Fue una ocasión inolvidable en la que nuestros cuerpos cálidos de placer se hicieron uno solo, yo aprendiendo y él enseñándome.
Mi nombre es Miguel Estos hechos ocurrieron cuado yo tenìa 8 años de edad y Andrés tenía 16 años, yo soy el quinto de seis hermanos que viviamos en el campo trabajando mi familia para los padres de Andrés que era hijo único.
Con Andrés era yo el más apegado de todos mis hermanos, viajaba con él en un Jeep campero, siempre me llevaba calladito de mis padres a ver las prostitutas, él entraba a culiarlas y yo lo esperaba en el carro o en la puerta de entrada en donde se veían a las mujeres ser manoseadas por los hombres, con el tiempo inconcientemente cuando veía esas escenas me sobaba mi pichita y sentía excitación.
Aquel fin de semana planeamos ir a ver las mujeres pero su papá le dijo que arreglara las cajas de embalaje de frutas y limpiara el entablado superior del granero.
Nuestra frustración fue grande, Andrés estaba furioso, su pecho tenía respiración acelerada y muy acalorada su cara por la rabia de no haber ido a culiar a las putitas. Me pidió que le ayudara recogiendo los saquitos del entablado, subí las escaleras y de arriba vi que se sacaba la camiseta, su espalda sudada, su piel rojiza por el trabajo,
Mientras arreglaba y barría sentí la presencia de Andrés junto a mí, me quedó mirando de pies a cabeza por largo rato, miraba mi culito pronunciado, puntiagudo y redondo que se movía como también mis carita pues era un niño muy lindo de labios finos, pelo lacio castaño, piernas gruesitas.
Al instante puso unos saquillos a manera de cama para acostarse, me dijo que dejara de barrer y que me sentara junto a él. Andrés se acostó doblándose de piernas, se veía el sudor que corría por su pecho, su estómago aceleraba con su respirar, estiró su mano sobando mis piernas estiradas, se acostó de perfil, su nariz olía el sudor detrás de mi culo sentado en el entablado, me extrañé mucho a tal `punto que mi piel se puso de gallina clueca, no podía moverme, eran nuevas sensaciones que experimentaba.
Se puso de perfil acostado mirando concentradamente y sin pestañar mi pene, con sus manos lo buscaba, introduciéndolas por mi pantaloncito, mientras seguía oliendo mi espalda y mi culito diciéndome que lo tenía muy suavecito y de olor rico, expulsó su aliento con voz de arrecho que en ese instante siento que se para mi verguita.
De repente me dijo que si quería culiarlo como lo hacen las putas yo moví la cabeza afirmativamente, Andrés se levantó y se sacó lo que quedaba de ropa, su pene estaba bien parado listo para culiar, con sus manos lo agitaba a todos lados.
Me sacó la camiseta muy suavemente, bajó el cierre (cremallera) de mi pantaloncito se rió al ver que de mi calzoncillo se notaba parado mi verguita, era señal que quería culiar, asi que con sus manos suavemente deslizó mi calzoncillo hasta quedarme totalmente desnudo, con gusto me miraba, sentí recelo mostrandole mi cuerpito blanco que tanto le gustaba.
Andrés sobaba sus manos en mis piernas, con sus dedos acariciaba mis pelotas, al primer impulso me hacía a un costado para que no me las toque por vergüenza, era la primera vez que un hombre me tocaba mi verguita; pese a eso siguió sobándome con sus manos mi espalda y mi culito, eso me gustó y me dejé hacerlo, cada acción significaba más seguridad y más deseo de culiar, sentía placer cerrando mis ojos.
Andrés se acostó boca arriba, yo seguía desnudo con mi pene parado sin saber qué hacer, Abrió sus piernas dejando ver su vergota parada, estiró sus manos y me jaló suavemente hacia su cuerpo, sentí mi verguita sobar su verguita, su cuerpo en mi cuerpo, su sudor, su olor a macho, su latir de excitación.
