Mi primo era todo lo que quería en un hombre, macho, peludo, fuerte y guapo, y todo terminó en mi cama.

 

Me llamo Diego actualmente tengo 25 años y les voy a contar la historia de la primera vez que un hombre me hizo gozar, ese hombre fue mi primo, en ese entonces yo tenía 14 años y mi primo 18.

En ese tiempo era un chavo normal de 14 años, era delgado, aunque con buenas piernas y buen culo porque jugaba futbol, moreno claro, no chaparro pero tampoco alto, con solo unos cuantos vellos en mi cuerpo.
Ya sabía que era gay pero lo que no sabía era lo mucho que me gustaba que me dieran por el culo.


Un día tuvimos visitas, eran mi tio y mi primo, se llamaba Hector, ellos eran de otra ciudad pero habían venido a mi ciudad a pasar el fin de semana.
En eso veo a mi primo, que no veía hace ya más de un año, el es más alto que yo, moreno, bastante guapo, era una estrella de futbol americano por lo que tenía un cuerpo muy bien definido, y lo que más me gusta de él, es muy peludo, incluso a los 18 ya tenía vello en todo el cuerpo, incluso recuerdo que el día que llegó traía una camiseta de tirantes que dejaba ver su pecho ya con vellos a esa corta edad, unos brazos muy fuertes con axilas bastantes peludas.


Cuando llegó la hora de ir a dormir y él se quedaría en mi cuarto, yo jamás pensé que algo pasaría ese día.
Nos pusimos a jugar videojuegos y mientras jugábamos empezamos a platicar, y como cualquier charla de hombres adolescentes salió la plática de lo sexual, Hector siempre había sido muy presumido en todo, y en lo sexual no era la excepción, me contaba de que se la pasa cogiendo con las mujeres que quiere etc.
, yo le dije que era virgen, pero a él no le paraba de la boca diciendo todo lo que había hecho y lo “grande que la tenía.


Esto último me llamó mucho a atención jamás se la había visto a Hector, aunque debo de admitir que se le veía buen bulto con ropa, solo que no le había puesto importancia nunca.
Ya era medio tarde y aunque íbamos a seguir jugando Hector decidió ponerse de una vez su pijama, y por pijama me refiero a quedarse en boxers, vi perfectamente como se quito toda la ropa y pude apreciar su cuerpo casi desnudo, muy bien definido y marcado, muy peludo y podía observar en su ropa interior un muy buen paquete.


Yo hice lo mismo pues era común que durmiera así, aunque trataba de no verlo mucho porque sentía que iba a tener una erección.
Todo siguió normal, ya habíamos abandonado el tema cuando Hector vuelve a hablar de ello:
Hector: Wey, hace mucho que no cojo, tres semanas es mucho para mí.

Diego: Pues jálatela wey, ahí esta el baño.

Hector: Pues si wey pero estaría chilo verlo en tu tele, además te la puedes jalar tu también y matamos dos pájaros de un tiro, además que por tu edad, de seguro vives jalándotela.


Me quede pensando unos segundos, normalmente le diría que se fuera a masturbar al baño, pero me dio mucha curiosidad vérsela y ver si era cierto lo que tanto alardeaba.
En cuanto le dije que si buscó en mi laptop un video y la conectó a la tele, en el sillón en el que estaba se sentó y se empezó a sobar la verga por encima del boxer, yo hacía lo mismo desde la silla en la que ya estaba.


Veía a Hector de reojo, y veía como su verga crecía dentro de su ropa interior.
Cuando ya estaba totalmente parada se paro del sillón y se quitó sus boxers, en ese momento, casi por inercia voltee a ver esa verga y Hector si presumía de lo que tenía, era una verga de 18 cm, muy gruesa, con bastante vello a su alrededor, en cuanto lo vi se me terminó de parar y me quite mi calzón yo también para jalármela, pero casi casi solo poniendo atención a lo que veía de reojo, a Hector.


Después de como 1 minuto Hector me pregunta:
Hector: Alguna vez has hecho una mano cambiada?
Diego: No, ¿qué es eso?
Hector: Pues tu me la jalas y yo te la jalo, ¿lo quieres intentar?

Estaba muy caliente para no decir que no, pero como no cabíamos ni en la silla ni en el sillón nos fuimos a la cama.
Nos sentamos en la orilla de la cama y con un poco de miedo tome el trozo de Hector, apenas me cerraba la mano en su verga y empecé a subir y bajar, el agarró el mío y nos dimos placer mutuo.


Después de un tiempo note como Hector no me la jalaba con la misma intensidad, poco a poco disminuyo hasta que hubo un punto en que quito su mano de mi verga, pero yo seguí jalándosela, el puso sus manos detrás de su cabeza y cerro los ojos.

En eso me dice aún con los ojos cerrados: “Estaría muy rico que me la mamaras.
” No la pense dos veces y sin quitar la mano de su verga me baje de la cama, me arrodille en el piso frente a él y me metí como pude esa verga a mi boca.


Era la primera vez que mamaba una verga, el aún seguía con los ojos cerrados y las manos detrás de su cabeza, pero pronto abrió los ojos, y me volteó a ver, yo solo lo vi por un segundo y después me concentre en chupar su peluda verga.

