Mi Bello Durmiente
Tendría yo alrededor de 18 años.
Aún entonces, yo tenía muchísimo temor de ser descubierto como gay entre mi numerosa familia en la que había gran cantidad de primos menores y mayores que yo…
ninguno de mi misma edad,
por lo cual yo me sentía demasiado grande entre los niños y muy joven para estar entre los mayores;
razón por la cual, ni me relacionaba mucho con ninguno de ellos porque además,
repito, tenía gran temor de que se dieran cuenta por mi preferencia por los hombres (sobre todo, mayores que yo).
Como ya decía, mi familia era bastante grande y la mayor parte de mi parentela se encontraba en la misma ciudad
y las reuniones de casi cada fin de semana se hacían en casas distintas; según correspondiera el turno.
Por esa razón y dado que mis padres eran entusiastas y sociables, eran de los que se quedaban hasta el final de esas reuniones bucólicas para mi;
en tal razón, cuando yo o mis hermanos reclamábamos que ya teníamos sueño,
sencillamente los anfitriones de la casa ofrecían las camas de algunas habitaciones para que durmiéramos hasta el día siguiente,
si queríamos. Recuerdo una cálida noche de verano que hacía tal cantidad de calor, que el sopor y cansancio de la desvelada involuntaria era muy grande,
por lo que esa vez le pedí a mi tía que me dejara usar uno de los baños situados en la planta alta de su casa…
ella subió junto conmigo y me dirigó a la recámara de mi primo para prestarme una de sus toallas y una t-shirt para que pudiera dormir.
Mi primo Juan (un hombretón de 24 años con casi 2 metros de altura,
piel bronceada, nalgas y piernas muy bien desarrolladas por ser futbolista amateur) en esos momentos había salido de juerga con sus amigos;
por lo que, según mi tía, probablemente no llegara a dormir esa noche,
como era su costumbre.
Me tomé un laaaaaargo baño en la tina del baño de Juan y recuerdo haber visto ropa interior de él dentro del cesto de la ropa sucia…
me puse unas truzas que me quedaban algo grandes.. pero que hicieron que se me pusiera la verga durísima y muy tibia..
no aguanté mucho y me masturbé pensando en él…
Cansado de la faena y por el sopor de la cálida noche, me metí bajo la ligera sábana de su cama
(que olía a loción de la que usa Juan) y me dormí casi de inmediato ya que el acondicionador de aire estaba muy agradable.
No sé cuántas horas habrán pasado, pero a pesar de que soy muy difícil de despertar una vez que ya estoy dormido, escuché pasos torpes en la habitación…
me incorporé rápido en la cama y vi que Juan había llegado…
en el piso inferior se oían voces apagadas y risas que venían del jardín posterior de la casa,
en donde seguramente la fiesta continuaba.
Me percaté entonces que Juan venía con buena cantidad de copas encima ya que prácticamente ni cuenta se dio de mi presencia en su cama
(de tamaño matrimonial);
hasta que le hice ver que yo estaba ahí…
hizo un ademán en señal de saludo y entonces pude ver que su cara estaba transfigurada por el alcohol…
tenía los labios muy rojos y mechones de su cabello rojizo le caían en la cara… no había encendido la luz de la habitación,
pero la luz de la luna que entraba por la ventana me dejaban su pecho amplio ya desnudo…
No pude evitar la excitación y erección inmediatas y con mucha dificultad pasaba saliva por mi garganta…
era un espectáculo increíble.
Finalmente, el intentó conversar conmigo (no recuerdo sobre qué)
y justo antes de sentarse en el borde de la cama, se había intentado bajar el pantalón sin éxito.
Seguramente su estado alcohólico y la fatiga le hicieron decidir mejor dormir en esos jeans blancos ajustados y sin con el torso desnudo.
Por supuesto, yo no podía estar más intranquilo al tener esa presencia tan viril a mi lado y no pude conciliar el sueño…
Juan estaba tan borracho que yo podía poner mi cara tan cerca a la suya sin que se diera cuenta.
Podía sentir el aliento rancio del alcohol que se mezclaba con su eterna y fresca loción de siempre..
eso hizo ponerme a cien y yo no dejaba de masajearme la verga, a cual parecía estar ya repuesta de los jalones que me dí en la tina unas horas antes.
Después de estarlo contemplando por un rato,
me era difícil quedar satisfecho sólo con la visión.. así que temerariamente decidí poner mi cara más cerca de la suya…
Juan ni se movía y empezaba a roncar muy levemente, lo cual me hizo suponer que ya estaba en un sueño bastante profundo.
No pude resistir más y entoces puse mi mano en su pecho tibio y agitado por los ronquidos
(que parecían como de un gato grande mimado),
oprimí la mano y dije su nombre en voz alta “Juan! Juan! Despierta…” Y Juan no movía ni un dedo.
Eso me dio confianza y fue entonces que me fui directo al bulto que se le adivinaba entre sus piernas y a través de esos jeans blancos que le quedaban tan justos y tan perfectos.
Su verga estaba descansada al lado derecho de su bragueta y Juan sólo había podido desabrocharse uno de los 4 botones que tenían sus pantalones en lugar de zíper.
