Empecé jugando y terminé de puto IX - citasgay.org

Empecé jugando y terminé de puto IX

Cuando entré en la habitación Pablo continuaba como le había dejado, dormido como un tronco, solo se había movido para apartar la sábana que le cubría, aparecía con el torso desnudo y con solo un pantaloncillo que tenía recogido, se le metía entre las nalgas y apenas le tapaba el culo.

Anduve con mucho cuidado para desnudarme sin que despertara y me tumbé con solo el calzoncillo puesto.

Con la poca luz que entraba por la ventana contemplé su rizada y rubia cabellera, permanecía boca abajo y con la cara enterrada en la almohada.

Quería dormir, pero mi cabeza dando vueltas a lo que había pasado me lo impedía. Cómo había sido posible que me besara con mi tío, y menos mal que había llegado Miguel, en otro caso podíamos haber llegado a más, yo estaba dispuesto a agarrarle la dura polla que sentía pegada a mi estómago, y cuál hubiera sido la reacción de Maty?

Por otro lado también daba vueltas a lo que me dijo sobre sus enseñanzas sobre el sexo con sus sobrinos, solo me habló de besos y masturbaciones, habría sido únicamente eso o habían llegado a más? Estaba muy confundido sin saber muy bien con lo que quedarme.
Daba vueltas sin parar en la cama pensando una y otra vez en lo mismo, hasta que sin darme cuenta me quedé dormido.

Sentía que me picaba la nariz y esa incomodidad hizo que me despertara, al principio no era consciente de nada y cuando conseguí fijar la mirada me encontré a Pablo inclinado sobre mi, con un papel blanco en la mano cerca de nariz.

Qué, qué haces?…

Despertarte bello durmiente jajaja.

Déjame Pablo, tengo mucho sueño. Mi primo sin caridad me sacudió cogiéndome del hombro.

Sabes la hora que es?

Volví a abrir los ojos pero sin intención de levantarme, se escuchaban algunos gritos, chapoteos y voces que venían del jardín.

Por favor Pablo, déjame dormir.

Mi primo tenía la cara a dos palmos de la mía, me sonreía a la vez que apartaba mi cabello de la cara. Dejó de menearme por el hombro para llevar la mano, que la sentí fría a mi cara pasándola en una suave caricia.

Lentamente fui tomando contacto con lo que tenía delante, Pablo, aunque continuaba con el pantaloncito de la noche, daba impresión de que ya se había duchado y su pelo ensortijado se le notaba húmedo.

Bueno…, y qué hora es? Pregunté haciendo un esfuerzo.

Las doce de la mañana, pero no eres el último en levantarte, aún hay gente que sigue en la cama.

Me di cuenta de lo tarde que era y papá seguramente me andaría buscando, no sabía si teníamos que regresar a casa.

Entonces ya me levanto. Pablo colocó la mano en mi pecho reteniéndome en la cama.

No, espera un momento. Le miré y tenía la vista prendida en mi cara, con una sonrisa preciosa que mostraba su blanca y alineada dentadura en el marco de sus rosados labios.

Qué?…

Deja que te mire un momento, estas tan guapo que me dan ganas de besarte.

Jajaja, pero que dices, eres tu quien está dormido y sueñas?

Pablo se inclinó con la intención de besarme, aparté a tiempo la cabeza evitando así que sus labios cayeran sobre los míos, pero no pude esquivar que me besara la comisura de la boca.

Empezamos una pequeña pugna donde mi primo intentaba justar nuestros labios, yo ladeaba la cabeza para intentar evitarlo, cayó encima mío y con una mano sujetó las dos mías por encima de mi cabeza siguiendo en su intento de besarme, yo continuaba resistiéndome moviendo la cabeza y pataleando, pero de poco me valió, su fuerza y peso superior al mío acabaron lentamente con mi resistencia, se ayudó con la mano libre para sujetarme la cara agarrándome por la barbilla, y ya sin fuerza alguna sentí su boca húmeda unirse a la mía.

