Tenía que haberme ido, o en realidad, tenía que haberle dicho a Carlos que parara, terminar con esto. Pero me quedé mirando como le follaba la boca, oyendo los ruidos que hacía el chaval al tratar de tragársela entera. Apenas unos segundos mirando, pero de repente me encontré deseando que se atragantara.
“Venga, hoy una sorpresa, cierra los ojos” Fue al cajón de la mesa del despacho, y sacó un antifaz de los que se usan para dormir. Se lo puso con cuidado. Acercó su boca al oído.
“Porque tu te fías de mi ¿no Luisito?”
“Sí..sí..” No sonaba muy convincente.
“Claro que sí, eres un buen chico” Le acaricio suavemente la cabeza, le ayudó a ponerse de pie.
“Un buen chico, ya sabes que eres muy especial para mi, ¿lo sabes no?” Le abrazó y empujó la cabeza de Luis contra su hombro, aprentándolo contra sí.
”Muy especial…por eso te enseño todas estas cosas, porque eres especial, ¿te gusta ser mi chaval especial?”
“..sí..”
“A mi también me gusta que lo seas, me gusta mucho, ummm”. Le abrazó con fuerza, apretó la cara del chaval contra su hombro y le besó suavemente en la sien.
“Mucho…mucho…pero tienes que portarte bien… esforzarte en aprender las cosas, aunque al principio no te gusten,… ¿te vas a esforzar para mi?, ¿te vas a esforzar?…” Contestó casi con un gemido.
“Sí… sí,…me esfuerzo”
Carlos levantó la vista hacia mi, con una sonrisa de triunfo. En un instante, dos dedos de su mano derecha, sin lubricar, fueron directos al culo del chico. Se los metió hasta la segunda falange.
“¡Aaagghh..!” Luis soltó un grito amortiguado por el hombro de Carlos. Éste le sujeto con fuerza contra su cuerpo, mientras intentaba meter y sacar los dedos.
“Shhh… así…así…tranquilo…aguanta, ya van entrando, tienen que entrar enteros,…shhh…¿no entra mi polla que es más grande?, pues estos también….tienes que aprender a tragarte todo lo que te meta… todo, ….las mariconas tienen que tragarse cualquier cosa que les metan los tios por el culo….ya lo sabes…”
Volvió a mirarme, me observó. Yo estaba quieto, tenso. Debía de notárseme el empalme a través del pantalón. Miraba sus dedos entrar y salir, y le miraba a él.
Sacó los dedos y movió al chico hacia la mesa. Le colocó suavemente boca abajo, con el culo en la esquina.
“ Ahora te voy a follar Luisito, mientras tienes los ojos tapados. Así te puedes centrar más en tu culo. Quiero que te centres en sentir mi rabo, ¿vale?, centrate en sentirlo dentro, no lo voy a lubricar mucho para que te duela al principio y puedas notar el cambio, quiero que busques el momento en que te deja de doler. Venga, ábrete el culito que yo te vea…”
Luis cogió con cada mano una nalga, y se abrió el culo. Carlos lo miró un momento, y luego me hizo un gesto de silencio con la mano en la boca, y luego otro para que me acercase. Dudé un segundo, pero solo un segundo. Me acerqué cuidadoso, hasta que estuve delante de la mesa. Luís tenía el culo completamente abierto por sus manos. Un culo carnoso y duro, como de tia. Bueno, de tia brasileña, casi. Me di cuenta que no tenía ni un pelo. Carlos se estaba pajeando. Dejó la polla, y con su mano cogió la mía. La tenía húmeda. Me separó el índice, y lo acerco al culo del chaval. Me hizó tocar su agujero, que también estaba húmedo. Fue una sensación extraña, el chico levanto un poco la cabeza. Me empujó un poco el dedo dentro del agujero. Lo movió por los bordes, tensándolo. Luís lo cerró un poco, y sentí la presión de su agujero contra mi dedo. Carlos me movió la mano hacia fuera, y me llevo el dedo debajo de la nariz.
“pero que coñito tienes Luisisto…mejor que el de cualquier tia….que suerte que seas una guarra y lo puedas aprovechar jeje”
Me soltó la mano y se puso a la altura del chico, pajeandose un poco.
“ y ahora te voy a follar….¿cómo quieres que te folle? ¿duro?” Me estaba mirando a mi.
“¿Dime?, ¿duro?” Yo asentí.
“Jeje, claro que sí, como a una puta de mierda…” Y se la metió casi entera, de un golpe. Luís gritó y se revolvió en la mesa. Carlos le agarró del pelo, le tapó la boca con la otra mano.
“Como a una puta zorra que es lo que eres Luisito, una guarra que necesita que le enseñen a portarse bien con los tíos…y yo te voy a enseñar maricón, te voy a enseñar…”
Seguía follándoselo con fuerza, con los ruidos del otro sofocados en su mano. Yo estaba cachondo como creo que nunca había estado en mi vida. Quería que se lo follase. No. Quería que lo reventase. Reviéntalo joder. Quería ver a ese chaval tan guapete retorcerse y gemir y sudar y llorar. Y también quería que pidiese más, y que le gustase, y verle cara de vicio… Y quería correrme.
Me di cuenta de donde estaba. Decidí que no quería correrme ahí, en silencio. Pensé en mi mujer echando la siesta, en nuestra cama…Nunca quería por el culo. Yo hoy, sí quería.
Me alejé, de la mesa, y Carlos me echó una mirada de interrogación.Le hice un gesto de despedida con la cabeza.
Salí del gimnasio con muchas ganas de llegar a casa. Pero al gimnasio tenía pensado volver.