Mi mejor amigo también

Mi mejor amigo también

Ya hacía tiempo que no nos veíamos y aunque me hacía ilusión verle, me había fastidiado un poco que tuviera que ser precisamente ese sábado, con una hora de antelación, justo cuando por fin había podido quedar con un chico al que iba a conocer después de horas de charla y fotos por messenger.

No pude inventarme ninguna excusa, me había pillado tan desprevenido que cuando me dijo que estaba en Madrid y se iba al día siguiente no pude más que decirle que sí, que quedábamos para tomar algo.

Casi no tuve ni tiempo de avisar al chico antes de que saliera de casa para dirigirse a la mia. Pareció entenderlo, o al menos eso pensé yo.

Después de avisarle y cerrar el messenger, me quedé unos minutillos viendo sus fotos para ver lo que me iba a perder por culpa de mi mejor amigo que se había ido a malaga para trabajar ya que en madrid no encontraba trabajo. Hacía ya unos seis meses que no le veía pero si se hubiera esperado un fin de semana, sólo un fin de semana más, hubiera estado genial.

No sé el tiempo que llevaba viendo las fotos del chico cuando sonó el telefonillo. Extrañado por la pronta llamada descolgué y al otro lado sonó la voz de Jose, el temporalmente malagueño. No debía estar muy lejos cuando hizo la primera llamada para quedar, así que no llevaba tanto tiempo viendo las fotos de mi cita, pero sí el suficiente para estar completamente empalmado. Llevaba además varios días sin sexo esperando poder pasar una tarde entera de lujuria y desenfreno con Enrique, que así se llamaba mi cita, así que cualquier foto, chico o chica, mínimamente erótica me hacía tener una erección descomunal.

Cuando abrí la puerta, Jose se lanzó a mis brazos en un saludo tan efusivo que tuvo que notar por narices que mis vaqueros tenían una parte muy dura y abultada. Yo recibí el abrazo pero casi ni me atreví a mirarle a la cara. Le pregunté que tal dándome la vuelta invitándole a pasar y ocultando mi paquete a sus ojos. Después de cruzar un par de frases le dije que cogiera una cerveza de la nevera, que estaba en su casa. Le dije que me iba a duchar para salir a tomar algo que no me había dado tiempo dada la sorpresa de su llamada. Sin esperar respuesta me dirigí rápido hacia el baño dejando allí a Enrique claramente extrañado.

Sentí un verdadero alivio cuando, ya en el baño, me quité los pantalones y liberé mi miembro de aquella apretada prisión. Hacía tiempo que no tenía tantas ganas de sexo. Normalmente no estoy más de dos días sin echar un polvo, con chico o chica, o sin masturbarme. No puedo, el sexo me vuelve loco.

Me metí en la ducha todavía semi empalmado, abrí el agua y regulé la temperatura justo como me gusta, muy muy caliente. Empecé a ducharme sin poder evitar acariciarme el pene de vez en cuando, el agua caliente y el recuerdo de las fotos que prácticamente acababa de ver no eran una gran ayuda para relajarme. Y en esto que entró Jose. Yo me dí la vuelta rápidamente ya que la mampara de mi baño es completamente transparente, pero como acababa de empezar a ducharme todavía no se había empañado y el gesto rápido no pudo pasar desapercibido para Jose.

Me preguntó por el abridor para la cerveza y salió del baño con mi balbuceante respuesta.

Yo sabía que me tenía que haber visto, era imposible que no fuera así, por muy rápido que yo me hubiera dado la vuelta. Así que ya me intenté relajar y pensar en otra cosa para que mi pene se relajara también.

Me gustan las duchas largas. Estar un buen rato dejando que el agua caliente te relaje cada músculo. Una ducha así te deja nuevo. Y aunque no fuera el momento idóneo ya que tenía visita, tuve que hacerlo de esta forma para salir completamente relajado después del calentón de las fotos.

Ya estaba terminando cuando oí de nuevo como se abría la puerta del baño y entraba Jose. Esta vez no tuve que girarme porque mi estado ya era normal, y la verdad me daba igual que me viese desnudo. Además la mampara ya estaba totalmente empañada después de mi largo remojo.

