Empecé jugando y terminé de puto VII
Estábamos en el desayuno, sentados los tres en la mesa del pequeño comedor cercano a la cocina, yo me terminaba de levantar y me pidieron que bajara sin tiempo para una ducha o lavarme los dientes. Ellos estaban pulcramente vestidos, le di un beso a papá que me ofreció la mejilla y luego al pasar cerca de Miguel me cogió de la cintura sonriéndome.
Y para mi no hay otro beso? Era un tierno reproche que me hacía y también posé mis labios en su mejilla, ambos olían a una buena colonia y al despegarme de su lado me azotó con suavidad una nalga, a lo cual se sonrieron los dos los.
Se les veía muy felices y obsequiosos, hacía el final papá me dijo que tenían que marchar para el trabajo y que no podía demorar más sus obligaciones, que si me sentía capaz de estar solo en casa.
Por descontado le dije que si y que no se preocupara, que me sentía cansado y aprovecharía para volver a la cama un rato más. Y no mentía ya que la noche había estado en duerme vela, me reprochaba haber cedido a mi curiosidad y por atreverme a espiarles como un voyeur cualquiera.
Cuando se despidieron Angelo comenzó a recoger la mesa, habló algo sobre la comida del medio día pero no le presté mucha atención. Subí a la habitación y empecé a ver con más detalle la ropa que me había comprado el día anterior. Angelo había terminado de colocarla en las cajoneras o colgaba impecable en los armarios. Me admiró la cantidad de cosas que compramos, papá no había olvidado nada, como si hubiera llevado una lista escrita en la cabeza.
Me aseé volviendo a utilizar aquella ducha que me gustaba tanto y cuando terminé me asomé a la balconada inspeccionando los alrededores.
Hacia ya dos horas que Papá y Miguel se había ido y no tenía nada que hacer, el aburrimiento me consumía, podría haber bajado y hablar con Angelo pero fuel él quien subió a preparar mi habitación, intenté una conversación y era tan escueto en sus respuestas que no era para entusiasmarse.
Eran las doce cuando sonó el telefonillo interior, Angelo me decía que un amigo mío me esperaba abajo, le dije que bajaba en un segundo y sin más colgó.
No lo tenía seguro aunque ya imaginaba cual era mi visita, y en efecto, Jorge me esperaba plantado en la entrada, vestido con pantalón corto, camisero y zapatillas de lona color pistacho, sostenía en su hombro una bolsa deportiva.
Nos saludamos con un simple ademan de la mano y una sonrisa.
Pensabas quedarte en casa todo el día? Me espetó de pronto soltando la bolsa en el suelo. Bueno no te preocupes que ya he venido yo a salvarte, coge un bañador y toalla que nos vamos a la pisci.
Estoy solo Jorge, no se si debo salir.
Quieres coger la roña? venga dale, dentro de la urbanización se puede andar sin problemas.
Le pedí que me acompañara arriba y dejó tirada la bolsa sin preocuparse en recogerla del suelo.
Va casa chula que se ha montado don César!, hace dos años estaba en ruinas…
Por suerte papá había pensado en todo, en un cajón Angelo había guardado los bañadores que compramos, Jorge se había acercado y cogiendo uno minúsculo de vivos colores y una fresa bordada en el costado me lo mostró con sonrisa triunfante.
Seguro que estos te sentarán bien con con el tipo que te cargas.
Buscamos una toalla y no había más que las del baño, al bajar le comente a Angelo que me trajo una, también en vivos colores, rojo, verde y rosa. Jorge lo metió todo en su bolsa y me despedía de Angelo quien me preguntó si pensaba venir para la comida, a lo que Jorge respondió por mi.
No se preocupe, comeremos algo en el club o quizá vayamos hasta mi casa.
Ya estábamos caminando por las bellas alamedas, a la sombra de árboles centenarios, al parecer para aquel chico todo era muy fácil, tomaba decisiones rápidas sin pensarlo, con la seguridad de que nada le impediría tomar lo quisiera.
En las instalaciones de piscinas y antes de pasar a cambiarnos, estuvo hablando con el responsable, él portaba una especie de tarjeta carnet, pronto le convenció que no tendría problemas por admitirme puesto que pensaba hacerme socio.
Prácticamente me llevaba a la carrerilla, aunque no íbamos cogidos de la mano le seguía sin cuestionarle cualquier cosa que hacía, dando por supuesto que Jorge conocía lo que debíamos hacer.
Llegamos a las taquillas, yo iba a entrar en la primera vacía cuando Jorge me agarró de la mano para que le siguiera. Me empujó para que entrara en una más grande.
