Pablo, el culito que me traía loco Estaba cerrando el taller cuando apareció don William, un cliente de toda la vida que yo recuerde, desde que el taller lo llevaba mi padre. Llegaba acompañado por su hijo Pablo, un chaval de nos 18 años con cara de niño, ambos eran altos y corpulentos, el hijo […]
 
 
                         
         
         
         
         
         
         
         
         
        