En los días que nos quedaron de vacaciones no ocurrió nada, pero en cuanto regresamos a la escuela un gran cambio se notaba entre nosotros, primero que nada, ahora resultábamos inseparables, el y yo pasábamos los descansos juntos vagando por los pasillos de la prepa y además de eso ahora nuestra relación se había tornado un tanto mas peligrosa, ¿peligrosa?, si, mucho mas peligrosa, Fernando había pasado de ser un ángel de rizos romanos a ser un autentico demonio, a el no le importa lo que la gente viera o pensara, si se le antojaba me tomaba la mano o pasaba el brazo por mi cintura y que decir de cuando en medio de mi clase de filosofía me llegaban mensajes diciendo: ve al baño de atrás en 5 minutos. Ya se imaginaran lo que hacíamos: llegaba al baño y el estaba ahí esperándome, me llevaba a una casilla se medio bajaba los pantalones y el resto era cosa mía, debo reconocer que me gustaba todo eso, el riesgo, la posibilidad de que alguien nos viera y por su puesto: la gran originalidad de Fernando para todos los encuentros; cada día se la chupaba, si no era en la escuela, cuando salíamos en la tarde a jugar básquet el buscaba algún rincón en el parque, o si salíamos de noche, algún callejón del centro o algún terreno abandonado, cualquiera podría ser el lecho de amor para dos jóvenes necios e imprudentes.
Solo tras varias semanas de recibir, mi amigo Fernando se atrevió a dar, aun recuerdo esa primera vez, nos habíamos reunido en su casa, estábamos trabados en un partido de ajedrez cuando su mamá le dijo que se iría al supermercado; apenas cerró la puerta Fernando me tomo la mano y me llevo a su cuarto, puso la música todo volumen y me desvistió rápidamente, yo hice lo mismo con el, casi le arranco la ropa. Se veía particularmente bien ese día, su pelo estaba larguito y su cuerpo como siempre, estaba ejercitado, creo que se veía igual, pero yo lo sentía mucho mas apuesto, tal vez por que lo amaba, tal vez por que sabia que lo haríamos ahora mismo o solo por que si.
Una vez desnudo el se puso de rodillas en la cama, su verga estaba durísima y se alzaba como la rama de un árbol, sus huevos colgaban, tal vez ya tenían listo mi néctar, tal vez aun lo empezarían a preparar; me puse de rodillas, enfrente de el, nuestras vergas parecían luchar la una con la otra, empecé a tocarle la cola y de vez en vez le metía mis dedos por el culo, el hacia lo mismo, pronto, el empezó a dejar su peso sobre mi y ambos quedamos recostados en la cama, el sobre mi, besándome, moviéndose mientras yo le acariciaba el pelo, la espalda, las nalgas, su cuerpo era mi deleite, no paso mucho tiempo, tal vez solo unos quince minutos hasta que el levanto mis piernas y las puso en sus hombros, se lamió un dedo y lo paso por mi culo, no vacilo mas y me la metió siempre era un placer sentirlo dentro de mi, yo soportaba sus embestidas mientras que por la posición yo podía ver como agitaba sus caderas, como se movían sus rizos, como cerraba los ojos y gemía. Coger escuchando música era nuestra actividad favorita, ¡¡haz el amor no la guerra!! Aunque para ser sinceros nada de eso nos importaba, nosotros estábamos inmersos en nuestro habitual frenesí, en ese mete y saca, en esa fantástica sensación de presión, de ser poseído por un macho; la aceleración que finalmente culminó con un estentóreo gemido que tal vez los vecinos hubieran preferido no oír y que sin duda había sobrepasado las voces y guitarras de “Metallica” o de “Guns n’ Roses”. Fernando me la saco y cayó a mi lado en medio de risotadas y besos, yo sentía mi interior de nuevo lleno de aquel semen, creo que ya iba a empezar a moverme cuando el me sujeto y bajando a lengüetazos por mi pecho y estomago, llegó a mi verga, el jamás había hecho eso, la vio durante un rato y se la metió a la boca, yo me moví un poco para dejársela en una situación mas cómoda, el siguió con su magia, me masturbaba por ratos y después me la chupaba, yo me retorcía del placer, sentir sus labios friccionando, su lengua actuando y esa melenita moviéndose, me dirigía algunas miradas un tanto picaras, el estaba entre mis piernas y yo podía ver como también movía su colita, me daba chupetones en los huevos y lengüetazos en toda el área. Empezó a ir mas rápido hasta que finalmente liberé la carga de mis huevos en su boca, el se la trago toda inclusive intentó limpiar lo que había caído sobre su cama, obviamente no lo consiguió. Se abalanzo sobre mí y me dijo, de hecho casi me ordenó que lo cogiera. Creo que ya les había dicho que el se moría de curiosidad por saber que se sentía, bueno, ahora respondería a todas sus preguntas de la mejor manera en que se puede hacer.
