El chavo está bien nalgoncito, guapito, muy bonito cuerpo y siempre parecía disponible.
En el gimnasio, en algunas rutinas me acercaba su cuerpo y sentía su juventud cuando apretaba sus nalgas contra mi pene.
Era cuestión de tiempo para que cogiéramos, pero quería escoger el mejor momento para proponérselo.
Era mi instructor y siempre estaba al pendiente de mí. Cuando me lo presentaron, en tono de broma, me dijeron si quería tener ese cuerpecito en el sentido deportivo, yo, sin embargo, lo entendí de modo sexual, por lo que obviamente dije que sí y sonrió.
Dije para mis adentros, ese cuerpecito si va a ser mío, completamente mío.
Se me hacía increíble que se fijara en mí, a mi edad y con mi físico de maduro.
En algunas ocasiones se ponía un short que resaltaba sus nalgas paraditas y duras. Sus piernas eran lisas y esbeltas. Alguna vez note que tenía un pequeño moretón y le pregunte por que lo tenía y aproveche para acariciarle sus lindas piernas.
Se dio cuenta y me dejo hacerlo, incluso le toque hasta donde iniciaba sus nalgas y me dijo el muy coqueto ¿Le gustan?…
Él tenía 24 años, yo casi le doblaba la edad. Me considero un maduro activo y así se lo hice saber, a lo que me contesto, en tono de broma ¡lo que ando buscando! Pues te voy a coger por todo lados le dije y volvió a contestar muy coqueto, ¡pues a ves si es cierto!
Yo lo creí completamente.
Era virgen, pero no me lo dijo. Cuando llegó el momento esperado, estábamos desnudos y acaricie todo su cuerpo liso y firme y me dio una mamada de primera, por lo que pensé que tenía una gran experiencia en el sexo. Lo recosté en la cama, levantó sus nalguitas y lo penetre muy suavemente.
Me dijo no seas brusco y se la metí poco a poco. La cabecita fue lo primero que le entro, el resto solo se la fui deslizando. Se retorcía a cada empuje mío y mis testículos peludos descansaban suavemente en sus perfectas nalgas. La aguanto toda. Yo estaba a loco de placer…
Ya estaba bien cachondo y lo estaba penetrando fuertemente. Sintió mi pulso y se abrió más, para que me viniera lo más adentro de su culito y empuje toda mi verga. Y me vine espléndidamente, arrojando chorros de semen tibio dentro de su culito.
Él no había acabado y le pregunte por qué. Solo dijo, es mi primera vez…
A caray…
¿Por qué no me lo dijiste? Me sentí culpable y haber gozado solo yo y así no son las cosas. Me dijo que no quería que me comportara diferente a como siempre era.
Tuve la impresión de que solo me quería complacer y aunque es muy halagador, el sexo lo deben gozar los dos. Aunque debo decirlo, cogía como maestro, me saco todo el semen con apretoncitos de su culito y me dejo bien deslechado.
No te preocupes me dijo, pero yo sentí que algo no andaba bien. Creo que se estaba enamorando, lo que nuevamente era halagador, pero yo no espera eso.