Es posible que alguna vez te hayan producido un interés particular una o varias personas del mismo sexo. A veces puedes sentir que la atracción no coincide con tu orientación sexual habitual. Esta situación es algo normal que le sucede a la mayoría de las personas, sin embargo, en muchas de ellas esto les genera dudas sobre su propia identidad.
Una sexualidad sana implica aceptarse y quererse tal y como uno es. La orientación sexual entendida como homosexual, heterosexual o bisexual se queda incompleta y escasa para describir el amplio mundo de gustos y preferencias de los seres humanos.
Definirse como heterosexual u homosexual no implica que la atracción por otras personas deba estar siempre en consonancia con tu orientación. Tanto las personas homosexuales como las heterosexuales puede experimentan deseo por ambos sexos sin que eso implique que sean bisexuales o que su orientación sexual haya cambiado.
“La polaridad entre los principios masculino y femenino existe también dentro de cada hombre y cada mujer”
-Erich Fromm-
¿Quién soy yo sexualmente?
La orientación sexual de una persona depende de por quién se sienta, mayoritariamente, atraído o interesado. Esta atracción no es solo sexual, sino también emocional. Aunque normalmente suele diferenciarse entre homosexual, heterosexual y bisexual lo cierto es que existen otras preferencias no recogidas en los términos anteriores.
Las personas vamos descubriendo nuestra orientación sexual a lo largo de nuestra vida. Algunos pasan por periodos de experimentación y curiosidad antes de definirse mientras que otros siempre han tenido claras sus preferencias.
Para reconocer la propia orientación sexual uno debe preguntarse: ¿de qué sexo suelen ser las personas por las que siento atracción?, ¿cómo son mis fantasías?, ¿qué activa mi deseo?, ¿con qué personas me gustaría tener relaciones sexuales?, ¿con qué persona me imagino compartiendo mi vida?
Independientemente de la orientación sexual la persona puede sentir atracción por un sexo o por otro. La atracción en un momento dado por uno u otro sexo no implica que nuestras preferencias hayan cambiado de repente y que nuestra identidad sea diferente.
“Hay tantas sexualidades como identidades y todas deben ser respetadas”
-Ignacio Villarrubia-
¿Qué dicen mis pensamientos?
La identidad con nuestra orientación sexual integra tanto lo que hacemos como lo que pensamos. Sin embargo, las personas no somos todo lo que hacemos, ni somos todo lo que pensamos. Los pensamientos, conductas, deseos y emociones son una parte de un todo.
Cuando lo que hacemos y lo que pensamos coincide todo está claro y no surgen preguntas. Las dudas llegan cuando alguien se comporta de una forma pero tiene pensamientos y emociones contrarias. La mayoría de las veces esta discrepancia no suele suponer algo perturbador mientras que en otras ocasiones la diferencia entre lo que hago y lo que pienso puede ocasionar que nos cuestionemos nuestra propia identidad.
Suele ocurrir que cuando un pensamiento está unido a aspectos morales, por ejemplo, “no debería tener este deseo porque es malo” o “pensando esto me siento sucio” el pensamiento se vuelve más recurrente. De la misma forma, cuanto más queremos que un pensamiento se vaya, normalmente más nos acompaña.
¿Mis pensamientos pueden cambiar mi orientación sexual?
A lo largo de la vida suelen ser varias las ocasiones en las que nos cuestionemos nuestra orientación sexual. La época en la que mayor experimentación se da es en la adolescencia y juventud quedando normalmente establecida la identidad sexual en la vida adulta.
La orientación sexual no es algo que se cambie fácilmente, de hecho, suele considerarse invariable. El gusto por un sexo u otro no es algo que podamos moldear por propia voluntad sino que es un aspecto que vamos descubriendo de nosotros mismos conforme vamos madurando.
Para descubrir tu identidad sexual, además de tus pensamientos tienes que tener en cuenta tus emociones, deseos, conductas, forma de vida. Un pensamiento no define lo que eres ni lo que te gusta, tu orientación sexual es mucho más que eso. Habitualmente un pensamiento es solo eso, un pensamiento.
¿Esto sólo me ocurre a mí?
Cuando esto nos ocurre es normal preguntarse si este tipo de pensamientos los tenemos solamente a nosotros o también pasan por las mentes de muchas otras personas. Interesarse por personas diferentes a lo que normalmente nos suele atraer es algo muy normal y que le sucede a un gran porcentaje de personas.
De hecho, un conocido análisis de PornHub Insight, un blog no pornográfico del equipo de PornHub, desveló que los gustos de pornografía de las mujeres no suelen coincidir con su orientación sexual. La mayoría de mujeres heterosexuales consumen pornografía homosexual, siendo los vídeos lésbicos los más buscados por las mujeres en la red.
Los hombres heterosexuales también consumen vídeos homosexuales. Por ejemplo, los datos de PornoHub Insight indican que el consumo de porno gay masculino ha aumentado un 45% de 2012 a 2016. Son muchos los hombres que sin sentirse atraídos por su mismo sexo consumen este tipo de vídeos.
Este hecho no solo es común sino que además puede resultar beneficioso ya que existen estudios que afirman que la visualización de vídeos con contenido gay por parte de hombres heterosexuales correlaciona con una mayor aceptación de actitudes sobre las personas homosexuales.
Yo soy yo
La sexualidad es una de las muchas facetas de nuestra identidad. Así mismo, la orientación sexual es solo uno de los múltiples aspectos que componen nuestra sexualidad. Nuestra orientación sexual y cómo la vivimos afecta por tanto a nuestra sexualidad y a nuestra identidad.
Tener una orientación sexual determinada no está reñido con tener interés por uno u otro sexo diferente. Cada persona tiene su propia sexualidad y la experimenta de una forma única e irrepetible. Pensar o hacer algo no nos define ya que el todo es mucho más que la suma de las partes.
“La belleza del universo no es sólo la unidad en la variedad, sino también la diversidad en la unidad”
-Umberto Eco-
Es importante para nuestro bienestar aceptarnos tal y como somos, con todo lo que ello implica y los matices que pueda tener. La diversidad de deseos e intereses no es algo que nos limite, todo lo contrario, es algo que nos enriquece y nos hace únicos.