Era un niño tímido, delgado, pelo negro, colocho, moreno, con 11 años le había dicho a mi madre que quería aprender a nadar así que me inscribió a clases de natación, las cuales eran 3 veces por semana, llegue a mi primer clase y conocí a mi profesor un hombre de 25-30 años, llamado Fernando, tenía un cuerpo de ensueño, media como 1.
80 cm. (supongo porque era más alto que mi padre), moreno claro, pelo liso, con su abdomen marcado y también tenía marcada la V, lo cual me encantaba, con brazos gruesos, fuertes, era muy guapo, de milagro no se dio cuenta mi madre de lo embobado que estaba viéndole, el solo me volteo a ver y me sonrió y yo le devolví el gesto, sonrojándome.


Pasaron las clases, y yo siempre me quedaba embobado viéndole, miraba sus piernas, su abdomen marcado y su bulto que se dibujaba en la calzoneta que usaba, era lampiño de todo su cuerpo, varias veces me sorprendió viéndole, yo solo veía a otro lado y me sonrojaba, me hacía él que no aprendía rápido para que él se me acercara a corregirme, me gustaba cuando delicadamente acariciaba mi cuerpo corrigiendo mis movimientos, tenerlo tan cerca me ponía muy nervioso, terminaba sonrojado, más aun cuando a veces quedábamos cara a cara, podía ver su bello rostro, tenía ojos café claro, una sonrisa que enamoraba, casi siempre no ponía atención a lo que me decía, por estar viéndole fijamente, me decía que era un niño muy distraído, si supiera porque era mi distracción, o tal vez ya se había dado cuenta, siempre terminaba ocultando las erecciones que me provocaba, aunque mi pene era pequeño por mi edad tenía 11 años media como 10-11 cm, era difícil ocultarlo con la calzoneta, cuando salía de la piscina solo me ponía las manos en medio y me corría mi pene a la izquierda, lo bueno es que la calzoneta me quedaba justa para poder hacerlo, pero igual era evidente, más de alguna vez se debió de dar cuenta él o alguien más de la clase.


Por él estaba disfrutando mucho ir a clases de natación, un día como a la cuarta clase, al finalizar esta, me llamo y me dijo que si quería aprender a acostarme sobre el agua, a lo que le conteste que sí, emocionado, todos habían salido de la piscina a bañarse para esperar que los vinieran a recoger, a mí siempre me iban a traer 10-15 minutos tarde, así que solo estábamos nosotros dos en la piscina, primero me enseño como lo hacia él, podía ver su bulto mientras estaba ahí acostado sobre el agua, admiraba todo su cuerpo, se incorporó, quitándome lo absorto y me tomo con sus brazos como cargándome y me dijo que me estirara y me relajara, que no tuviera miedo porque él iba a sostenerme, corrigió mi postura pasando sus manos suaves por toda mi espalda y piernas, ya ahí acostado, comenzó a subir su mano por mis piernas hasta llegar a mi culo y lo empujo corrigiendo mi postura, me dijo – así, levántalo, para que quedes recto, no te muevas, relájate – la verdad estaba muy nervioso porque estaba ahí tan cerca de mí, sosteniéndome y con su mano en mi culo, ya no la quito, y pude sentir como comenzó a mover sus dedos, acariciando mis nalguitas, me pregunto si me gustaba, le dije que – ¡sí! -, aunque no sabía a qué se refería, a estar acostado sobre el agua o a sus caricias, en fin me gustaban las dos, estuve un rato así disfrutando de sus caricias en mi culito, hasta que recordé que ya tenía una erección, la cual era evidente y la debió haber visto, me dio vergüenza, no sé porque, es que él me ponía muy nervioso, así que me reincorpore, y él me pregunto, preocupado, si estaba bien, yo le dije que sí, que iba a bañarme, salí de la piscina ocultando con mis manos mi erección y fui a bañarme, termine, me puse mi ropa y salí, él todavía seguía en la piscina, me despidió con la mano, le regrese el gesto diciéndole – ¡Hasta luego, Profe! – y espere a que llegaran a traerme.