No se trataba de un beso bruto, apenas frotaba sus labios cálidos sobre los míos, cuando sintió que ya no me resistía fue aflojando el agarre de sus manos.

En aquel momento me dio por pensar en lo paradógico de las situaciones que estaba viviendo últimamente, había llegado a la casa de mis familiares temiendo su rechazo, y me encontraba que, en contadas horas, mi tío había robado mis besos y ahora lo mismo hacía mi primo.

El beso de Pablo no era tan pasional y fogoso como había sido el de Maty, pero si notaba cierto vehemente entusiasmo en el agitado movimiento de sus caderas, frotando su entrepierna con la mía. A través de las suaves telas de su pantaloncillo y mi calzoncillo sentía el calor y dureza de su polla rozándose sobre la mía tan dura como la suya, pero lo achaqué a las ganas de orinar que tenía.

En un momento que separó sus labios suspiré apenado.

Me meo Pablo, necesito ir al baño.

*

El largo y abundante chorro de orina que tiraba era observado por mi primo.

Sí que tenías ganas jajaja.

Sí, no veas, por poco mojo la cama. Ahora si no te importa me gustaría asearme para bajar.

Por mi puedes hacerlo, mientras te duchas hablamos.

Ehhhh? No lo podía creer, pretendía estar observándome mientras me duchaba.

Y de qué quieres hablar?

De muchas cosas, primero preguntarte si te ha gustado que te bese.

Jejeje, no ha estado mal, pero no me gusta que me besen sin permiso. Le observé como ponía cara de sorpresa, y sin más me quité el calzoncillo quedando desnudo a su vista. Pasé tras la mampara de cristal y abrí el agua de la ducha, al principio salía el agua muy fría poniéndome la piel chinita, pero enseguida tuve que mezclar el agua.

Cuando terminé le pedí una toalla, y al salir del recinto de ducha Pablo muy gentilmente me ayudó a secarme el cabello.

Intenté verme en el espejo cubierto de vaho, no lo conseguí y me volví hacía mi primo.

Tienes que prestarme unos calzoncillos, tampoco tengo repuesto. Le dije extendiendo las manos vacías.

Pablo abandonó el baño un minuto y cuando regresó me traía varios calzoncillos y un cepillo de tientes en su cápsula sin estrenar.

Escoge el que más te guste, de todas formas vas a estar guapo con cualquiera de ellos.

Escogí uno amarillo tipo slip sin pierna, y me lavé la boca, peinarme el cabello requirió más tiempo.

Bueno, listo para empezar una nueva jornada.

Le sonreí agradecido de verdad por toda su ayuda.

Creo que poco hemos hablado, no Pablo?

Mi tiempo lo he ganado contemplándote primito.

Jajaja. Adelante, suelta la lengua. Solté una risa alegre, de verdad que mi primo era muy cumplido y galante.

Creo que empezarás el curso en nuestro colegio.

Eso lo tiene que decidir mañana tu mamá.

Me gustaría que fuera así.

Ah, sí?, y por qué?

Me gustas Sebastián… Lo dijo con voz ahogada y lo miré, se había puesto intensamente rojo. Salí del baño y me encaminé a la cama para sentarme, él debía esperar que dijera algo sobre sus palabras.

No se por qué dices eso Pablo, los dos somos chicos. Y le hice un gesto señalándole mi entrepierna.

Joder!, ya lo se, pero tu me gustas mucho, quiero que seas mi novio… Se ponía más rojo si era posible porque se le veía como farolillo, y le noté como sus hermosos y azules ojos que se aguaban

Qué?… No me dio tiempo a continuar cuando ya le tenia cayendo encima de mi. En esta ocasión renuncié desde un principio a la lucha, permití que me besara toda la cara y lo que quisiera, era como un perrito lamiendo la cara de su dueño, sentía mucha ternura y me abracé rodeando su espalda con mis brazos pero sin responderle los besos.

Cálmate Pablo, venga deja que me levante, tenemos que bajar donde los demás… Sentí alguna lágrima mojando mi cara.

