YO 28 AÑOS, PRIMER VIAJE A CUBA
Hola de nuevo, acá otra vez recordando mis aventuras sexuales, en ésta ocasión haré gala de mis aventuras con amigos extranjeros, sea en Chile o en el exterior.
En cierta ocasión, por algún medio hice contacto con un chico cubano en Cuba, lo hacíamos por Messenger, y poco a poco me fui entusiasmando en viajar a la isla.
Tenía un concepto un poco sesgado, y a pesar de haber sido un opositor al gobierno de Pinochet, creo su anticomunismo machacado por 17 años algo había entrado en mi mente.
Por ello, tenía cierta desconfianza de viajar, a esa zona tan vilipendiada, pero al final me armé de valor y me fui.
Con ayuda de Diunesky, que era el nombre del chico, me alojé en una casa de cubanos autorizada para turistas, además de más económico el alquiler (y también resultó la comida que pagaba ahí mismo) tenía la posibilidad de compartir la intimidad con el cubanito.
El joven de 17 años casi 18, media un metro 70 cms. Pelo negro tez blanca, de contextura gruesa, hermosos ojos coronados por largas pestañas.
Me estaba esperando en el aeropuerto de La Habana, y enfilamos en taxi hacia la zona de Plaza de la Revolución, donde su tía nos esperaba con una amplia habitación, con baño privado, y una opípara cena que poco atendí, dado que iba muy cansado luego de casi 10 u 11 horas de viaje.
Sólo me di una ducha caliente, la cual, cuando estaba entretenido usando champú, sentí unas manos grandes que acariciaban mi espalda, aplicándome jabón.
¡Grata sorpresa!, me giré y pude ver su espléndido cuerpo desnudo, con un pene en plena erección, de posición perfecta apuntando hacia mi ombligo.
Lo agarré sin disimulo, mientras él me abrazaba, intentando besarme, a lo cual me resistí pues nunca he sido aficionado a besar, pero además sentí sus manos que agarraban ansiosas mis nalgas. Uffff, vaya bienvenida.
El cansancio se me fue de golpe, y me agaché para poner en mi boca ese trozo de pene, primera ocasión de disfrutar de carne caribeña, y junto con ello, poder lamer su cuerpo mientras el agua caía sobre nosotros.
No era velludo y simplemente tenia algunos pelos donde se debe. Sus huevos grandes y firmes, anunciando su contenido.
Nos fuimos pues a la cama, donde seguimos magreando nuestros cuerpos (magrear, expresión que le robo a Serrat en su inigualable tema “Fiesta”) y yo ansioso agarrando su pene con ansias de devorarlo,
para lo cual tomé mi bolso para sacar un lubricante y algún condón, el que simplemente dejé a un lado y me apuré a ensartarme en aquel estoque cubano, sintiendo que mi culo volvía a tomar su forma luego de tantas horas de vuelo.
El chico ardiente, con quizás cuantos días reservándose para mí, me follaba con pasión, gemía, me mordía el cuello, me acariciaba con sus manos para así además acomodarse y lograr mejor penetración, la calentura del hombre latino en su máxima expresión, haciendo me olvidara del cansancio y lamentando el no haberme decidido antes a hacer el viaje.
Sus clavadas me hacían ver estrellas, y como nada es eterno, me di cuenta que su aceleración en el ritmo anunciaba el próximo clímax que se desarrolló con una fuerte descarga de leche en mi interior, acompañado de un bufido, un forzamiento a la penetración final, y uno y otro y otro chorro de leche que ya no cabía en mi interior por la cantidad, empezando a deslizarse por mis nalgas y piernas, a la par que el inconfundible olor a sexo invadía la habitación.
Con suavidad fue deslizándose a un costado, me abrazó y me dormí profundamente. El viaje y la nueva experiencia habían cobrado un precio.
Dormí un par de horas, al despertar Duny aún abrazado a mí, en la penumbra se dibujaba su cuerpo el que empecé a acariciar, recorriendo cada uno de sus rincones con una mano,
mientras con la otra me fui a su verga que respondió de inmediato, empezando a recobrar su orgulloso tamaño, lo rodeé, y ahí pude notar el grosor y la perfección de su rigidez.
