Esta historia comienza en un dia como cualquier otro, normal, yo menor de edad, 12-13 años aproximadamente, iba de camino a la escuela, yo vivía en la periferia, y la escuela se encontraba en el centro de la ciudad, por ende todos los días me movía en metro para ir de un destino a otro.

Eran algo así como las 7:30 de la mañana, día miércoles, hora peak, basicamente metro absolutamente lleno de gente, todos apretados, logré ubicarme como siempre en un pequeño rinconsito pegado y de espalda a la pared cerca de la puerta, con mucha gente pegada a mi dandome la espalda, por costumbre siempre tenia mi mochila (bolso) puesto delante de mí a la altura del pecho para que nadie se tropezase y a su vez yo poder tener a la vista mis cosas, mis clases empezaban a las 8:00 AM, siempre iba muy justo en los tiempos, en aquel período yo era increiblemente inocente, nunca había tenido relaciones, ni nada parecido, tampoco era algo que me preocupase, simplemente estaba preocupado por las cosas típicas de todo joven a esa edad, videojuegos, fútbol, los estudios, solo algo de porno para satisfacer la curiosidad y hasta ahí.

El metro comenzaba su recorrido, llevaba tan solo un par de minutos cuando de repente empiezo a sentir algo en mi entrepierna, un timido roce, un sobajeo muy suave, no le dí importancia, hasta llegue a pensar que podía ser mi imaginación, sin embargo cada segundo, cada minuto que pasaba se iba haciendo más y más intenso, rapido, repetitivo, era sentir el roce de la punta de unos dedos en la puntita de mi pene, todo esto por sobre mi ropa evidentemente, era inevitable a esa altura comenzar a sentir el tipico cosquilleo, comenzaba una ligera sensación de excitación que me invadía.

Aún así, y como aclaración, han de entender que más que cualquier cosa, en ese momento comencé a sentir mucho nerviosismo e incluso algo de miedo, era una experiencia totalmente nueva, nunca me había sucedido algo así y la verdad no supe como reaccionar, la gente apenas se movía con el poco espacio que teniamos, no tenia nada que hacer para quitarme esa juguetona mano de encima, simplemente opté por esperar no pasar ninguna vergüenza, y no ser tan evidente como para que nadie se diese cuenta de lo que estaba sucediendo, el viaje continuaba, en cada estacíon tenia la esperanza de que quien fuese que estaba tocándome se bajase o se detuviere, sin embargo no sucedía, y es mas, nadie bajaba y lógicamente al estar tan lleno nadie subía tampoco, era precisamente la estación donde yo debia bajar, aquella en la que todos los demás se bajaban también.

Hecha la aclaración, debo decir que se me hizo una eternidad el viaje, el tipo comenzó con un timido sobajeo, con la punta de los dedos frotando cada vez más rapido la puntita de la cabecita de mi pene, independiente de todas las sensaciones del momento, efectivamente comencé a excitarme, poquito a poquito noté como se me paraba, respondía a su estimulación por lo que pienso que el tipo más confianza sentía para seguir tocando.

Ponía mucho énfasis en masajearme la cabecita, simplemenre con sus dedos logró que comenzar a humedecerme con el preseminal, intuyo que algo debe haber notado, ya que de un momento a otro optó por bajar el cierre de mi pantalón como pudo, y comenzar a urgar directamente dentro de él.
Ya estaba en contacto con mi ropa interior, yo sentía en el momento como el masajeo se volvia mucho más fácil, sentía como sus deditos resbalaban en mi ropa interior, por el preseminal que la humedecía, la verdad es que en ese momento estaba rendido ante esos dedos mágicos, muy extasiado, pasó de masajear mi glande a bajar hasta los testículos, su mano era grande, adulta, mi paquete en su conjunto bastante pequeño, podía cubrirlo con su mano, y masajearme al completo solo abriendo y cerrando la mano lentamente, sentí como la punta de mi glande daba a la palma de su mano, entre que habría y cerraba la mano, también la movia de arriba hacia abajo, muy despacio.