Tras un breve lapso de tiempo en lo que mi verga se recuperaba de los chupetones de Fernando, me puse de pie para observar como Fernando me ofrecía sus nalgas en esa posición de perrito que tanto me gustaba, en cuestión de segundos me lanzaría para tomar posesión de ese culo, como siempre había querido desde el día en que lo conocí; pero de pronto distinguí de entre el sonido de las guitarras y las quejas de Fernando, ese peculiar sonido de rejas que se abren. Se lo dije a Fernando y este se asomo por la ventana, su madre estaba entrando a la cochera.
Aun no se como, pero nos vestimos y nos medio arreglamos en menos de 2 minutos, salimos a la sala y para variar fingimos demencia, ayudamos a su madre a bajar las compras del auto y volvimos a subir al cuarto, Fernando estaba aun algo sonrojado, me toco la verga sobre el pantalón y me dijo que a lo mejor y el fin de semana se quedaba solo mas tiempo. Yo me alegré mucho por la noticia y me fui a mi casa tras platicar un rato.
Cuando llegué a mi casa mis padres ya estaban ahí, me comentaron que al día siguiente irían a ver una obra de teatro en el centro y que llegarían hasta muy tarde, ya que además, pasarían a cenar, creo que era su aniversario o algo así. En cuanto me lo dijeron yo Salí discretamente de la cocina y ya que esta lejos de su vista, empecé a brincar y fui corriendo a mi cuarto, le envié un mensaje a Fernando que decía muy brevemente: mañana mis padres no estarán en casa, así que prepárate. El solo me respondió: mañana entonces. Al día siguiente, salimos de la escuela y nos fuimos a mi casa, mis padres aun estaban ahí, así que pasamos un buen rato platicando hasta que ellos se fueron. Apenas ocurrió eso, el se acerco a mí y me dijo: tu mandas. Lo tomé de la mano y lo llevé a mi habitación, aun con ropa y todo lo tire en mi cama boca abajo y yo me puse encima untándole todo mi paquete en sus nalgas, besándole las mejillas y lamiéndole las orejas nos revolcamos buen rato y poco a poco nos fuimos quitando las ropas, volví a sentir su pecho caliente y sus nalgas con vellitos, sus manos traviesas también se soltaban, volvíamos a ser uno, el calor de su aliento erizaba mi cuello y mis hábiles dedos rozaban delicadamente la línea trazada por su columna en su espalda y que bajaba hasta llegar muy cerca de su cola, eso le encantaba. Un poco desesperado mi amigo me dijo: ya quiero que me cojas. Yo al escuchar eso, lo levante de la cama y le indiqué que pusiera su pecho contra la cama, sus rodillas en el piso y que se relajara ya que solo iba a dilatarlo. El obedeció y se puso en esa posición dejando sus nalgas de nuevo a mi merced. Me agache y se las abrí con mis manos, acerque m cara y con mi lengua empecé a lubricar ese delicioso culito, solo la punta de mi lengua acariciaba su raja, ya que ensalivé toda esa parte fui subiendo con mi lengua por su rajita, hasta llegar a su espalda donde recorrí con la lengua lo que mis dedos habían recorrido antes, conforme subía mi lengua yo iba quedando encima de el, hasta que quedé a la altura perfecta, dejé mi lengua por un momento, para ir acomodando mi verga en su ano, no lo penetraría aun, solo quería dilatarlo, así que con mi glande empecé a hacer círculos en su ano y a lubricarlo con mis líquidos preseminales, mis dedos también ayudaron y ya que sentí que estaba listo, le ordene que se pusiera de perrito, ahora si iba en serio.
