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Pasión a los 14

Mis primeros recuerdos sexuales son confusos, curiosidades, manoseos de los maniquíes desnudos que estaban en el negocio de mi madre, dibujos…

Mi verdadera pasión se despertó a los 14 años, cuando entró a mi colegio Tomás (el nombre lo he cambiado), un niño rubiecito que venía de Estados Unidos.

Verlo y enamorame de él, fue instantáneo.

Me propuse que sería mi amigo y al contrario de lo que suele ocurrir en los colegios de adolescentes, que la bienvenida es fría para el forastero, fui amistoso con él y traté de facilitarle el aterrizaje en su nuevo país.

Tomás es delgado, de piel blanca y suave, ojos celestes y pelo rubio, casi blanco, enrulado. Su carita es de un ángel y mis sentimientos hacia el fueron de afecto y amistad, pero derivaron en algo más fuerte a medida que pasaban los días…

Hay que decir que el argentino es espantosamente racista, así que Tomás fue mucho mejor recibido que si hubiera sido de otro país latinoamericano. Pero tuve la suerte de que lo sentaran muy cerca mío el primer día, y finalmente, logré ocupar el lugar a su lado.

Tomás, además de ser un niño bellisimo, era sencillo y alegre. Yo siempre había sido buen estudiante, así que los profesores me encargaron que lo ayudara, cosa que hice con eficacia. Eso me ganó muchos puntos con la madre de Tomás, ya que le quité un problema de encima. Ya tenía otros: su marido se había quedado en USA con su “nueva pareja”. Ella era hermosa y no tardó en tener mucha compañía… lo que a Tomás no le gustaba, y me contaba con pena.

Llevábamos unos tres meses de amistad cuando advertí que mis sentimientos cambiaban. Había comenzado a masturbarme con frecuencia (antes lo hacía ocasionalmente) y mis fantasías empezaron a ser, obsesivamente, con Tomás….

Con sorpresa me di cuenta que ya lo miraba con otros ojos: me gustaba verlo en pantalón corto, lo contemplaba y cuando podía, lo acariciaba. Discretamente, eso si, porque no hubiera soportado que me dijeran “maricón”, pero en cuanto podía, mis manos hacían una excursión por su cara o sus hombros….

Con Tomás a veces hablábamos de chicas. Muchas lo miraban con ganas. No me sentía celoso por eso, y yo también disfrutaba del favor de las chicas y cuando podía, en las fiestas, me besaba y trataba de tocarlas, pero NO ERA LO MISMO.

NO, no lo era. Me hacía el interesado, pero solo me interesaba Tomás y soñaba con verlo desnudo y dormir con él, esa era la verdad.

Finalmente se dio la oportunidad.

Estábamos estudiando y yo estaba especialmente inquieto. Su madre se despidió de nosotros porque se iba y quedamos solos. Teníamos varias horas por delante.

¿En qué pensaba Tomás mientras yo lo miraba con pasión?

No lo sabía, y tampoco sabía como iba a reaccionar cuando le manifestara mis deseos. Pero estaba bellisimo, como nunca, y comprendí que esa tarde debía ser mío…

Saqué un tema de conversación sobre las chicas. Fui llevando el tema hacia los besos.

_ ¿Cómo las besas vos, Tom?

_ Depende… trato de meterles la lengua dentro…

_ Mostrame.

Era el primer intento.

_ ¿Qué te muestre qué?_ dijo riendo. Era hermosa su sonrisa, sus dientes perfectos, los hoyitos que se le hacían en las mejillas….

_ mostrame cómo lo hacés… pensá que soy, no sé, Vanessa (era la chica más linda de la clase)

_ ¿Qué decís? _ seguía riéndose, como si fuera un chiste.

Acerqué mi cara a la suya. Estabamos sentados en la mesa, estudiando.

_ Mostrame, Tommy…._ pero fui yo quien comenzó a besarlo.