La clase siguiente, el profesor Fernando, parado en la recepción, me dijo que pasara y me cambiara para la clase, le dijo a mi madre si podían hablar, empezó la clase normal y prosiguió, al finalizar me dijo que mi madre le había dicho que iba a pasar una hora tarde a traerme, y que aprovechando si quería seguir practicando lo de acostarse en el agua, le dije que sí, emocionado, la verdad quería volver a estar ahí cerca de él y que me tocara otra vez; Hizo lo mismo que la clase anterior, coloco su mano en mi culo y lo comenzó a acariciar, solo que ahora se acercó a mi oído y me dijo – Tranquilo, relájate, no pienses en nada, disfruta del agua, siéntela, déjate llevar – su voz suave, pero varonil, me erizo, hice lo que me pidió, él seguía acariciando mi culo, de repente siento como su mano comenzó a entrar debajo de mi calzoneta, delicadamente, sus dedos pasaban por mis nalguitas, entre ellas, su dedo las separaba y llegaba a mi ano, lo acariciaba, presionaba, se sentía increíble, estaba concentrado en lo que me hacía, la sensación del agua, su mano tocándome, estaba muy excitado, me erizaba toda la piel, estuvo un rato así, hasta que me dijo susurrándome al oído – Vamos, vamos a bañarnos – reaccione, sonrojado, me incorpore, me ayudo a salir de la piscina poniendo sus dos manos en mi culo, hasta se me había olvidado la tremenda erección que tenía, voltee y lo veo salir, mojado, con eso cuerpo tan lindo que tenía y ahí pude ver que tenía una erección, se notaba mucho, se marcaba toda la extensión de su pene en la calzoneta por lo mojado de esta, lo tenía tirado hacia mi derecha, que quede viendo fijamente su pene, oculto debajo de aquella calzoneta, esta le apretaba mucho más por la erección que tenía.


Me tomo de la mano y nos fuimos en dirección a la duchas, al llegar, me sobo mi pelo y me dijo que me bañara, seguido de una nalgada, sonrojado, lo volteo a ver y le sonrió y él me sonríe, enciendo la regadera, él llega, se agacha a la altura de mi cara, me toma de una mejilla con su mano y me dice – Sabes, eres un niño muy lindo – baje la cabeza, la cara me hervía de lo sonrojado que estaba, me dio un beso tiernamente en la cabeza, el agua seguía cayendo, subí la mirada, para ver cómo se quitaba su calzoneta, su pene salto enfrente de mí, lo tenía circuncidado, con su cabeza rosada, media como 17-18 cm, estaba rasurado, su abdomen, pelvis y piernas no tenían ni un solo vello, me encantaba lo marcado que tenía la V en su cuerpo, ver como el agua caía y resbala por su cuerpo era increíble, me tomo de la mano, se recostó sobre la pared y me dijo – ¿Te gusta? – asentí con la cabeza, y me dijo que lo agarrara, lo que hice, lo tome con la mano derecha y lo comencé a masturbar, bajaba y subía mi mano por su pene mojado, no aguante más y me lo lleve a la boca, ya quería probar el pene del profesor Fernando, que me tenía enamorado, lo comencé a chupar, tenía un sabor diferente.

supongo ahora por el agua de la piscina, en fin, pero quería seguir chupando, se sentía muy caliente y duro, chupaba su cabeza rosada, le pasaba mi lengua, lamia desde la base hasta la cabeza, me lo volvía a meter a la boca, succionaba, el gemía, acariciaba mi pelo, empujaba mi cabeza para meter más su pene, llegaba hasta el fondo, me daban arcadas, me retiraba, volvía empujar hasta el fondo, mi garganta lo sentía, volvían las arcadas, inundaban mi boca de saliva, su pene la recogía, escurría por mi saliva, seguía chupando, mi manos acariciaban sus piernas gruesas, fuertes, lampiñas, subían y bajaban, sentían a aquel hombre, mientras mi boca seguía albergando su rico pene, el cual estaba muy caliente, su dureza me excitaba, sus gemidos de hombre me ponían a mil, me empecinaba más, lleve mis manos a su abdomen, lo acariciaba, sentía sus músculos marcados, me excitaba, seguía con su pene en mi boca, chupando, succionando, mi manos acariciando, sus manos acariciándome, comencé a sentir como le salía liquido pre-seminal, mi boca lo sentía, lo saboreaba, sabor agrio salado, me lo tragaba, seguía disfrutando, mientras el agua caía en mi espalda y culo, resbalando por mis piernas, cayendo al piso, seguí, aferraba con mi mano su pene duro, caliente, mi boca chupaba su cabeza, la inundaba con mi saliva, la presionaba con mis labios, salía más líquido, lo saboreaba, me lo tragaba, lo masturbaba con mi mano, en mi boca su cabeza, la succionaba, él gemía, acariciaba y daba suaves jalones a mi pelo, me volvía a empujar la cabeza para que llegara a mi garganta, topaba, lo sacaba y de nuevo empujaba, mis manos volvía a acariciar aquel cuerpo escultural, baje una para sentir sus huevos, se sentían grandes, duros, apenas me cabía uno en mi pequeña mano.
Mi boca chupando, mi mano acariciando su abdomen y la otra acariciando sus huevos, era muy rico todo aquello.