El ya estaba suspirando y aquella orden lo destanteo un poco, aun así obedeció y se puso en cuatro apoyando sus manos en las almohadas. Yo me puse de rodillas atrás de el, dilate un poco mas con mis dedos, para evitar lo mas que se pudiera que Fernando sintiera dolor en esta su primera vez. Acomodé mi cabeza en su ano y fui empujando poco a poco, el apareció temblar por un ratito, hasta que di un fuerte empujón y le metí poco mas de la mitad, el grito y acelero un poco mas su respiración, poco a poco se fue calmando, entonces yo lo empuje hasta que ambos quedamos recostados mirando hacia la ventana de mi cuarto, ya así, acostados, termine de metérsela mientras le tomaba la mano, el me apretaba con fuerza la mano y sus nalguitas también hacían una gran presión. Ya estaba dentro de Fernando. Volví a esperar a que se calmara y empecé con un suave bombeo, el empezaba también a gemir y yo a marcar un ritmo un poco mas intenso, Fernando gritaba ahora, el nunca había sido callado a la hora de hacerlo; yo sentía la presión y el calor de sus nalguitas mientras mi verga las perforaba, su ano estrecho hacia unas deliciosas fricciones a mi verga, tal vez aun luchaba con ella. La cara de Fernando dibujaba una sonrisa que lo decía todo: ¡quiero mas!; yo obedecía haciendo embestidas mas fuertes, sentía como mis huevos chocaban contra sus nalgas, tal y como el hacia, aguanté bastante así, después en rápidos movimientos se la sacaba toda y se la volvía a meter, el era mío ahora y yo seguiría mientras aguantara, el gemía, estaba apresado por mis brazos, mi mis manos acariciaban su cara y su estomago mientras mi verga entraba y salía de una forma casi hipnótica, claro después de buen rato de bombearle a Fernando el culo, terminé corriéndome dentro de el, en la que creo que fue la ensartada mas profunda, solté grandes chorros, lo pude sentir.
Nos quedamos así un rato mas hasta que mi verga redujo su tamaño y salió por si sola, ahora solo nos acariciábamos y nos besábamos, yo no tenía energías para más. Todo el cuarto olía a nosotros, estábamos algo sudados por semejante acción así que nos metimos a bañar, juntos, como no lo hacíamos desde nuestro viajecito, le limpié todo el cuerpo y lo calmé cuando vio que de su cola salía sangre, nos dimos un largo y buen baño, después el salió y se fue a su casa caminando con una peculiar torpeza.
Me acosté a dormir, ahora mi cama olía a Fernando. En ese momento sentí que la vida no podía ser más perfecta. Aun así, el fin de semana nos volvimos a ver y que decir de lo que pasó con nuestra relación, ahora creo que a ninguno nos importaba, todos los descansos salíamos, algunos de ellos los pasábamos en los baños o en algún lugar apartado. Mis amigos siempre me reclamaban que ya no jugaba fútbol con ellos y que prefería andar con uno de primero, en especial un amigo mío llamado Adrián, pero después de que este conociera Fernando, se empezó a llevar bien con el, todo gracias al inmenso carisma de Fernando.
A Fernando le gustó mucho lo que habíamos hecho aquel día y siempre que teníamos la oportunidad lo repetíamos, claro, el me seguía cogiendo y siempre tratábamos de innovar, frecuentábamos las tiendas para adultos a las cuales entrábamos abrazados y llamándonos: amorcito, cielo, querido. Tal vez solo para escandalizar a los demás morbosos que ahí se encontraban. Comprábamos cosas raras, libritos con consejos, cremas y uno que otro accesorio para hacer las cosas un poco mas divertidas. Así seguimos durante el verano, aun recuerdo que una vez que estábamos en el baño, con Fernando esmerándose en mi pija, un tipo entro y tuvimos que encerrarnos en la casilla, apenas se fue salimos. Aun así seguíamos haciendo lo mismo, de hecho situaciones similares se repitieron un par de veces hasta que el verano llegó y la escuela termino, nuestros encuentro siguieron, pero como cada quien se iba de vacaciones no fueron muchos.