Si existe un mito dentro del mundo gay, este es el de seducir a un hetero. Pero ¿es posible? La respuesta es sí y no: todo depende de los conceptos que manejes. Aquí te damos las claves.
Todos nos enamoramos de algún hetero más pronto que tarde. Especialmente en nuestro despertar sexual, aunque solo sea porque están por todas partes y son multitud. No podemos culpar a nadie: algunos de ellos son buenas personas, limpios y cultos. Aunque a muchos lo que les atrae del hombre heterosexual es la faceta ruda y primigenia del típico malote.
¿Pero hasta qué punto este mito de seducir a un hombre heterosexual es posible? Hay multitud de historias de gais que dicen haber seducido a heterosexuales. Más allá de la imaginación que haya podido añadirse a esas hazañas, hay un punto en común en todas ellas: el hombre es promiscuo por naturaleza. Y es que, aunque no puede generalizarse nunca (ni con gais ni con heterosexuales), es un hecho que hay una tendencia natural, genéticamente marcada en el ADN del hombre, que le conduce de manera irremediable hacia la promiscuidad. Si bien es cierto que esta promiscuidad es más generalizada (al menos en términos de percepción social) entre homosexuales, esto no puede achacarse a la propia identidad sino a una mera cuestión práctica: es más fácil (y barato, para qué engañarnos) para un hombre promiscuo tener relaciones sexuales con otro hombre promiscuo que con una mujer en un entorno machista en el que se la ha educado para que su sexualidad sea algo vergonzoso y su virginidad un bien a custodiar (que luego muchas no lo custodian «debidamente», y bien que hacen si es su decisión, pero socialmente será juzgada si no oculta su «ligereza»).
Esa promiscuidad intrínseca al género masculino (gais y heterosexuales), unida al uso de determinadas expresiones por parte de algunos hombres (especialmente entre los malotes), como «la polla no tiene ojos», en las que se aceptan ciertas concesiones siempre que sean en beneficio de su propio pene, son la puerta secreta para conseguir ese mito de seducir a un hetero.
Hombre con el pecho desnudo | Foto: CURAphotography/iStock/Thinkstock
El método para seducir a un heterosexual
En la documentación poco profesional elaborada y distribuida en redes sociales al respecto de seducir a un hombre heterosexual se hace hincapié especialmente en los siguientes aspectos:
— Ganar su confianza. Entre amigos y con la confidencialidad garantizada, siempre pasan más cosas.
— Encontrar la ocasión. Hay cosas que solo pasan cuando la intimidad y discreción se juntan con la necesidad y el deseo.
— Favorecer la ocasión. Una vez tienes su confianza, él cuenta con tu discreción, el momento es el adecuado, él está salido… sí, es la ocasión para ofrecer «una mano amiga». Pero si además se incentiva su deseo con pornografía y se bajan sus «defensas» con alcohol, las probabilidades aumentan.
— No cuestionar su heterosexualidad. Esto es importante: no hablamos de convertir a un heterosexual, sino a tener una experiencia. Nada de besos y nada de conversación posterior. El heterosexual puede hacer una concesión en confianza y en las condiciones adecuadas si esto lleva como destino la estricta satisfacción de sus genitales sin mayor consecuencia. Si se hace bien y no se fuerzan futuras situaciones, incluso puede que se repita.
¿Funciona todo esto? Como ya hemos dicho antes, sí y no. Y realmente no dependerá tanto de tus habilidades como de tus conceptos. Dicho claramente: es muy poco probable (aunque tampoco imposible) que funcione con sujetos que sean estrictamente heterosexuales. ¿Pero qué es ser heterosexual? Realmente, un heterosexual es un hombre que tiene preferencia sexual por las mujeres. Pero no todo es blanco o negro, sino que hay muchas escalas de grises. Y también, no lo olvidemos, la homofobia es un componente que todo lo afecta.
«He llegado a ver historias de gais que se hacen pasar por heteros para acercarse más al hetero al que querían seducir, quien a su vez también era un gay haciéndose pasar por hetero. Al final acaban teniendo un breve escarceo y ambos se van satisfechos pensando que han seducido a un hetero», nos comenta Diego Manuel Béjar, autor de la novela Cómo seducir a un hetero y del divertido blog homónimo. «También hay heteros que tienen curiosidad, o que tienen interés en experimentar con sus cuerpos sin complejos, pero no se consideran gais, y de hecho lo que les frena no es su deseo, sino el rechazo a ser considerado gay por una cuestión de homofobia social», continúa. Y aquí en donde entran los conceptos.
HSH, Hombres que tienen Sexo con Hombres
Acuñado en los años 90 en entornos médicos, la expresión se está generalizando en estos tiempos. El término surge cuando, al investigar enfermedades de transmisión sexual, los científicos caen en la cuenta de que hay personas que se consideran heterosexuales pero que eventualmente tienen relaciones con hombres, generalmente de forma no planificada y en secreto. Al tratarse de un término médico, no entra en cuestiones de identidad y se limita a las prácticas. HSH sería cualquier homosexual con vida sexual (un homosexual en el celibato no sería HSH, porque no tendría sexo). Los heteros que podrían considerarse HSH pueden ser gais en el armario, gais con deseos reprimidos que intentan convencerse de ser heterosexuales, o «verdaderos» heterosexuales que encuentran en el sexo con otros hombres placeres que no se atreven a tener con mujeres, como por ejemplo el sexo anal. Muchos heterosexuales piensan que el sexo anal es exclusivo de los homosexuales, y no se atreven a sacar y consensuar con una mujer el tema de penetrar analmente o incluso de ser penetrados, posiblemente por miedo a ser considerados homosexuales. Es bien sabido que hay hombres heterosexuales que buscan relaciones sexuales con transexuales «sin operar», y que lo que buscan es ser penetrados por una mujer. Técnicamente no tengo claro si estos hombres se considerarían HSH, porque la mujer transexual sigue siendo mujer aunque conserve sus genitales masculinos (aunque también técnicamente es una penetración anal a un hombre), pero ahí tenemos una representación de prácticas y justificaciones que pueden darse entre determinados heterosexuales.
