Hola soy Pedro desde niño supe que me gustaba pero siempre lo oculte muy bien pues soy atleta de alto rendimiento por lo que tengo piernas y brazos marcados así como mi abdomen.

Mi deporte han sido todos los que te llevan a las olimpiadas.

Actualmente practico la lucha grecorromana pues de mi primer practica me encanto ver los hombres en licras enseñando los bultos que traían,

aparte me revolcaban y me daban unos arrimones sabrosos pero fingía que era parte del entrenamiento.

Ahí conocí a Pablo el luchador más destacado de la delegación de hecho por el teníamos patrocinios.

Era de 1.90 tenía menos musculo que yo pero era más ágil y cargaba más peso que yo.

Él tenía mucha suerte para las mujeres por lo que me hice amigo de él ocultado mis preferencias.

Los dos fuimos seleccionados para la competencia nacional esperada del año.

De ahí iban agarrar los mejores 5 para representar a nuestro país México en las competencias internacionales.

Lo logramos pasamos las pruebas.

Éramos los 2 de provincia y los otro 3 de la capital por lo que nos hicimos buenos amigos pues éramos nosotros contra ellos siempre por lo que nos dieron el mismo cuarto en el centro de entrenamiento donde pasábamos las 24 horas al día 6 días a la semana.

El resistió mucho el aislamiento extrañaba a su familia y novia.

Un día que el domingo no había vuelos por el clima no pudimos viajar y nos quedamos en el centro de entrenamiento olímpico.

Yo fui hablar a mi madre para que no me esperara este día si no hasta la próxima semana.

Llegué al cuarto y ahí estaba triste Pablo estuve platicado con el de muchos temas cuando llegué el tema del sexo.

Pablo: … oye Pedro a ti no te conozco novia

Pedro: ahí anda una pero nada serio

Pablo: no te creo nunca te hemos visto con una y el día que constatamos bailarinas tú eras el menos animado

Pedro: es tu imaginación wey

Pablo: (entre risas) eres gay

Pedro: pues si aunque lo digas jugado pero cuál es tu problema

Silencio por unos minutos

Pablo: no mames wey le diré al entrenador para que te saque del equipo no me duchare ni entrenare contigo

Pedro: no seas homofóbico tenemos varios años que entrenamos en el mismo gimnasio y si no te lo hubiera dicho no te enteras

Pablo enviste con furia a Pedro.

Empiezan a forcejear se tumban al suelo y cada uno le hace un candado de lucha al otro por lo que los dos quedan inmóviles cara a cara,

fue cuando Pablo le roba un beso a Pedro que no se puede quitar pues estaba amarado de brazos y piernas,

por el mismo cuerpo de Pedro que su contrincante se excitaba y aumentaba de tamaño su pene por lo que lo soltó y fue directo a chupársela.

Pablo ya no opuso resistencia al contrario agarraba con fuerza hacia él.

Metiéndole todo su pene a la garganta profunda de Pablo que sentía que se ahogaba pero lo tenía excitado tener aquel toro con sus piernas peludas y musculosas entre sus brazos y en su boca una verga tan gruesa,

dura y con esos huevos que no le cabían en la mano.

Pedro levanta a pablo lo voltea y abre de piernas le baja los calzones a las rodillas y le da unas nalgadas que se las deja coloradas,

los dos gemían como perros de pelea,

Pablo lo cachete diciéndole cógeme maldito méteme todo por mi culo le contesta Pedro con un golpe a la barbilla que manda a pablo a un escritorio,

lo levanta pone sus piernas en los hombros y se la ensarta.

Pedro se encontraba parado tenido ensartado de culo a pablo caminado hacia una pared donde se apoyó para pompear el culo de Pablo con mucha fuerza,

una y otra vez hasta que aventó todo el semen diciendo eres mi perra maldito pedro.

Ese día cogieron varas ocasiones y después cada noche que se quedaban solos. Pero nadie sospecho nada jamás de esa pasión oculta.

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