Estaba recobrando la calma tumbado sobre mi y yo acariciándole sus rubios rizos cuando la puerta se abrió.

A vosotros que os pasa?, es la hora de comer, pero que mariconadas son estas?

Augusto en bañador tenía la puerta abierta de par en par, a su lado la pequeña Celia reía, al parecer divertida por el espectáculo que les ofrecían dos chicos en ropas menores, entrelazados brazos y piernas sobre la cama tendidos.
Pablo saltó de la cama como un muelle y empezó a gritar a su hermano.

Qué, no sabes llamar antes de entrar?…, qué, no tienes educación, no te he dado permiso para irrumpir en mi cuarto como un mulo.

Era un puro contraste la escena, por un lado Pablo, rojo de furia que se abalanzaba hacía su hermano dando gritos, por otro la risa de Celia que subía de tono y no paraba, no pude evitar, a pesar de lo violento de la situación, acompañar a Celia en su risa, y a los segundos Augusto que nos secundaba, quedando el pobre Pablo sorprendido, mirando a unos y a otros y terminando contagiado riendo sin contenerse.

*

La diferencia entre la comida del sábado y del domingo consistía en que hoy las ensaladas proliferaban y se comía menos carne, tampoco se veían tantas botellas de cerveza y vino vacías, y aunque en las caras se notaba la falta de descanso la alegría era palpable.

En dos ocaciones crucé la mirada con Maty que rápidamente la desviaba, no sabía si mostrando arrepentimiento por lo sucedido, pero no se acercó para hablarme.

Después de la comida los invitados comenzaron a desfilar marchando para sus casas, en poco tiempo el bullicio había dado paso a la paz y entonces papá dijo que también nosotros partíamos.

Subí con Pablo para vestirme con mi ropa, había vuelto a ponerme otro bañador suyo y lo único que recogí fue mi calzoncillo que metí en un bolsillo del pantalón.

Te debo un slip. Le dije.

Puedes quedártelo. Respondió.

Miré a mi primo de hito en hito y él me mantuvo la mirado también muy fijo.

Oye Pablo, sobre lo de antes… Bueno que también tu me gustas mucho y eres muy atractivo, pero no piensas que somos muy jóvenes? Aún somos unos niños y quizá no sepamos lo que nos va bien. No te enfadas verdad?

Fui donde él y me tiré en sus brazos, Pablo me abrazaba tembloroso a la vez que me besaba la cabeza.

No tonto, no puedo enfadarme contigo, pero si quiero que entres en nuestro colegio y decirte que no renuncio a nada.

La despedida resultó más emotiva que la llegada, ya nos habíamos conocido y creo que todos me habían cogido cariño como yo a ellos, todos me abrazaron como despedida con dos diferencias, Maty se escabulló y evitó despedirse, Celia me comía a besos.

Los tíos se despidieron de mi hasta mañana, cuando me recibirían en el colegio para hacer mis pruebas de aptitud y pasar la revisión médica.

*
A la vuelta papá le dijo a Miguel que se encargara de llevarme al colegio y de recogerme porque él tenía asuntos que eran ineludibles para ese día.

Creo que Miguel no le había dicho nada a papá de como nos encontró a Maty y a mi en la cocina, estaba siendo muy discreto, yo lo prefería y ya buscaría el momento más indicado para hacérselo saber yo mismo, esa idea tenía en aquel momento.

Cuando llegamos a casa Angelo ya estaba trasteando en la cocina, papá preguntó si queríamos cenar y Miguel y yo dijimos que no, había sido mucho lo que comimos en la fiesta.

A la noche me llamó Jorge por teléfono, tuve que contarle con pelos y señales todo el fin de semana, salvo lo que pasó como Maty y Pablo.

Le escuché quejarse, que me había echado de menos y…, jejeje, pasó rápidamente a hablarme de como deseaba cogerme y lo que me haría cuando me tuviera a su lado, una conversación muy hot, bueno que terminé con sus palabras bien caliente, no veas como me puso la polla, toda dura a reventar, tuve que meterme los dedos bien rico y hacerme una buena paja, jajaja.