Comencé a culiarlo suavemente, al sentir placer movió sus caderas, sentí sus suaves manos que sobaban mi culito y sus piernas ahora enroscaba mi caderita apretando más el movimiento de nuestras vergas, sus dedos de a poquito penetraban mi hoyito, esa sensación hizo que moviera más mi caderas. Se dio la vuelta mostrándome su culote lleno de pelitos por la rajita de su culo, con mi verguita se lo sobaba me gustaba mucho.
Mientras lo cuiliaba se escucha la llegada de un carro, me quedé con mi verga parada, Andrés se viste rápido, me ordena que no me vistiera que lo espere, que iba a ver quién era y luego subía. Mientras lo esperaba sentado, sentía mi culito el frio del entablado aún puedo recordar el olor de la madera del granero, mis blancotas piernas y pies desnudos, mis piernas y rodillas unidas a mi mentón, rodeándolas con mis manos, sentí que algo pasaba en mi verguita asi que miré a mi verga y vi un liquido de orina que salía.
De arriba vi a Andrés y a un chófer que cargaban las cajas, el camión se fue y subió Andrés con mucha prisa desvistiéndose, me dijo que ahora le tocaba a él pero yo le dije que me dejara hacerlo otro poquito, se sonrió y aceptó.
Con rápido movimiento mi verga buscaba la rajita del culo de Andrés hasta cansarme, a continuación Andrés suavemente me puso boca arriba, me hizo abrirme de piernas y me dijo que ahora me iba a enseñar lo que era culiar a las putas. Estiró sus brazos a los costados de mi cuerpo, sus manos tensas estaban al lado de mis oídos, sus manos sujetaban las mías sentía su aliento que salía de nariz y boca llegar a mi pelo, con su mirada dirigió mi mirada hacia nuestras vergas que estaban culiando y me dijo que mirara cómo culean nuestras vergas, que eso es culiar, yo alce un poco la cabeza mirando mi verguita como era deborada por su vergota.
Se arrodilló para besarme mi verga, mientras tenía abiertas mis piernas. Con su lengua chupó toda mi verga, subió al ombligo y me lo chupó, se detuvo mas tiempo a chuparme mis tetillas, con sus dientes de a poquito las mordía con sutileza, yo me estremacía de placer, quería más, estaba arrecho. Con sus labios subió a mi garganta besándola, me besó con lengua y al sacarla chupó con sus dientes mi labio inferior, finalizando con mi ferente y mi pelo que le gustaba porque era lacio suavecito.
Volvió a ponerme su pene en el mío culiándome repetidamente mientras me besaba el pecho y los labios hasta que vi salirle su leche que se depositó en mi pecho y estómago mezclándose con nuestro sudor. Puso sus piernas abiertas, sus rodillas a los costados de mis caderas su culo se sentó sobre mi pene y de esa posición apretó su verga saliendo unas gotas de semen que caían en el hueco de mi ombligo, eso me gustó mucho,
Se corrió un poquito con sus rodillas y con su boca empezó a mamarme mi verguita parada y colorada de tanto culiar, eso fue lo más rico que sentí y no quería que pare, su lengua era suave al contacto con la cabecita de mi verga y mis testículos, con mis manos apretaba el saquillo en señal de arrechera, Andrés notó eso y sin darme tiempo a reaccionar me puso boca abajo, sabía que estaba muy arrecho, yo deseaba verga así que abrió rápidamente con sus manos mi culito, lubricó con sus deditos mi hoyito y sentí la tibia cabecita de su verga llena de semen que me penetraba yo protesté porque el dolor era fuerte.
Rápido, me volteó y otra vez me mamó la verga y luego de lograr que me arrechara, me volteó boca abajo y siguió penetrando suavemente su verga en mi culito, a mi edad de ocho años ya aprendía el sexo total. Suavemente me la metía, sentí el grosor de su verga, el latir de sus venas y los pelos que tocaban mi culito, era un dolor desgarrador cuando penetraba, quise llorar pero Andrés me la sacaba rapidito, me la volvió a meter suavemente cogiendo con su mano mi verguita y masturbándomela al mismo instyante en que me metía su verga, creo que ya iba por la mitad del hueco de mi culo, su verga se movía suavemente por los exteriores de mi culo hasta que de sorpresa me la metió toda sintiendo un dolor más fuerte y me dolió más con ardencia, sentí sus testículos en los cachetes de mi culo, Andrés dejó unos minutos su verga bañada de semen dentro de mi culo.
