Súper y su primo

Bueno, antes de nada os diré que me llamo “súper” soy un chico de 21 años, mido 1,69 y peso 70 Kilos, estoy cachitas por que todos los días me pego una paliza en el gimnasio de una hora por lo menos.

En cuanto a mi orientación sexual os diré que soy completamente heterosexual, o eso creía yo.

Me encantan las mujeres, pero hace un tiempo que empecé a tener alguna relación con tíos y la verdad es que me gusta.

O sea que actualmente soy bisexual, aunque realmente no le hago ascos a nada. Pero bueno, vamos a la historia que os quiero contar hoy.

Todo empezó un día que me encontraba con mi primo (de mi misma edad) en mi casa.

Como casi siempre que nos encontrábamos solos poníamos una película porno y nos hacíamos unas pajas, nada mas.

Ese día cuando estábamos viendo la película, me contó que unos amigos suyos le habían contado que se masturbaban mutuamente, eso de tu me la haces a mí y yo a ti.

A mí la idea me resultó graciosa, y en un principio flipé un poco. Al cabo de un rato y cuando ya estábamos los dos bien cachondos, se me pasó por la cabeza la idea de que mi primo me la pajeara. Eso estaría genial, me dije, pero para ello tendré que hacérselo yo a él también.

Nunca imaginé que sólo de pensar que tenía que coger una polla que no era mía y pajearla como yo me lo hacía, me fuera a excitar tanto.

Así que cuando estaba bien cachondo le dije: “¿por qué no hacemos lo que hacen tus amigos a ver que pasa?”.

La idea no pareció disgustarle. De antemano acordamos que esto no se lo contaríamos a nadie y nos pusimos manos a la obra.

Yo tomé la iniciativa, estábamos sentados en el sillón completamente desnudos y con una película porno en el video.

Dejé de lado mi polla y me centré en la suya, la cogí con mi mano derecha y empecé un sube y baja suave, como a mí me gustaba.

Dios, fue increíble, me puse a 100, sentir como su polla palpitaba en mis manos me puso súper caliente.

Comencé un ritmo más acelerado, yo estaba cada vez más cachondo, entonces él me cogió mi polla y me dijo: “buena polla”, a lo que yo contesté: “la tuya tampoco está mal”.

Comenzó un sube y baja delicioso, que se aceleraba por momentos. El hecho de estar masturbando a mi primo y que él me lo estuviera haciendo a mí me volvía loco.

Sentía un placer indescriptible. Entonces después de un rato de continuo sube y baja y tocadas de huevos, me dijo:

– Me corro

– – – Vamos hazlo, le dije – Y soltó un chorro de leche sobre su pecho y mi mano. Dios que placer, fue sentir el calor de su leche y venirme acto seguido. Fue una corrida inmensa.

Una vez que los dos descansamos nos limpiamos y una vez mas coincidimos en que no se lo contaríamos a nadie.

Estos encuentros se han seguido repitiendo en múltiples ocasiones, cuando se quedaba en mi casa a dormir o yo en la suya. Recuerdo una vez en verano que cogimos una pistola de agua que tenía yo y con el calor que hacía decidimos mojarnos.

Empezamos con la tontería que te disparo aquí, que si allí, hasta que, como estábamos solo en calzoncillos, le disparé en pleno paquete.

En ese instante y gracias a la presión con que salía el agua, se le puso la polla bien dura.

Entonces me quitó la pistola e hizo lo mismo sobre mi polla, también me gustó, y decidí quitarme los calzoncillos y quedarme desnudo, entonces le dije hazlo otra vez.

Me disparó sobre la polla y me gustó aun mas. Le pedí que se quitara los calzoncillos, que le iba a hacer lo mismo para que viera como molaba.

Lo hizo y al igual que a mi le pareció muy placentero. Después de un rato de dispararnos y cuando ya estábamos muy cachondos, empezamos a tocarnos.

Primero los huevos, jugábamos con ellos, los acariciábamos y chupábamos. Luego pasamos a la polla primero yo y luego él en unos deliciosos sube y baja que nos ponían a 100.

Yo estaba súper cachondo, a punto de correrme y le dije que parara, que yo seguiría un buen rato con él.

Accedió instantáneamente y se dejó hacer. Estaba muy cerca de su polla, viendo como el sube y baja de mi mano le ponía la polla cada vez mas dura.

Entonces y sin saber por qué me apeteció saber que sensación produciría chupar una polla, (como ya os he dicho yo le hago a todo).

Me la metí en la boca sin decir nada, y dios que si me gusto. Tener ese pedazo de carne en la boca y con ese sabor tan rico me volvió loco.

Mi primo no se quejó, le encantó la idea por que no dijo nada. Yo empecé un sube y baja con la boca y las manos, de vez en cuando me la sacaba y jugaba con mi lengua sobre su capullo.

Entonces ocurrió, justo una de las veces que me la metía en la boca, zasss, se corrió sin decirme nada, si avisarme, el muy cabrón.

Eso me pilló de sorpresa, lanzó varios chorros y alguno de ellos me llegó hasta la garganta, se me llenó la boca de su leche caliente.

Me saqué su polla de la boca dejando caer sobre ella los restos de lefa que no me había tragado ya.

Le miré y le iba a decir algo, pero en el fondo aquella experiencia me encanto, así que terminé de saborear su leche y le dije que por lo menos acabara de hacerme la paja.

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