Paradito es un chico que vivía en mi barrio, le decían este sobrenombre porque su trasero era bien paradito, un llamativo culo, que todos querían probar. Compartiré esta historia que me ocurrió hacen unos años atrás, porque siempre la recuerdo con cariño, y aunque se repitió por mucho tiempo mas, esa primera vez fue mágica, cachonda e inolvidable para mi y claro está para él, para Paradito.
Este muchacho vivía cerca de mi casa y yo pues soy unos años mayor que él. Un chico de muy blanca piel, pecosito y de un cuerpo como de niña, estrecha cintura, piernas preciosas bien torneadas, como de hembra y un culo, que el mas ciego lo miraba, un trasero bien parado, erguídas sus nalgas y anchas. La muchachada de mi barrio lo jodían, lo molestaban con sus piropos a su rico trasero, y el pobre Edwin su verdadero nombre, rabiaba a mas que dar. Se la pasaba discutiendo con los otros, que el no era pato, como se dice en mi país.
Pero cuando Edwin caminaba aquella colita tan parada se movía como un pavo real. Escuché a muchos hombres mayores, ya casados de mi barrio en muchas ocaciones comentar entre ellos, que si él les diera un chance, le pagaban el dinero que él quiziera por comerle y romperle ese hermoso culo.
Inclusive el cartero que llevaba la correspondencia a mi casa, se comentaba en mi barrio que como era conocido de la familia de Edwin-Paradito, en varias oportunidades lo había invitado a salir, tratando de violarlo en una de esas salidas, pero que el chico logró safársele y no se dejó. Decían que Marcos el cartero andaba por la calle de la amargura por eso. Yo aunque no niego que me atraía tambien ese culo paradito y firme, que me lo imaginaba blanquito con un hoyito rosadito…nunca se lo di a demostrar…ni lo molestaba y lo ignoraba cuando él chico pasaba por frente de mi casa. Pero me jalé par de pajas a su salud, pensando que se lo metía y que él se dejaba, es que tendrían que ver ese culo, para que entendieran mis razones.
Un día por la noche yo estaba por mi barrio, me había acabado de bañar y me disponía a visitar una jebita (noviecita) que tenía en el barrio, cuando Edwin, me saludó y me dijo que si lo acompañaba a dar una vueltita a pie, por allí hasta cierto sector y que luego volvíamos, pues él solo no se atrevía y tenía temor de los otros chicos. Me estuvo raro, pero le dije que sí y que rápido pues iba a visitar a mi jefa.
No puede dejar de mirarle el rico trasero que con unos pantalones cortos a cuadritos bien ajustados se le meneaba desafiante. Por el camino hablamos de muchas cosas, incluyendo lo de su paradito trasero, los piropos de los chicos, su molestia, en fin que me dijo, que a mi me tenía confiaza porque yo era serio y nunca lo molestaba.
Comenzamos a bromear y yo le dije no te preocupes yo se que tu eres todo un hombrecito y no tienes la culpa de tener un trasero grande, no será que tu te pones relleno ? le dije vacilando, en broma. No!, me dijo esto es muy natural! y yo seguí jodiendo y le respondí, que el día que lo viera con mis propios ojos y lo tocara lo creería, que eran asi de firmes y paradas sus nalgas. Edwin entonces al verse retado me dijo, que a mi sí el se atrevía enseñarmelas, al oir eso, amigos la verga de inmediato comenzó a pararseme y tuve que cambiar el tema para que se me bajara.
Paradito volvió con lo mismo de nuevo y no perdí tiempo. Lo invité a subir por unas escaleras muy solitarias que había por una elevación que conduce a una cliníca que hay en mi barrio, muy obscuras por cierto, pero que al acostumbrarse a la luz, pues hay encendido público, uno ve bien. Le dije subimos, nos internamos por las vereditas que hay allí y entonces me las enseñas, para yo estar seguro. Júrame primero que nunca se lo dirás a nadie, por favor, me dijo Edwin, sí lo juro le contesté, sera nuestro secreto!
Velando que nadie nos viera nos metimos por las vereditas a una bien obscura dónde existe aun un enorme árbol de mangó y no tiene salida, allí nunca nadie iba.
Edwin bien agitado me dijo, chico tocame el corazón, se me va asalir del pecho, yo le puse la mano en el pecho y era cierto. No te asustes yo le dije, no vas a ser nada malo, esto es algo entre tú y yo. Le dije ponte junto al árbol y ve bajándote el pantalón, Edwin comenzó a bajarse los pantalones y sus pantaloncillos…quedé en schok cuando aquel santo culo quedó descubierto, era como lo soñe despierto, blanco, bien parado, riquísimo. Dejáme tocarlo le dije firmemente para saber, que es tuyo de verdad…si avanza me dijo él bajito, y yo me dí gusto sabándoselo, con mis manos le apretaba las nalgas, las abrí, le pedí que se doblara para ver su hoyito, y él no se negó…fue algo mágico como dije al principio, le empecé a dar besitos en el trasero, olía a limpio, le metí la lengua, y se lo comenzé a mamar, y a chuparle su hoyito… de pronto le metí un dedo bien suavemente en su hojalito, ya lo tenía humedecido mi dedo con saliba, así que no le molestó, pero me dijo, no se lo vas a decir a nadie verdad? No chico, jamás, jamás, esto es algo nuestro, mira como lo tengo y me saqué mi verga que estaba a reventar, babeando precum a todo lo que dá. Que grande la tienes me dijo él y yo le tomé su mano y la dije cogéla, tocame tú a mi ahora, Paradito me obedeció, subía y bajaba mi pinga.