Mi profesor Fernando me encantaba y él estaba disfrutando la mamada que le estaba dando aquel niño de 11 años, yo, no quería dejar de chupar aquel pene tan rico, seguimos un rato así, hasta que me para y me da vuelta, me dobla, coloco mis manos en las rodillas sosteniéndome, el agua caía en mi cabeza y espalda, el dobla sus rodillas para que su pene quede a la altura de mi culo, su pene mojado por el agua, saliva y su líquido, lo frota entre mis nalgas, subía y bajaba, las separaba con su pene, sus manos suaves acariciaban, resbalaban por el agua que me caía, por mi espalda y cintura las pasaba, sentir sus manos frotándome me erizaba, mis piernas temblaban al sentir su pene frotando mi culo; Me dijo – Tranquilo, lo que te voy hacer te va a doler un poco al principio, si – en mi cabeza me reí, si tú supieras, pensé, debió a verse dado cuenta con la mamada pero en fin, solo asentí con la cabeza, comenzó a presionar mi ano, introduciendo su pene, metió su cabeza, yo gemí, me moví inconsciente hacia él, metiéndome más su pene, él me termino de jalar por la cintura, hasta que su pene entro todo, sentí su cuerpo lampiño, musculoso, mojado, chocar con mis nalguitas desnudas, mojadas, gemí más, con su manos en mi cintura comenzó a menear mi cuerpo hacia adelante y hacia atrás, metiendo y sacando su pene, sentía como entraba y salía de mi culo, como resbala su pene entrando, abriéndose camino dentro de mí, resbalando hacia fuera, cerrándome y volviéndome abrir cuando lo volvía a meter, mi cuerpo temblaba, esta excitado, me enloquecía que mi profesor Fernando me estuviera cogiendo, aquel hombre tan guapo, lo oía gemir, yo gemía con él, entraba y salía, lo metía y sacaba, apretaba mi cintura moviéndome, bajo el ritmo un momento, se movió un poco hacia adelante, el comenzó a moverse, aumento el ritmo, me lo sacaba y metía, su cuerpo chocaba con el mío, gemía de placer, excitación, gemía por la sensación de sentir su pene salir y entrar en mí, gemía más alto, la regadera seguía encendida, sentía como el agua caía en mi espalda, resbalando por ella, llegando a mi nalgas, resbalando entre ellas, cayendo al piso, mientras aquel pene entraba y salía, el resto del agua que caía resbalaba por todo el contorno de mis brazos y piernas llegando a mis pies luego al piso, sentir el agua resbalar por mí, mientras su pene resbalaba dentro de mí, una sensación indescriptible, me llevo al éxtasis total, jamás me había sentido tan excitado, no quería que acabara, oía nuestros cuerpos mojados chocar entre sí, sentía el choque de su pelvis en mis nalgas, en medio el agua, provocando más sonido, que se mezclaba con el sonido del agua cayendo, los gemidos, seguía su pene entrando, rozando mis paredes interiores, abriéndose paso, saliendo, su mano en mi cintura, la otra en mi hombro, metiendo y sacando con fuerza, yo respiraba muy agitado, me quedaba sin aliento, hacia respiraciones hondas, apretaba fuertemente con mis manos las rodillas de mis piernas temblorosas.