Lo vi abrir sus ojos y también me empezó a acariciar, dando especial atención a mi culo, amasando mis nalgas, lo que cooperaba con aumentar su erección,
quedando en pocos instantes en posición de combate, ante lo cual me incliné y me lo introduje en la boca hasta donde más pude, que sentí tocar mis amígdalas y empecé a tragarlo de una forma progresiva en velocidad,
mientras mis manos agarraban su bien formado culo, acariciando sus piernas y apurando cada vez más la felación, hasta casi hacerme ahogar de lo profundo que me penetraba, moviendo su cuerpo rítmicamente buscando atravesar mi garganta.
Para descansar un poco las amígdalas, empecé a lamer y chupar sus huevos, grandes y cubiertos de vello muy fino, que por su tamaño solo podía alternarlos que ya hubiera deseado poner ambos a la vez en mi boca, mientras el chico suspiraba y gemía.
Así seguimos un buen tiempo, cambiando de posiciones para lamer y chupar, fuera de costado, o yo de rodillas entre sus piernas, masturbándole con ambas manos y tratando de tragar entero su tronco, y hasta yo boca arriba y el follándome la garganta.
Indudablemente ello tuvo sus resultados, en una nueva inyección de semen directa a mi garganta, ante lo cual tuve que acomodarme para alcanzar a tragar y no desperdiciar el tibio líquido que me regalaba, labor que cumplí en un 100%, ya que cuando algunas gotas caían por la comisura de mis labios, prontamente con la mano la dirigía a mi lengua para tragarla.
Sus gemidos sonaban en mis oídos como un agradecimiento al placer brindado, que en lo que a mí respecta, superaba ampliamente las expectativas del viaje.
Luego de ello una ducha, (era diciembre y no obstante ser temporada otoño invierno, la temperatura bastante cálida y agradable) de ahí a comer un poco de las frutas y otras delicateses que en la mesa había, y reposar, conociéndonos un poco más, compartiendo impresiones de ese primer día.
La mañana siguiente desperté con un grato clima, mejor d elo que imaginaba, muy agradable para los que venimos del hemisferio sur, salimos a recorrer, disfrutar de la ciudad, y a cada rato se me acercaban chicos cuál de todos más guapos y de físico espectacular, los que Duni ahuyentaba rápidamente, con lo que me vino el segundo arrepentimiento, de no haber ido sin compromiso, jejeje.
Resumiendo, que fue una semana de mucho sexo, conocí bastantes sitios Varadero, Pinar del Rio, y otros), y me deleité al menos en la vista con aquellos chicos, blancos y negros, siempre sonrientes y muchos de ellos (quizás la mayoría) a aceptar sexo a cambio de dinero, los llamados jineteros, que permiten la existencia del turismo sexual, dada las carencias que sufren.
Con Duni, pasados un par de días, ya con más confianza, le pedí su culo que me entregó sin mayor problema salvo la advertencia que fuera cuidadoso dado que muy pocas veces hizo antes de pasivo. Lo follé con tantas ganas como el a mí, que ya sabía que la respuesta a mi ataque por la retaguardia, venía la respuesta con uno de su parte de mayor intensidad, como si fuera la primera vez.
Fueron 8 días de placer para ambos, quedamos de reencontrarnos y le ayudé a solicitar su pasaporte (en esa época estaba restringido dicho trámite, por lo que hice un documento de invitación que justificara la necesidad de él).
Efectivamente pasado un tiempo lo invité a mi país, con la intención de quedarse, pero lamentablemente extrañó demasiado su gente, sus costumbres y decidió regresar. Posteriormente se lamentó de ello, que seguramente fue gatillado por su inmadurez, y me pidió volver, pero yo ha estaba embarcado en otra idea y me negué a enviar una nueva invitación.
Lo último que supe es que esta en Estados Unidos, pero ello a través de Facebook, que no le quise hablar, pero al menos ya sé que está bien.
Este primer viaje me abrió el apetito de regresar a la isla, lo que hice y relataré en próxima entrega, y actualmente preparandome para una vez más regresar, que sigo pensando es un sitio al que vale la pena, a pesar de las dificultades, volver una y otra vez.
Mi correo para comentarios sergiosst2021@gmail.com los que espero con mi compromiso de responder. Hasta la próxima……
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Un comentario:
Jesus hernandez
diciembre 9, 2023 at 9:52 pm
Saludos desde chihuahua mexico, qué buen relato de tu ida a cuba, has vuelto. ?