Mi forma de darle a entender que me gustaba o que realmente notaba lo que el hacía, era mover mi pene, tensarlo y relajarlo al son de sus movimientos, supongo que iba percibiendo como mi glande botaba más y más preseminal ya que llegado a un punto, a 3/4 del viaje, se las ingenió para meter su mano en mi boxer y lograr hacer contacto directo con mi pene, no puedo imaginar la mezcla de preseminal, sudor y todo lo que pudo sentir en ese momento, solo sé que apenas lo consiguió, comenzó a untar todos mis fluidos por todo el cuerpo de mi pene con sus dedos y la palma de su mano hasta mis testículos, era muy delicado para sobar y masajear mi paquete, eso me estaba encantando, llegado un punto, en las ultimás 3 estaciones yo ya sabia que estaba llegando a mi destino así que comencé a moverme algo más de lo normal, como queriendo hacerle el quite, esperaba que así notara que yo ya me iba a bajar, de alguna forma lo notó o intuyó ya que en el ultimo tramo del viaje, pasó de los masajes y los toqueteos a directamente masturbarme, no de la forma tradicional, estaba de espaldas a mi, con la punta de sus dedos sujetó mi capullo y comenzó a jalar de arriba hacia abajo, más y más rápido y fuerte, comenzando muy de a poco, las sensaciones del momento dificilmente puedo olvidarlas, sin embargo todo lo que me importaba y preocupaba en el momento era no eyacular, considerando que no sabía que tanto podia ensuciarme y claro, me asustaba salir del metro con todo al aire y hecho un desastre, aun así la paja dictaba lo contrario, el tipo lo hacia tan bien, tan rico, que no podía aguantar, llego un punto en el que comencé con los espasmos, el sujeto debió notarlo, sintió como mi pene palpitaba, ya que en el momento correcto detuvo la paja y cubrió por completo mi glande con su mano, ha de haber recibido toda mi eyaculación o eso quiero creer, fue el momento más rico, mas placentero que recuerdo de esos tiempos, en cuanto acabaron las descargas el tipo retiró su mano por completo unos segundos, para volver a acomodar mi ropa y subir mi cierre, no sin antes dar unos masajes finales, todo esto lo cuento tal y como sucedió, nunca me dejó de sorprender lo cuidadoso y considerado que fué, teniendo en cuenta que pudo haber retirado la mano sin más dejando el desastre en mi entrepierna.

Llegado el momento de bajarme, el metro abrió sus puertas y mucha gente bajó conmigo, lo primero que hice fue revisarme, miré mi pantalón, palpé y todo estaba en orden, aún muy excitado lógicamente, pero nada que fuese perceptible para otros, de ahí en ese momento comencé a asimilar todo lo que habia pasado, lo rica que fué la situación, y también me puse a mirar a la gente a mi alrededor, realmente me fué imposible identificar al sujeto y la verdad es que, si les soy sincero, a día de hoy me pregunto que tan rico habría sido averiguar que seguía después, si tan solo me hubiese dicho algo o me hubiese buscado.

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Un comentario:

  1. Fabián

    junio 13, 2023 at 12:30 am

    Qué rica experiencia… A mí me pasó algo parecido…

    Yo tenía 13 años (lo recuerdo muy bien). En ese tiempo, yo estaba comenzando a desplazarme solo en la locomoción colectiva y, como me gustaba andar en micro, siempre llamaba a una tía que vivía algo lejos, para irme a almorzar a su casa y jugar Sega después de la escuela…
    Fue en uno de esos días, cuando tomé la micro de regreso a mi casa, a la hora pick (en esos tiempos en Santiago de Chile las micros se iban con racimos de gente en las puertas, de lo lleno que iban y los buses antiguos funcionaban igual con las puertas abiertas), entonces yo era uno de aquellos que iban “colgando”, apenas apoyado con las puntas de mis pies en el borde del escalón exterior, y sujetado como pudiera en el borde de la puerta o el pilar más cercano.
    Al poco andar, comencé a sentir el rose que describes, justo sobre mi pene, por encima de la ropa. también pensé que podría ser algo casual, pero el tipo fue insistente, porque yo trataba de acomodarme hacia otro lado, entre el poco espacio que tenía para moverme, no porque no me gustara el sobajeo, sino porque me avergonzaba la erección que comenzaba a tener, pero él, no sé cómo, se las ingeniaba para encontrar nuevamente mi pene, cada vez más duro. Todavía recuerdo esa sensación de estar en algo prohibido y con los labios entumecidos, por el morbo de la situación. En un momento, yo le dije al tipo que retire su mano de ahí y él me dijo que su maletín estaba un poco más allá (obviamente mentira, pero su estrategia para no ser descubierto por otro pasajero). Bueno, no me quedó más que resignarme y entregarme a aquella placentera vivencia, al ver que nadie hizo nada para confrontarlo. Pero recuerdo perfectamente su cara y su feo vigote ajsdklfjsñjkdfs…
    A diferencia de tu historia, en mi caso sólo fue el sobajeo sobre mi ropa, pero me dejó una gran excitación. El tipo se bajó algunas cuadras más adelante y yo, al llegar a mi casa, me hice la mejor paja, aquella que provocó mi primera eyaculación.
    En resumen, siempre he querido experimentar situaciones así, en lo prohibido, sin complicidad, pero por lo dfícil que es eso, sólo puedo fantasear con experiencias similares y leyendo este tipo de relatos. No quiero ser descubierto y no me interesa que alguien que conozca sepa mis preferencias.

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