Pero esta vez fui yo quien se quedó mirando hacia Jose muy extrañado. Se acercó a la ducha hablando de algo, pero yo no le escuchaba porque según se acercaba mi asombro iba en aumento. Jose venía desnudo.

Traía una sonrisilla picarona y me preguntó si él también se podía duchar, que venía cansado del viaje. Le dije como pude que sí por supuesto y me dispuse a salir de la ducha intentando no mirarle la entrepierna, cosa que no pude conseguir.

Aún estando relajado su miembro tenía un buen tamaño, algo mayor que el mío, al que considero normalito unos quince centímetros en erección.

Pero me cogió por el brazo y me dijo que no hacía falta que saliera, así podía contarme lo que había estado haciendo por málaga.

Me soltó el brazo y deslizó la mano por mi tripa hacia abajo hasta que llegó a mi polla y se detuvo acariciándola por encima.

Yo abrí la boca para preguntarle casi tartamudeando que como sabía él que me iban también los tios. Y me contestó dos solas palabras, -el ordenador-

Entonces caí. Con la sorpresa de su pronta llegada me había dejado el ordenador con la tapa cerrada pero con las fotos de Enrique en la pantalla.

Ni que decir tiene que sus caricias me estaban poniendo a mil. Nunca me había planteado la posibilidad de que Jose pudiera compartir mis gustos, pero las caricias que me estaba proporcionando hacían que mis deseos y mi polla crecieran aún más que cuando pensaba en una tarde de sexo con Enrique.

Se metió en la ducha conmigo y pegó sus labios a los mios. Después de un beso de prueba diría yo, entreabrió su boca e introdujo la lengua despacito en la mia. Ambas lenguas se encontraron y empezamos a besarnos tranquilamente saboreando nuestras lenguas y labios. Jose abrió el grifo y el agua de la ducha empezó a caer sobre nuestros cuerpos mientras nos seguíamos besando y acariciando.

Jose estaba masturbando mi polla mientras yo hacia lo propio con la suya que aún no estaba en pie del todo pero que ya había conseguido una actitud suficiente para que me entraran unas ganas locas de metérmela en la boca.

Me solté de la boca de Jose y me arrodille en la ducha. Observé su polla unos segundos mientras seguía masturbándola antes de metermela en la boca despacio.

Iba saboreando cada centímetro de aquel miembro en el que nunca había pensado según se iba deslizando dentro de mi boca y el agua de la ducha caía sobre mi cabeza y mi espalda.

Llegué al tope que mi inexperta boca me daba y volví a sacarla igual de despacito deleitándome con ese sabor tan especial.

Volví de nuevo a introducirla y paré cuando mis labios llegaron al final de su glande. Mientras con los labios ejercía una cierta presión justo donde terminaba su capullo y con la mano seguía masturbándole, con la lengua le acariciaba el capullo arriba y abajo, le daba golpecitos y jugaba justo en su agujerito.

Dejé ese juego y volví a metérmela hasta donde era capaz. Noté que ya había alcanzado su máxima dureza y la saqué para abservarla en todo su esplendor. Más o menos lo que había calculado unos dieciocho centímetros.

Y ahí estaban justo delante de mis ojos para que siguiera disfrutando de ella. De nuevo volví a introducirla en mi boca y empecé a meterla y sacarla más rápido jugando con la lengua alrededor de su capullo.

Jose parecía estar disfrutando de lo lindo y yo no recordaba haber tenido nunca tantas ganas de que se corrieran sobre mi lengua.

 Seguía metiendo y sacando esa enorme polla de mi boca con jose retorciéndose y apenas aguantando de pie. De vez en cuando la sacaba y empezaba a lamerla por fuera, desde los huevos hasta la punta.

La tenía durísima, ya no le podía quedar mucho para correrse y el agua caliente sobre su polla acrecentaba su placer.

Yo no quise parar para ver que pasaría luego conmigo, quería que se corriera en mi boca y quería que se corriera ya.

Volví a quedarme con solo su capullo dentro de mi boca y empecé a rozarlo con la lengua a la vez que aspiraba suavemente.

Con la mano seguía masturbándole y aguanté así aspirándole la polla hasta que noté el primer chorro impactando sobre mi lengua y mi paladar. Suavemente fui aflojando la aspiración y empecé a acompañar el movimiento de mi mano con subidas y bajadas de mis labios alrededor de su polla.