Que no ves que yo llevo tu bañador y toalla?, aquí nos cambiaremos, no vas a tener miedo de verme en pelota no? Dejo salir una risa sardónica.
Tiró todo el contenido de la bolsa sobre un banco de madera y empezó a desnudarse.
Ya con el camisero se le notaba su duro pecho y unos bien desarrollados pectorales, se lo notaba que tenía al menos un año año más que yo y que practicaba mucho deporte, cuando se sacó el pantalón y calzoncillo todo junto, le miré sus partes viriles, no parecían la gran cosa respecto a tamaño pero si era todo muy agradable y bien puesto, como me había quedado quieto mirándole, cuando cogió su bañador, me dio un golpe en la pierna.
Vas a quedarte todo el día admirándome?
Sentí que la sangre fluía a mis mejillas.
Qué?, no, no, solo es que…
Pues vete dando prisa que pronto ocuparan todas las calles de la piscina, mi polla vas a tener ocasión de verla muchas veces.
Alucinaba en colores, que se pensaba aquel chico, aunque para ser sinceros si me atraía, tanto que en aquel momento sentía como se me engordaba la polla.
Entonces también me quité la ropa y ahora era él, ya vestido con su mínimo bañador, quien me analizaba a mi.
Como imaginé por tu cara, eres hermoso en todo, tu pinga no esta nada mal y tu culito se lo comería cualquiera.
Pero qué dices?…, exclamé sin poderme contener la risa mientras él continuaba su minucioso examen.
Se sentó en el banco a esperar a que yo estuviera listo.
Y bueno, pues teníamos un buen rollo, todo eran palabras con más o menos sentido pícaro. Era muy directo y decía lo que pensaba sin importarle lo que yo pudiera opinar, como si fuéramos amigos de siempre y pudiera decirme cualquier cosa y supiera que no me ofendería demasiado.
Como él decía, la mayor parte de las calles ya estaban ocupadas, salvo tres de las que nosotros ocupamos dos, la mitad de la piscina estaba reservada para un curso que impartía un monitor a niños pequeños en ese momento. Observé como Jorge, antes de lanzarse al agua se colocaba gafas de nadador, entonces me di cuenta de que yo no tenía, nunca las había utilizado, para bañarse en el río no hacían falta.
Él fue el primero en lanzarse al agua, de un salto y con dos brazadas se colocó en la mitad de la piscina, nadaba bien sin sacar la cara del agua salvo para respirar, entonces pensé que yo haría el ridículo, en realidad yo no sabía nadar, sabía pero de lo más normal, como los chicos vulgares de mi pueblo que solo conocíamos las charcas del rio o la presa más grande.
Me quedé en el borde hasta que hizo la vuelta, se quitó las gafas y me salpico tirándome agua con la mano.
Qué, no te decides? Me encogí de hombros.
No se nadar. Jorge hizo un gesto de contrariedad y tomando impulso apoyado en el borde se sentó manteniendo los pies en el agua.
Ven, mójate los pies al menos. Y yo me senté a su lado.
Has dicho que no sabes nadar? Me miraba y a veces cerraba los ojos ya que le caían gotas que resbalaban de su pelo por la frente.
Solo me he bañado en el río. No se nadar como tu.
Sabes flotar?
Eso sí.
Bueno pues pediremos un curso para que te impartan, puedes irte a la parte donde están los pequeños y mirar, así dejas libre esta calle.
Me puso rojo y sentí ganas de llorar, Jorge me mandaba donde los pequeños. Me levanté y con algo de rabia escapé de su lado.
Luego no lo pasé tan mal observando la clase, también al monitor que la impartía, un tipo de cara imberbe y cuerpo 10 en mi escala particular de belleza varonil. Notaba que a veces me miraba aun sin perder de vista a los chicos que tenía en el agua, también yo le miraba, sobre todo el bulto que lucía en su bañador y que a veces me figuraba que se le ponía algo duro.
Una hora más tarde tenía a Jorge a mi lado secándose el cuerpo con la toalla.
Antes te has ido enfadado, no quería molestarte, me miraba entornado los ojos que a pesar de las gafas los tenía algo rojizos.
No lo has hecho y no tienes que preocuparte, además que lo he pasado bien y algo he aprendido mirando.
Nos fuimos para que se duchase y cambiarnos de ropa, yo lo esperé a la salida de las duchas ya que no lo necesitaba.
A la salida me invitó a un refresco en la cafetería, al lado de donde comimos ayer.