Tampoco se puso contento cuando le dije que al día siguiente a la mañana no podríamos encontrarnos para ir a la piscina.

*

Caí en un sueño profundo del que no recuerdo nada, hasta que Miguel me despertó para que me arreglara.

Papá ya se había marchado cuando bajé, desayuné y volví arriba para lavarme la boca, Miguel ya me esperaba con el coche en marcha a la puerta de casa.

Solo habíamos cambiado un saludo y cuando fue a mi habitación para despertarme no dijo una sola palabra.

Ibamos los dos en silencio y cuando llegábamos a la caseta de los guardias, a la puerta del edificio anexo donde ellos se cambian de ropa y tienen una oficina, estaba uno de sus coches con los que hacen el recorrido de vigilancia por la urbanización, dos guardias estaba a punto de meterse en él cuando Miguel les tocó la bocina y ellos se detuvieron esperando.

Miguel detuvo el coche y se bajó encaminándose hacía ellos, solo me dijo que tardaría un momento y que le esperase.

Estuvo hablando unas palabras con los dos y luego se apartó cogiendo del brazo a uno de ellos, era un chico que se le veía bastante joven, de unos 24 a 27 años, en cierto modo yo los miraba embobado, todos los guardias que estaba viendo estos días me parecían muy varoniles, con sus uniformes ajustados que se les notaban los cuerpos musculosos y en plena forma, para mi eran el espejo de la masculinidad, pero aquel chico que Miguel cogía del brazo destacaba entre los demás y hasta me recordaba haberle visto en otras ocasiones.

Miraba como Miguel le hablaba gesticulando, como si discutieran, luego apuntó al coche donde yo estaba esperando señalándome. Todo aquello me parecía algo extraño, pero a los dos minutos Miguel volvió y se le notaba enojado.

Ya sin hablar emprendimos la marcha, los dos silenciosos, yo pensando en esas pruebas que me harían, y si sería capaz de superarlas, y de repente Miguel puso la mano sobre mi rodilla, llevaba un pantalón corto que al sentarme se me había subido metiéndose la costura entre mis nalgas y dejando mis muslos a la vista, miré su mano que casi abarcaba el contorno de mi pierna, me dio un apretón y retiró la mano para hacer un cambio de velocidad.

Perdona que te haya dejado antes solo, pero tenía un recado urgente que dar. Sin saber el motivo cuando me sujeto la rodilla me había puesto a temblar.

Te veo nervioso Sebastian, no seré yo la causa?

No tiene nada que ver contigo, ahora solo pienso en las pruebas que me van a poner, pero quería darte las gracias por callar lo de la otra noche.

Jajaja, pues qué fue lo que pasó.

Lo que tu viste, como mi tío Maty me besaba.

Ahhh!, era por eso, pero solo fue un beso no? Los tíos a veces besan a sus sobrinos. No veo nada de malo en ello.

Me di cuenta de que me estaba bromeando y me puse a reír.

De todas formas gracias.

Sobre tus nervios…, creo que no tienes que preocuparte demasiado, eres un chico listo y espabilado, seguro que vas a conseguir lo que te propongas.

Cuando llegamos al colegio me di cuenta de lo grande que era, lo componían al menos siete edificios separados por jardines y praderas, pero a la vez unidos por pasarelas cubiertas y de suelos embaldosados, llegamos ante un edificio que se diferenciaba del resto, en un balcón de la fachada ondeaban las banderas y supuse que eran las oficinas de administración.

Miguel preguntó al conserje de la puerta por la directora doña Inés, nos hizo esperar unos minutos mientras llamaba por un teléfono, a los dos o tres minutos vimos venir a mi tía Inés, saludó a Miguel con una sonrisa lo mismo que hizo conmigo. Entonces me di cuenta de que la tía, por su cargo, quería guardar las distancias del protocolo. Miguel se despidió diciéndome que pasaría a recogerme hacia el medio día y me dejó solo con mi tía que a continuación me llevo a un despacho.