Con sus manos me agarraba del cabello para llevar mi cabeza más abajo y metérmela toda a la boca, no podía, pero hacia lo que podía aunque me atragantara y ahogara de tanta verga.
Me quito la cabeza y de estar sentado en la orilla de la cama se acosto boca arriba esta, yo de inmediato me subí a la cama a seguirle mamando su miembro.


Hector no paraba de gemir, en ese momento no me importaba si alguien nos escuchaba, yo quería gozar de lo que tenía entre mis labios.
Paro y me dijo que me volteara, casi insofacto me puse en cuatro, y Hector me dedeo el culo ensalivando sus dedos.
Me agarraba del pelo o me daba nalgadas mientras sus dedos recorrían todo mi ano.
Me preguntó que si no tenía lubricante, recordé que mi papá me había dado uno hace tiempo, lo saque de mi cajón y se lo di, esta vez me dijo que acostara boca arriba.


Agarro mis piernas y las echo hacia atrás dejando al descubierto mi hoyo, que ya estaba un poco dilatado, lo lleno de lubricante y siguió dedeando.
Yo desde donde estaba veía todo tu torso, grande, bien formado y peludo, su cara era de concentración hacía mi ano, quería que estuviera listo para su verga, pero nada me podía preparar a lo grueso de su pito.


No me dijo nada, pero supuse que ya me la metería cuando empezó a poner lubricante en su verga, con una mano me agarro una pierna, y con la otra la base de su pene para que entrara bien, la cabeza entro fácilmente aunque con dolor pero una vez que empezó a entrar el resto sentía un dolor insoportable.
Cuando Hector vio que estaba apunto de gritar me tapo la boca y siguió metiendo su pedazo muy lentamente.

Podía sentir cada centímetro, era una agonía, cuando llego a la mitad empezó a meter y sacar lentamente metiendo cada vez más, Hector era muy paciente y todo lo hizo muy lento al principio.


Cuando casi toda su verga estaba adentro freno, la dejo inmóvil y me dio un beso, era la primera vez que me besaba con un hombre lo que me calmó bastante.
Ya después de nuestro beso, comenzó a meter y sacar un poco más rápido, me seguía doliendo, pero poco a poco sentía como el placer se hacía más y más grande.
Podía observar todo el torso y la cara de prendido de Hector, lo cual me excitaba mucho ver a ese macho.
En ese momento se me paro de nuevo la verga y Hector me la jalaba al ritmo que me la metía.


Cada vez las metidas eran más rápidas y fuertes, de ser el romántico y lento, Hector se torno salvaje, tanto que mucho del dolor regresó, pero el placer era tan grande que valía la pena, yo estaba totalmente sometido ante esa verga y ese cuerpo.

Como la cama estaba haciendo mucho ruido decidimos irnos al baño para cerrar la puerta y que se escuchara menos.
El baño estaba ahí en mi cuarto por lo no fue mucho problema.
Lo poco que caminé hacía el baño sentía mi culo diferente, quería más verga, y Hector me la iba a dar.


Parado me puse frente al lavamanos, Hector me fue acomodando para recibir su verga, me apoye en el lavamanos y viendo al espejo podía ver a Hector y verme a mí como estaba siendo penetrado.
Hector me dio por detrás pero esta vez no se esperó y fue directo al grano, me agarró de la cintura y puso su verga en mi culo, entro mucho más fácilmente, sin embargo puso más lubricante porque ya se había absorbido casi todo.


Hector parecía que no tenía llenadera, me dio tan fuerte que mi culo chocaba con sus peludas piernas haciendo demasiado ruido, lo cual no nos importó para nada, me daba nalgadas, me tomaba del pelo, me encantaba que fuera tan macho y dominante conmigo, yo solo hacía lo que él quería.

Tanto el placer como el dolor eran muy grandes, ante eso yo solo me entregaba a Hector, y que él me hiciera lo que quisiera.
Note como sus movimientos eran cada vez más y más rápidos, mientras paso esto yo me la jalaba, sabía que él ya se iba a venir, y estaba listo para recibir su leche en mi culo.


Me tomó de la cadera para que quedara totalmente fija para que el pudiera seguir dándome, llegó el punto en que me estaba dando con todas sus fuerzas, lo veía en su cara de esfuerzo por el espejo, poco antes de parar hace una última metida y mete su verga hasta el fondo, ahí sentí su leche caliente que llenaba mi ser, dejo su verga adentro un rato más y en ese inter yo me vine mientras me la jalaba, llenando todo el piso de mecos.


Me dijo que me sentara en el escusado y que sacara todo, porque nos meteríamos a bañar, yo muy obediente me senté en el escusado y me puso su verga enfrente.
Pude ver como ese trozo se iba a estado de reposo.

Cuando termine de sacar los mecos de mi culo noté como tenía sangre, me asusté, Hector me dijo que era normal porque era mi primera vez.
Nos metimos a bañar, ahí no hicimos nada sexual, incluso bromeamos casi como amigos, nada incomodo.


Dormimos desnudos en mi cama, en la mañana se la mame en cuanto me levante pero nos interrumpieron así que no pudimos, durante toda su visita me cogía todas las noches, nuestra relación siguió por varios años cada que visitaba la ciudad, hasta que se casó, actualmente tiene esposa e hijos.

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