Tienes que decirle a César que te apunte a un cursillo, no creo que necesites muchas clases para aprender los estilos básicos.
Lo haré ya que tu lo mandas… Le dije con una risa.
Jajaja, eso me gusta, sí…, oye pensaba que podíamos ir a mi casa, mi madre no está y me ha dejado comida para calentar, si quieres podemos compartirla, que dices?
Está bien, pero debo llamar a Angelo y decirle, además que igual llama mi padre y así sabrá donde estaré.
Bien, lo haremos desde mi casa.
Habíamos pasado unas pocas horas juntos entre ayer y hoy y ya nos habíamos hecho amigos, Jorge era muy diferente a mi pero de alguna forma nos compenetrábamos, yo no era de discutir mucho y aceptaba lo que él dijera sin armar polémicas. Era mi primer amigo en la nueva vida y además no me desagradaba, tenia una manera muy sutil de mandar sin que se notara demasiado, por lo tanto no podía cuestionarlo, y otros momentos se volvía más sensible y se interesaba por mi y mi estado de ánimo.
La comida que le dejó su madre, ya preparada, estaba sabrosa y tuvimos de sobra para los dos, antes de comer hablé con Angelo pidiéndole que si llamaba mi padre le dijera donde estaba.
Nos sentamos en la sala frente al enorme televisor que tenían, ocupaba toda una mesa de lo grande que era, para mi, una novedad ya que en el pueblo comenzaban a llegar a cuentagotas los primeros y era raro verlos, además de que llegaba muy mal la señal.
Jorge se sienta enfrente de la televisión, en un largo sofá de cuero, y me pide que me siente a su lado. Estaban dando trozos de baile de la peli West Side Story, me gustaba Bernardo, “Chakiris”, demás de guapo su aire latino me encantaba. Lo veía varonil e irresistible.
Entonces miró a Jorge y le veo tocándose el bulto de su pene, también él me miraba sonriendo.
-Me gustaría tenerlo en tu boca. Yo lo tomo a risa, jajaja, y le dijo.
-Tu estas loco! De verdad piensas eso? Jorge se suelta a reír y me repite otra vez:
-Tu crees que no, pues sí, me gustaría que me lo mamaras y luego cogerte la cola jajaja…, qué dices, te animas?
Yo pensaba que no estaba hablando en serio y le contesté siguiéndole la broma.
-Igual sí me animo y te lo doy unos besitos y cariños jajaja.
Jorge se agarraba fuerte la verga que se le marcaba en el pantalón y al cabo de unos segundos me respondió.
-¿Entonces me la vas a mamar? De verdad que lo estaba deseando, quería ya lanzarme, quitarle sus manos y que me la dejara para mi, pero tenía dudas de que estuviera gastándome una broma, me quedé como estatua de sal a punto de desmoronarme. Pero entonces se vuelve hacia mi de frente:
¿Y bueno, me la mamas? Con un movimiento rápido me coge la mano y me la lleva sobre su bulto, lo tenía bastante duro, eso ya era bastante para mi y ya se la empezaba a apretar sobre la tela cuando me dice:
-No estoy bromando, es en serio, acércate.
Entonces me acerqué a él y decidido le abro la bragueta y le bajo el calzoncillo hasta conseguir acariciarle la verga y se la saco con dificultad pues ya estaba más dura, así ya tiesa se le veía más hermosa que en el vestuario.
Me incliné y pasé la lengua por el glande, lo que asomaba del prepucio ya que no era circuncidado y no aparecía toda, solo la punta roja y saliendo gotas de líquido de ella.
Así tiesa y dura se veía apetitosa, me dediqué a saborear el glande sacándolo de la funda, le abrí más el pantalón, era bastante larga, como de 18 centímetros y gorda pero la punta era más delgada que el resto. Empecé a darle una mamada esmerándome en hacerlo lo mejor que sabía, disfrutando del sabor de aquella polla en mi boca y a la vez sentía que Jorge también lo gozaba por los suspiros que le salían, al cabo de unas mamadas.
-Oye, me dice, tu la mamas muy rico, me gusta como la chupas, se nota que ya has mamado.
Yo emocionado ni me preocupaba de responderle, además que no quería que supiera de mi vida pasada, seguía en mi tarea de chuparle y exprimirle con mis labios y lengua aquella nuez deliciosa que no me cansaba de succionar.
Era el mejor momento de mi nueva vida, me encantaba el sabor de su deliciosa polla, cada vez chupaba con más fuerza, quería y no quería que le saliera su rico semen y probarlo, aquella verga me tenía loco de desenfrenado deseo.