Me presentó ante una mujer entrada en años y le dijo que me llevara al aula de pruebas, luego se despidió diciendo que ya me vería más tarde cuando terminara todo.

Aquello era enorme y parecía desierto, en el camino solo pude ver alguna persona que saludan a la mujer que me acompañaba, hasta que llegamos a una sala donde estaban seis niños de diferentes edades, todos ellos entre los diez y catorce años, la señora me dijo que debía esperar allí hasta que me llamaran para la prueba, tomé asiento en una de las sillas vacías, los muchachos me miraban como yo a ellos, nos evaluábamos unos a otros, alguno me sonreía, otros aparaban la mirada, pensé que todos estábamos algo asustados.

Una señorita apareció por una puerta y llamó a dos de los chicos por sus nombres, eran los mayores y los hizo entrar con ella, inmediatamente de otra puerta un caballero me llamó a mi y a dos más, quedando solo el que parecía más pequeño.

El aula tendría unos veinticinco pequeños pupitres, nos repartió algo apartados pasando luego a distribuirnos unos papeles y tres bolígrafos a cada uno.

Creo que pudo pasar más de una hora cuando nos los recogió, sentía que había sido complicado pero tampoco estaba asustado ya que todo lo que pedían lo conocía, otra cosa sería si mis respuesta eran las correctas.

Cuando salimos la sala anterior estaba vacía, a los dos chicos que habían hecho el examen conmigo les dijo que esperaran un momento y a mi me pidió que le siguiera, el hombre andaba muy rápido, era alto y no sonreía demasiado, así que tenía que andar deprisa para seguirle, hasta llegar a una puerta con un cartel que indicaba: “Servicios Sanitarios”, llamó a la puerta y apareció un chico vestido con bata banca y una cruz azul bordada en el bolsillo superior.

El hombre alto se despidió y el joven enfermero o médico, llamó a otra puerta con los nudillos, al momento apareció el tío Guido vestido con la misma bata que el anterior. Me dirigió una breve mirada y le habló al otro.

La revisión va a llevarme un tiempo y es el único trabajo para hoy, puedes marchar y nos veremos mañana.

Como usted quiera doctor, pero si lo desea puedo quedarme hasta que termine.

Mi tío le miró con rostro grave.

No es necesario Mario, aquí el alumno es mi sobrino y la revisión quiero que sea exhaustiva y tranquila, vete a descansar que mañana si habrá bastante trabajo.

El joven, aunque obedecía, pensé que no lo hacía con muchas ganas. Ya se despidieron y mi tío me pasó al cuarto de donde había salido.

Estaba pintado de blanco, con mucha luz en el techo de tubos de neon, tenía una camilla cubierta por una sábana también blanca, un escritorio con cubierta acristalada, varias sillas metálicas, un armario lleno de frascos y utensilios además de un carrito con ruedas.

En aquel momento cambió la cara del tío Guido, dejó de mostrarse tan serio y me sonrió, se dirigió a la puerta que terminaba de cerrar y me sorprendió que le diera la vuelta al pestillo de seguridad dejándola cerrada e inaccesible.

Así es mejor para evitarnos sorpresas, me dijo esbozando una sonrisa, luego siguió: Bueno Sebastian, vamos a hacerte una pruebas para saber como te encuentras, no hay nada que deba inquietarte y será mejor que estemos en confianza, la revisión es protocolaria para cumplir el reglamente del centro y no debes preocuparte, si en algún momento te surgen dudas solo tienes que preguntarme, de acuerdo?

Sí doctor…

Jajaja, ahora no me llames doctor, estamos solos y somos familia, vale?

Sí tío, como usted diga.

Bien, de acuerdo, vete quitando la camisa y siéntate en aquella camilla. El tío se dirigió al carrito que contenía diversas cosas, cogió unos guantes de goma y se los puso, sentí un temblor al escuchar los chasquidos de la goma al meter sus manos.