Está mojada, que es eso? Es mi precum para lubricar. Entonces luego que él me la jaló un buen ratito, lo viré y le dije doblate mas y comenzé a darle brochasos con mi verga por todo su culo, le asomé la cabeza y Edwin, comenzó a gemir no se si de dolor o placer, yo en mi emoción, le decía cosas bien cachondas y lindas. Estaba ardiendo y yo estaba maravillado de ese culote.
Que rico estás, cuantos dieran por estar en mi lugar…ahhhhhhh, y en eso él me dijo que le dolía, que él no era pato, que nunca lo había echo con nadie. Lo fui convenciendo le dije que yo tampoco era gay, pero que dos chicos se podían dar placer y recorrer juntos un sin fin de gozos y sensaciones, como las que él me hacía sentir a mi con sus delicioso culo y que yo sabía que yo tambien se las estaba causando a él, con mi lengua y con mi pene. Le pedí que me la mamara, para que estuviera mas mojadita, primero dijo que no y cuando yo le dije: pues vamonos entonces, e hice como para subirme los jeans y los boxer, él me dijo, pero enseñame, yo no se. (me di cuenta ahí, que él estaba ardiendo como yo, y que quería seguir) Edwin vamos a quitarnos todo, que molesta y nadie viene aquí, le expliqué, y así lo hicimos, con mi ropa y la de él, hicimos como un lecho en la llerba del suelo, mas el fróndoso árbol nos escondía por su ancho y grande tronco.
Me acosté y él se tiró a mi lado y se llevó mi verga a su boca, con la otra mano me masajeaba las bolas, comenzó lento y yo le decía, hazlo asi, no me vallas a morder, pasame la puntita de tu lengua en la aberturita de mi verga, asi…chúpalo hasta abajo y sube, asi…el chico aprendió rápido! Parecía que estaba desesperado por comermela, de vez en cuando yo la sacaba y con mi mano se la sobaba en su cara, él como una serpiente sacaba la lengua y la lamía toda. Mientras mis dedos lo dilataban y él estaba tan caliente, que solo me apretaba los dedos con su anillo de carne.
Cuando por poco me le vengo en la boca, la saqué y lo acosté boca abajo, era una belleza ver ese culo bien parado hacia atrás, paralas más, Edwin y separa las piernas que te lo voy a meter…me dice: suave, suave y yo comenzé a penetrarlo, poco a poco, con su mano él me aguantaba por el muslo, yo me detenía, pues eso era indicio que le dolía. Le escupí un salibón en el culo y lo clavé lentamente hasta el fondo. Ayyyy, me duele, Ayyy, y comenzé yo mi mete y saca. En mi arechura le metía las manos por debajo de sus muslos, atrayendolo más a mi verga, Edwin mientras tanto ya no se quejaba tanto, y repetía, ahhhhh, ahhhh, me gusta, me gusta…y me meneaba ese culo bien fuerte; se la saqué y me di cuenta que tenía un poco como de caca, y le dije, que la botara, pero fue falsa alarma.
Que verguenza me dijo él, yo le dije que ninguna, que cuando dos se estaban dando gozo y placer, eso no importaba. Luego lo puse e cuatro y volvi a someterlo, esta vez entró de cantazo y le empezé a dar bien duro, y Paradito, me decía: sigue, sigue papi, que rico me lo metes, yo no sabía que esto era tan bueno, quiero hacerlo todos los días contigo solamente. Yo estaba feliz, había domado el mejor culo del barrio! Me le vine adentro llenándolo de toda mi esperma, mi juvenil leche que lo inundó…dos veces le eyaculé en lo mas profundo de aquel deseado y ansiado culito.
Cuando terminamos, que él jalándosela se vino también, me dijo: Tu novia se quedó esperándote, ahora te deja…y yo le respondí: Ahora tu estás me mi vida, y habrá que dividir el tiempo entre ella y tú. Edwin me dijo, que nunca se imaginó que eso iba a pasar entre ambos, pero que estaba feliz de que sucediera y que confiaba en mi. Yo le dije que le iba a enseñar muchas cosas, y como mientras se lo metía lo besaba por el cuello y la espalda, le dí entonces su primer beso en la boca, nos chupeteamos tanto que por poco lo vuelvo a clavar, pero ya era muy tarde. En fin él se enamoró de mi y vivimos muchas aventuras. Quizas otro día les vuelva a contar. Pues Paradito me hizo uno de los chicos mas felices del barrio, a la escondida, ja, ja, ja….Que mucho me vine en ese culo tan rico! Nadie me diga nada…que un culo al año…no hace daño!
2 comentarios:
josue sanches mendosa
septiembre 1, 2022 at 5:47 am
me gusto el relato muy bueno
jose
septiembre 1, 2022 at 7:38 pm
Saludos Josue!!!