YO 28 AÑOS, Y OTRO CHICO DE 14.
Siempre he tenido buena llegada con chicos menores, por ello no debe extrañarse mis vivencias sexuales con algunos de ellos, aún hoy que ya pasé la curva número 50, sigue ocurriendo, aunque ya no tan juveniles, al menos en mayoría de edad.
Cuando aún vivía con mis padres, y posterior a la llegada de Pedro y Cristian, se mudó cerca una familia, con 3 hijos, dos hombres y una chica de edades entre 20 y 11.
El menor, de nombre Gerardo era bastante extrovertido, y hasta lo podría calificar como un pequeño truhan, que siempre protegido por sus padres, se permitía pasarse límites sin que nadie le pusiera atajo.
El hijo mayor y la hija eran de bajo perfil, y todo lo que ellos no hacían, como que lo aprovechaba Gerardo.
Y así, pasó el tiempo, unos 3 años hasta que se dio lo que ahora les señalo.
Ya me había cambiado a vivir a una ciudad cercana, como en relatos anteriores mencioné.
Alquilaba una casa de dos dormitorios, donde al vivir solo, me permitía poder invitar a quien quisiera a tener sexo, o simplemente a tomar cervezas y charlar.
Una tarde en día de semana, y sin aviso previo, siento que alguien toca la puerta. Extrañado acudí y me encontré con la sorpresa que era el mencionado Gerardo, quien vestía uniforme de colegio y que a la época contaba 14 años.
Le invité un refrigerio, y empezamos a conversar de cosas banales, aunque por cierto la curiosidad me inundaba. En algún momento él me preguntó si tenía alguna revista porno y efectivamente tenía una antigua edición de playboy, que por esos años era difícil de conseguir.
Se la pasé mientras yo hacia otras cosas, y ya sin contener mi curiosidad, me acerqué a el quien hojeaba la revista, y le pregunté: ¿“Me cuentas a que viniste”? Vine a CULIARTE me dijo muy suelto de cuerpo.
Entre sorprendido y agradado, dado que yo nunca me había insinuado a él, es que le respondí:” “Para culiarme necesitas tener una buena herramienta y no la de un chiquillo chico como tú”.
Ja, me respondió, y se puso de pie abriéndose el pantalón, y me dio una sorpresa al sacar un pene bastante grande, mucho más de lo que yo me esperaba, que quizás media 18 cms.
Le pregunté la edad y me dijo que tenía 14 y cumpliría 15 en un mes y medio más.
Mientras hablábamos de eso, yo ya me había sentado en un sillón y tomando su pene me lo introduje en la boca iniciando una deliciosa mamada, muy agradado de la sorpresa recibida como caída del cielo.
Mientras le mamaba, fui soltando su cinturón, y bajé los pantalones con su ropa interior y procedí a admirar el exquisito miembro que tenía a disposición, y lo invité a irnos al dormitorio, a lo cual accedió de inmediato.
Consciente que el tamaño de su pene me haría sufrir un poco, me puse a la defensiva de inmediato para organizar la follada a fin de no sufrir más de la cuenta.
Que con esos 18 cms y nada delgado del pene, si me lo metía de forma muy violenta, con seguridad me dañaría el ano y dejaría de ser agradable, por lo que le dije que nos desnudaríamos ambos y me lo metería de costado para luego cambiar de posición.
Aceptó, pero me dijo que quería acabar a lo perrito, es decir en posición de 4 lo que asentí.
Nos acomodamos pues, y me apliqué abundante lubricante en mi ano, incluso metiéndome un poco con los dedos que ya sabía lo que venía, el impaciente me pedía que apurara el asunto, así que sin esperar más puse la punta de su pene en la entrada de mi ano, y lo sentí como hizo presión y me lo empezó a meter.
Como ya esperaba que fuera, en dos o tres empellones me lo metió totalmente y empezó a bombearme ansioso de calentura.