Quería hacer que Jorge lo gozara y que continuara ofreciéndomela más veces, mostrarle lo buen putito que era mamando y que con mi boca podía darle tanto placer como él necesitara. Para mi era una necesidad dejarle satisfecho a la vez que yo lo disfrutaba como buen maricón que era. Mi sueño de estas dos noches se hacia realidad con Jorge y su dulce polla.
Parecía que Jorge tampoco quería correrse de momento, pero si me preguntó que donde quería que me echara su semen, pero de repente cambio para preguntarme si me gustaba que me comieran el culo, le dije que sí, que si él quería podía comérmelo. Entonces me dijo que estaba deseando dármela por el culo, me dijo para subir a su habitación, subimos y cuando llegamos Jorge estaba que explotaba de excitación al igual que yo. Se quitó con rapidez la ropa y pude verle en todo su esplendor la polla como en los vestuarios, solo que ahora la tenía a más no poder de dura, comencé a mamarla de nuevo, con la misma pasión o más que lo hacía abajo, me provocaba hambre de verga con solo verla y me gustaba su olor. Jorge se retorcía de placer por el disfrute que le estaba dando.
Yo, como pude, me fui bajando el pantalón y empecé a masturbarme, mi polla esta a mil, a punto de explotar, creía que iba a estallar, deje de chuparle la polla para retrasar su venida y en su llegar le empecé a lamerle los testículos, y luego de un rato volví a su verga, lo lamía desde los pelos de la base hasta la punta y luego engullía su glande lo que le provocaba una excitación enorme.
De pronto me dijo que me desnudara completo y que me acostara en la cama. Adiviné lo que iba a llegar cuando empezó a masajearme las nalgas y me las abrió dejando caer saliva en mi ano pasando los dedos, haciendo círculos y apretando.
-Ya te la metieron? Yo no dije nada, solo suspiraba y gemía por el intenso gusto que me daba con sus caricias.
-No importa si no te cogieron aún, te lo haré con cuidado para que te duela menos.
Se arrodilló tras de mi y me abrió las piernas para tener más espacio, de pronto sentí un viento en mi ano y luego su caliente lengua empujando en el centro de mi ano.
Dejé salir un hondo gemido de satisfacción y agaché la cabeza hundiéndola entre la ropa, totalmente entregado a mi nuevo macho para todo lo que él quisiera hacerme, siguió lamiendo y metiendo dedos haciéndome gemir muy fuerte y pedirle que me la metiera, que ya necesitaba ser montado y que que me la diera.
Su legua y dedos fueron sustituidos por su glande en mi hoyito y comencé a sentir la presión que hacia empujando para meterla. También yo empujaba pero hacia atrás ayudando para que entrara pronto y poco a poco comenzó a entrar en mi.
Auhhhhhhh, auhhhh, gemía enloquecido, ya volvía a sentir el placer de ser montado, poseído por un machito joven y potente en toda su pujanza. Que maravilloso momento al sentir como entraba su verga en mi culito, como empezaba con los movimientos rítmicos y acompasados de sus manos en mi cintura empujando y alejando mi cuerpo para que su verga se deslizara en mi agujero
Le sentía como se apoderaba de mi, era mi dueño, en aquel momento le pertenecía, su verga se empoderaba de mi culo viajando por el incesante, conociéndolo y haciéndolo saber que era su amo y debía tratarla con la devoción que merecía.
Era el mejor momento, sentir como Jorge se adueñaba de mi ser, como tomaba el control de todo y afirmaba su masculinidad follándome como el auténtico semental que era. Su polla que no estaba nada mal para un muchacho de catorce años, me llegaba al fondo de mis entrañas, ocupaba todo mi recto haciéndose presente para que supiera quien mandaba en aquella monta de macho a hembra, una auténtica cópula donde el semental controlaba a la fémina.
Me demostraba que sabía coger, que ya había montado otras hembras. Continuaba moviéndose, la metía y sacaba como un hombre mayor y experimentado, a veces la sacaba entera para pasarla por toda mi raja, y cuando se secaba volvía a escupir para que resbalara más fácil y mejor.
Era bueno follando, muy bueno para un chico tan joven, de repente las embestidas se hicieron más rápidas, yo no gemía, ya gritaba de placer y más cuando sentía aquellos chorros de esperma que entraban dentro de mi, su polla se había engordado y se le había puesto aún más dura mientras se venía, gruñendo aferrado con sus manos a mis hombres, tirando violentamente de mi haciendo que mi espalda se curvara.