Mi lengua seguía torturando su capullo y recibiendo sucesivos espasmos y disparos de ese sabor tan único y especial.

Jose se agarraba a donde podía, el orgasmo le hacía temblar las piernas y tenía que hacer grandes esfuerzos por no caerse totalmente debilitado.

Continue chupando hasta que noté que su polla aflojaba y a Jose le hacía ya más cosquillas en la polla que otra cosa.

Me saqué de la boca su instrumento y jose se puso de rodillas para descansar las piernas. Acerqué mi boca a la suya y derramé su semen sobre su lengua para jugar con él repartiéndolo entre las dos bocas.

Yo estaba muy excitado y necesitaba descargar toda esa tensión, pero no hizo falta decir nada.

Jose se levantó y me empujó un poco hacia atrás para que recibiera bien todo el agua que caía de la ducha.

Se agachó y me cogió la polla como si su vida dependiera de ello y empezó a chupármela de una forma realmente salvaje.

Yo veía como mi polla aparecía y desaparecía a medida que él la iba engullendo y sacándola de nuevo.

Con el tamaño de mi polla a él no le costaba demasiado metérsela entera en la boca y el placer que estaba consiguiendo con esa mamada era brutal.

Me la chupaba muy rápido haciendo mucha presión con los labios y con la lengua.

Yo apoyé la espalda para estar más cómodo ante la inminente corrida que suponía iba a ser bestial, pero cuando Jose notaba por mis gemidos que iba a estallar aflojaba el ritmo y se limitaba a darme lametones en los huevos y por todo el tronco de mi polla sin llegar a mi capullo.

Cuando mi estado se tornaba otra vez “normal” volvía a meterse mi polla en la boca y a chuparla con la misma ansiedad.

Repitió el proceso tres o cuatro veces, y ya en la última pensé que era la definitiva, pero aguantó todavía un poco más y me dejó prácticamente con el semen en la puntita sin atreverse a salir.

Salió de la ducha y me dijo que esto no acababa ahí. Me instó a que saliera también, cerré el agua y me preguntó por el dormitorio.

Fuimos para allá todavía empapados por supuesto y cuando llegamos me tumbó boca abajo de una manera ciertamente brusca pero que aún me excitó más.

Siempre que me habían penetrado lo habían hecho despacito y con cuidado por exigencia mía y temor a que me hicieran demasiado daño.

Pero hoy estaba más cachondo que nunca, y la idea de que me embistiera a lo salvaje me apetecía sobremanera. Jose ya tenía de nuevo una erección completa y se tumbó encima mía restregando su polla entre mis nalgas empapadas.

Se incorporó y según estaba yo boca abajo me cogió de la cintura y me levantó para ponerme a cuatro patas.

En cuanto ví su intención le ayudé con la postura y me puse en cuatro con las piernas lo más abiertas posibles para presentarle todo mi culo y facilitarle a él y a mi culo el trabajo.

Yo ya me había atrevido con consoladores bastante grandes, a lo mejor no del tamaño de la polla de Jose, pero sí bastante grandes.

Así que arqueé la espalda ofreciéndole más si cabe mi agujero y esperé a notar la embestida.

Jose apoyó su polla sobre mi culo y empezó a empujar con fuerza.

Lo hacía sin contemplaciones pero no con la brusquedad que yo me había esperado. Empujaba y yo notaba como se iba abriendo paso dentro de mí. Dolía un poco pero la excitación y el agua jabonosa que todavía chorreaba de mi cuerpo lo hizo más facil.

Empujó lo que yo calculé que era toda su polla y acto seguido la volvió a sacar para empezar con el movimiento.

Cualquiera diría que se acababa casi de correr, tenía la polla igual de dura que cuando se la estaba mamando unos minutos antes.

Jose enseguida cogió ritmo con sus embestidas y yo con mis gemidos. Notar como su polla me taladraba me llenaba de placer, podía sentir perfectamente el calor de su polla rozando las paredes de mi culo y el poco dolor que sentí al principio tardó muy poco en desaparecer para convertirse en más placer.