Con las yemas de los tres dedos de en medio de mi mano empecé a masajear ese bulto que dejaba ver una verga de buen tamaño,
aun sin estar erecta.
Mi respiración era muy agitada, pero intentaba no hacer ruido pues sentía que Juan podría despertarse en cualquier rato
y sólo de pensar en su reacción y que todos en la casa se dieran que yo estaba agasajándole su verga me daba mucho temor.. pero a la vez, me gustaba.
Después de mucho decidir, yo ya había dejado libres dos botones más,
de tal manera que sus truzas ya eran muy visibles… y su bulto, más…
del vientre podía verle una fina y rubia hilera de vellos púbicos.
Juan no era muy velludo. Metí mi mano bajo sus truzas y entonces pude tocar directamente su verga semi-dormida,
pues a base de tantos masajes que yo le daba, empezaba a reaccionar.
Sin embargo, Juan no se movía absolutamente nada…
No me explicaba yo cómo era que su verga reaccionara a mis tallones y masajes y Juan, como si nada.
En fin, que después de delicados y cuidadosos manipuleos,
pude dejar la verga de Juan fuera de su pantalón, el cual me fue muy difícil de bajar un poco, dado que le quedaba muy ajustado.
Su verga era riquísima.. de un color blanco/rosado y sin circuncisión. Me llamó la atención que era más pálida que el resto de su piel..
quizás, con tantos entrenamientos de futbol bajo el sol habían hecho de su piel de un color bronceado apetitoso.
No pude más y rápidamente me lleve ese delicioso capullo a la boca..
tenía un cierto sabor salado, el cual dejé de percibir momento después que llenaba de saliva esa verga semi-flácida a raiz de los chupetes que yo le daba.
Juan se movió un poco… hizo una especie de quejido y se relajó de tal manera, que abrió sus piernas y entonces el pantalón se bajó un poco más, lo cual me dio más “libertad” de tenerlo a mi merced.
Para ese entonces, yo estaba seguro que Juan dormía profundamente, lo cual me dio tan confianza que pude meter más la mano a sus truzas y sacar sus tetículos rosados y carentes de vello, los cuales también empecé a chupar rabiosamente mientras le masajeaba su verga, la cual ya esta más erecta que desde un principio.
Inmediatamente, me puse frente a él con las piernas abiertas y semi-hincado, de tal manera que mi verga golpeara un poco la de Juan, la cual yo sentía calientísima…
el simple rozamiento entre las dos vergas me hacían gemir por más que me controlaba y en un arrebato, no aguanté más y tomé mi verga junto con la de Juan para empezar a jalarlas al mismo tiempo…
ya no tenía yo el menor cuidado de que Juan se despertara e hicierá un escándalo. No importaba, la ocasión bien valía la pena…
además, me hizo reflexionar el hecho de que seguramente él no diría nada a nadie, pues yo era mucho menor que él y aquí el “pervertido” sería Juan.
Mientras pensaba en eso y sentía su cálida verga contra la mía, Juan dio un giro brusco en la cama y quedó completamente de lado…
estirado y con las piernas muy juntas, de tal manera que su verga apuntaba al centro de la cama..
Yo me escamé y me quedé inmóvil un rato pensando que se había despertado… así que me recosté a un lado de él…. y su verga quedaba muy cerca de la mía…
esperé un rato y ví que no se movió más, así que entonces junté mi cuerpo con el suyo, su verga con la mía y empecé a moverme rabiosamente mientras su gran falo con la cabeza roja como cereza ya descubierta golpeteaba sin recato mi pene.
No sé cuánto tiempo duré… me fueron los minutos más deliciosos de mi vida y justo cuando más me regocijaba la situación, sentí el chorro ardiente del semen de Juan..
segundos antes de que yo arrojara el mío en su pantalón blanco y ajustado. No pude reprimir un suspiro de satisfacción y éxtasis y me convulsioné un poco…
Jamás había tenido un orgasmo as!í a pesar de que masturbaba hasta tres veces todos los días.
Quedé plácidamente dormido y ni siquiera pensé en dejar las cosas “como estaban”, es decir: abrochar los botones de los jeans de Juan y acomodarle todo ese delicioso instrumento dentro de sus truzas.
Al día siguiente, la habitación olía a semen seco, a alcohol, a sudor.. a una mezcla rara que hizo despertarme.. me di cuenta que, entonces, Juan yo no tenía puestos los pantalones y dormía boca arriba, por lo cual, se le adivinaba tremendo bulto bajo las truzas.
Yo me levanté de inmediato, pues pensé que quizás alguien pudiera entrar y la escena podría ser muy comprometedora.
Me quité la t-shirt que mi tía me había prestado y la deposité en un sillón de la habitación, y justo cuando terminé de ponerme los zapatos para retirarme de inmediato,
Juan despertó y se sonrió conmigo para decirme:
“Eeeh… la fiesta de la semana que entra toca en tu casa, verdad?
Estoy pensando seriamente en quedarme a dormir conmigo…”
Por supuesto, yo salí disparado de su habitación sin responder nada, pero feliz con la idea de que, entonces, las fiestas familiares jamás volverían a ser aburridas para mí.
Y de hecho, así fue.
Juan siempre será mi primo favorito.
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