Creo que se había venido como nunca ya que apenas respiraba por los gritos que le salían del fondo de la garganta, con la última embestida que me dio y que fue tan profunda, sentí que mis piernas fallaba y yo también empece a tirar leche manchando la ropa de la cama.
A pesar de haberse venido continuaba con su mete-saca, y me sacaba a presión el esperma que antes me había dejado dentro, hasta que se desplomó sobre mi espalda extenuado.
Cuando nos recuperamos se salió de mi y quedó tumbado boca arriba jadeando. Le entro una risa nerviosa de repente.
-De que te ríes ahora.
-Jajaja, no pensaba que iba a ser tan fácil tenerte. Lo pensé un momento y mentalmente le di la razón, pero yo le echaba la culpa a las ganas que tenía de tener una verga para mi, las ganas que me habían hecho sentir la noche pasada mi padre y Miguel, pero fuera lo que fuese el caso era que lo había pasado bien y no me iba a molestar por sus bromas.
-Sabes Sebastian? Cuando te vi supe que ibas a ser mío pero que tenia que darme prisa si quería ser el primero, tu eres un caprichito, un bombón en la puerta de la pastelería y en el colegio tenemos a muchos golosos.
Jorge me dio apuntado en un papel su teléfono para que le llamara si me hacía falta, luego salimos a dar un paseo y me acompañó hasta casa.
*
A la mañana siguiente me despertaron los movimientos de mi cama, abrí los ojos para ver a Angelo que movía uno de los palos de la esquina que sostenían el mosquitero.
Disculpe señor maliit, su padre me dijo que lo despertara.
Pero qué hora es Angelo?
Las diez señor maliit, el desayuno está preparado.
Oh Angelo, tengo tanto sueño…
Pero tiene que levantarse para ir al club y preparar sus papeles…
Ahh…! Dios, entonces recordé lo que hablamos en la cena.
Papá había hablado con el club para que me inscribieran en el curso de natación, también tenía que retirar mi tarjeta de socio. Salté de la cama y rápidamente me desnudé y corrí a la ducha mientras Angelo, parsimonioso, deshacía la cama.
Después de enjabonarme dejé que el agua corriera sobre mi piel, llevé la mano a mi culo y aunque no me dolía, aún sentía lo abierto que me lo había dejado Jorge.
Sabía que era lo mejor que podía pasarme, debía dejar de pensar en papá y su amante, ellos no estaban para mi, los notaba el cariño que se tenían y debía evitar cualquier acción por mi parte que la disturbiara.
Era cierto que por Jorge no sentía nada, salvo la atracción sexual que un chico como yo podía sentir por un machito que me deseaba, del que necesitaba que me diera verga que calmara mis ansias, nada diferente a lo que sucedía en el pueblo, aunque quizá de esa falta de sentimientos Lu mi hermano quedaba excluido.
Durante la cena papá y Miguel me había hecho preguntas, parecían complacidos de la amistad surgida entre Jorge y yo, claro que no les había hablado de que me había cogido, no necesitaban saberlo aunque era posible que lo dedujeran.
No tuve necesidad de llamar a Jorge ya que terminaba de desayunar cuando se presentó a buscarme, se quedó hablando con Angelo, un monólogo del que se cansó terminado dando vueltas por la planta baja y el jardín mientras yo me preparaba.
Cuando bajé le pude ver inquieto.
Venta, date prisa, se nos hace tarde.
Como yo continuaba sin bolsa de deportes coloqué en la suya mi bañador y toalla.
Disculpa pero hasta que no compre la mía te usaré de “serpa” jajaja.
Jorge quería llegar a tiempo para coger una calle en la piscina antes de que se llenara, pero le dije que tenía que hacer unas gestiones en la oficina y que se adelantara aunque prefirió acompañarme.
Cuando estábamos en la oficina, esperando a que nos atendieran apareció el monitor que vi el día pasado, ahora tapaba sus musculitos con un pantalón corto y una camisa suelta que le llegaba hasta media pierna, pareció reconocerme y se nos acercó.
Se dirigió a mi ignorando a Jorge.
Vaya, a ti tenía que decirte algo, ayer no te lo advertí ya que pensaba que era una asistencia puntual. -Cogió con la mano mi cabello acariciándolo y después de sonreírse siguió-.
Tienes una cabellera preciosa pero es obligatorio usar gorro con tu pelo, no esta permitido usar las piscinas con el cabello largo. Sentí como enrojecía avergonzado.
