Mi primo y yo cogimos por varios años - relatos gay

Mi primo y yo cogimos por varios años

Hola, soy un hombre de 45 años

desde los 18 años he vivido mi vida como heterosexual,

aunque me gusta que me den por el culo, hace ya casi treinta años que no siento una verga dentro…

Todo empezó cuando yo aún era un muy pequeño y estábamos unos amigos y yo jugando arriba de un árbol

cundo llegó mi primo y me empezó a decir que si yo le daba las nalgas él me daba dinero.

Obviamente yo le dije que no, pero él seguía insistiendo.

Me decía que nada más tantito e insistía e insistía.

Al fin, entre él y mis amigos me convencieron.

Y nos metimos al baño mi primo y yo y me dijo que me bajara el pantalón y los calzones y que me acostara boca abajo en el suelo.

Entonces sentí como me ensalivó el culo, me manoseo un rato y sentí como me abrió el culo con su verga.

Fue un dolor muy fuerte el que sentí y yo le decía con voz quejumbrosa –

¡Ya Primo, ya primo!

Pero él la seguía metiendo y sacando hasta que se vino dentro de mí.

Entonces me di cuenta que mis amigos estaban espiando por una grieta que tenía la puerta…

Pasaron varios años, yo ya tendría unos quince y un día me quedé solo y él fue a visitarme.

Yo la verdad no pensé que fuera con otras intensiones,

pero él llevaba una película pornográfica cuando todavía se usaba el VHS y nos pusimos a verla,

cuando empezó el cogedero, el me dijo:

-Me acuesto y me haces lo que quieras. Yo le respondí: Mejor cóchame tú.

Y él ahí sentado en el sillón se sacó la verga que ya la tenía bien parada. Y yo sin quitármelos del todo,

me bajé el pantalón y los calzones y me senté en su verga,

yo me detenía con mis manos de las coderas del sillón porque sentía que me dolía mucho el culo, pero igual la quería tener adentro…

Pasaron unos meses y fui de visita a su casa para ver a mi tía, ya era noche. Ahí estaba mi primo y me dijo:

-Vente vamos a la tienda. Yo lo seguí, pero no nos fuimos a la tienda,

me llevo para atrás de su casa donde había un pasillo con una barda muy alta y me dijo:-Sácatela para mamártela.

Yo me la saqué y se prendió de mi verga, me la chupaba y me la lamía, entonces me puso contra la pared y me empezó a acariciar las nalgas, me ensalivó el culo y me la metió.

Otra vez ese dolor, pues mi primo tenía la verga muy grande, al menos para mi culo. Pero a mí ya me gustaba que me la metiera.

Yo ahí con la cara en la pared y con el culo penetrado hasta que él se vino dentro de mí. Entonces me dijo:

-Ahora métemela tú.

Y él se puso contra la pared, dejándome ver esas ricas nalgas grandes y morenas.

Me le acerqué con la mi verga bien dura y cuando estaba yo casi pegado, mi primo me agarró la verga y la guió hacia su culo.

Sentí tan rico cuando se la metí, no quería que acabara, pero igual, después de varias pompeadas sentí que me venía y se la saqué y me masturbé hasta que me vine, echando la leche en la suelo.

Mi primo me dijo –Yo quería que te vinieras adentro…

Después fueron varios encuentros, nada relevante.

Veíamos porno, me cogía, me lo cogía. Se empezó a hacer monótono, y un día le dije:

-Quiero que me cojas así, y me acosté en el suelo boca arriba, me bajé el pantalón y los calzones sin quitármelos del todo,

como ya era costumbre y levanté las piernas hasta que mis rodillas estaban en mi cara.

Mi primo al ver mi culo al aire se excitó tanto que enseguida me la metió con mucha pasión, con un deseo animal y no duró mucho para venirse,

pero me gustó sentirme deseado y haberle dado todo ese placer. Lo vi que se quedó tan satisfecho, que esa vez no me lo cogí…

Y de ahí fueron muchas veces que nos dimos el culo y la verga… ¡Qué tiempos aquellos de juventud! 

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