Su nombre era Luis, tenía 21 años, yo vivía en una casa alquilada junto con mi padre y dos compadres de mi papa, Luis era un muchacho flaco, alto, moreno, no tenia un abdomen marcado como esos de gimnasio, pero dios cuando andaba sin camisa por la casa yo me volvía loco mirando a su ombligo y observando el camino que conducía a su pene.

 

Este chico había llegado de un pueblo del oriente de mi país, desde el principio se llevó bien con todos los hombres de la casa pues era un mujeriego, una noche tuve que prestar mi habitación a unos amigos de mi padre y me toco dormir en un colchón en la sala junto con Luis.
No podía aguantar la excitación de tener a este macho a un costado y no poder hacer nada, espere la madrugada de manera impaciente y cuando sentí que estaba dormido comencé a acariciar sus piernas y ese abdomen que me fascinaba, teniendo cuidado de no despertarlo, cuando me fijo en su paquete me doy cuenta de que estaba semi erecto, casi me muero, comencé a temblar de la excitación y a bajar su interior, OMG tenia un PIPI precioso un olor a sudor masculino, un tamaño perfecto de 18 CM aproximadamente.


Comencé a lamerlo como si mi vida dependiera de ello, subía por su abdomen y lamia todo su pecho, ya no me importaba si se despertaba, no me importaba nada, volví a su pene y seguí mamando, el permanecía un móvil solo sus bufidos acompañaban mi mamada, de un momento a otro comenzó a retorcerse y quise apartarme para que acabara pero no me dejó me puso su mano en mi cabeza y me lo empujo hasta el fondo obligándome a tragar su semen, acabó 4 chorros de leche en mi garganta, fue de lo mas delicioso, cuando me soltó seguí mamando y el no se movía ni su pene se bajaba y créanme seguí mamando por un largo rato disfrutando de ese manjar hasta que acabó una segunda vez en mi boca ya no de forma tan abundante.
Fue cuando reacciono dándome la espalda, esa noche no sucedió nada mas.


Pasó un año de ese evento y ya yo me había acostumbrado a la idea de que nunca mas vería el pene de aquel chamo pues el nunca mas volvió a buscarme ni yo a el por miedo.
hasta que una noche estaban tomando alcohol todos en mi casa, menos yo quien estaba en mi habitación viendo TV, No recuerdo en que momento me dormí, solo recuerdo que a mitad de la noche escucho que tocan la puerta de mi habitación (la cual quedaba en el segundo piso de la casa, era la única que estaba allí) me desperté a abrir la puerta, era luis.


Luis: Mano tu papa me mandó a dormir para acá, en mi cuarto va a dormí unos panas.


Yo: Dale pasa.


Mi cama era matrimonial y dormía yo solo el cabe sin problemas.


Yo me acuesto y le doy la espalda algo nervioso, pero aguantándome las ganas cuando el comienza

Luis: Verga chamo, me pusé a bailar con una loca que tenia un culo rico, me dejo el guebo (pene) parado.


Yo solo me reí de forma nerviosa

Luis: Puedes cerrar la puerta tengo burda de frio.


Me levanté y cerré la puerte

Luis: Jajaja ahora tengo calor (se veía medio borracho) te molesta si me quito la ropa

Yo: tranquilo, quitatela.


Dios comencé a ponerme aun mas nervioso, me volteo para velo desvestirse y cuando se quita el pantalon y el boxer veo que tenía aquel pene que tanto me gusto totalmente parado.


El observa que lo miré, y me dice: Chamo no me lo quieres mamar un ratico?

Yo me puse nervioso y le dije que dejara los juegos

Luis: No es juego, mamamelo.


Realmente quería que se lo mamara y yo ni corto ni perezoso comencé a ayudarlo con una inocente mamada.
Succionaba su guebo mientras el guiaba mi cabeza y dominaba el ritmo de la mamada, todo era diferente a la primera vez el alcohol lo volvió mas dominante, mas arrechon, me agarraba la cabeza y la subia a su pecho para que lo lamiera mientras sobaba su guebo en mis nalgas, me quitó el boxer de dormir que tenia y me acostó de espaldas, sentia sus manos, manos trabajadas, manos de hombre, quitar mi franela y acariciar mi espalda y mis nalgas, comenzó a lamer mis espalda hasta llegar a mi culo y comenzó a lamerlo, sentí su pene en la entrada, empezó a meterlo y era la primera vez que me cogían el dolor era inmenso, le dije:

Yo: Sacalo Luis Sacalo

Luis: Tu querías mi guebo, disfrutalo (se notaba que gozaba con mi sufrimiento)

Yo: Lo hacemos otro dia, yo te lo sigo mamando ah (casi grité)

Luis: No creo que haya otro dia putica aguanta mi guebo

Cuando llegamos a este punto ya lo tenia todo adentro y el lo metia y sacaba sin piedad, pero ya yo no me quejaba queria mas, que lo metiera mas, ese hombre era un toro me levanta empalado y me puso en cuatro mientras me follaba, mordia mi espalda, yo estaba en el cielo, puedo decirles que ese tipo me hizo acabar sin tocarme, me folló por 20 minutos mas o menos, me cambió de posicion varias veces, yo era un papel para el hacer lo que quisiera, mi toro comenzo a bufar mientras aceleraba las embestidas, me hizo arrodillarme en el piso mientras acababa en mi boca el de pie.


Ninguno dijo nada al terminar, fuimos uno por uno al baño a asearnos, regresamos a la habitación y esa noche sin mediar palabra, nos dormimos.

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2 comentarios:

  1. jalvi

    septiembre 13, 2018 at 7:35 pm

    buena historia ojala todo fuera así con los que les gusta el sexo solo debe de ser entre los dos que los desean sin palabras…

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  2. joseh lopez

    septiembre 7, 2018 at 8:32 pm

    Pues desde un principio pues pense que el muchacho le iba decir a la familia pero luego me asombre cuando el llego a la abitacion y pues se dejaron a tras los nervios y pues es una linda historia… Me gusto todo …

    Responder

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