Siempre que iba a la plaza a pasear a mis perras, estaba ese chico. Mi nombre es José, tengo 25 años, vivo en Bella Vista, provincia del Gran Buenos Aires.
Mis padres viven en Capital Federal, trabajo de remisero.
Cerca de casa hay una plaza frente a la estación del tren, donde voy con mis perras.
Ahi siempre estaba ese chico que cuando me veía venir, jugaba con mis perras.
Una tarde que fui, se largó a llover, cuando me iba, ese pibe se sentó debajo de un árbol, «che pibe, no vas a tú casa que está lloviendo?», le dije y lo quedé mirando, «no, mi vieja no está y no tengo llave para entrar en mi casa», me dijo.
«Veni, apurate que llueve, vamos a mi casa así no te mojas», le dije y nos fuimos corriendo porque cada vez llovía mas fuerte.
«Como te llamas pibe?», le dije secando a mis perras primero, los dos estábamos empapados también.
«Me dicen Pelusa», dijo ayudandome aque secar mis perras.
Es un pibe delgado, menudito, simpático y le gustaban los perros como a mí.
«Vamos a cambiarnos que estamos empapados, veni que te presto ropa», le dije y nos fuimos a mi cuarto.
Pelusa se sacó toda la ropa, «che, que te paso que tenes todas las nalgas marcadas?», le dije viendo su nalgas marcadas como si le hubieran dado una paliza con un cinto.
«Me hice el loco y cobre», me dijo sin preocuparse que estaba en bolas, mostrándome la cola.
Pelusa tiene unos 12 o 13 años.
«El novio de mi vieja me dio una paliza cuando me vio que los espíaba mientras garchaban, creo que el loco le estaba haciendo la cola, porque mi vieja estaba en cuatro y él atrás de ella gritando», me contó y seguía desnudo.
«Pero sos boludo, como vas a hacer una cosa así», le dije.
«Me gustaba verlos, mi vieja así en cuatro y el chabon atrás dandole guacha», me dijo poniéndose en cuatro sobre mi cama.
«Para, que me estas diciendo Pelusa, que te hubiera gustado estar en cuatro y el novio de tu madre haciéndote la cola a vos?», le dije.
«No sé, pero me gustaría probar», me dijo sin cambiar de posición.
«Que estas diciendo, que queres que te garchen?», le dije sin apartar mis ojos de sus nalgas, redonditas, chiquitas.
«Aunque se la puntita, dale José», dijo moviendo su cola y se abre las nalgas.
Su ojete está bien cerrado, apretado, un poco sucio.
«No me jodas Pelusa», le dije, «dale, aunque sea la cabesita meteme», decia Pelusa moviendo su cola sin dejar de abrir sus nalgas.
«Si te meto la cabesita, te la meto toda», le dije.
Sentía mi pija dura, estaba tentado en cogerme a ese pibe.
«Bueno, hasta donde la aguante», dijo y seguía moviéndose.
«Te voy a pasar vaselina por el ojete», le dije sacando un pote de la mesita de luz.
Le empecé a pasar veselina y a meterle el dedo.
Pelusa se quejaba pero lo notaba relajado, no apretaba el ano cuando le metí todo el dedo y lo movía dentro.
«Despacio que me vas a romper el orto», dijo cuando sintió que acomodaba mi pija contra su ojete.
Despacito empecé a hacer fuerza y Peluza a quejarse cuando le empecé a abrir el ojete con mi pija.
La cabesita desapareció dentro de su cola, «sigo?, la cabesita ya te entró», le dije sin moverme.
«Si, seguí así despacio a ver si me la podes meter toda», dijo siempre relajado.
Lo agarré de la cintura y despacito seguí haciendo fuerza y escuchaba sus quejidos a medida que mi pija le entraba en la cola.
«Seguí que la aguanto bien, termina de romperme el orto», decía entre quejidos y gemidos a medida que le iba metiendo toda la pija en la cola, hasta que pegué bien su cola contra mí.
«Ya está toda adentro Pelusa», dije sin mover mi pija.
«Si, me tenes bien clavado.
Garchame bien despacio, quiero sentir como entra y sale tú pija de mi orto», me dijo, relajado, gimiendo y no dejaba de abrir sus nalgas.
Yo estaba agarrado de su cintura, pegando bien su cola contra mi, empecé despacio a sacar y meter la pija, Pelusa estaba bien relajado, solo lo escuchaba gemir mientras lo cogía.
«Te gusta Pelusa?», le dije moviendo mi pija para los costados, en círculos, la sacaba y se la metía.
«Si, me encanta como me estas garchando.
Te siento como la metes y la sacas.
Dale, seguí garchando mi orto», decía disfrutando de como lo estaba cogiendo.
«Che Jose, quiero que me enseñes todo, que me sigas garchando y me enseñes a chuparte la pija», me decía sin dejar de gemir y decirme que le gustaba como lo estaba cogiendo.
«Y para que queres que te enseñe?», le dije sin dejar de moverme.
«Quiero aprender para coger con el novio de mi madre, que vea que soy un buen putito», dijo.
«Y por que no te dejaste romper la cola con él?», le dije sorprendido.
«Porque es un bruto cogiendo, siempre encuentro toallas y las bombachas de mi vieja todas cagadas, se ve que la coge a morir por el orto, y yo con la cola virgen, me parte al medio», dijo dejando que le siga abriendo el ojete con mi pija.
Yo lo empecé a coger mas fuerte, más rápido, «me vas a llenar la cola de leche?», preguntó gimiendo, hasta que me pegué bien a él y me empecé a acabar dentro de su cola.
Nos quedamos así un rato, con mi pija bien metida.
«Pelusa, y como te encuentro para traerte a casa y seguir cogiendote?», le dije sacando mi pija de su cola.
«Me quedó abierto el orto, salió sangre?», me preguntaba.
«Si, te sangro un poco y tu ojete esta bastante abierto, un par de cogidas más y vas a tener bien abierto el ojete», le dije limpiando mi pija con una.
toalla vieja que tengo y le limpié el ojete a Pelusa.
«Vos laburas mañana José?», me dijo Pelusa, metiendo la toalla entre sus nalgas a modo de tapón.
«Pasame a buscar mañana al medio día por la plaza, así me enseñas a chuparte la pija y me garchas de nuevo, ahora me voy que ya habrá llegado mi vieja», me dijo, dejando la toalla y empezando a vestirse.
«Nos vemos mañana», me dijo y se fue corriendo.
Un comentario:
Juan carlos
enero 23, 2023 at 6:50 pm
Que rico pelusa