyy que rico métela más mas más… Siiii quiero más… Carlos no podía gritar creo que la pinga de Burro lo llego hasta la garganta. Carlos y yo nos dimos vuelta con las pingas en el culo cada uno y nos abrazamos, yo le besaba y él me apretaba a su cuerpo, cada uno cachado por un burrito, Carlos toma mi verga y me la empieza a correr ellos seguían moviéndose, yo le cojo su verga a Carlos y se la corro… que rico… rico.
Hasta que siento que mi cachero empieza a moveré más rápido y yo con la pajeada de Carlos me caliento más, mas, métela más masss por favor… Siento que se viene en mi culo y en la mano la leche de Carlos, ellos también se corrieron… Eaaadelicioso, rico. Los cuatro soltamos litros de leche… ríos de esperma… Descansamos un rato. Al burro se le paro de nuevo… vino hacia mí y me dice: ese culo va a ser mío también. Se sentó y me sienta a mí en su verga, todavía no me dado cuenta si su hermano me ha roto, pero igual me siento en su verga larga, gruesa y muy dura, me resbalo suavemente, siento que ya no entra más… bien su hermano y me empuja hacia abajo y yaaa que dolor… y me hace chupar la verga… Carlos viene y me la chupa a mi… todos me daba en ese rato… Yo estaba en las nubes… No sé dónde, pero tenía placer por todos mis huecos.
Nos quedamos toda la noche, muy de mañana se fueron los dos, que ricas pingas me he comido en este viaje; valió la pena que mi culo descubra sus placeres, Carlos estaba muy contento, consiguió lo que quería, que la verga de Burro se metiera en su culo toditita. Yo me comí tres vergas, dos buenazas y una regular.
Carlos: Mira, en la oficina nadie debe saber y yo con nadie he salido de cache o de orgia, tú me caes bien y me gustas. Te voy a presentar una logia como nosotros que nos reunimos cada fin de mes y nos ayudamos, económicamente y sexualmente.
Yo: y que tengo que hacer?
Carlos: ser como eres, nada más y guardar los secretos.
Yo: está bien si es por la pinga está bien.
Carlos: Ahora vamos a bañarnos y seguir cachando los dos.
Nos cambiamos. Preparamos nuestro viaje de regreso y si me habían roto el culo, noté sangre en mi higiene, pero estaba feliz, quería volver a esta granja… de repente vuelvo solo.