Cuando me la sacó vi sangre con semen, lloré del susto, no quería que me tocase hasta que de tanto dolerme y arderme mi culo le pedí ayuda, me trajo agua en un balde y me limpió mi culito, nos quedamos un rato en el granero hasta que sentí que me pasó. Andrés quiso seguir penetrándome, me decía eso para que ya no me doliera, yo no quise y me bajé las escaleras, desde arriba me pidió que no dijera nada.
Esa noche no pude dormir pensando en la vergota de Andrés que se había comido mi culito, también lo rico de sus caricias, la mamada de mi verga, sentía un pequeño dolor que me quedaba en mi culito, usé un espejo que lo puse detrás d emi culo para ver que con mis dedos abría mi rojo y tibio hoyito, me los metí de a poquito para sentir una mezcla de ardor y de placer viendo esa escena en el espejo me imaginaba como Andrés me emtió su verga y eso me excitó, en mi mente anhelaba que me culiara otra vez.
Andrés se portaba más generoso conmigo, le había gustado mi culito, luego de dos semanas llegó en la mañana a mi escuela a ver los partidos de fultbito, aprovechó para invitarme a comprar al centro y luego retornaríamos, acepté.
Mientras manejába me miraba sonriente, me extranó que salieramos del pueblo, se detuvo en las afueras, me pidió que me sentara sobre sus piernas para enseñarme a manejar, me senté y sentí su bulto que buscaba mi culo, Se bajó su cremallera saliendo su vergota me bajó mi pantaloneta deportiva, para hundirme la cabeza de su verga en mi culo moviéndonos para adelante y para atrás en el asiento, me dejaba, sus manos estaban sobre las mías en el volante, con sus y labios chupaba mis orejas, su lengua pasaba por mi cuello y nuca como si estuviera chupando un helado, los dedos de una de sus manos los hacía girar en mi ombligo,
A través de sus brazos y sus manos sintió la calentura de mi cuerpo que por sus caricias me arrechaba. Acercó su boca a mi oreja tibia y me dijo que ibamos a culiar a un lugar donde nadie molesta.
Llegamos a una casa abandonada en la cima de la loma de un potrero, propiedad de su tio; nos desnudamos sin recelos, nos acostamos sobre una lona que Andrés llevaba en el Jeep, nuestros penes se unieron culiandonos, culié el culo de Andrés
Andrés me besaba los labios, mi verga, mi ombligo, mis piernas y ahora por primera vez sentí su lengua cómo repetidamente chupaba y mamaba mi culito, su puntita de lengua se introducía de a poco en mi culito, también cómo la puntita de su verga ladeaba las paredes de mi hoyito estremeciéndome más; eso me me hizo pedirle verga, que al instante la cabeza de su verga frotaba mis glúteos y penetró mi culo nuevamente, esta vez se puso vaselina en la cabeza de su verga y con sus dedos lubricaba mi culito con vaselina. Lo hizo más despacio y suavemente, me dolió un poquito pero el ambiente del lugar lo hacía agradable así que soporté las embestidas de su vergota, ahora su leche la dejó dentro de mi culito y otra poca de leche me la puso en el hueco de mi ombligo gota a gota,
Nos revolcamos sobre la lona desnudos sintiendo el calor de nuestros cuerpos, estuvimos varios minutos así y antes de regresar al pueblo se acostó boca arriba poniendo su verga vertical como un mástil, me sentó sobre su verga penetrándome totalmente sujetando con sus manos mis caderitas que subián y bajaban, al principio fue un leve dolor para luego convertirse en placer porque la vaselina mezclada con el semen de Andrés hacían su trabajo de excitarme, creo que con eso me enamoré de Andrés,