Por mi parte sufrí la entrada no menos violenta pero también muy ganoso, empecé a disfrutar las metidas que su miembro me entraba profundo y llenando por completo mi cavidad anal.
No fue mucho rato en esa posición que me pidió ponerme en 4, a lo que accedí y ahí me empezó a follar con maestría mientras sentía sus gemidos.
Hacia esfuerzos para metérmelo más al fondo como si quisiera interiormente llegar hasta mis amígdalas. Yo ya acostumbrado a su ritmo, disfrutaba de la situación, más aun pensando en la pose y la tremenda clavada que me daba un chico de apenas 14 años, al que siempre había mirado como el vecinito travieso, y nunca como el macho vergón que me estaba follando.
Como lamentablemente pensé, la culiada no duró todo lo que me hubiera gustado, pero suficiente para darme un placer profundo, el que luego de algunos minutos, empezó a acelerar la clavada, hasta que me dijo, “YAAAAAAA, ME VOYYYYYYY” instante en que sentí algo húmedo que me inundaba, y un cambio de sonido en la metida, ya que, al haberme llenado de semen, este salía de mi culo y se escurría por mis piernas mientras el gemía y me atraía a su pelvis para llenarme hasta lo más profundo que se pudiera.
Me estiré en la cama, pero él me pidió ducharse que debía ir a clases, así que rápidamente lo hizo para irse bien livianito de sus huevos, a la sala de clases que le esperaba.
Todo siguió en normalidad, hasta que un fin de semana que fui de visita donde mis padres, lo hice en un automóvil del año y automático, el cual me había sido entregado por la empresa en la cual trabajaba.
Obviamente al ser vehículo nuevo llamaba la atención y más aún el ser automático, lo que en esa época no era muy común de ver.
Y llegó pues mi amiguito a mirar, y yo ni corto ni perezoso, le pregunté si le gustaría conducirlo, a lo que su SI no se hizo esperar. Planeamos pues reunirnos en un sitio algo distante, para enfilar hacia un camino rural de poco tránsito.
La condición de automático del vehículo lo hacía fácil de conducir, y mientras el chico lo hacía, obviamente yo tenía mis manos ocupadas en su entrepierna, de donde rápidamente saqué su hermosa herramienta, que prontamente se humedeció iniciando yo un juego subir y bajar, en una paja que a cada rato lo excitaba más y más (aclaro que a esa fecha Gerardito ya había cumplido los 15 años), y por ello cuando vio un sitio adecuado se estacionó, reclinó su asiento y me dejo a plena disposición aquel estoque de carne, que ya olía a sexo además de estar muy húmedo producto del precum.
Empecé a lamer, chupar e introducir su pene en mi boca, lo que él respondía con suspiros y además un movimiento de su pelvis buscando llegar más al fondo de mi garganta.
Mis manos acariciaban sus huevos, con pocos pelos y ayudaba en la masturbación bucal que le hacía a pleno gozo de ambos.
Cada cierto rato yo levantaba la cabeza para mirar los alrededores, que no era opción ser sorprendidos en esa faena, más aún que era la media tarde, y no estábamos muy alejados del camino, pero nada ocurrió y yo seguí en mi faena lamiendo y succionando su delicioso pene.
Le pedí me avisara cuando fuera a acabar que no quería perder ninguna gota de su deliciosa deslechada, así que cuando llegó el momento me lo señaló y yo apreté mis labios a su miembro,
hasta sentir su primer chorro caliente que tocó mis amígdalas, la tragué y siguió otra y otra, cada una de las cuales yo trataba de tragar sin mayor pérdida, lo que conseguí en un 99%, al término de lo cual,
degusté las última gota y lo sentí suspirar algo que consideré un agradecimiento que de mi parte era correspondido.
Acomodada la ropa, volvimos a lo nuestro, el chico condujo otro rato el vehículo y regresamos, ambos muy satisfechos de una tarde redonda en todo el sentido de la palabra.