Oh!, lo siento, soy nuevo y no sabía de esa norma… Me debió ver tan violentado que soltó una carcajada a la vez que me agarraba del brazo.
Jajaja, tampoco tienes que preocuparte, estamos encantados de recibir gente nueva, me llamo Sergio y estoy encargado de los servicios de piscinas. Me alargó la mano y se la estreché con la mía.
Soy Sebastián y justo tenía una cita para retirar mis credenciales, luego pasaremos por la tienda para retirar lo que necesito y poder cumplir las normas.
Bueno Sebastián, encantado de tenerte entre nosotros, ahora voy a recoger mis órdenes para el día, nos vemos.
Así nos despedimos, miré a Jorge y pude ver que dejaba manifestar su enfado con pequeñas pataditas en el suelo.
Será chulo el tipo, quién se pensará que es él para llamarte la atención? Le miré divertido al verle con tanto coraje.
No se lo tomes en cuenta amigo, es el responsable y no es malo que nos llame al orden si no cumplimos. Además se pueden disculpar algunos excesos, no te parece atractivo?
Es un vulgar, no tiene nada de atractivo. Jorge no podía ocultar su antipatía y quise seguir la broma.
Pues ayer en traje de baño se le veía un bulto muy interesante.
Nah, no hagas caso, se la doblan hacia abajo para que abulte. Le miré y la risa nos pudo, la tuvimos que reprimir cuando fui llamado al mostrador.
Para nada fue difícil hacer las gestiones, en realidad ya lo tenían todo preparado, la cartulina plastificada que me acreditaba como socio para uso de todas las instalaciones, firmar el acuerdo para el curso de natación, lo demás eran asuntos de papá que él ya tenía arreglados.
Entonces pasamos a la tienda, allí venden los artículos deportivos que me hacían falta, las gafas de natación, el gorro que me ordenó adquirir Sergio y una bolsa de deportes, todo ello cargado a la cuenta de papá sin más problemas que firmar el tique de compra.
Bueno, ya terminamos, podemos ir a las instalaciones. Jorge me seguía cabizbajo, había terminado por aceptar que ese día no dispondría de una calle para sus prácticas.
Cuando llegamos, y antes de pasar a los vestuarios, nos vimos con Sergio, venía hacia nosotros con papeles en la mano. Se había cambiado y lucía su esplendorosa anatomía con la seguridad de sentirse admirado, no tuve reparos en mirar su bulto y terminé dándole la razón a Jorge de que se doblaban el pito hacía abajo, pero a pesar de todo era todo un señor bulto el que se veía.
Ya me ha llegado tu inscripción Sebastián, mañana empezaremos si te parece, tengo que destinar otro compañero para que haga mi labor de todos los días y poderme dedicar a ti.
Acordamos que empezaría al día siguiente y nos fuimos a los vestuarios. Jorge tomo asiento en el banco corrido.
Venga, no tenías tanta prisa? Le sujeté del hombro para que elevara la cabeza.
No me digas que te has dejado impresionar por ese montón de músculos?, me soltó de golpe refiriéndose a Sergio. Le miré sorprendido de que anduviera dando vueltas a lo del monitor.
Si te digo la verdad no me van los tíos con demasiado músculo, pero bueno tampoco esta mal. Jorge parecía haber perdido las ganas de nadar y no hacia nada por desnudarse.
Tu crees que debería cortarme el cabello? Pregunté. Jorge cogió un mechón de mi cabello palpándolo entre sus dedos.
Tienes un pelo muy bonito, no creo que debas cortártelo.
Pero solo me da problemas, ahora tendré que usar el gorro para nadar. Intenté ponerme en pie, ya me había quitado los zapatos y entonces Jorge me sujeto volviéndome a sentar.
Ya no me apetece nadar, mejor que hagamos otra cosa…
Okey esta bien, y qué quieres hacer? Esbozó una sonrisa irónica y puso la mano en mi pierna.
Follar, tengo ganas de follarte ahora. Tuve que contener la risa aunque sentí que la polla me latía. Se puso de pie y me mando autoritario.
Quítate los pantalones. Me hablaba muy en serie pero no estaba seguro y seguí su juego.
Okey, le dije bajándomelos hasta las rodillas para caer luego a mis pies. Aquel juego me estaba poniendo muy caliente.
Ahora bájatelos calzoncillos, para ese momento yo me sentía acalorado y con nervios.
Si quieres puedo ayudarte. Levanté la cabeza para asentirle como respuesta. Entonces me puse yo también de pie y Jorge metió los dedos en el elástico y me los fue bajando lentamente. Cuando mi polla apareció la tenía bastante dura.