Comenzó la revisión auscultando el pecho, la espalda, pasó a los oídos y la boca, los ojos, iba mirando meticulosamente cada rincón de mi anatomía, luego me mando bajar de la camilla para pesarme y medirme, hacerme caminar con los ojos cerrados, en fin un número sin fin de revisiones, creo que no dejo un centímetro de mi piel sin analizar y hacerme pruebas, formulándome preguntas de todo tipo, pasando a unos papeles las anotaciones que se le ocurrían.

Hasta que se dio por satisfecho, para entonces ya había más confianza entre nosotros, me explicaba algunas de la pruebas y se reía de mi ignorancia contagiándome la risa, pues entonces me miró muy serio.

Verás hijo, lo que viene ahora es bastante íntimo, debes tener confianza en mi y hacer lo que te diga sin cuestionarlo, piensa en que soy tu médico y lo que pida que hagas es por tu bien, estás de acuerdo?

Estoy tranquilo tío, no tienes que preocuparte. La verdad era que mis palabras no coincidían exactamente con lo que pensaba.

Bien, ahora te vas a desnudar por completo y vas a tumbarte en la camilla cara arriba, conforme?

Como vio que no me movía, me animó empujándome del hombro.

Venga hombre, no tengas miedo, estoy acostumbrado a ver chicos desnudos todos los días. Su sonrisa me animó y sin reparo me quité el pantalón, la ropa interior y los calcetines.

Muy bien, ves como no pasa nada, sube a la camilla.

Ahora el examen si resultaba íntimo, me hundía los dedos en el abdomen, separaba mis piernas y tocaba mis ingles, cuando cogió mis testículos no pude evitar dar un respingo que despertó en él una pequeña risa, todos sus toques los hacía con las manos enguantadas, todo ello muy profesional tengo que reconocer, pero sus constantes toqueteos en mis huevos y el pene hicieron que se me fuera poniendo dura, él actuaba como si nada fuera anormal, pero para mi si lo era, lo peor, o mejor, llegó minutos después.

Ya estamos acabando, ahora viene una prueba que puede ponerte nervioso, relájate y no pienses en nada. Vas a colocarte a cuatro patas, como perrito sobre la camilla.

Mientras yo obedecía muerto de vergüenza y rojo como un tomate, él arrastró el carrito con ruedas hasta la camilla.

Ahora tranquilo, si te sientes más cómodo puedes posar la cabeza y el pecho sobre la camilla, será mejor para lo que tengo que hacerte.

Volví a obedecerle, imaginé la postura, nada nuevo ya que había estado muchas veces así para que me dieran por el culo, pero ahora era distinto y delante de mi tío. Comencé a pensar que ahora mi tío se daría cuenta de que ya tenía estrenado el culo y eso me martirizaba, no sabía el motivo pero no quería que se diera cuenta, en ese momento me arrepentí de haberme abierto el culo la noche anterior metiéndome los dedos y abriéndome, pero ya esa hecho y no había remedio.

Sentí algo frío en mi ano y apreté el culo cerrándolo.

Relájate Sebastian, no quiero hacerte daño y necesito que te abras. Yo instintivamente cada vez que pasaba el dedo por mi ano haciendo círculos me encogía y lo cerraba más, de repente sentí una fuerte palmada en una nalga que me hizo levantar la cabeza y quejarme, inmediatamente volví a sentir lo mismo pero en la otra nalga, y a la vez como su dedo entraba por mi ano.

Ufff! Tío me has hecho daño.

No te quejes que no ha sido para tanto, además tu me has obligado por no obedecer, te dije que te relajaras no que cerraras el culo.

Dejó el dedo quieto un momento, lo sentía al apretar el culo como un pequeño pene, más gordo que mi dedo, luego empezó a darle vueltas con suavidad. Mi tío si sabía como acariciar un culo, era divino el gusto que me daba, metió más el dedo y sentía como se movía dentro tocándome las paredes del recto hasta llegar a lo que supuse era mi próstata, ahí sentía como corrientazos, de mi pene comenzaron a salir hilos de secreción seminal sin parar, me moría del apuro, él lo debió de notar.

