Don Humberto y el joven chico
Don Humberto esperaba en la pension de Doña Pola por su encuentro con el chico.
La misma Doña Pola lo habia llamado esa tarde para decirle que tenia un chico espectacular en la pension, «un bombon, rubio con cara de nena,
delgado pero con una cola y unas piernas que esta para chuparlo todo».
Con esa descripcion el septuagenario Humberto, cuya obsesion eran los chicos jovenes, habia quedado muy excitado.
Quedaron en que a la noche iba a ir a la pension a conocer esa belleza, «Claro que hay un pequeño gasto»
le habia dicho la vieja ladina que bien sabia que el viejo verde no escatimaba pagarle con tal de cogerse un chico apetecible.
«Y esta tan bueno como me decis?» pregunto Don Humberto
«Espera a verlo y me decis, mira que hay varios que lo quieren coger,
asi que si queres venir hoy, yo te lo preparo» dijo Doña Pola,
confiada en que el viejo no se iba a perder de comerse esa ricura.
Llegada la noche, la misma Doña Pola atendio a Don Humberto, lo hizo pasar y le dijo que esperara en la sala mientras el chico se terminaba de «aprontar» y ponerse lindo.
La mujer se metio en el cuarto del chico y el viejo verde se quedo esperando, empezando a excitarse y sentir que se le estaba poniendo dura la verga,
mientras se pasaba la lengua por los labios imaginando como seria la «preciosura» de la que tanto le habia hablado Doña Pola.
Al cabo de unos minutos la mujer salio del cuarto,
dejo la puerta abierta mientras le decia «Pasa Humberto, tratame bien al chico que es joven,
tiene 18 años y la cola bastante sana todavia» haciendole una mueca que pretendio ser picaresca.
El viejo entro al cuarto y cuando via al muchacho, parado junto a la cama, desnudo a no ser por una minuscula tanga blanca, los ojos se le agrandaran.
Realmente estaba buenisimo, tenia un cuerpo perfecto, rubio de pelo largo, piel blanca y unas piernas torneadas que lo enloquecieron.
«Hola» solo atino a decir mientras se acercaba al chico,
el muchacho le dijo «Hola Humberto» y se acerco para darle un beso en la mejilla.
El viejo empezo a perder los estribos y tomando de la cintura al chico lo beso en la boca,
dando rienda suelta a su lujuria le metio la lengua a lo que el muchacho respondio trenzandose en un apasionado chuponeo
mientras las manos del viejo pasaban de la cintura del chico hacia las duras y suaves nalgas.
Tomo cada una con sus manos y las apreto, acaricio y sobo mientras continuaban besandose con ardor.
El viejo se dio cuenta que su verga se habia puesto dura como una piedra, dejo de chuponear al chico mientras le decia «Que bueno que estas nene» y seguia tocandole las nalgas.
El chico comenzo a frotar un muslo contra la entrepierna del caliente viejo mientras le decia «me parece que estas muy caliente, tengo miedo que quieras violarme».
Don Humberto estaba que volaba de calentura, se aparto del chico y se quito los pantalones, los zapatos y su slip liberando su erecta verga.
Tomo al muchacho de un brazo y lo hizo volverse de cara a la pared. Quedo hipnotizado viendo las grandes masas carnosas de esas nalgas y las volvio a acariciar, apretar y sobar como loco.
El muchacho se aplasto contra la pared mientras el viejo verde disfrutaba de su culo y se apretaba contra el muchacho pasandole la lengua por el cuello y los hombros y con su dura pija se frotaba contra las piernas del muchacho.
En un momento metio un dedo entre las nalgas del chico buscando su orificio y lo penetro,
el chico se movio gimiendo pero el viejo siguio metiendole el dedo aun mas profundo mientras con su otra mano le acariciaba un muslo no pudiendo creer la suavidad,
era como acariciar las piernas de una chica y su ereccion era ya insoportable
Don Humberto se dio cuenta que con la calentura que tenia no iba a poder contenerse mucho tiempo mas y tomando al chico de la cintura lo guio hacia la cama.
lo hizo acostar boca abajo, el muchacho se dejaba hacer sin protestar.
El caliente viejo puso sus manos en los costados de la tanga del chico y se la deslizo hasta sacarsela,
paso sus manos por las suaves piernas del chico y se concentro nuevamente en esa cola espectacular que pedia ser cogida.
Tomo al muchacho de la cintura y lo hizo ponerse en cuatro patas, con cada mano separo las nalgas y se puso a besar y chupar esas duras carnes,
buscando con lujuria la raja del muchacho e introduciendo su lengua en el orificio del chico.
El muchacho encorvo su espalda cuando sintio la lengua del viejo chupandolo y queriendolo penetrar con su lengua.
Comenzo a gemir de placer ante esos chuponeos, el viejo dejo de lamerlo y se puso entre las piernas del muchacho.
Con una mano separo una nalga y con la otra llevo su duro miembro hasta el orificio del chico.
Empujo un poco y penetro apenas, el muchacho se quejo y se movio como queriendo rechazar ese intruso,
el viejo aprovecho el movimiento para meterle la verga hasta la mitad, a lo que el chico volvio a quejarse y ahora si lo penetro completamente.
El viejo verde espero unos segundos que se acostumbrara su verga a esa estrechez y al cabo de unos segundos empezo a moverse hacia adelante y atras, muy suavemente.
Ahora el chico gemia de placer mientras el viejo lo sodomizaba. Don Humberto experimentaba un placer indescriptible mientras se cogia esa belleza
hacia mucho no disfrutaba de algo igual, sus movimientos se hicieron mas rapidos y de pronto en una embestida salvaje comenzo a eyacular dentro del intestino del chico.
Siguio montandolo hasta que su verga perdio rigidez y se separo del chico.
El muchacho se derrumbo en la cama y de su cola salian hilillos del semen del viejo.
Don Humberto se dejo estar unos minutos, luego se levanto, fue al baño, se limpio y se retiro del cuarto, mientras el chico seguia tumbado boca abajo en la cama.
Cuando se despedia de Doña Pola, advirtio que habia otro «cliente» en la sala, otro hombre mayor, esperando para entrar al cuarto del chico.
Le dijo a Doña Pola «Tenias razon, el chico esta buenisimo, me parece que voy a venir pronto de nuevo» y Doña Pola le contesto
«Te dije que era una ricura, hay unos cuantos que estan calientes, avisame cuando quieras venir de nuevo»
Y Don Humberto se fue, pensando que pronto volveria.
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