Lo que voy a relataros ocurrió hace un año más o menos. Tengo 45 años  y por supuesto, aunque nadie lo sepa, el único que es gay. Mis compañeros son casi todos como yo, cuarentones, casados y con hijos, pero uno de ellos tiene un cuerpazo de infarto. Se llama Paco, es guapo, fibrado y no se, tiene algo que siempre me dio cierto morbo. Todo empezó un día que tenía ganas de ir al baño y al entrar, me lo encontré con los pantalones bajados.
Mi mirada, inevitablemente, fue a parar al apetecible paquete que marcaba con su slip negro. Por supuesto que yo no pensé que se hubiera dado cuenta, con lo que entre, hice mis necesidades y me fui sin darle mayor importancia. Al día siguiente volví al servicio y cuando me disponía a realizar mis necesidades alguien entro en el baño, me agarró por detrás y empezó a pajearme por encima del calzoncillo mientras me encajaba su pija, dura como un caño, en la raja del culo. Me mordía las orejas, me pellizcaba los pezones, me lamía el cuello y cuando se cansó de sobarme me dio la vuelta y empezó a besarme apasionadamente.

– No te asustes, estás muy bueno- me dijo Paco.
Yo estaba un poco desconcertado, no entendía la situación, pero tampoco me quejé ya que me estaba gustando mucho. Tras cerrar la puerta con cerrojo, empecé a quitarle toda la ropa y a recorrer con mis labios todo su cuerpo hasta llegar a su polla, que estaba muy dura. Lamí con ansia todo su hermoso rabo y succioné con fuerza sus pelotas. Él parecía estremecerse de placer, emitiendo unos gemidos ahogados para que no nos oyeran.

Cuando se cansó de que se la chupara como una perra, me levantó bruscamente y empezó a besarme con pasión. Después, mientras su mano bajaba a mi entrepierna, me confesó al oído que era la primera vez que lo hacia con un hombre. Poco a poco fue bajando su boca hacia mi polla y empezó a comérsela suavemente. Le faltaba un poco de práctica pero cuando pasaba sus dientes por mi capullo un escalofrió de placer recorría todo mi cuerpo.

Después me dio la vuelta e incrustó su gran rabo en mi culo. El placer nos invadía por completo y la situación de estar en el baño del trabajo aun nos calentaba más, así que no hizo falta mucho rato para que acabáramos corriéndonos los dos a la vez como 2 fuentes de semen. Note como su leche caliente y abundante entraba por mi cuerpo como un río desbocado que busca camino. Quedamos extasiados sentados en el suelo, besándonos apasionadamente.

Cuando terminamos la jornada quedamos para tomar unas cervezas y aclarar la situación. Me contó que ya desde algún tiempo se sentía atraído por los hombres, pero que su mujer no sabía nada y que cuando se dio cuenta en el baño de que yo le miraba el paquete decidió probar conmigo y salir de dudas al respecto. Desde entonces nuestra relación en el trabajo ha mejorado bastante y cuando tenemos oportunidad quedamos en mi casa y desatamos nuestras pasiones follando hasta caer exhaustos. 

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2 comentarios:

  1. Erki

    septiembre 1, 2019 at 8:47 am

    Jode… que rico! En el Pais Vasco no son tan fáciles las cosas!

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    • Miguel

      abril 30, 2022 at 10:27 am

      Muy rico

      Responder

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