Pasado un par de meses de lo relatado, una tarde llega de nuevo Gerardo a mi casa, pero acompañado de un chico que me presentó como compañero del curso. Un chico que se veía tímido,
seguramente de su edad (15 años) y llevaban unos libros y cuadernos. Yo extrañado, después de invitarles un refresco, llevé a Gera al dormitorio y le pregunté de que se trataba, que si de nuevo me venía a “culiar” (follar) y con su amigo. Se sonrió pícaramente y dijo que si.
Ya, le dije, lo lleve a la cama y me senté, le saque el pene y empecé a mamar, y le dije, “llama a tu amigo” el cual cuando llegó al umbral de la puerta, abrió tamaños ojos al ver a su compañero follándome la boca a plenitud.
Le hice un gesto para que se acercara y le metí mano a la entrepierna bajando su cremallera, en búsqueda del regalo que para mí ahí se ocultaba, el que ya sentía de buen tamaño y completamente erecto. Lo saqué y lo acerqué a mi boca empezando a mamar alternadamente uno y otro.
Mientras mi boca se ocupaba de ambos miembros, mis manos comenzaron a bajar sus pantalones, y ya los tenían ambos a las rodillas lo que me permitía tocarlos con mayor libertad, huevos culo, piernas.
Luego de algún tiempo así, les dije que era momento de desnudarse y pasar a la segunda fase, lo que hicieron rápidamente.
Yo noté que el pene del nuevo chico ( ni me acuerdo su nombre) era un poco más pequeño que el de Gerardo, les señalé que dado que era su primera vez, iniciaría con el ( en realidad era precaución, que me dilataría y lubricaría naturalmente antes de recibir el garrote de Gerardo).
Me acomodé de lado y el chico detrás y me apliqué ungüento lubricante y empecé a recibir su pene en mis entrañas. Gerardo por su parte se puso a la altura de mi boca, y me empezó a follar bucalmente, y así fue que yo cumplía el sueño del pibe, de tener dos chicos de 15 años clavándome sus vergas en forma simultánea.
Como era de esperar, el chico nuevo acabó dentro de mi culo luego de haberme follado a su pleno gusto por varios minutos.
Gerardo se cambió de lugar y de nuevo me pidió la posición de “4” y me clavó de un solo golpe su verga, la que me entró con menos dificultad que la vez anterior, gracias a la dilatación y lubricación previa de su amigo, y me estuvo follando por varios minutos, ante la mirada de su amigo, a quien le sugerí se acostara enfrente mío y empecé de nuevo a mamarle su pene.
El cual rápidamente volvió a posición de ataque. Seguimos así, hasta que Gerardo dijo ¡ya¡, y empezó a derrama su leche en mi interior,
que fue señal al otro chico para que hiciera lo mismo en mi boca, sintiéndome lleno por ambos sitios, Gerardo, además, con una gran eyaculación terminó escurriendo su leche por mis piernas, lo que nos llevó a los 3 a la ducha para asearnos y dar por terminada la sesión de “trabajo escolar” que supuestamente ellos harían.
Lamentablemente ésta fue primera y última experiencia de a 3 con Gerardo.
A su condiscípulo no lo volví a ver, y al mismo Gerardo solamente le di un par de mamadas más, y se acabó nuestra aventura sexual.
El empezó a frecuentar otros ambientes y si bien lo encontraba de vez en cuando, era solo un saludo y nada más.
Lo más triste, es que se dejó llevar por rumbos ligados a los excesos de todo tipo, que terminaron con su vida a muy temprana edad.
Mi recuerdo para Gerardito, donde quiera que se encuentre.
Comentarios bien recibidos a mi correo, sergiosst2021@gmail.com
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Un comentario:
Balmore lopez
enero 17, 2024 at 12:48 am
Busco chico de 18 años soy chico tengo 15 años y quiero tener sexo por primera vez vivo en usa