Ël se desconcertó, pero no opuso resistencia y también me besó, aunque un poco por compromiso….

_ No sé si está bien… _ dijo Tommy

No le respondí, me limité a besarlo de nuevo, pero con más decisión. El se resistió un poco más, pero finalmente se entregó. Nos besamos apasionadamente. Nunca había besado a una chica así.

_ Vamos a tu cuarto_ le dije

_ Dejame tomar agua_ pidió.

Bebió.

_ ¿Qué querés hacer….?_ me preguntó.

_ Vamos…. allá te digo….

Entramos a su cuarto.

_ Acostate…. Dale, no tengas miedo….

Lo hizo, mirándome con curiosidad. pero sonreía. Le quité las zapatillas y después, la remera. Me eché sobre él y mientras volvía a besarlo, le acaricié todo el cuerpo….

No sabía que la pasión daba tanta energía. En un momento lo dejé descansar (creo que le di centenares de besos) y le quité los pantalones. Todavía no había podido admirar su cuerpo de niño perfecto, lo tenía demasiado cerca. Volví a besarlo mientras mis caricias eran más audaces.

El también besaba, pero aún no estaba en la misma onda. Me sorprendió que al rozar su entrepierna todavía no estuviera excitado. Yo estaba en llamas.

Metí mi mano bajo su boxer blanco mientras le lamía el cuello y los pezones de sus tetillas. El tenía los ojitos cerrados y la estaba pasando bien.

Cuando sentí que su pene se excitaba, le quité el calzoncilo y, después de lamerle el cuerpo y el ombligo, comencé a chupársela.

Fue en ese momento en que se dio permiso para gozar. Comenzó a acariciarme el pelo y la espalda. Yo aun estaba totalmente vestido.

Sus gemidos me indicaban que estaba en buen camino. Cuando el semen (no salió mucho) entró en mi boca, el se relajó.

Fue entonces cuando pude alejarme de la cama y mientras me desnudaba, pude observarlo con detalle. El cuerpo de Tomás era una obra de arte. Lampiño, perfecto, suave.

Me acosté desnudo a su lado y le acaricié el cuerpo. Nos besamos otra vez, pero ahora fue diferente. Dejé que tomara la iniciativa. Y lo hizo muy bien.

Había visto en Internet como se hacía un 69 y lo puse encima mío. El comenzó a chupármela, y yo, después de masturbarlo un poco, le metí un dedo en el ano.

Pero la verdad me absorbía el placer que me estaba dando la mamada de Tommy.

Mis gemidos se hicieron más desesperados, hasta que eyaculé.

Cuando nos volvimos a abrazar y a besar, en su boca había semen.

La fiesta terminó con un baño juntos, donde nos masturbamos, pero a él ya casi no le salíó semen y a mi muy poco. Eramos niños todavía.

¿Cómo siguió la vida después?

Tommy se volcó a las mujeres, casi con obsesión. Debutó a los 15 con una prostituta que podría haber sido su madre. Luego tuvo varias novias y una vida sexual intensa. Nunca más tuvimos algo así, ni hablamos de ello.

Yo, en cambio, quedé como fijado en su belleza y las mujeres (y también los demás hombres) dejaron de interesarme, salvo algún ocasional revolcón.

A mis 20 años, creo que nunca volveré a gozar del sexo como aquella vez. Cuando veo un muchachito rubio me siento atraído, como si desde entonces “mi tipo” como dicen algunos, fuera ese. Pero uno puede tener sexo con un amigo de su edad, la gente lo mirará con paciencia. En cambio, estaría muy mal tener sexo con un niño, ya que las consecuencias pueden ser muy graves, para él y para mí.

Mi sexualidad pasa por fantasías, aun no encuentro el cauce adecuado. Solo las chicas muy hermosas me atraen con cierta fuerza, pero son inalcanzables para mí. Tal vez debería bajar mis expectativas. No lo sé. Mientras, canalizo mi energía en el estudio y en mi trabajo.

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