Me prostituyo

Me prostituyo

Tengo 28 años y soy bisexual.

Me llamo Juan, vivo en Buenos Aires y me gusta mucho follar (como dicen en España) con hombres, cosa que hago esporádicamente desde los 24 años,

cuando tuve mi primera relación.

Me gusta ser pasivo y solo tengo sexo con hombres más grandes, viriles y activos, que me dominen.

Soy delgado, estatura normal, tengo un muy bello rostro, cintura pequeña y una cola que cualquier mujer envidiaría. Modestia aparte, tengo mucho éxito con los hombres.

Aunque siempre fui bastante discreto y tranquilo, últimamente he dejado fluir mucho mi sexo y hacer las cosas que más me excitan.

Hace dos meses estaba chateando con un hombre de 40 años, casado, muy guapo, de contextura grande y muy macho.

Cuando la conversación tomó confianza, me dio la dirección de una página donde tengo mis fotos calientes, que me tomó un amigo mío.

El hombre se desesperó al ver las fotos, y desconfiado de que fuera yo verdaderamente, me pidió conectar la cámara para vernos.

Comprobó que era yo, y me pidió que me fuera desnudando.

Lo hice, y además me puse en las poses que él me pedía, mientras se masturbaba frente a su cámara.

Era un poco canoso, con muy buen cuerpo para sus 40 años, y se veía con una polla bien grande y parada.

El hombre estaba muy excitado, quería que fijáramos inmediatamente un lugar para encontrarnos, quería follarme ya.

Reconozco que utilicé todas mis armas para excitarlo y me estaba negando a todo, haciéndolo rogar.

Eso me excita mucho. Ante mi negativa, me dijo que me pagaba dinero por poder tener sexo conmigo.

Le dije que estaba loco, pero la idea me excitó. Yo, un estudiante y profesional impecable prostituyéndome.

Luego de un rato de hacerme rogar, le dije que le chupaba la verga por 60 pesos, pero que solo haría eso, nada más.

El trato estaba cerrado. Me pidió que le meneara el rabo un poco más por la cámara, así pudo masturbarse y acabar. Por la pantalla pude ver cuanta leche tiraba.

El punto de encuentro era un bar de la zona céntrica.

A las 20. Estuve nervioso durante el día, porque nunca antes había arreglado un encuentro por el chat y mucho menos por dinero.

Por momentos pensé en irme.

Pero justo llegó él, vestido como habíamos acordado.

Tomamos un café y la conversación se puso hot, él estaba muy ansioso, todo el tiempo me decía cosas calientes.

Yo también comenzaba a excitarme. Fuimos a un bajo bar con unos reservados donde se puede estar tranquilo y lejos de las miradas ajenas. Nos pusimos cómodos.

Sin que yo se lo pidiera, me dio el dinero por adelantado. Yo no podía creer lo que estaba haciendo, pero me gustaba.

Nos besamos un poco, le abrí la camisa, le chupé un poco el pecho mientras le tocaba el bulto, que ya se sentía bien duro.

Finalmente me arrodillé y mirándolo a los ojos le desabroché el cint bien el trabajo, y jadeando me dijo que estaba excelente.

Y reconozco que yo también estaba excitado, ese hombre era muy viril, y su polla muy dura.

Cuando pensé que ya era hora de que acabara, me soltó, me hizo levantar y me dijo: te doy 200 pesos si me dejas cogerte (follarte aquí en Argentina), me calentás mucho y te quiero coger.

Vamos, acepta, estoy muy caliente, es solo un momento.Su propuesta me excitó mucho, y hasta ahora se había portado muy bien, parecía un hombre confiable.

Su cuerpo de 1,90 metro con músculos marcados me gustaba mucho y su polla también. Acepté. Comenzó a desvestirse rápido, torpemente, mientras yo hacía lo mismo.

Cuando estaba completamente desnudo me bajó mis slips y comenzó a chuparme el pecho mientras me apretaba las nalgas.

Me dio la vuelta y sentí como pasaba su dura polla por mi raya, mientras me abrazaba fuerte y me lamía el cuello. Saqué los preservativos de mi bolso y el pomo de lubricante.

Se acostó boca arriba y me dijo que hiciéramos un 69. Me ubiqué sobre él en cuatro patas y seguí chupándosela.

El me chupó el ano y comenzó a meterme y sacarme los dedos, untando mi agujero con lubricante.

Eso me puso muy caliente, además de las cosas que me decía, como por ejemplo: ahora vas a hacer lo que quiero, sos mi puta.

Ponéme el preservativo, dale, ordenó. Le enfund&eacute

; el miembro cuidadosamente. Ahora pídeme que te folle. Se lo pedí con afeminada voz. Ponte en cuatro patas.

Me ubiqué como pidió, con mi cola en alto.

Me tomó de la cintura fuertemente, me acomodó y torpemente introdujo su miembro en mi ano. Lo hizo fuertemente, me dolía, pero ya me había pagado, me había prostituido y debía cumplir con mi deber.

Esto te va a gustar putita, me dijo. Metió su verga un poco más y grité un poco del dolor. 

Dale, grita, dale, me dijo, metiendo su miembro más adentro con fuerza.

Inmediatamente comenzó el quita y pon rápido, fuerte y bien adentro.

Sentí que su falo me quemaba por dentro, pero a la vez la sumisión me excitaba, grité del dolor y del placer.

Era tan fuerte que al tomarme de la cintura me levantaba del piso, quedando mis rodillas colgando.

Nunca me habían penetrado de esa manera, era casi un abuso, pero me gustaba. Solo fue en esa posición.

El comenzó a gemir fuertemente, yo ya no sentía dolor.

Sus testículos golpeaban contra los míos en el violento movimiento.

Siempre encima mío, esta vez me presionó las caderas hacia abajo, abriéndome bien las piernas, abrazándome a la altura del pecho tan fuerte que casi me deja sin aire.

Su panza estaba pegada a mi espalda, y mientras me chupaba el cuello, comenzó a bombear muy fuerte nuevamente, empujando con toda su fuerza.

Gemía en mi oído y yo debía pedirle más, que me diera más. Toma, toma, toma, puta, me decía, penetrándome cada vez más fuerte hasta que sentí el calor de su leche dentro de mí,

mientras su verga golpeteaba en cada bombeada.

Si no fuera por el preservativo me inundaba el esfínter con su semen.

Se quedó sobre mí y con su miembro adentro un minuto hasta que recuperó el ritmo de su respiración.

Cuando lo sacó, me pidió perdón por ponerse como loco, y gentilmente me masturbó para que yo acabara.

Este hombre casado sigue follándome, siempre por dinero, aunque ahora le cobró menos.

Y a veces viene con un amigo y me follan entre los dos.

No necesito el dinero, pero cada tanto me prostituyo por placer.

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3 comentarios:

  1. woyce3

    septiembre 15, 2022 at 7:18 am

    Que delicia, excelente te haya convencido y te halla llevado otro amigo.

    Responder
  2. Pablo marmol

    septiembre 1, 2022 at 2:06 pm

    Me gustan los hombres super musculosos y que tengan un pene super grande.

    Responder
  3. Daniel

    enero 20, 2022 at 10:35 am

    Me gusta los hombres tonificados y hago lo que sea

    Responder

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