Sin duda tienes una buena polla. Y soltó una pequeña carcajada, yo le seguí en la risa continuando con el juego.
Jorge empezó a palpar mis huevos haciéndome cosquillas al pasar las uñas por el escroto, pero rápido pasó la mano a cogerme la polla y me retrajo el prepucio mostrando el glande, sentí como mi verga pulsaba y se ponía más dura.
Entonces Jorge se arrodilló sin dejar de agarrarme la polla, y sin darle más vueltas se la metió en la boca. Su boca estaba caliente y sentí un escalofrío de gusto cuando la apretó con los labios. Me la chupó por unos segundos nada más y me dio la siguiente orden.
Inclínate y con las manos sepárate las nalgas, quiero verte bien el ano. Hice lo que me pidió, con un poco de vergüenza, eso sí.
Lo tienes un poco rojito, alguien se divertido con él jajaja. Y colocó uno de sus dedos en mi ojete haciendo que me saliera un suspiro. Pero no paró ahí y apartando mis manos ahora fue él quien me abrió las nalgas.
Este culito se merece unas caricias. Y acto seguido sentía su lengua rozando mi ano. Ufff, vaya delicia que sentía temblándome las piernas, para facilitarle la labor apoyé las manos en el banco elevando el culo.
Ummmmm, qué rico culo te cargas, me pasaría horas comiéndotelo. Aquello era una gozada, sentirle la lengua tan caliente queriendo entrar por mi ano, y comenzó a darme dedo, pensé que me correría del gusto que aquello me daba, pero no me dio la oportunidad, ya que me siguió ordenando.
Quítate los pantalones y el calzoncillo, desnúdate completo y súbete al banco. En ese momento pensé en la posibilidad de que alguien viniera y aunque teníamos la puerta con seguro podían vernos si se agachaba.
De verdad piensas cogerme aquí en los vestuarios?, puede venir cualquiera. A la vez estaba haciendo lo que me pedía.
Nah, hasta que no termine el cursillo no vendrá nadie, o sea que ábrete de piernas. Me había quedado desnudo y estaba arrodillado sobre el banco, con el culo al aire y bien levantado.
Muy bien así me gusta, que obedezcas, estas muy lindo de perrito. A pesar de sentirme muy excitado por el peligro que corríamos y de pensar si aquello estaba sucediendo, hacía todo lo que me mandaba y puse mi culo a su disposición.
Mi posición no era muy segura, el banco no era muy ancho y podría caer, con lo cual me aferré fuertemente con las manos en los bordes del banco, tenía una erección de caballo por lo morboso de la situación.
Sentí como echaba saliva en mi ano lo que hizo erizarse a mi cuerpo, luego con el dedo pulgar hizo presión tratando de meterlo dentro de mi.
Ohh! duele, le dije aunque exageraba ya que me habían metido cosas más grandes en mi culo.
Tranquilo que ahora empezamos jejeje. Dejó que le saliera una suave risa divertido por mi queja.
Sentía como hurgaba con su dedo en la entrada de mi ano, luego metió el dedo corazón hasta el fondo, haciendo suaves caricias para que mi culo se abriera, y a los dos minutos era un segundo dedo el que tenía dentro. Notaba como metía y sacaba los dedos con lentitud tratando que me relajara.
No podía comprender como aquel chico de quince años tenía tanta experiencia, manejaba sus dedos que era una delicia, algunas veces los retiraba para escupir en mi hoyo, luego los volvía a meter en una caricia continua que ya me tenía loco.
En ese momento y sin pensarlo, guiado únicamente por el deseo le dije.
Si quieres ya puedes meterme la verga… Jorge se quedó quieto un momento y continuó moviendo los dedos, a continuación me sonrió sacando los dedos de mi culo.
Vale, te voy a coger que ya tengo ganas, además que ya llevamos mucho tiempo. Rápidamente se quitó los pantalones y calzoncillo apareciendo totalmente empalmada su polla, reluciente la cabeza del líquido que le había salido.
Se colocó tras de mi y sentí como usaba la polla como látigo para golpearme las nalgas y en el centro de la raja y a continuación colocó su polla en situación empezando a empujar, sentía como la dura verga iba entrando en mi culo.
Ayyy, que rico culito tienes y que calentito, siento que me chupa la polla, apretaba mis caderas con fuerza empujando sin parar.
Comenzó las embestidas lentamente, dejando que mi ano se acostumbrara a su pene, entraba y salía haciéndome soltar pequeños gemidos que reprimía para que nadie escuchara.