Eso es normal sobrino, no te preocupes si te salen las secreciones.

Entonces y de repente con la mano izquierda empezó a sopesarme y acariciar mis huevos, cogía mi polla y la exprimía como a una teta de vaca, ya que para entonces no la tenía bien dura, a la vez sus toques de dedo en mi próstata se intensificaron. Sentía que iba a eyacular de inmediato y le avisé.

Me voy a correr tío, me corro ahhhh tío…

Deja salir todo de ti Sebastian, no te contengas.

Seguían saliendo chorros de esperma por mi polla y mi tío no dejaba de darme por el culo con su dedo y de ordeñarme la polla, hasta que paró con su mano izquierda y fue sacando lentamente el dedo de mi culo.

Bien, acabamos, ahí tienes papel para limpiarte y ya puedes vestirte.

Me tiré rápidamente saltando de la camilla, lo había dejado todo perdido de semen, largos regueros y coágulos cubrían la sábana que era impermeable. Mientras con rapidez me vestía vi que mi tío recogía con una pequeña espátula algo de mi semen y lo podía en un frasquito.

Se quitó los guantes tirándolos a una papelera y se sentó en la mesa volviendo a escribir notas en sus papeles, al terminar me miró y yo apenas lo miraba.

Siéntate Sebastian. Me senté enfrente de él, elevaba la cabeza para mirarlo de vez en cuando mientras él leía sus notas.

Primero debo decirte que estas muy sano…, y deja de avergonzarte, que un hombre eyacule no es tan malo, sobre todo si es para la ciencia jajaja.

Segundo, he podido comprobar que eres sumamente sensible en ciertas partes de tu cuerpo, espero que eso te ayude a ser feliz en tu vida sexual. De pronto me miró, vi sus hermosos ojos azules fijos en mi.

Mira hijo, en las practicas sexuales no hay nada malo, cada uno sentimos diferente el amor y el sexo y pienso que ya eres mayor para hablar de ciertas cosas. Si piensas continuar dando el culo deberás seguir ciertas pautas de sanidad y limpieza.

El tío Guido me había pillado, sabía que entregaba el culo, y de repente dejé de sentir vergüenza ante él.

Quieres que hablemos de ello o prefieres hablarlo con tu papá? No lo pensé dos veces.

Creo que prefiero hablarlo contigo tío.

La charla duró casi una hora, resultaba entretenida y clarificadora, daba gusto escucharle, me hizo multitud de preguntas a las que respondía sin cortarme, a veces nos reíamos por sus ocurrencias, también me dio consejos sobre los cuidados de mi cuerpo, y pensé que mis primos tenían suerte de tener un padre así, aunque tampoco yo estaba descontento del mío.

Él mismo me llevó al despacho de mi tía, que al preguntarle por el resultado, solo juntó los dedos pulgar e indice diciéndole que Ok. No fueron tan satisfactorias las noticias que me tenía mi tía sobre mis resultados curriculares, en ciencias había podido llega al aprobado raspado, para integrarme en el curso que me correspondía por mi edad tendría que tomar alguna clases particular, pero que no debía preocuparme y que todo eso lo hablaría con papá. El resultado, al fin y al cabo, era que había sido admitido y comenzaría el nuevo curso en aquel colegio.

No estaba mal lo que aquel día había conseguido, por eso saltaba de felicidad cuando Miguel pasó a recogerme.

*
Aquel día comí solo, Miguel tuvo que marchar al trabajo después de dejarme en casa, pero llamé a Jorge para decirle que la tarde la tenía libre para estar con él.
Había terminado de comer y subido a la habitación para lavarme cuando ya tenía a Jorge en la puerta de mi casa.