Jose me agarraba fuerte por la cintura y aceleró más el ritmo, podía sentir como su pelvis golpeaba mi culo con cada embestida y supe que mi culo se tragaba enteritos sus dieciocho centímetros en cada estocada.

Aguntamos así unos minutos y su polla cada vez entraba más fácilmente por mi agujero. Jose la sacó, se tumbó boca arriba y me pidió que me sentara encima.

Así lo hice, me dispuse a horcajadas sobre su polla apoyando las manos en su pecho y bajé mi culo hasta notar su ardiente capullo en mi agujero.

Seguí bajando hasta hacer desaparecer su polla dentro de mí y empecé a subir y bajar cada vez más rápido empalado en su miembro.

Nunca había sentido tanto placer al penetrarme, pero también es cierto que nunca había tenido una polla de ese tamaño dentro de mí.

así que atribuí el placer que me proporcionaba a que su polla entraba rozandome por todo el interior.

Yo aceleraba mis movimientos cada vez más y Jose me ayudaba cogiéndome por las caderas, pero ya me resultaba muy difícil seguir el ritmo porque mis piernas me estaban pidiendo un descanso.

Jose empezó a gemir cada vez más fuerte y supuse que se iba a correr de un momento a otro, intenté aguantar un poco más para no cortar a jose en pleno orgasmo pero no me veía capaz.

En medio de ese pensamiento jose pegó un grito que se puede decir que casi me asustó. Yo seguía subiendo y bajando mis piernas a duras penas cuando empecé a notar como mi culo se inundaba y empezaba a chorrear semen sobre la polla de Jose.

Era su segunda corrida y daba la impresión de que esta era todavía más abundante que la otra.

Aflojé un poco el ritmo, más por necesidad que por intención, mientras Jose seguía sumergido en su orgasmo.

Al final aflojé las piernas derrotado manteniendo su polla dentro de mí dando los últimos espasmos y empecé a hacer movimientos más o menos circulares con el culo para suplir el movimiento vertical y que Jose terminara totalmente con su corrida.

Después de unos cuantos circulos sobre su polla Jose estaba completamente exhausto y no podía ni moverse,

así que me saqué la polla y me puse de nuevo a horcajadas dejando que el semen que aún quedaba dentro cayera sobre su ya agotada polla.

Según estaba Jose tumbado me levanté y me puse sobre él en la típica postura de 69.

Después de esa extraordinaria follada que me había dado no le iba a pedir que hiciera ningún movimiento raro,

así que me limité a ponerme encima y meter mi polla en su boca para que me terminara de esa manera.

Jose empezó a chupármela mientras yo le follaba la boca y lamía el semen que había caido de mi culo sobre su polla.

Estaba super excitado, el tener esa polla perforándome el culo me había hecho sentir un placer nuevo para mí por muchos consoladores que me hubiera metido yo mismo.

Tenía ya la polla a punto de estallar y el sabor de su polla y su pelvis cubiertas de leche me excitaban mucho más. Yo seguía penetrando la boca de Jose con mi polla totalmente roja y a punto de correrme cuando me metió el dedo buscando el famoso punto “p” y eso fue ya lo que me hizo explotar en un orgasmo intensísimo dentro de su boca.

Me abandoné completamente al placer de vaciarme dentro de su boca apenas sacando y volviendo a meter mi polla un par de centímetros, lo justo para mantener la sensación de roce con su lengua y sus labios.

Después de haberme vaciado por completo caí al lado de Jose con la boca manchada todavía de lo que había lamido de su cuerpo, y Jose permaneció tumbado boca arriba tragando lo que yo le había dejado en la boca.

Se incorporó y se acercó a mí pegando su boca a la mia y restregandome su lengua que mantenía el sabor de mi corrida a pesar de habérsela tragado. Se volvió a tumbar boca arriba y dijo.

-Vamos a tomar algo para recuperarnos, mañana me voy y no quiero irme sin haber tenido tu polla dentro de mi culo-.

Me comentó más tarde ya tomando algo, que había sido bi desde siempre, que no había sido nada nuevo, pero que no lo comentó a nadie nunca. Yo le dije que esta había sido la mejor manera de enterarme que mi mejor amigo también era bisexual.

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