Giré la cabeza y lo miraba con los ojos cerrados concentrado en la follada que me daba, de sus labios salían algunas palabras que no entendía…
Así estuvo unos minutos cabalgándome y sujetándome para que no cayera cuando empezó a darme mas fuerte.
Ohhhhh, me voy a correr…, susurré al sentir como su verga golpeaba insistentemente mi próstata.
Ya me viene Jorge yaaaaaaa… Se quedó quieto un momento sujetándome mientras de mi polla salían largos chorros de semen cayendo entre las tablas del banco.
Ahhhhh! qué rico Jorge, que rico, dije al terminar mi largo orgasmo aún estremecido.
Entonces reanudó sus embestidas dejando salir ahogados gemidos mientras apretaba entre sus manos mis nalgas con fuerza.
Pensaba que ya se iba a venir por lo fuerte que me la metía, cuando de repente la sacó sin terminar de correrse.
Me sujetó dándome vuelta y haciendo que me sentara en el banco abierto de piernas y con él enfrente, acercó su verga a mi cara y me la metió en la boca de un empujón. Yo comencé a comerle la polla, con el glande entre mis labios y aspirando muy fuerte hasta que noté como se ponía rígido y luego convulsionaba, metió todo su pene en mi boca y empezó a descargar todo su esperma entre violentos espasmos.
Era tanta la cantidad que tiraba que no podía tragarla toda, entonces sin sacarla de mi boca me ordenó:
No lo tires, cómelo. Y yo obediente tragué lo que quedaba y aún continuaba tirando, cuando se la dejé limpia me señaló mi semen, el que aún quedaba en las maderas del banco y me los señaló con el dedo.
Come también tu semen! Sentí un estremecimiento ante esa orden que no admitía discusión, me incliné y lamí el semen que aun no había resbalado del banco llevándolo a mi boca para comérmelo.
Después de que lo lamiera todo bajo su atenta mirada, tomó mi barbilla con su mano limpiando lo que me quedaba en los labios.
Así me gusta que seas obediente y hagas lo que te mando, ahora vístete rápido que los pequeños van a llegar enseguida.
*
Los siguientes días fueron prácticamente iguales, continuaba llegando a casa en las mañanas a buscarme, marchábamos a la piscina donde yo ya seguía el curso impartido por Sergio que se había buscado un ayudante para atender a los pequeños mientras él me enseñaba.
En una de las calles señaladas con los flotadores, Jorge hacía sus prácticas, no volvimos a follar en los vestuarios y ahora alternábamos las comidas en su casa, lo que le dejaba preparado su madre, o bien la comida que gustoso nos cocinaba Angelo, y después de comer pasábamos largos ratos que se hacían horas follando.
Ya estaba acostumbrado a su manera de ser, me hacía gracia su prepotencia haciendo como que mandaba en mi, no se si era un juego o realmente Jorge se sentía más macho de esa manera, pero como a mi me gustaba le obedecía en todo.
También me di cuenta de que Jorge no era aficionado a los besos, era rarísimo que alguna vez me besara y solo se limitaba a dármelos cuando, teniéndolo montado en mi espalda, me mordía o la besaba en los momentos cumbres de excitación, o cuando estaba corriéndose y llenándome el culo de semen.
Esas muestras de cariño si las extrañaba entonces, pensaba en los machos que me montaban en el pueblo y que si me daban besos, pero bueno tampoco estaba mal.
Algunas tardes salíamos a pasear por los terrenos vallados que eran extensos pero siempre encontrabas al final la valla de hormigón con los agudos pinchos en la cumbre.
En la zona social había una pequeña sala de fiestas o discoteca a la que solo permitían entrar a los pequeños en contadas ocasiones, aquello estaba reservado a los mayores, pasábamos el tiempo en el salón de juegos, donde se practicaba un conjunto de de actividades que englobaba desde niños pequeños hasta muchachos de 17 años. Los juegos eran variados y para todos los gustos, y cuando nos cansábamos podíamos jugar en las pistas de tenis si no estaban reservadas. También había más gente por las calles, todos iniciando o preparándose para la vuelta a sus trabajos.
Ese viernes a la mañana, antes de irse a su trabajo, papá me dijo que el sábado estábamos invitados a comer en la casa de su hermana, habían vuelto de sus vacaciones de verano y que estaban ansiosos por conocer al nuevo miembro de la familia.
jaime.iriarte92@gmail.com
Te puede gustar: Fui deflorado mi primera vez