No quiso que le explicara nada, cuando entró en mi habitación me cogió en sus brazos y me dio un beso de película, para después empujar de mis hombros y arrodillarme, ahí comencé mi faena, hizo que le chupara la verga y los huevos y que le pusiera mucha saliva en ella.

Me llevó desnudándome hasta el borde de la cama y me tiró boca abajo, me abrió de piernas y comenzó a comerme el culo, metiéndome la lengua todo lo que podía y haciéndome gemir como todo un puto al que le hacen la cola.

Ya te dije que te iba a coger y voy a cumplir mi palabra, verás como te la voy a dar por tu culito.

Yo le movía el culo provocándole.

Vale papito, pero no vayas a rompérmelo jejeje.

Eso le puso a Jorge más cachondo aún de lo que estaba, me agarró las nalgas y me dio un mordisquito en una de ellas, yo grité con voz fina.

Ay, ay, ay papi, morder no vale.

Me dio la vuelta y cogiéndome la cabeza me metió la polla en la boca, cuando podía dejaba escuchar mis gemidos al degustar goloso su preciosa polla, él al escucharme empujaba para meterme más.

Hubo un momento que me la saqué.

Me duele bruto, la tienes muy gorda, ohhh, ohhh, espera, espera. Le pedía para que me dejara hacerlo a mi manera.

Volvió a darme la vuelta y se montó sobre mi espalda, aquello que nos llevábamos más parecía una pelea que un acto de amor o sexo, ya chorreábamos sudor, mientras me montaba su polla sola encontró mi hueco y de un empujón me metió la cabeza.

Ahhhhh, ahhhh, eres un bestia, no seas tan bruto. Pero la verdad que me gustaba mucho como me dominaba.

Me dio otra embestida y me entró casi toda, se movía buscando un ángulo mejor para meterla y cuando pensó que le había encontrado empujó hasta que me metió su verga hasta los huevos.

Estuvo empujando unos segundos hasta que se dio cuenta de que no tenia más polla que meter en mi culito, se puso a inspeccionar la unión de mi culo y su verga para pasar a entrelazarme las manos y clavarme repetidas veces, yo me abrí más de piernas para facilitarle la cogida.

Era muy rico sentir su polla salir y entrar en mi culo, ahora cuando me azotaba la próstata sabía, por lo que me dijo mi tío, que posiblemente tuviera un orgasmo sin necesidad de masturbarme, Jorge estaba muy violento y eso me mataba de gusto.

Pero aquello no duró mucho, comenzó a respirar fuerte en mi oreja y a correrse dando gritos, le sentía como me llena de esperma, era una fuente que no cesaba de disparar andanadas de semen en mi interior, gemía muy fuerte para ir rebajando los gemidos lentamente, cuando ya había acabado de tirarme toda su leche me acomodó colocándome de costado sin sacar su polla de mi culo, me pasó un brazo por el pecho y el otro por mi vientre y comenzó a follarme de nuevo.

Sus nuevos movimientos hacían que mi polla estuviera muy dura, así me la estuvo dando unos minutos y volvió a moverme montándose otra vez sobre mi y continuando cogiéndome con ganas, sentía como me entraba hasta el fondo, se sujetó en mi hombros dándome sin miramientos y ahí si que grité sin poder contenerme.

Me viene Jorge, me viene, no pares ahora…

Sin tocarme comencé a descargar la leche sobre la cama.

Ay, ay, ay Jorge, ay que rico, sigue, dame ahhhh…

Y de verdad no paraba, su polla seguía tan dura y poderosa como al principio, ahí se levantó un poco arrastrándome hasta el borde de la cama y él se quedo de pie tras de mi para seguir culeándome con rabia, y por último me clavó volviendo a correrse por segunda vez sin sacarla de mi culo.

Sentía mi culo lleno de semen, habían sido dos grandes descargas las que me había metido, me había dejado bien preñado de esperma.

Jorge, tengo que ir al baño o exploto.

Entonces me la sacó y salí corriendo para el baño, comenzaba a salirse el semen que me había echado.

jaime.iriarte92@gmail.com

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