Si el hetero que quieres seducir es un HSH y le atraes, podrías conseguir algo dejándole clara tu confidencialidad y disponibilidad siempre que marques claras distancias con todo lo que se pueda parecer a lo romántico. Un heterosexual HSH busca enamorarse de una mujer, pero no rechaza (o incluso puede que lo busque) satisfacerse con otro hombre.
Hombre con el pecho desnudo | Foto: Art-Of-Photo/iStock/Thinkstock
Heteroflexibles o heterocuriosos
Los heteroflexibles o heterocuriosos serían un tipo de HSH. En algunos casos se trata de gais en proceso de autoaceptación. En otros casos, son «realmente» heterosexuales que valoran ciertos placeres que consideran que solo puede darles un hombre. La facilidad para obtener sexo, el morbo de la clandestinidad del cruising, las habilidades que demuestran ciertos gais especialmente en lo oral, y muy especialmente lo complacientes que pueden ser algunos gais, en términos de discreción, falta de compromiso y entrega sexual sin esperar nada a cambio, cuando alguien que se presenta como heterosexual se deja «hacer un favor».
Si el hetero que quieres seducir es un heteroflexible o heterocurioso y le atraes, podrás conseguir algo presentándote discretamente a ti mismo como heteroflexible o heterocurioso… o como un gay con muchas ganas de satisfacer a un amigo.
Hombres con los pantalones bajados | Foto: joshblake/iStockPhoto
G0ys
Atención, que un nuevo concepto llega a la ciudad: los g0ys. Que se escriba con un cero en lugar de la letra «o» y por ello sea imposible de pronunciar no es casual. Los g0ys se mueven casi exclusivamente en redes sociales y, en realidad, son gais que no quieren ser identificados como gay. Para ellos gay es un concepto demasiado amplio en el que cabe tanto el camionero estereotipado como la drag queen de Chueca, y eso no les vale porque no quieren una identidad tan diversa, sino una identidad exclusiva. Un g0y valora especialmente la masculinidad, tanto la que dan como la que ofrecen, y rechaza explícitamente el sexo anal. Sin entrar en valoraciones, un g0y sería eso: un homosexual que se ve a sí mismo como masculino (cuidado, porque ya hay gente presentándose como g0y que tiene las cejas depiladas) y que busca lo estrictamente masculino (y en eso son más exigentes que en lo que ellos mismos pueden ofrecer). El problema es que, conforme se va popularizando el término, empieza a crearse toda una diversidad dentro de los g0ys. Algunos, por ejemplo, tampoco se consideran homosexuales, precisamente porque consideran que al rechazar el sexo anal no lo son.
¿Entonces qué hacen los g0ys en este artículo? Muy sencillo. Tal cual están las cosas, no puedes asumir que un hombre sea heterosexual solo porque diga no ser gay ni bisexual. A lo mejor es un g0y. Y aunque para nosotros g0y es un concepto que nace de la fusión de armarización y hipsterismo, con un toque importante de homofobia interiorizada (puestos a poner etiquetas, nadie es gay en general, sino que cada uno es un tipo concreto de gay, si no varios, igual que no todos los heterosexuales son como Mario Vaquerizo y nadie ha inventado aún el término «heter0» para definir al hombre heterosexual especialmente masculino), el caso es que g0y tiene un punto de sinceridad porque te dice exactamente lo que es y lo que busca.
Si el hombre que te gusta es un g0y y le atraes, podrás conseguir algo poniéndote muy macho (actitud, vestuario, presencia…) y negando que seas gay a la vez que no te cortas en alabar la belleza masculina y, al estilo Torrente, propones un «¿Nos hacemos unas pajillas?».
¿Qué hago con mi vida?
Si has llegado aquí buscando respuestas y no por curiosidad… tienes un problema. Seamos honestos: casi todas las historias de éxito en lo relativo a seducción de heterosexuales se han dado con HSH. Si estás enamorado de un heterosexual, no podrás convertirle y como mucho, si es un HSH, podrás tener un encuentro sexual.
¿Nuestro consejo? Paciencia y honestidad. En contra de otras guías que puedas encontrar en internet, consideramos que lo correcto es ser honesto y, si sientes algo por una persona, le des lo mejor de ti en forma de amistad. Si esa amistad es correspondida, y si no hay acoso por tu parte, tal vez en el futuro descubras que es un HSH o un gay en proceso de transición. En caso contrario, tendrás el tesoro de la amistad. Sí, suena muy moñas pero… ¿cómo te sentirías si fuera al revés? Hay muchas mujeres empeñadas en seducir a un homosexual, y te aseguro que no te gustaría vivir esa situación. Al principio puede ser incluso halagador, pero acaba resultado exasperante. ¿Quieres ser tú así?