Se detuvo, me dijo que me volteara, lo vi, admire su cuerpo marcado, su pene erecto, duro, me toma de la cintura y me carga, me dice – Abraza mi cuello y pasa tus piernas por mi cintura – pone sus dos manos en mi culo; Tenía mi cara enfrente de la suya, me sonrojo, que guapo era, me besa, lo beso, nos besamos apasionados, mientras el agua caía encima de nosotros, se separa, pega mi espalda a la pared y me lo vuelve a meter todo, grite gimiendo, él sonrió, me dio un beso tierno y aumento el ritmo, me lo metía y sacaba rápidamente, lo tenía enfrente, baje la mirada admirando su abdomen marcado, su V marcaba, su cintura rodeada por mis piernas, su cuerpo moviéndose, podía ver su cara de excitación y él la mía, luego pone su cara a la par mía, su mejilla rosando con la mía, me gemía en el oído, y yo le gemía en el suyo, me mataba oír esos gemidos de hombre, su respiración agitada en mi cuello, me decía – ¡Te gusta! – Yo le respondía – ¡Sí! –, aumentaba su ritmo, me lo metía y sacaba con más fuerza, sus manos apretaban con fuerza mis nalguitas, mis brazos lo apretaban fuerte de su cuello, gemíamos más y más, estuvo un buen rato así, cogiéndome, se sentía diferente como entraba y salía su pene de mí en esa posición, mi culo seguía disfrutando de su pene caliente y duro, yo apretaba mi ano para sentirlo más, para sentir cada centímetro como entraba y salía, para sentir como se abría camino dentro de mí, ya casi no tenía aliento pero no quería que parara, disfrutaba mucho que me estuviera cogiendo, siguió así, hasta que aumento el ritmo, más y más, gemía, resoplaba, apretaba más mi culo, sus manos apretando mis nalgas con más fuerza, hasta que me la metió de un golpe, me apretó hacia él, gimió fuertemente, sentía su cuerpo contraerse y sentí como su pene expulsaba su semen espeso, caliente dentro de mí culo, ahogándolo, llenándome, me respiraba hondo en mi cuello, como exhausto, seguía brotando semen, tenía mucho, podía sentir como su pene se contraía dentro de mi ano, temblando, caliente, expulsando todo lo que tenía, pude sentir como se le iba bajando su erección ahí dentro de mí, me levanta un poco para sacarlo y me baja, veo su pene ya flácido, lleno de semen; Pude sentir como su semen caliente iba saliendo de mi culo, apretaba para que saliera más, resbala por mis piernas, le veo su cara, me sonríe, le devuelvo el gesto, se coloca bajo la regadera para bañarse, yo admirándolo, me gustaba mucho.


Su semen seguía saliendo de mí, cuando se pone shampoo en el pelo, llevo mi mano hacia mi pierna donde estaba resbalando un poco de su semen y me lo llevo a la boca, tenía curiosidad de saber cómo sabía su semen, tenía un sabor raro, principal agrio salado, ahora supongo que era por la mezcla del agua y estar dentro de mí, en fin, me lleve como tres pocos a la boca y me los comí, mientras él se duchaba; Termino y ahora era mi turno de bañarme.


Cuando termine él ya se había vestido, y solo se quedó viendo ahí como me vestía y antes de salir me dio un beso en la cabeza, acariciando mi mejilla, me dijo – Por favor no vayas a decir nada a nadie, sí, me lo prometes – a lo que le conteste – Se lo prometo profe, yo nunca digo nada, lo veo pasado mañana, adiós – y me fui a esperar a que me fuera a recoger mi madre que llego como a los 10 minutos.


Esa fue mi experiencia con el profesor Fernando en las clases de natación, se repitió las 5-6 clases siguientes que quedaban, mi profesor le había dicho a mi madre que las clases iban a durar una hora más conmigo para reforzarme ya que me “costaba” aprender, así siempre teníamos tiempo para lo nuestro en el resto de esas clases, la última clase, me beso varias veces muy apasionado antes de irme, sabía que probablemente no me iba a volver a ver, y así fue, una lástima.

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