Yo y mi amigo de la Isla de Pascua

Y sigo acá recordando y relatando mis vivencias sexuales.

Yo como ya he dicho versátil pero normalmente más pasivo con chicos jóvenes, como en este relato de un encuentro con un chico proveniente de la Isla de Pascua o Easter Island para los gringos.

Al haberme trasladado a Santiago, la capital de Chile, entré a trabajar a una empresa constructora.


Apenas llegué, me llamó la atención un chico de aproximado 1,70 de estatura, buen físico, y con unos rasgos especiales, además de una tez de un color tenuemente oscuro, que al igual que yo se desempeñaba en oficina administrativa.

Su edad unos 18 o quizás 19 años.


Al poco de estar ahí oí hablar del “pascuense” y ya caí era el chico que describí, de nombre Fernando.
Así pues, y como dije coincidíamos en la oficina, sumado a mi facilidad de relacionarme con chicos jóvenes (yo ahí tenía unos 37 años) empezamos a saludarnos y a entablar incipientes conversaciones.


Y así, me enteré que efectivamente era Isleño, de un apellido muy común en la isla que ya había oído antes, y supe que se había venido al continente (Isla de Pascua está a 4.000 kms. De nuestro continente, en la zona polinésica) para seguir la carrera militar, pero que no fue de su agrado y por ende renunció y se ganaba la vida trabajando por ahí, en este caso en la construcción.


No cansaré con detalles superfluos, sino que señalaré que entre que hicimos más confianza, le invité a ir a mi departamento en un fin de semana, lo que aceptó, haciéndome mucha ilusión.


El día en cuestión pues, me preparé haciéndome un buen aseo en la esperanza resultara algo rico, y comprando un par de botellas de pisco, gaseosa y cosas de comer. Así fue que llegó a la hora acordada, día sábado a media tarde.


Nos sentamos en un sillón y le pedí me contara de la vida en la isla (siempre se ha sabido que son liberales en lo sexual) tema que NO saque de principio.

Conversación bien regada con tragos de pisco con gaseosa.


Debo ser sincero en que me sorprendió su capacidad de beber alcohol, que los vasos los secaba rápidamente, y se servía con mayor cantidad de licor, de lo que yo hacía.


Así pues, tuve que salir a comprar otras dos botellas, pero a pesar de su capacidad, el alcohol ya hacia efectos en él, y fue cuando le hablé de sus bailes típicos, el Sau Sau, que se caracteriza además de la escasez de vestuario, por unos movimientos de pelvis que te infartan.


Así pues, que lo llevé a ese tema y le pregunté si sabía bailar y dijo obvio que sí, y empezó a moverse de una forma muy sensual y con un juego de caderas increíble.


Ahí di el siguiente paso, que le dije que seguramente era incomodo bailar así con jeans, que quizás debía sacárselos, a lo que accedió de inmediato.

Yo observaba con mucha atención y vi que usaba unos slips, que dejaban ver algo su pene y grandes huevos por el lado de la prenda.

Y he ahí que empezó a bailar nuevamente y yo trataba de seguirle el ritmo (para ser sincero, tengo tanto ritmo como una gotera, así que si no era por el licor no me habría atrevido a hacerlo).


Y así, en un momento le dije que estaba cansado, me senté y el seguía saltando y ya su miembro estaba a la vista, de un color indefinido pero grueso y largo, los huevos le colgaban bastante también, con pocos vellos (el casi lampiño completo), le hice un gesto se acercara, y al quedar a mi alcance le tomé el pene y me lo metí a la boca…….


¡Qué pasa? Exclamó, pero yo seguía chupando ávidamente, mientras le bajaba el slip, y el empezó a reaccionar, que su pene se engrosó y endureció, y empezó a llevarme el ritmo en la boca, mientras yo aprovechaba de acariciar su suave y lampiño cuerpo.


Ahí ya me jugué todas mis cartas y le invité a mi dormitorio, tomándole el pene y guiándole, a lo cual él me siguió sin mediar palabras.


En la cama ya desnudos le hice otra mamada, para lubricarle y excitarle al máximo, y ya me di cuenta lo que me esperaba, que ya dije el tamaño era más que respetable.


Me acomodé pues, boca abajo, de piernas abiertas, pero él me tomó y me hizo dar la vuelta y puso mis piernas en sus hombros. Ya me imaginé lo que me venía, y el sin mediar más demora, puso la cabeza de su pene en mi orificio anal, y cargó su cuerpo introduciéndolo de forma violenta lo que me arrancó un grito de dolor.

Ahí cuando me la metió toda le pedí se quedara quieto mientras que me acostumbraba a su pene, lo que afortunadamente hizo.


Ahí empezó lo mejor y que hizo valiera la pena el dolor del culo, Su movimiento al mismo ritmo del baile, con un movimiento de caderas que me hacía llegar al cielo del placer.

Sentía sus grandes huevos chocar con mi culo, tal cual si estuviera bailando su Sau Sau tradicional.
Imagino que los efectos del alcohol hicieron que la follada fuera extremadamente larga, que llegó un momento que yo lo único que deseaba era que acabara, pero él seguía mete saca, mete saca como si en ello se fuera la vida.


Al fin y luego de un tiempo imposible de cuantificar, lo sentí que aceleró aún más su ritmo, se endureció su pene y me empezó a bombear su semen, lo que además noté en el cambio de sonido de la metida, con un splash, splash, hasta que finalmente se quedó cargado encima de mí y yo sentía como palpitaba su verga mientras lanzaba los últimos chorros de semen caliente.

Luego de ello, se bajó y buscó un rollo de papel higiénico para secarse.


Se levantó para irse a la ducha, yo lo acompañé mientras limpiaba mi culo que tenía muestras de semen y algo de sangre, pero que bien valió la pena soportar.


Le pregunté si se quedaría a dormir, ya que, a pesar de no ser tarde aún, el alcohol ingerido desaconsejaba que se fuera, pero no quiso hacerlo.


Así pues, se fue, y ahí terminó el encuentro con Fernando, el chico pascuense.


Las semanas siguientes nos encontrábamos en la faena, donde nos saludábamos al pasar, pero nunca más hablamos más allá de lo estrictamente necesario hasta que finalmente me fui de la obra para nunca volver a encontrarlo.


Espero les haya gustado. Como he dicho es real, parte de mi vida. Espero comentarios a mi correo sergiosst2021@gmail.com

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Un comentario:

  1. Rey

    mayo 23, 2023 at 1:45 am

    Me gustó tu relato me gustaría leer otro.

    Responder

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